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Que hermosa estabas, en ese bonito vestido blanco; mientras te veía caminar hacia el altar donde te estaba esperando. Lograste robarme el aliento apenas entraste.
No sé qué hubiese sido de mi, si tu no estabas aquí; brillando en mis momentos de oscuridad, sosteniéndome en los momentos que estuve a punto de caerme de rodillas, besándome para hacerme olvidar de un dolor pasajero.
Mi corazón no puede contener más amor de la que te expreso, puede llegar a explotar en cualquier momento; puede llegar a abrazarte y no sentir el tiempo pasar mientras está dentro de tí.
Que hermosa estabas, la noche que pude hacerte mía.
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