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El resto del día en el Santuario siguió su curso normal, para sorpresa de Albafica, Minos cumplió su palabra comportándose con propiedad adecuadamente su tarde junto, diría que hasta fue bastante agradable tener una mejor cantidad de conversación en su templo una pequeña fracción, importándole extrañamente poco de quien se tratada su invitado.

No obstante, seguía atento a sus intenciones ocultas. Tras unos minutos ingreso Shion al templo de piscis sabiendo quien estaba con él, queriendo hacer su segundo interrogatorio al espectro siendo este el más sencillo ya que tenía más que ver con el lugar que había tomado para habitar, usando de punto base en la conversación lo que Albafica ya le había dejado en claro tras su misión.

- Ya le dije, si bien, si se practican actos de prostitución y no sé qué tanto cosa sexual más por su cantidad, no es culpa mía, los consumidores llevan usándolo como punto de encuentro hace años, incluso antes de que el dueño al que le robe el puesto empezara a trabajar allí. No puedo hacer mucho para frenarlo sería tratar de erradicar una peste que lleva allí por quien sabe cuántos años. - Encontrándose notoriamente fastidiado, peor que antes, solo apoyo su rostro en su puño torciendo la mirada. Esperada que Shion no le quisiera molestar por eso, ya estaba lo suficientemente cómodo allí como para tener un dolor de cabeza con pensar en cómo solucionar lo que era casi imposible.

- Te voy a pedir que no les llames "Consumidores" Pues se tratan de personas.

- Lamento que le moleste notar la suciedad humana. - Tajantemente le corto. - Muchos allí son de alta sociedad, supongo que por eso medios de jurisdicción no han hecho nada a pesar de que se encuentren en una área concurrida. Nada extraño según mi experiencia. - Se burlo, Shion torció ligeramente en inconformidad mientras extrañamente Albafica estaba callado, parecía tranquilo. Raro para la situación. Como no sabía que pensada le alentó a opinar.

- La verdad no sé qué decir, pero tengo una clara idea del tipo de personas que van allí. Solo interesados en el poder. Por eso no lo echaron a patadas de allí. - Recordando las palabras del ex dueño.

- Auch. - Se quejo el espectro, haciendo caso omiso Albafica volvió a hablar.

- No tengo experiencia en ese tipo de temas, pero si no se puede arreglar, al menos Minos debería prometer preocuparse por cuidar más de la integridad de las personas inocentes allí... - Cayendo en cuenta de lo que dijo sin tomarse tiempos de pensar se corrigió al recordar su tiempo allí. - De haberlos, aunque la idiotez de idolatrar a un patán como este solo por su poder ya es mucho de qué preocuparse. - Por lo dicho Shion rio a la par que Minos bufo.

- Se nota que el crustáceo es tu amigo, si tienes su misma irreverencia por momentos. - Haciéndose el indignado expreso. Pasando su mano por su cabello suspirando en frustración. - Bueno, si bien debes saber que si, si me preocupo por quienes "prestan sus servicios" - Lo dijo así por tener a Shion con sus ojos en su nuca. - Puedo asegurarme de mejorar bastante eso.

- Debo decir que esos temas son cosas con las que no suelo estar de acuerdo, pero al menos puedo aceptar esa idea. Solo te voy informando Minos que de ser ese el caso te tendremos vigilado. - Advirtió. Minos le chasqueo la lengua en poco, esta conversación no estaba siendo tan fastidiosa como la primera pero si la sentía bastante inoportuna, arruinando su tranquilidad.

- Y bueno, su ilustrísima. ¿Por cuánto tiempo más me tendrá a prueba? Casi es de noche y no tengo un lugar donde dormir.

- Te quedaras en uno de los cuartos que en templo del patriarca tiene disponibles, donde tanto yo como el resto de la orden disponible te podamos tener vigilado. Tu estancia aquí no pasara de la semana, entenderás el escepticismo que tenemos contigo. - Dicho esto, se separo para dejar a Minos y Albafica en busca de notificar al resto de la orden sobre esa decisión.

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En la noche, específicamente al cuarto que el Santo de cáncer ocupaba, Regulus de un momento a otro rodeo a Manigoldo con sus brazos de la espalda, ocupando un pequeño espacio en su espalda donde apoyo su rostro, sabiendo que Manigoldo no estaba dormido.

Ellos 2 habían sido los únicos en no regresar de inmediato al Santuario tras que Minos terminara habiéndolos dejado solos en medio de la calle haciendo caso omiso a sus palabras, Manigoldo solo se encogió de hombros queriendo centrar su atención en Regulus, despidiendo a su compañero con una pequeña seña entiendo este sus intenciones. Claramente teniendo sus discreciones ya que relaciones entre hombres eran bastante mal vista por una gran mayoría.

- Mani, he estado pensando en algo.

- ¿Pasa algo pequeño rey? Asumo debe ser serio.

- Para nada. Solo que noté lo fácil que te es contraatacar a Minos, no busques una pelea ¿Si?.- Pasando su mano por su nuca Manigoldo sonrió torcidamente al ver que fue capaz de presenciar su encuentro verdal contra Minos.

- Veo que te viste cuenta. - Rio sutil. - Me gusta que me cuides, pero no es necesario, no soy tan imprudente para buscarle pelea por contestarle.

- No eres imprudente pero te falta una pierda. - Señalo. - Solo no deseo verte ni tener que intervenir en una pelea entre tú y Minos. Sabes que no quiero tener más batallas. - Y como olvidarlo, apenas regreso de su batalla Regulus se aguantada para no llorar dejándose consolar por Manigoldo abrazado a él mientras acariciada su espalda, se había esforzado por sobrevivir y lo logro. Desde hace años era así, la muerte de su padre, de su tío, varios amigos, el sentir la angustia de estar solo y por último el simple confort de vivir tras acabada su lucha, ya sentía que estaba satisfecho para el resto de su vida al saber que lo que empezó antes de su nacimiento ya tenía fin.

Sin decir mayor palabra Manigoldo se volteo, apretando el cuerpo de Regulus entre sus brazos. Dejando que este juegue con sus dedos en el pecho de su camisa a la par que sus manos se aventuraban por la espalda de Regulus, mirándolo a los ojos tentado a ir por sus labios.

- ¿Y si ignoramos todo este conflicto y hacemos "Cosas indebidas"? - No le gustada ser tan mojigato por más que últimamente como una suerte de juego previo le gustada.

Ignorando eso, Regulus aprovecho que su mano aun estaba en la pecho de Manigoldo para quitarle la camisa sin mayores esfuerzos, seguido de esto aceptando la propuesta del mayor quito las sabanas de la cama dejándoles una mayor comodidad y espacio que requerían, bajando por el cuerpo de cáncer que aun se encontrada de costado en la cama, hasta el punto de su entrepierna, envolviendo su miembro en sus labios una vez lo tuvo fuera de los pantalones.

- Esa boquita... - Desde gemido hasta palabras con una ligera connotación obscena expreso cáncer. Acariciando el cabello de Regulus, solo necesito sentir su aliento cálido chocando en su piel para quedar lo suficiente erecto.

El cosquilleo que le provocaba el roce de los colmillos de Regulus siempre era una sensación extraña que terminaba provocándole espasmos, nunca espero que sus dientes sean tan pronunciados como para rozarlo así cada que su boca succionada sobre su pronunciada erección, y como era solo el movimiento de su boca no se cansaría rápido.

De un momento a otro, Manigoldo se movió, dejando a Regulus bajo su cuerpo sin separar su miembro de su boca, dejando inmóvil asestando a sujetar la cabera del contrario tras el abrupto cambio de posiciones donde casi sintió quedarse sin aire a la par de sentirse atrapado entre la cama y la cintura de su pareja. Por la pose en la que estaba sus piernas quedaron tendiendo de la cama, hasta el momento que Manigoldo se separo, parándose a un extremo de la cama, erecto y firme a la vista de Leo.

- Eres muy pillo, teniéndome desnudo pero tú con toda la ropa. - Recobrando una sonrisa tras recuperar la respiración, aceptando empezó a quitarse la ropa empezando por la camisa.

- Me lo hubieras dicho entonces. Aunque antes no te molestaba. - Imitando su gesto Manigoldo le ayudo quitando sus pantalones junto a la ropa interior. Acariciando su piel desde su pierna hasta su cara al tenerlo desnudo, brillando por a diferencia del resto de la orden tener la piel libre de alguna imperfección o cicatriz, terminando con su mano en su mentón buscando robarle un beso.

- Cierto, pero esas eran nuestras primeras veces. - Regulus fue el que termino completando su acercamiento, sujetando su rostro con ambas manos para besarle solo que esta vez envolviendo sus lenguas en un ritmo lento.

Al separar sus labios ninguno dijo la mayor la palabra, no las necesitaban solo terminaban intercambiando unos gestos para entender las intenciones del otro. Abriendo Regulus un espacio entre sus piernas donde Manigoldo trazo un camino donde empezó a introducir sus dedos dentro de él, solo durando unos segundos que bastaron para tenerlo lo suficiente preparado.

- Me encanta ver lo acostumbrado que estas. - Agachándose dejo un beso en ese punto entre los glúteos del Leo, abriendo sus piernas a la altura de sus hombros.

- Eso es culpa tuya. - No era del todo mentira. - Ven, hazte cargo de tus propuestas que te quiero dentro.

Sin perder el tiempo aprovechando la posición en la que estaban al borde de la cama, alineando su miembro a la altura de Regulus, penetrándolo lentamente hasta estar plenamente dentro de su pequeño rey, culminado en un gemido compartido.

Viendo que era un poco incomodo por la pose en la que tenían que estar para moverse, ya que Manigoldo tenía que ponerse de rodillas por la altura de la cama, sin previo aviso sujeto a Regulus para dejarlo en medio de la cama buscando mantener su miembro de dentro de él, asestando una embestida profunda una vez los 2 estuvieron sobre el centro la cama.

Las piernas de Regulus formaban un arco rodeando la cintura de su amante, aferrando sus manos a su espalda a cada golpe que del largo miembro del Santo de cáncer alrededor de su interior.

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A diferencia de los otros habitantes del Santuario que estaban en una cotidianidad tranquila en sus noches, sea con sus parejas o no. Minos no encontrada comodidad al tratar de dormir, llevando un rato mirando el techo de la habitación perdido en sus pensamientos, hasta tomarse el atrevimiento de permitiéndose tomar la libertad de salir de ese cuarto por unos segundos, total no era que se fueran a bar cuenta ni que fuera a hacer algo fuera de lo común.

Si bien estaba consciente que su posición actual era más cercana a la de un prisionero a quien buscaban probar su inocencia como posible criminal, no obstantes no se iba a permitir comportarse ni sentirse como uno, conteniendo un suspiro mientras se aventurada fuera del templo del patriarca, cómodo en la tranquilidad de la noche.

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Manigoldo y Regulus son la definición de pareja sana, sexo marrano. En fin escribiendo esto la diferencia de ambiente entre las escenas de Minos en contraposición a las de las otras 2 parejas, se nota cual es la pareja toxica (?)

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