4.8.-La nueva reina.
La cita entre Albedo y Sacarosa comenzó en el parque, ambos caminaban uno al lado del otro, la muchacha se debatía si tomarlo de la mano, puesto que iban del brazo para que ella no se cayera si es que no veía alguna raíz o agujero en la tierra, era mejor tener sus precauciones.
Sin duda ese momento era para ella como estar en el cielo, las pláticas casuales respecto a la escuela eran la norma aquel rato, y tenía sentido, lo único que tenía importancia para ellos en ese momento eran los estudios, aparte de que por esa misma razón, la charla nunca se detuvo.
En mitad del parque, había un vendedor de helados, el que claro la muchacha no veía bien debido a su problema de lentes, así que solamente él la tomó del hombro.
-¿Te gusta el helado?
-Ehm...vaya pregunta, ¿a qué se debe?
-¿Quieres que te compre uno? Aparte podemos sentarnos en una de las bancas para seguir hablando.
-¿Dónde lo compraríamos? ¿Hay una heladería por aquí? -El muchacho rió.
-Creo que necesitas unos lentes de emergencia o de contacto, está frente a nosotros. -Conforme más se iban acercando, la muchacha finalmente vio a lo que Albedo se refería. Su sonrojo se hizo evidente, y más ahora por no tener lentes.
-M-me lo hubieras dicho de forma clara, ya sabes que la vista no es mi fuerte.
-Te lo recompensaré comprándotelo yo, ¿qué te parece? De hecho, ni siquiera sé cuál es tu sabor de helado favorito.
-El de cajeta, más que nada porque es muy dulce, y las cosas dulces me gustan mucho. -Sonrió ella, tragando saliva ya que se le estaba antojando de verdad.
Ambos pidieron, más que helados, paletas, y por suerte para Sacarosa, sí que había una de leche rellena con cajeta, lo que le causó un enorme gusto. Su contrario, al verlo más bien algo para quitarse la sed, se decantó por una de limón.
Sentados en las bancas del parque, ambos siguieron hablando de ciencias, más precisamente sobre los temas que veían en la escuela, a los que a la muchacha vaya que le gustaban al ser relacionados con la biología, que por supuesto que era una ciencia.
-Yo quisiera ser bióloga algún día...los animales me parecen tan tiernos, no solo los perros y los gatos, sino también las aves, las ardillas...aunque las ratas me dan cosa. -Ella tuvo un escalofrío.
-No te culpo, en realidad. A mi hermana Klee no le dan miedo, de hecho una vez en nuestro patio se coló una y quiso jugar con ella...la rata se fue de la casa ya que no soportaba lo ruda que es Klee al jugar. Por eso no tenemos gato, con ella es más que suficiente.
-¿No le dan miedo o asco?
-Su peluche favorito es un ratón, por eso le gustan. De cualquier manera...a mí me da cringe pensar tan siquiera tocar uno. De todos modos, si es que quieres ser bióloga, deberás tratar con ellos, no debes dejar que tus miedos te impidan avanzar en tu vida, te lo digo en serio, no como una frase motivacional barata y hueca.
-¿Qué mis miedos no me impidan avanzar...? -Esas palabras la dejaron pensando, en realidad tenía razón, siempre por su temor, las cosas no salían como deseaban. Cierta es la frase "la historia la escriben los vencedores" un cobarde nunca vencerá.
Siguieron con las pláticas de qué harían a futuro, por supuesto que Albedo se mantenía al margen, no tenía nada pensado, le veía poco sentido, si no es que ninguno, y claro, aunque uno sepa que vivirá muchos años, rara vez se pone a pensar qué hará de aquí a 10 años.
En cuanto regresaron a la realidad, el paseo continuó, lo ideal ahora era comer algo, para su suerte encontraron algo que podría ayudarles al ser una tienda de bocadillos, los que fácilmente podían comprarse al ser baratos y sabrosos, aparte de que ir caminando y comiendo no sonaba mal.
Sacarosa todavía podría tropezarse en alguna grieta del suelo, por lo mismo es que el muchacho decidió acompañarla. Ella, tomando muy en cuenta lo dicho por su enamorado, comenzaría con ligeras pedradas, las mismas que, para un chico como él serían imperceptibles, pero en el mal sentido de la palabra.
-Oy-oye...quizá no te lo había dicho pero...eres un chico muy guapo. -Sonrió ella, sonrojada.
-Oh, gracias. Y bueno...tú... -Al voltearla a ver, se centró en sus ojos, en su vida se había dado cuenta que tenía los ojos verdes, y de hecho de un tono muy hermoso, cosa que le causó mucha sorpresa. -No me había dado cuenta que tus ojos eran verdes...a pesar de que se ve claramente a través de los lentes, quizá el reflejo de los mismos me lo impedía.
El resultado fue contrario al que ella deseaba, pues la que terminó sonrojada fue ella, casi echando humo de las orejas, por lo que su contrario solo se rió.
-No me imagino tu reacción cuando alguien te diga que le gustas. Llamaste mucho la atención hoy, me pregunto si el lunes que traigas tus lentes será igual. De todos modos, ¿hacemos algo mañana? Esto fue más bien rápido.
-O-oh, sino tienes inconveniente, vaya que me gustaría, hoy fue un día muy lindo, aparte fuiste muy amable y atento. En realidad no sé si llegaré a comer a mi casa.
-Vamos, solo fue una paleta y un sándwich, no es gran cosa. ¿Entonces todo bien? ¿No fui muy aburrido?
-Hablamos de nuestros temas favoritos, fue un rato agradable, no me quejo para nada.
-Todavía no sé muy bien qué hablar con Mona. No sé de astronomía, ¿ciencias le gustará?
Ella, ya más bien enfada de ese tema que triste, apretó el puño de forma disimulada, llevándolo a su espalda.
-No lo sé, Albedo. No sé qué le guste a Mona, pregúntale directamente a ella. -La chica se sorprendió, nunca había tomado valor para hablarle así a alguien, y mucho menos al chico del que estaba enamorada, eso indicaba algo...su paciencia no era infinita.
De todos modos, no lo dijo con un tono molesto o sarcástico, por lo mismo es que el muchacho solo se llevó una mano a la nuca.
-Me gustaría, pero solo puedo indagar. Una de sus amigas me comentó que le gusta la astrología, ¿sabes algo del tema que puedas decirme?
-Y-yo... -Volvía a ser la misma de siempre. -No lo sé, en realidad. No son temas de mi interés en particular. Investigar en alguna revista de esos temas sería una buena idea.
-Sí, es cierto... -Sonrió él. -Vaya, que distraído soy, tengo las obviedades frente a mí y no me doy cuenta.
-Lo he notado muchas veces. -Suspiró ella. Nunca se había percatado de sus indirectas. Todo el mundo menos Albedo sabía que lo amaba.
Llegando a casa, ambos se despidieron, ella le dio un beso en la mejilla, pero ahora de forma diferente, tratando de transmitir sus sentimientos en el mismo, cosa que más o menos logró ya que le tomó el hombro a su torpe enamorado.
-Espero te haya gustado mi nueva yo...aunque los lentes se me olvidaron, quizá sí empiece a usar de contacto. -Una media sonrisa le apareció en el rostro. -¿Qu-qué piensas? ¿Me vería bien? -Ella se llevó las manos a las mejillas, el muchacho solo se ruborizó, pues se veía de lo más tierna, estaba asombrada por eso mismo.
Se quedó sin habla, tardó varios segundos en pensar tan siquiera en una respuesta, saber que así la vería desde ese día, vaya que le causaba sorpresa, esos ojos verdes lo llamaban de forma intensa.
-S-sí, te ves muy linda. So-solo te sugiero que no quieras quedar bien con nadie, hazlo solo si te sientes cómoda con eso. Dicen que los lentes de contacto pueden ser incómodos.
-Es cosa de probar. -Ella ingresó a su casa no sin antes darle otro beso en la mejilla a su contrario, el que se fue de ahí con una auténtica sorpresa.
<<N-no me había dado cuenta en lo bella que es Sacarosa...>>
Ella, apenas estuvo en su habitación, dejó caer su mochila, cansada, lo peor del asunto es que se tropezó con una silla, por lo que regresó al mundo real y vio sus lentes en su mesa de noche, al ponérselos realmente le fue el mayor de los alivios, al fin podía ver bien. De todos modos, mantendría su palabra, quería ver si es que podía comprarse unos lentes de contacto que le fueran útiles, tenía el fin de semana para eso.
Durante ese tiempo realmente se cuestionó mucho, a pesar de lo mucho que lo amaba, no quería seguir lastimando su corazón por pensar en Albedo y en un amor que ya rayaba en lo irrisorio, jamás había tenido oportunidad y hasta ese momento lo sabía, o más bien ya lo sabía, solo que no quería aceptarlo.
No pensaba que le lloverían los hombres, solo que no dudaba para nada en que ahora sí ya tendría pretendientes, los que de hecho nunca había tenido, todo indicaba que ahora su suerte en el amor sería diferente.
Su primer amor había sido un fracaso absoluto.
Para el lunes, ella se peinó de forma diferente, se puso los lentes de contacto y, aunque era algo muy impropio de ella, tomó el labial de su madre y se pintó los labios, pensó en maquillarse pero...no sabía y no quería gastar tiempo en eso que podría invertir en estudiar.
Así que tomando su mochila, se colocó los lentes, solo para quitárselos de inmediato, pues veía borroso. Recordó que tenía los de contacto y prefirió dejar los fijos en su mesa de noche. Tragó saliva antes de salir de su casa.
Una vez llegó a la escuela, todos los chicos la miraban con sorpresa, pensaron que no volverían a ver a esa Sacarosa sin lentes, pero no solo estaba ahí otra vez, sino que incluso más hermosa que nunca, debido a su peinado que le descubría la frente y las mejillas, haciendo que su rostro fuera más visible.
El revuelo fue tal que hasta Mona, la que estaba acostumbrada a que varios se le declararan en la semana, ahora tuviera tranquilidad, sin nadie que le diera algún obsequio o le diera un cumplido. Toda la atención se centraba en ella y solo en ella...no es necesario decir que eso la puso celosa.
-¿E-esa es...?
-Sí...es Sacarosa.
-Imposible, ¿de verdad es ella?
-Diablos, qué linda se ve.
-Supongo que es un gran cambio...
Sin duda ella se sentía un tanto incomoda en el sentido de que era la primera vez que recibía tanta atención, incluso más que otras veces, por lo mismo es que pesaba sobre sus hombros una especie de presión ya que, cualquier error que cometiera, como tropezarse o resbalarse, todo el mundo lo vería, lo que por supuesto que no le agradaba la idea de hacer el ridículo.
Llegando a su salón, muchos que querían seguir admirándola se asomaban por la puerta, mirando con poco disimulo, ella solamente se hacía de la vista gorda, incómoda todavía. Su plan había funcionado, sí...el detalle es que no había calculado la trascendencia que tendrían sus acciones.
En fin, Albedo iba llegando pensando que algo malo había pasado, por lo que al asomarse también por la puerta de su salón, se percató a qué se debía el escandalo...vaya sino se llevó la sorpresa de su vida. Sacarosa se notaba incomoda, solo jugaba con sus dedos o trataba de ignorar que nadie le quitaba la vista de encima.
Al ver a Albedo, se tranquilizó un poco al saber que él podría ayudar a disipar a la turba...idea errónea ya que, de facto, él era parte de la turba y de ahí parecía que no saldría. También se quedó en la puerta mirando como tonto, el único que sí que pudo hacer algo fue Aether.
En la entre clase, ambos charlaban, lo hacían de manera lo más sigilosa posible, más que nada para que cierta persona no escuchara.
-Vaya cambio, ¿se debe a que quieres impresionarlo? Pues yo digo que sí que lo lograste...y también sorprendiste a media escuela.
-E-en realidad no era por eso. Simplemente me di cuenta que merezco más de lo que él ni siquiera me ha ofrecido...creo que estoy empezando a darme cuenta de que a veces es mejor no aferrarme a algo que no sucederá.
-La decisión es tuya, yo no te diré si está bien o está mal aferrarte a un amor que parece imposible. Es solo que te rindes cuando apenas lo has intentado, mi amiga. -Sonrió él, guiñándole un ojo y dándole un pequeño golpe en el hombro. Aether miraba de forma inocente al frente sin percatarse que casi todos los hombres lo veían con ganas de destriparlo al pensar que estaba coqueteando con ella.
Los días pasaron y Albedo tenía dos problemas: no sabía qué más hacer con Mona, y no podía invitar a salir a Sacarosa porque lo lincharían de inmediato, y por si poco fuera, por alguna razón ahora le costaba trabajo hablar con ella.
Esa belleza tan exuberante le causaba algo, algo que le quitaba el valor de actuar. La atención seguía virando en torno a Sacarosa, ahora el único fan de Mona dentro de la escuela se reducía a Albedo.
Retornando a la muchacha, ella saludó a Albedo con una sonrisa, lo que a él lo dejó serio y sorprendido, no podía sacarse esa imagen mental de ella, estaba completamente impresionado.
Ella encontró una pequeña carta y una rosa blanca en su pupitre, supuso que ya había caído el primero...y a pesar de eso, una gran parte de su corazón deseaba que fuera una carta de Albedo, lo que no era así, por supuesto. Una pequeña gran decepción se apropió de su corazón, sin embargo, simplemente frunció el ceño, recordando que se había dicho que se merecía algo mejor, pues su contrario no le había dicho nada y, es más, hasta se había distanciado de ella.
Las palabras ahí escritas eran pocas pero certeras: ¿Albedo no te da alas? ¿Te gustaría que lo habláramos en el receso? Richy. (Es el primer nombre que se me pasó por la cabeza, aparte no hay más ships con Sacarosa, todos son ella y Albedo o Aether :'v)
Al ver al autor del mensaje al voltear, él solo sonrió con un poco de pena, sin saber cuál sería la reacción de la muchacha; regresó el gesto y asentó con un poco de inseguridad, de todos modos, se quería dar una oportunidad de olvidar el dolor que golpeaba su pecho a cada momento en que Albedo miraba a Mona o le preguntaba cómo enamorarla.
Muchos veían a Richy con ganas de matarlo, pero al final de cuentas, él fue el primero en dar ese paso que nadie se atrevió y en realidad eso era para considerarse, especialmente por ella.
Apenas dio la campana para tal, Albedo fue con Sacarosa, sonriéndole.
-¿Comemos juntos?
-E-en realidad lo haré con alguien más...
-¿Con Aether? -Él hizo un gesto de desagrado.
-N-no...es con otra persona. -Ella le mostró la rosa blanca. -M-me dio esto y me pidió que habláramos hoy así que...perdón. -Su parte de despecho saldría a luz. -Aunque puedes hablar con Mona, siempre me dices tus planes de qué planeas hacer para enamorarla, pero mucha teoría y poca práctica...amigo. -Recalcó lo último.
Ella se retiró, Richy la esperaba en la entrada, ambos se sonrieron y se fueron caminando del brazo.
-¿De qué hablabas con Albedo?
-De nada importante...
El mencionado solo se quedó sin creer lo que había pasado, Sacarosa, por primera vez, no estaba para él, le había dado la espalda. Tenía razón en lo que decía, no ponía en práctica todo lo que charlaba con Sacarosa como no fuera con ella...y ahora no tenía el valor de proponérselo otra vez.
Y Richy, ¿cómo es que un fulano llegaba y le quitaba a su mejor amiga? Sintió celos, lo normal incluso con los amigos, uno siempre estará celoso de que le quiten a sus amigos, así que, percatándose de que a veces a ella no le gustaba que se juntara con Mona, ahora lo entendía. Estaba celosa porque él se iba de su lado como si nada, lo mismo le pasaba a él.
Tenía razón en cierta parte, Sacarosa estaba celosa de Mona, pero no por sentir que le quitaban a uno de sus pocos amigos, sino porque ella deseaba tener el amor de Albedo. Y en cuanto a él...esos celos eran confusos que no sabía ni qué demonios sentir.
Y pues sí, no captando la indirecta como era su costumbre, fue con Mona, todas sus amigas hablaban del tema en tendencia: Sacarosa, por supuesto. Ella no solo se mantenía indiferente, sino que incluso hasta un tanto molesta. Era la primera vez que no resultaba ser el centro de atención.
No solo sus amigas hablaban de ese tema, todos en cuestión lo abordaban, pues era de lo único que se conversaba esa mañana.
-¿Podemos cambiar de tema? Diablos, llevan con eso desde el viernes.
-Oye, Albedo, ¿por qué no nos habías dicho que Sacarosa es tan bonita?
-No me había dado cuenta. -Rió él, apenado. -Nunca le había prestado atención a ese tipo de detalles, creo que ella estaba más centrada en sus estudios. Supongo que se debe a que le dije que puede enamorar a cualquier hombre si no usaba lentes, parece que se lo tomó muy enserio.
-¿Y no te ha preguntado qué piensas?
-Sí que lo hizo. Se ve muy bien, y de todos modos ya les dije que no me gusta.
-Por ahora... -Susurraron todas, menos Mona.
-¿Eh? ¿Qué dijeron?
-Nada.
En cuanto a Sacarosa, ella solo comía su almuerzo de forma silenciosa, Richy trataba de sacar algún tema de plática, y supo dónde darle al clavo, ya que de inmediato mencionó las historias que ella solía escribir.
-He leído algunas cuantas. No me gustan todas, otras sí, en lo personal me gusta más el género detectivesco, pero no niego que narras muy bien.
-Gr-gracias...su-supongo que has leído Sherlock Holmes.
-Sí, es un clásico, todos a los que les gusten esas historias es algo obligado. ¿Y tú qué sueles leer?
-Literatura rusa, sus autores me gustan mucho. Y-y también artículos de biología.
-Hum ya veo. Por cierto, ¿qué hay de Albedo? ¿Sigue enamorado de Mona? Dios, ese fue un escándalo total, más por ser los primeros días de escuela.
-O-oh...si es eso...sí, sigue enamorado de ella, y parece que no cambiará de opinión.
-Lástima, lo que él se pierde. -Rió el muchacho.
-¿Por qué lo dices?
-Todo el mundo sabe que estás enamorada de él, o bueno, más bien casi todos. Él no parece darse cuenta, es ridículo. Mona es modelo y tendrá lindo cuerpo pero...algo en su personalidad no me gusta.
-Sí, a mí tampoco me agrada...fuma, y seguramente posará en lencería, me da escalofríos el solo pensarlo.
-Ja, no te engañes, te cae mal porque se roba la atención de Albedo. -Sacarosa se sonrojó.
-¡C-claro que no...! Oh bueno... -Richy siguió riendo.
-No engañas a nadie.
-Cambiando de tema...¿por qué decidiste hablarme? Su-supongo que es porque dejé de usar lentes...¿me veía muy mal?
-No digas eso. Quizá solo es por la novedad, ya me parecías linda desde antes, solo que nunca te hablé porque bueno...sabía lo de tú y Albedo y no le veía caso. Ahora que todos parecen lobos hambrientos detrás de un cordero herido, decidí dar el paso porque quizá no sea el único.
-Me halagas... -Sonrió ella. -¿Ya era bonita con lentes y mi cabello cubriéndome el rostro?
-Sin duda. Te lo digo de verdad, no solo por quedar bien o algo así. Quizá no muchos se dieron cuenta, al final de todo, lo más bello es invisible a los ojos.
-¿Qué podría ser lo más bello?
-Para empezar... -Ricky se llevó una mano al mentón. -Que eso no es solamente físico, sino también en la personalidad. Aunque...¿cuál será tu personalidad? Siempre has sido muy tímida, yo creo que son muy pocos los que te conocen de verdad.
-Tal vez...
Para que el tema no fuera tan pesado, Richy decidió girar la conversación a otro rumbo que no fueran temas personales, mejor hablaron de la clase que habían tenido, justamente la de biología, y no es de extrañarse que a la muchacha se le prendieran los ojitos al hablar de sus temas favoritos.
El muchacho no era precisamente bueno en biología, solo que si ella lo explicaba y se sentía contenta con eso, realmente podría esforzarse.
-Ahora que lo pienso...soy malo en biología. -Rió. -¿Me ayudarías con lo que no entiendo? Digo, si es así, podremos hablar de los mismos temas sin que sientas que me aburres. Aparte, sé que no eres muy buena en historia, no soy el mejor pero en algo te podré ayudar, sin duda.
-O-oh. Richy, que amable de tu parte. -Sonrió Sacarosa. -E-en lo que quieras puedo ayudarte. Y bueno, ¿qué es lo que te falla?
Así se hizo, su primera cita sería esa misma tarde, más precisamente en la cafetería donde trabajaban Aether y Noelle, ese café que tanto le gustaba a la muchacha podía tomarlo sin problema, aparte era algo cercano a la escuela.
Comparando, con Albedo tenía que ir a lugares más lejanos por el simple hecho de que el caprichoso muchacho no deseaba toparse con su viejo amigo, y esos postres que le gustaban tanto se los tenía que guardar para después.
Tal y como se lo plantearon, ella le ayudaba con la tarea de biología, todo mientras bebían café y comían un poco de pastel, él entendía con su ayuda, y aunque algunas cosas seguía sin entenderlas, le agradaba estar a su lado, y a ella le gustaba más el hecho de que era el centro de atención, no era una secundaria en el tema, no había más mujeres de por medio.
Sí, ya no le quedaba duda, se merecía mucho más de lo que Albedo le ofrecía, que en realidad era una amistad solamente. Cuando terminaron de estudiar, Richy pagó todo, ella se apenó.
-N-no puedo dejarte pagar todo.
-Vamos, me ayudaste con esto, no lo habría podido hacer sin ti. Favor se paga con favor, ya sabes.
-No te pedí nunca algo a cambio.
-Si ese es el caso, entonces cuando te ayude a estudiar historia me invitas el café. -Sonrió él, dándole la cuenta a Aether además de susurrarle algo al oído.
-De acuerdo, está bien, Richy. Sacarosa, si puedes ayudarme con unas galletas que hay en el almacén.
-Pe-pero no trabajo aquí.
-Di-diablos, olvidé que ese pretexto no se usa con los clientes. -Aether se dio un golpe en la frente. -O-oh, siendo así, entonces, ¿te gustaría catar unas galletas que todavía no salen? Es...en privado. -El chico tomó del brazo a su amiga, encaminándola detrás de la barra.
-¿Qué te pasa? ¿Esas galletas son de azúcar? -Sonrió ella.
-No hay galletas, eso era mentira. -Exclamó el muchacho. -El punto, me alegra que tú y Richy...ya sabes, es un buen chico, tienes mi visto bueno con él. Aparte...me alegra que ya te hayas olvidado de Albedo, siéndote honesto, no me gusta para nada que te lastimes sola de esa manera.
-Hablamos de eso luego, no quiero hacer esperar a Richy.
-Espera. -Él sacó un billete de la caja registradora. -Su cambio. -Sonrió, Sacarosa solo se le quedó viendo feo.
La pareja de compañeros salió del lugar, Richy se ofreció a llevar a Sacarosa a su casa, ella declinó la oferta al pensar que ya le había dado muchas molestias. Lo más que pudo hacer fue acompañarla a su parada de autobús.
-Me agradó pasar tiempo contigo. ¿Harás algo el fin de semana?
-¿Qu-quieres tener otra cita?
-Solo si tú también, Sacarosa.
-L-lo pensaré, quizá ese día lo tenga desocupado, luego a mi madre se le da por acomodar las cosas de la casa y es un desastre total.
-Bueno, prefiero no importunar, el día que tú prefieras. -Sonrió.
-Muy amable de tu parte, Richy.
Ambos se despidieron, solo fue con la mano, y cuando él se dio la vuelta, solo chasqueó los dedos. -Ah, qué distraído soy. -Dio la vuelta sobre sí y le dio un beso en la mejilla a Sacarosa, siendo de manera tierna y delicada, como el tacto de una rosa, así de sedoso le pareció a la muchacha. -Gracias por ayudarme con la tarea, Sacarosa. Un día te lo pagaré, tú di rana y yo salto.
Sus mejillas se prendieron al rojo vivo, lo que a Richy le pareció de lo más lindo, solo rió y se retiró por su rumbo, el autobús de Sacarosa llegó pronto y ella salió de su mundo, mirando por la ventana mientras recordaba ese tacto.
Era un beso de un chico que la quería, quizá por eso es que era tan diferente a cualquier otro que había recibido. Si así era un beso, ¿qué sería un abrazo? ¿Qué sería un beso en los labios? Esas preguntas no las quería conocer. Se debatía en duelo. No estaba enamorada de Richy, hay que aclarar desde el vamos, solo era que esa forma tan suya de ser, era algo que sí que la cautivó, y si seguía, realmente no podría detener en lo que se convertiría ese sentimiento.
Albedo le había mandado varios mensajes preguntando qué fue de ella, pues no le dijo a dónde había ido, la estuvo esperando y no apareció. Ella, altanera y orgullosa, le dijo lo que pasó, solo que al analizarlo, se quedó seria.
-Y-yo no soy así...Mona es así, y no me gusta como es ella... -Se miró en el espejo. -P-pero no quiero que siga pisoteando mis sentimientos, Aether me lo dijo, yo también...merezco algo mucho mejor.
Por una parte, Albedo se sentía bien de que alguien se fijara en su mejor amiga, al final de todo había tenido razón cuando dijo que cualquiera se podía enamorar de ella si iba así a la escuela. Sin embargo...algo andaba mal, ¿esos celos de qué tipo eran? No lo deseaba saber, aunque las cosas obvias no se pueden esconder por mucho tiempo.
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Pues Sacarosa sí que ha tenido participación este cap jsjsjs
Creo que poner a un Albedo celoso es algo bueno, realmente no tengo mucho que decir porque estoy en mi descanso de la facultad jsjsjs, así que tengo prisa :u
Nos vemos el viernes uwu
Siempre tuyo:
-Arturo Reyes.
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