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19

Exaltando una exclamación el Santo de Acuario dejó el té en la mesa. Lo primero que hizo al regresar al santuario, además de presentarse con el patriarca fue ir directamente con Albafica. Su viejo amigo y compañero de conversaciones y ciertos debates. Albafica se encontraba concentrada en su escritorio haciendo gala de su pasatiempo favorito, cuando logró percibir al santo de acuario tras de él lentamente se volteó a él, sonriendo a su llegada recibiendolo alegremente. Mucho paso en su ausencia.

— ¿Minos genuinamente estuvo aquí...? De lo que me perdí. — Retomando su postura volvió a la mesa, sujetando su taza lentamente. — No esperaba encontrarme esto solo con unos meses fuera.

— Ni que lo menciones. — Degel apenas entró encontró a Albafica muy pensante. Se preguntaba si era por eso. — Fue una experiencia muy extraña convivir por tanto tiempo con él.

— Antes que nada debo decir que lamento ausentarme tanto. Con lo que pasó en BluuGrad, entenderás porque tomé la decisión de ayudar a mi tierra natal.

— No tienes que disculparte ni explicarme nada. Estás en tu derecho. Más si me sorprendió que cuando desperté no estabas.

— Fue muy repentino. Solo tome la decisión como lo requería en su momento. — La misma del acuario pareció nublarse al decir eso. Albafica entendía porque.

— ¿Piensas en él? — Con un ligero movimiento de cabeza, Degel se lo confirmó.

— No te negaré que me hubiera gustado que él me acompañará. Respeto sus decisiones claro, pero aveces me hubiera gustado cambiar las cosas. Su viva no fue simple, tal vez en la siguiente podamos vernos otra vez.

— ¿Murió? Nunca me lo presentaste. Me hubiera gustado conocerlo.

— Él era el hermano del Santo de Géminis. Por petición de él guardé lo nuestro el secreto pero siempre iba a pasar algún momento juntos. — Ante esa explicación Albafica parecía bastante estupefacto. — Creo que los 2 pudieron llevarse bien, ambos eran un poco ermitaños. — Ligeramente río, Albafica terminó apoyando su mano en su rostro, sonriendo ligeramente.

— Entiendo. Por cierto, ¿Vas a volver a BluuGrad?

— Es probable. BlueGrad y El Santuario siempre han sido aliados, me gustaría fortalecer eso tras lo pasado con Unity. — Tomando su taza de té el acuario se encogió de hombros tranquilamente. No sería la gran cosa para él. — Volviendo al tema, ¿Que tanto pasó entre Minos y todos los presentes? Convivir con tu enemigo debió ser complicado.

— Lo fue. — Suspiro, esos recuerdos estaban frescos pero sobre eso, estaban los que sí disfruto junto al espectro. — Extrañamente si logramos congeniar, tal vez, aunque tengo mis dudas, Minos no es tan malo. Por lo menos demostró ser honesto.

— Debió esforzarse mucho para que tú digas eso. Te conozco, sé que con una persona que fue tu enemigo debió pasar algo interesante para que digas eso. — Albafica decidió pasar por alto todos los coqueteos descarados del Albino por el tiempo que estuvieron juntos.

— Puede ser. La verdad, Minos me confunde un poco. Pero opte por darle el beneficio de la duda aún con mis problemas, no me decepciono, que es algo bueno. Falta que se mantenga así. Solo que, ya no puedo decir que si le tengo odio a rencor. Es raro para mi. — Haciendo una mueca por lo dicho de su propia boca hasta para Albafica era un poco difícil decir eso, Degel supo a qué se refería. — Más que nada hablamos mucho, y me llegó a contar cosas de él. Me hizo pensar bastante de cierta forma.

— En serio me perdí de mucho.

— Bueno, un poco de tu ayuda con él mal no me habría venido. — Rio. — Todos aquí tuvimos que convivir con él.

— Como era de esperarse. Al menos es buena señal que no hubo mayores destrozos y todo salió bien.

— Bueno, Manigoldo si tuvo una pelea con él.

— ¿Regulus se enteró? — Si iba a comparar a Manigoldo con Kardia, Degel no sabría decir cuál de los 2 era peor. Misma razón por la cuál él fue uno de los más sorprendidos con esa relación. En este momento ambos ya estaban finalizando las cosas para su viaje, enserio Regulus de forma inesperada logro atar a ese hombre elocuente.

— Parece ser que no. Cambiando de tema, he estado pensando en algo, para ser Santo de Piscis se tiene que tomar un alumno y hacer un ritual de sangre. Tome la decisión de no cumplirlo, quiero salir un poco del templo, le quiero pedir a Shion que me dé el consentimiento para ser yo el encargado de buscar a los próximos Santos y aspirantes.

— Es una decisión bastante drástica he de decir. — Empezó con eso. — Pero lo encuentro muy admirable de tu parte.

— Me costó tomar una decisión. No le he dicho nada a nadie, se que si le hubiera comentado algo a Manigoldo o Hasgard me hubieran alentado a hacerlo sin importar el cargo.  Aproveche que vendrías para hablarlo con alguien.

— Te felicito entonces. Porque no debió ser fácil luchar entre la lealtad y el deseo personal.

— Gracias. Le haré saber a Shion que he decidido está tarde.

______

Cómo bien le dijo a Degel esa misma tarde el Santo de Piscis portando su armadura de arrodilló frente a Shion informado de su decisión y solicitando que se le provea el permiso de ser quien busque a la próxima generación de Santos de Oro, plata y bronce. En primer momento Shion se encontró confundido pero rápidamente le sonrió a Piscis, aceptando sin ninguna objeción su petición. Shion había deseado desde hace años acercarse a Albafica y lograr sacarlo un poco de su soledad, para su desilusión estaba lejos de ser quien logró eso, y su fijación por el Santo de Piscis nada más que respeto era.

No obstante, verlo pidiéndole esto le alegró. Verlo tomando la decisión por su propia cuenta de salir de su prisión.

— Dame 3 y prometo darte una ruta de posibles futuros Saint según lo marcado en las estrellas.

— Prometo traer a uno por uno, no importa cuánto me tarde. Y prometo cuidar para que mi sangre no los comprometa.

— Se que lo haras.



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