Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

8

Shion estaba consciente que había un tema que tenía que tocar con su amigo desde el momento de Minos empezar a hablar. Ahora que efectivamente sabían que Aspros había informado al patriarca Sage los sucesos en su misión junto a la joven Chris, y este había resguardado esa información, era un momento que tenían que aprovechar. Para más de un asunto.

- Teneo, déjanos solos. - Sin objetar la mayor palabra el menor de los 3 asintió. Dohko hasta ese momento había tenido una expresión neutral concentrando su mente en ayudar a su amigo en obtener la información que necesitaban. Dejando eso de lado, el santo de libra concentro su atención en su amigo al este acercarse.

- ¿Qué piensas de esto Shion? Me llama la atención que al despertar la armadura haya tomado control de su conciencia pero ella fue capaz de controlarla, ignorado las cadenas que las órdenes de Hades suponían. Parece ser una chica fuerte para su corta edad. Digna de admirar a base de su voluntad. - Dejo saber lo que tenía en mente desde enterado mejor de la situación. Shion asintió. Pues era verdad. La armadura estaba sellaba dentro de ella, y ahora era un objeto de su total pertenecía y control.

- Es verdad. Aprovechando que Degel no está aun en el Santuario tengo pensando contactarlo, informándole de la situación que tenemos actualmente con Minos para pedirle que busque a la joven. Informarle a ella sobre la situación actual y ver si la podemos tener de aliada. No obstante yo quiero hablarte de otra cosa. Por eso le pedí a Teneo que se fuera. - Dohko no alcanzo a formular mayor palabra esperando a su amigo prosiguiera, torciendo un poco la mirada. Cambiando drásticamente cuando Shion paso sus manos por los mechones de su cabello ligeramente. - Con lo nuevo que tenemos, supongo que es momento de cerrar el tema del rosario.

- Ah... eso... - Suspiro. Dejando que su vista caiga al piso en una mirada totalmente apagada. Dejando salir los males que tenia guardados desde el final de la batalla. - Te voy a ser honesto que tengo sentimientos encontrados. Ya perdí a Tenma que era como mi hermano. No pude hacer nada más que aceptarlo, el lamento y llorar no lo traerá de vuelta, yo mismo fui quien lo traje al santuario, el peleo con su voluntad al tope como le enseñe. Ahora mi corazón late de forma que viviré siglos. - Se llevo la mano al pecho. Sintiendo tardíamente el latido de su pecho. Si esto le hubiera pasado en su juventud se preguntaría porque seguía vivo.

- Entiendo tus miedos. - Vivir a costa de ver morir a tus compañeros en tiempos de paz podía ser peor que verlos morir en guerra. - No tienes que decir nada más. - Le extendió sus brazos. Consolando a su compañero en un ligero abrazo, un gesto que Dohko acepto rápido. Suspirando pesadamente pero sin llegar a soltar lagrimas. - Asumo que no le has dicho a Hasgard sobre tus miedos. - Dohko negó. Apenas tuvo tiempo para reencontrarse con él, aun no se sentía listo para eso. Pero seguramente no tardaría.

- No le he dicho ni sobre el tema de ir a china con el rosario. Siento que si lo hago y me voy, será solo para escapar del dolor de la muerte. Cuando en realidad lo último que quiero es dejarlos solos y escapar como cobarde. - Se separo de su amigo. Pasando su mano pesadamente por su rostro buscando retomar su expresión tranquila, sonriendo casi a las fuerzas.

- No tienes que decir nada más. No te obligaría ni a irte ni aquedarte. - Dohko sonrió, pero genuinamente ahora. Shion sabía cómo lograr reconfortarlo, aunque sea medianamente. Era su amigo, y de no ser por haberse enamorado del toro seguramente estaría saliendo con Shion. Y como si le leyera la mente Shion volvió a hablar. - Por ahora, al menos dile a Hasgard como te sientes. Es tu amante después de todo.

- Lo hare borreguito. - Le guiño el ojo. Shion rio ligeramente complacido de ver a su compañero más tranquilo luego de haberse expresado.

----

Albafica se había concentrado en sus grandes y hermosos grupos rosas que adornaban su templo, perdido en recuerdos y pensamientos, relajándose en el proceso como era su intención.

Era solo el primer día con ese tipo metido allí en el Santuario, como estaba malsanamente obsesionado con él, Albafica no dudada que el tiempo que le quedada no lo dejaría tranquilo. No entendía que le pudo ver Minos para que en una pelea quedara con pegada al borde de sentirse en la obligación de alagarlo.

Y eso era algo que le molestaba. De todas formas, solo se dejo perder el tiempo en sí mismo a la espera que un tornado de caos cuya cara era la de un perro de pastor regresara al santuario.

- ¿Pero qué...? - Albafica quedo consternado cuando una marioneta quedo frente a él. Moviéndose de tan forma que parecía tener la intención de saludarlo. Poniéndose de rodillas y extendiendo su mano derecha a él. Sin perder el tiempo sus ojos buscaron el camino que tomada el hilo que lo sostenía, notando lo extraño del asunto al ver como los hilos se apoyaban en una diga en el techo para quedar frente a él, ocultando a su titiritero a sus espaldas. - ¿Minos?

De un momento a otro la marioneta fue jalada con brusquedad, manipulada con una profesionalidad inhumana para quedar una vez más parada magistralmente frente a quien la controlada. Inclinándose ante Albafica e invitándolo a venir con su brazo.

- ¿Te gusta? - Pregunto. Los hilos que desprendían las manos de Minos estaban atados a los trozos de madera que controlaban a la marioneta, soltándola para dejarla caer en su otra mano. Sosteniéndola de manera tradicional.

- No esperada que te aparecieras. - Fue honesto. El espectro dio un paso al frente acercándose al peli celeste que con algo de duda mirada a su invitado. - Eres bastante magistral en eso.

- Gracias. Desde temprana edad he usado marionetas, con práctica y un movimiento preciso y sutil basta para manipularlas a la perfección. Me encantan, a decir verdad. - Ensanchando una sonrisa movió su mano libre para liberar un hilo que arranco una rosa de los rosales tras Piscis, poniéndola en la mano de la marioneta y manipulándola para dársela a Albafica. - El hecho de tener la figura de una persona totalmente expuesta e indefensa, obligada a necesitar de mis órdenes para moverse, lo encuentro deleitable desde pequeño. - Albafica torció un la mirada, adoptando una posición a la defensiva tras esa declaración, encontrándose bastante incomodo rápidamente debido a las implicaciones que tenia.

Desde niño Minos estaba loco entonces.

- Conociendo tu historial, no sé porque no me sorprende oírte declarar algo tan retorcido como eso. - Soltando una ligera carcajada el peliblanco respondió con ironía.

- Digamos que el destino fue adecuado conmigo al regalarme el puesto de juez de los infiernos. Conozco bien lo podrido del alma humana, y la mía propia. - Declaro. Alzando su mano para mover la marioneta en sus manos, dejándola a la altura del Santo de Piscis. - Pero no tienes que preocuparte ni ponerte a la defensiva. No muerdo ni te hare nada. - Moviendo los dedos, logro que la marioneta sujete a Albafica del rostro para besar su mejilla por unos segundos antes de volver a retraer su mano. - Creo que nunca le tuve tanta envidia a un pedazo de madera. - Rio.

- Cambiando de tema. - Esa acción dejo un sentimiento extraño en el Santo de Piscis. No era la primera vez que residía besos, cavia recalcar. Esta acción no la sintió desagradable, pero tampoco fue algo que pudo decir que le había gustado. Aun tenía esa incomodidad dentro. - ¿Dónde están mis compañeros? Raro verte aquí y con esta cosa cuando ellos 3 estaban contigo. ¿Dónde la sacaste?

- Tauro, Leo y Cáncer están en sus templos. Regresamos de comer en el pueblo hace un rato, es... Desagradablemente tranquilo.

- Que se quede así. - Advirtió.

- Calma. - Se hizo el desentendido. - Sobre esto. La compre en el pueblo, traje suficiente dinero para estos días. Un vendedor la tenía y ya la reclame al verla.

- ¿Segura que no la robaste? - Escéptico mirada más detalladamente el objeto en las manos del contrario. Albafica nunca llego a ver una marioneta antes, pareciéndole ligeramente tétrica la que tenia Minos.

- Estaba con tus amigos, no hubiera podido aunque quisiera. Para mi suerte, el amable hombre solo necesito que lo dijera una vez y me la entrego. - Literalmente le ordeno sin algún tipo de tacto, firme y rápido que se le entregara. Dejando 3 pares de ojos para nada complacidos por esa actitud tan prepotente creyéndose superior, siendo su suerte que si la estaba vendiendo accediendo rápido a dársela. De no haber sido el caso, hubiera tenido un disturbio en plena calle. - ¿No te parece una belleza? Parece hecha de buen material, así que durara un buen tiempo en manos de un artista callejero, el único defecto es que se nota que ha acumulado polvo.

- Sabes mucho de ellas. - Era raro notar ese cambio de semblante. Como si Minos se hubiera relajado mientras le hablada en una extraña fascinación sobre su descubrimiento. No era para menos tampoco con lo ya dicho hace un momento. - Asumo que te vas a negar a dejarme solo. - Ironizo, a lo que el espectro asintió usando la marioneta en su mano. Acto que, contra lo que uno pensaría hizo reír al Santo dorado.

- Creo que me gusta verte sonreír. Te hace ver mejor. - Albafica no contesto ese coqueteo. Más bien se quedo pensando en cómo proseguir sus acciones, pues donde lo viera estaba en un jaque. Si Minos quería llevarse bien con él, vería hasta donde podía llegar. Suspirando y obligándose a bajar la guardia aprovechando que el espectro no quería atacarlo.

- Ahora que lo pienso. Desde que nos vimos en el bar has hablado sueltamente de experiencias que has tenido desde que eres joven; Tu pasado en otras palabras. Hay cosas que me llaman la atención. ¿Te molestaría hablarme de eso más detalladamente?

- Me halaga y encanta que te intereses tanto en mí persona tanto para indagar, pero no sé si es algo que desee compartir en este momento.

- ¿Puedo preguntar porque?

- Simple. Odio que me tengan lastima.

- Ni creas que te abrazare y tratare como niño mal herido solo porque tienes problemas mentales. Nadie aquí esta absortó de una vida difícil, pero ninguno mato por placer. - Minos rio fuerte como respuesta, antes de mover los ojos ligeramente meditando, hasta terminar aceptando.

- Perfecto, porque no hay historia que justifique ni explique mi ser, como me dijo tu amigo "Experto en el coqueteo" hace raro. Yo soy así porque así soy, es parte de mi encanto. 

- "Ese desgraciado" - Pensó Albafica sabiendo que así era su amigo. Desde conocerse tenía esa actitud, incluso llegando a coquetearle a él con claras intenciones gradadas en cada palabra. Suerte para él que Manigoldo era una persona que aceptada sus límites y el no, aunque no negada tampoco que esa fue el primer contacto que tuvo con el concepto "Relación" del cual desconocía bastante en ese momento de su juventud. - Ven, siéntate si vamos a hablar entonces. - Complacido por la cordialidad, el espectro lo siguió.

Sentándose frente a frente, sin barreras, sin defensas. Tratándose como iguales de ahora en adelante, haciendo caso omiso a su primer encuentro y estatus con sus respectivos dioses, por lo menos por un rato bajo un acuerdo mutuo. 

------------------

No estoy en contra del Manigoldo x Albafica, por eso los he llegado a insinuar, pero solo eso porque en si me aburre. Siento que solo los shippean por ser contrapartes del Afrodita x Deathmask... De hecho, siento esto de la mitad de Ships de los dorados. Me aburre esa manía de "este y este signo deben ser shippeados y si no lo haces estas cometiendo un delito" ¬¬#... 

Soy ManiReg shippeer forever. Que por cierto,  aprovecho para decir que pronto se viene su escena horny. 

Pero en fin. Admito que iba a poner la escena de Dohko y Hasgard pero preferí  cerrarlo en un final abierta porque si no seria cortar la tensión del momento >:).  Quien sabe, tal vez sirva para un aire fresco luego de lo que viene en el cap siguiente. >:3

¿Qué les pareció Minos con la marioneta? 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro