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4.4 Realidad dolorosa.

(Hula, podrán ver qué acabo de publicar el mismo cap, es sencillo, por un tiempo no habrá dos caps semanales sino solo uno, espero puedan comprenderlo pero es porque estaré trabajando en un AetherxShenhe uwu)

Sacarosa se había convertido en la mejor amiga de Albedo, por no decir que la única, y en realidad ambos se conocían de una forma muy personal. Habían hecho trabajos en la casa de la muchacha, más que nada sus brillantes mentes eran una excelente dupla para las ciencias, de ahí que siempre que se juntaran, el resultado fuera excepcional.

Lo curioso es que ella nunca había pisado la casa del muchacho, incluso cuando no se podía en su propia casa por x o y, Albedo prefería cualquier otro lugar, incluso la escuela. El pretexto que ponía era, claro, que su hermana sería una fuente de distracción, y ella ya la conocía, por eso es que podía saber no era del todo una mentira.

Y no lo era, pero hay secretos que no se le revelan ni a la persona más estimada en el mundo, esos que solo se guardan para uno o para la familia y nadie más.

En fin, la muchacha se guardaba lo que sentía por el bien de su amistad, sabía de sobra que un amor no correspondido podía resultar faltal, ser una herida de la que no se puede recuperar, o que la cosa no termina con antes lo era.

El miedo la paralizaba, y guardarse tanto le hacía mal, pero prefería que la cosa fuera así, y es que ni sabía cómo manejarlo.

Aether, el que era su consejero por tener experiencia, podría darle una respuesta.

-No lo sé...hace meses que no sé de él, ni siquiera qué le gusta. Yo te sugiero que no te le declares así como así, al menos intenta conquistarlo de alguna manera.

-Me da vergüenza decirle cosas bonitas...

-¿Qué sería decirle algo bonito para ti? -Él alzó una ceja.

-Qu-qué es muy inteligente y que su peinado es genial. -El chico no pudo soportar una risa. -¡No te rías!

-Sacarosa, esos son cumplidos normales. Algo bonito es que sus ojos son tan hermosos como el mar, o que su voz es tan dulce como la miel misma, ¿notas la diferencia?

-Tú eres poeta, yo no sé de esas cosas...

-Si te esfuerzas, puedes hacerlo, Sacarosa. -Él le dio un pequeño golpe en la cabeza con su libro. -Solo ten la seguridad de hacerlo.

En un año sí que pasan muchas cosas, eso cualquiera lo sabe, y el recuerdo que más calor le transmitía a ella era nada más y nada menos que, en una ocasión en que habían ido a estudiar a su casa, ella se quedó dormida en el escritorio después de que Albedo hubiera ido al baño de forma rápida.

Ahí, él la vio tumbada sobre la madera de su escritorio, y sin quererla dejar ahí, solo sonrió para sí mismo.

-Esta chica...se desvela tanto que dormir todo un día le quedaría corto.

Ella se había quedado dormida de manera tan profunda que ni siquiera despertó para cuando la llevó cargando a su cama, poniéndole una manta, seguidamente de eso él se fue dejando una nota, disculpándose de sentirse con la confianza de poder retirarse como si fuera su casa, pero no quería despertarla.

Un breve, pero muy breve recuerdo le llegó aunque estaba dormida. Él se había sentado en la orilla de la cama, teniendo una pequeña risa.

-Descansa, niña genio. Nos vemos mañana. -Solo le acarició los cabellos mientras la miraba con cariño.

Cuando despertó al día siguiente, la muchacha pensó que no habría pasado más de media hora, pero al notar que era el día siguiente, se sorprendió mucho, seguía con el uniforme puesto del día anterior.

-¡¿Qué pasó?! -Al leer la nota de Albedo, la cosa se le aclaró un poco.

Se había quedado dormida por más de 14 horas seguidas, lo que incluso le sorprendió de mala manera, ¿tanto tiempo había perdido?

Esa misma mañana, ella de forma tranquila le reclamó a Albedo por no despertarla, pero él igual le reclamó por pedirle algo así. Cuando supo que durmió esas 14 horas seguidas, él se enojó y se sintió tranquilo a la vez. ¿La razón? Sacarosa estaba tan cansada que durmió esa cantidad de horas sin problema, y también se tranquilizó porque, al menos esa noche, descansó bien.

-Debes descansar mejor, no te exijas demasiado porque no terminarás bien. No me arrepiento de lo que hice, fue lo mejor para ti.

-Tenía tantas cosas por hacer, ¡dormir cinco horas diarias no me afecta en nada! -Dijo ella, como si nada, Albedo solo se molestó más.

Ese recuerdo, aunque al parecer no es tan dulce, sí que lo terminó siendo en realidad. Al ver su cama, Sacarosa solo podía imaginarse a Albedo como su príncipe azul cargando a su enamorada hasta la cama, solo que a ella no la despertó con un beso de amor verdadero.

Ese sería un sueño que le gustaría que la pasara.

Solo que a veces los sueños pueden tornarse en pesadillas.

A pesar de que Albedo ya tenía bajo amenaza a esas chicas que siempre la molestaban, ya tenían más bien identificado que era muy raro que Xiao se metiera con alguien de la mañana, de ahí que siguieran con sus torturas a la pobre muchacha.

Sin embargo, él no era el único que salía en su defensa.

En una ocasión, ella comía con Aether mientras charlaban del tema Albedo, Mona estaba de acuerdo, y por eso mismo es que le cedió permiso a su novio de poder darse un tiempo para alguien más, recordemos que siempre lo quería para ella y nadie más.

Las chicas los interceptaron, y con una altanería que era en realidad hasta molesta, apartaron a Aether y rodearon a Sacarosa, quien se había puesto nerviosa de tan solo verlas a todas juntas. No estaba la pajarita de alas rotas, ella se encontraba con Albedo teniendo una sesión de besos en alguna parte de la escuela.

-Oigan, ¿qué hacen? -Preguntó Aether.

-Silencio, mejor vete a escribir poemas a otra parte, esto no es asunto tuyo.

Una de las chicas le quitó los lentes a Sacarosa, la cual no supo ni cómo reaccionar, solo que ella veía borroso incluso teniéndolas de cerca.

-N-no puedo ver sin ellos. -Dijo, alarmada.

-Hum...pues parece que el cuento de que estás ciega no era broma al final de todo, estos lentes tienen aumento de lupa. -Mencionó una de ellas mientras los revisaba.

-P-por favor, no los rompas. -Ella ya estaba una vez más al borde del llanto.

-¿O qué?

-O yo te romperé los dientes. -Exclamó Aether, arrebatándole los lentes de inmediato. -¿Qué demonios les pasa? ¡Lárguense!

-Golpearías a una chica, idiota.

-En defensa de mi amiga, claro que sí.

-Son dos contra cinco, mi versión me gana.

-¿Segura? Sacarosa, golpéame.

-¿Hum? -Ella hizo un gesto de extrañeza, las chicas solo se le quedaron viendo con asco.

-Dame un golpe, o aráñame, lo que sea. -Ella le dio un pequeño golpe en el brazo. -Ay, no inventes. -Suspiró él, llevándose las manos a la cara para, inmediatamente después, y suspirando profundo, se golpeara el antebrazo con fuerza en una de las bancas, dejándose un moretón.

-¿Qu-qué haces? -Preguntaron las abusonas.

-Me golpeaste mientras intentabas agredir a Sacarosa y yo puse el brazo para impedirlo. ¿A quién le van a creer? ¿A Sacarosa o a ustedes?

-Tch. Zorra, esta vez te saliste con la suya, pero no a la próxima.

-¡Dile así una vez más y le daré una bofetada a esa boca tan grande que tienes! -Farfulló el chico, de verdad enojado, las demás muchachas se retiraron. Él solo la volteó a ver. -No les hagas caso, son unas estúpidas.

Ella solo lo abrazó, tratando de contener el llanto una vez más. Seguía sin entender por qué la molestaban a ella si es que no había hecho nada malo a nadie. Era simple: algunas personas odian sin razón, y a ella le tocó la mala suerte de ser la victima de eso.

De cualquier manera, y por suerte para Sacarosa, siempre estaba ya fuera Aether o Albedo junto a ella, lo que no le agradaba era la idea de que llegaría un momento en donde ninguno de los dos estuviera ahí para defenderla.

No podía hacer nada, que era lo peor...

En otra ocasión, donde Albedo sí que explotó contra ellas, no solo las amenazó como era costumbre, sino que ahora sí que las insultó, pero sería un arma de doble filo, malamente para él.

-¡Aléjense de ella o le diré al director para que ponga punto final a esto de una vez! ¡Ya me tienen cansado de que sea lo mismo, y nunca se salen con la suya! ¡¿Por qué seguir insistiendo?!

-Ja, Albedo, Albedo...dile al director de esto y yo le diré que tú y una alumna se han estado...uff -Ella se mordió un labio. -Enrollando.

Apenas lo mencionó, al muchacho se le bajó la sangre a los pies, ¿ellas lo sabían? Tendría sentido, pues al final su primera pajarita de alas rotas salió justamente de ese grupo de desgraciadas. Vaya que era complicado, quizá alguna conversación en el celular podría ser la prueba de que, en efecto, ambos habían tenido sus aventuras incluso en la misma escuela, cosa que a él le afectaría mucho.

-¿D-de qué están hablando? -Preguntó Sacarosa, mirándolo.

-¿Ah no te ha dicho? Este perro ya pasó por la cam...

-¡Silencio! -Interrumpió él de forma tajante. -¡Eso no les incumbe a ustedes solo váyanse de aquí! Ambos tenemos cosas que perder, así que dices algo de mí, y no saldrás bien librada.

-Ja. Si yo me hundo, tú también, Albedo.

-¿Sacrificarías a una de tus amigas por algo así? ¿Qué es lo que ganas?

-Ya no es mi amiga. Desde que se junta contigo...prefiero tener mi espacio para con ella. Vámonos de una vez.

Las chicas se retiraron, Albedo solo se pudo sentar en la banca donde se encontraba, mirando al suelo de forma nerviosa...su secreto estaba en riesgo, no quería que nadie lo supiera al ser su vida privada, pero de todas las personas, la que menos deseaba que lo supiera, era Sacarosa justamente.

-¿Qué fue eso? ¿De qué hablaron?

-De nada, de nada. Le acepté una cita a una de ellas a cambio de que dejara de molestarte, supongo que diste cuenta de eso.

-D-de hecho sí, ¿pe-pero por qué?

-Porque deseaba protegerte, Sacarosa.

-¿Solo fue una cita? Ella parecía decir que fue algo más.

-No les hagas caso, solo quieren joder.

-No respondiste mi pregunta...

-Lo...lo siento. -El muchacho hizo una pausa. -Eso es secreto, ya ves cómo puede ponerme en jaque, así que mientras menos personas lo sepan, mejor.

-Yo no lo usaría para causarte mal.

-Pero si el secreto se te va y llega a oídos equivocados...

-Si tan solo fue una cita, ¿por qué tanto secretismo? -La muchacha se ponía nerviosa conforme más pregunta hacía.

-Por mi bien. No tengo nada que ocultar, pero no quiero dejarte sola con esas brujas...un día te lo contaré, pero por ahora no, ¿de acuerdo?

-D-de acuerdo...

La muchacha se quedó pensando, tenía curiosidad saber qué podría estar detrás de Albedo, pero sabía muy bien la frase "la curiosidad mató al gato", y si bien ella solía tener personalidad de gato algunas veces, esa vez no quería terminar lastimada de descubrir algo en lo que era mejor no meterse.

De cualquier manera, indagaría un poco solamente, nada para tomarse en serio, o solo para confirmar por qué caminos andaba su enamorado. Se preocupaba por él, y esa era la razón por la cual es que se sentía con la necesidad de saber qué había por descubrir, así le costara caro.

Con mucho valor, y en realidad era el que le hacía falta desde hacía mucho tiempo, y solo por saber qué pasaba en la vida de su enamorado para, en caso de ser algo negativo, ayudarlo con lo mismo, fue a confrontar a la chica que había dicho eso.

La muchacha sonrió altanera, cruzándose de brazos.

-Así que no tuvo el valor de decirte. Jum, cobarde. En fin, tu querido amigo tiene una doble vida, no te diré cómo o cuál, es mejor que él te lo diga frente a frente...eso, o podrías preguntarle a alguna de sus chicas.

-¿De sus chicas? ¿É-él tiene novia?

-No, nada que ver...es un pañuelo de lágrimas solamente. -Rió ella. -Qué patético chico, o qué inteligente, depende de cómo se vea...no importa, mejor pregúntale directamente a él.

La chica se fue sin decir más, dejando más confundida a Sacarosa. Al menos sabía que Albedo seguía siendo soltero, ¿pero por qué patético? ¿A qué se refería con "pañuelo de lágrimas"? Lo único que tenía en claro es que había más chicas de por medio, lo que la dejaba sin saber qué estaba sucediendo.

Realmente el saber que Albedo tenía una doble vida le causaba mucha preocupación, ¿era alguna faceta suya que no conocía? Siempre hay un lado que nunca se conoce de la persona a la que creemos conocer mejor, y Sacarosa se dio cuenta que su enamorado era uno de esos casos.

Ahora ella acudió con la chica que le había pedido una cita a su enamorado, deseaba respuestas y quizá ella se las podía dar. Ambas platicaban en el mismo café donde ellos dos se conocieron.

-Dime, Sacarosa, ¿qué querías preguntarme?

-Es sobre Albedo...me dijeron que tenía una doble vida y que estaba relacionado contigo...¿son novios o lo llegaron a ser? -La chica rió de ver la expresión de pena y preocupación en su contraria.

-No, no lo somos y nunca lo fuimos. Supongo que te preocupa que él pueda andar en malos pasos...pero nada de eso. Solo fue un poco desordenado, siempre se cuidó mucho, y en realidad eso dice mucho de él. No te puedo decir abiertamente mi relación con él pero...era muy íntima, como te digo, nada de lo qué preocuparse. Seguimos siendo buenos amigos.

-Entiendo... -Sacarosa se llevó una mano al mentón.

-¿Puedo preguntarte algo?

-Adelante.

-¿Él te gusta?

La expresión de Sacarosa pasó de duda a una completamente en blanco mientras sus mejillas, de forma irónica, se tornaban rosadas, y en realidad la chica se volvió a reír, era tan tierna así vista, pues dejaba mucho en qué pensar.

Ya no era necesaria respuesta, su expresión y su forma de responder con evasivas lo decía todo, pero todo, que resultaba imposible no pensar lo contrario. En fin, lo único que le quedaba era cerrar la conversación lo mejor posible, pues solo habían ido justamente a aclarar esa duda. Todo lo habían pedido para llevar.

-Su corazón está muy herido, no dudo que tú puedas tener la capacidad de sanarlo, así que, si deseas enamorarlo, de verdad necesitarás esforzarte como nunca en la vida, ya que será complicado, y mucho.

-Lo tendré en cuenta...de verdad...

-Yo sé que sí. -Sonrió la chica.

Lo bueno es que ya estaba tranquila, saber que Albedo no iba por mal camino le quitaba esa preocupación de la cabeza. Lo único que sí que se cuestionaba era, ¿qué sería esa segunda vida? Su respuesta tardaría bastante en llegar.

Para el día siguiente, Albedo no pudo asistir a la escuela debido a una revisión médica que disfrazaría como el haber llegado tarde por quedarse dormido, y en realidad era pasable, pues ya más de una ocasión había hecho lo mismo.

Su método era simple, cuando los profesores le preguntaban debido a su inasistencia, él respondía con esa mentira, pero al acabar las clases, le daba al respectivo profesor o profesora el parte médico que justificaba la falta de buena manera.

Ese sería uno de esos días y, malamente para Sacarosa, ella no trabajaría ni con él ni con Aether, que eran sus mejores amigos...le tocaría con su rival a muerte no declarada: Mona.

Ambas eran de un intelecto privilegiado, sin embargo, al no ser tan siquiera conocidas, el ego y vanidad de Mona era más que arrollador ante la inseguridad de la pobre Sacarosa que le costaba trabajo admitir que su inteligencia estaba por encima del promedio.

Ninguna se miraba, cada una hacía su trabajo como si fuera de forma individual, se encontraban en casa de la antigua novia de Aether mientras armaban el esquema de su trabajo.

Ella, para ya no tener que soportar esa notoria presión e incomodidad que había, de inmediato reaccionó, tratando de sacar plática o al menos algún pequeño comentario para que no fuera tan sosa la situación.

-¿Te ofrezco un vaso de agua? También si quieres podemos pedir sushi y así no trabajar con el estómago vacío. -Sonrió ella de forma amable.

-S-sin problema...e-es solo que el sushi no me gusta mucho, ¿podría ser algo dulce? Tal vez una pequeña porción de pastel.

-Hum...no puedo comer azucares ni grasas por cuestiones de un trabajo que estoy viendo si me dan así que... -Ella solo hizo un gesto de desaprobación.

-Rayos...entonces no tienes jugos ni esa clase de bebidas, ¿verdad?

-Agua mineral es lo más parecido que tengo a un refresco.

El cuarto de la muchacha era, en realidad, no muy modesto que digamos. Tenía una bicicleta para ejercitarse, su cama era matrimonial y no individual, las cortinas de su cuarto eran de un azul obscuro, uno que se parecía mucho al de la noche, y aparte tenía puntos blancos, los que simulaban ser estrellas, de ahí que en su cuarto, se denotara su personalidad y sus gustos.

De hecho, hay dos cosas que descifran la personalidad de una persona: sus zapatos y su habitación. Si ambos son un desorden, la persona también lo será; en cambio, si son ordenados, aplica lo mismo.

Lo que más se hacía evidente era que parecían no ponerse de acuerdo más que en el agua mineral, ya que cada una tenía su interpretación del trabajo de historia. Ambas se destacaban en las ciencias exactas...no es de extrañarse que ninguna de las dos interpretaciones fuera acertada.

Lo mejor fue aceptar que ellas no estaban hechas para trabajar en equipo, solo decidieron que lo mejor era presentar ambas interpretaciones y, dependiendo de cuál fuera la mejor según el profesor Zhongli, la perdedora le daría un helado a la otra.

<<Por qué estoy perdiendo mi tiempo con ella...ojalá Albedo no hubiera faltado>> Pensó Sacarosa, abatida.

<<Hum, ¿y ella quién se cree para decirme a mí qué hacer? Es más que claro que mi interpretación es la más acertada, y seguramente mañana el profesor me felicitará por mi excelente trabajo...pero ese helado, no puedo comerlo...o bueno, un pequeño postre con sabor a victoria no me vendría mal>>

-N-no lo sé...podría preguntarle a Albedo qué piensa y él podría ayudarnos.

-Sacarosa, eso es mala idea. Faltó a la escuela, no sabrá ni qué demonios. Tch, quedarse dormido y faltar por eso, que torpe de su parte. A veces pienso que le tienen favoritismo, admito que es muy listo pero suele siempre estar distraído y con una cara de amargado.

-Perdona, ¿qué fue lo dijiste? -Mencionó ella, con una pequeña risa, pero sin duda estaba más que enojada.

-Pues eso, lo veo muy amargado, como si no tuviera motivos para seguir viviendo. Me inspira mucha flojera una persona como él. Pienso que no le gusta sonreír.

Lo siguiente que se escuchó, y muy para sorpresa de Mona, fue que Sacarosa le dio una palmada a la mesa, levantándose de golpe y con un semblante que nunca nadie jamás le había visto: estaba colérica.

-¡T-tú con qué derecho crees que lo dices! ¡Él ha pasado por una vida muy difícil, está enfermo, se siente muy infeliz todo el tiempo, como si su muerte estuviera a la vuelta de la esquina! ¡¿Crees que no sonríe porque no le gusta?! ¡No lo hace porque pocos motivos tiene para hacerlo, y por si poco fuera, sí que no tiene motivos para seguir viviendo!

Su contraria se quedó pasmada, con los ojos abiertos como platos, Sacarosa solo se llevó las manos a la boca, notoriamente sonrojada, nunca antes en su vida había levantado tanto la voz a alguien y menos a una persona que apenas si conocía, de ahí su sorpresa también.

-Pe-perdón. -Se dijeron a la vez.

-N-no, discúlpame tú. No conozco a Albedo, no sabía que él tenía problemas emocionales y por eso siempre se la pasaba serio.

-L-lo que yo hice fue una grosería. Te grité en tu propia casa, pe-pero cuando alguien habla mal de Albedo, simplemente no lo soporto y... -Ella suspiró. -Él es mi mejor amigo y me ha defendido de muchas cosas, no puedo hacer menos que lo mismo por él.

-Entiendo...supongo que sí nos debemos disculpas mutuas.

La anfitriona simplemente fue hasta la ventana de su habitación para sacar un paquete de cigarrillos de su bolsillo, prendiéndolo para ponerse a fumar, se notaba con ansiedad.

Su invitada simplemente se le quedó viendo con completa impresión. No esperaba, ni por asomo, que ella fumara siendo tan joven. Ambas tendrían 16 años apenas, de ahí que fuera su sorpresa.

-Oh, supongo que quieres uno, ¿no? -Sonrió Mona mientras sacaba el humo por la boca.

-E-en realidad no...no deberías fumar, no tienes la edad.

-Tch, eso me da igual. Es un mal necesario, es la única forma en que me des estreso, y con este altercado y el hecho de que no nos ponemos de acuerdo en nada. -Volvió a fumar. -No te lo tomes a pecho, pero me siento desesperada.

No es para extrañarse que, al día siguiente, el profesor Zhongli al momento de calificarlas, les puso calificación reprobatoria a ambas, mandándolas a llamar a su escritorio.

Era claro que su trabajo en equipo solo tenía eso en el nombre, de ahí en fuera, se notaba a leguas que cada una lo hizo por separado...y lo peor es que lo hicieron mal. Ninguna de las interpretaciones era correcta, ni siquiera como opinión al estar mal fundamentadas.

Su castigo sería que, ahora sí, lo hicieran en equipo y se tragaran su orgullo, especialmente Mona, pues el profesor ya la conocía como alguien muy vanidosa y de una enorme soberbia. Sacarosa solo era intransigente cuando se trataba de tener la razón, y nada más con algunas personas, se notaba que su compañera de trabajo era una de esas raras excepciones.

Ese día Albedo sí que estaba presente, él no entendía mucho y aparte le tocó hacer el trabajo solo por no tener pareja, su revisión médica indicaba lo mismo que ya se sabía de memoria: no había mejoría, pero tampoco es que el daño a su pulmón y corazón fuera tan grave todavía. El diagnostico se mantenía, quizá no llegaría antes, o eso era lo que se indicaba.

Él, contra todo pronóstico, entregó un trabajo limpio y bien hecho, mucho más presentable que el de sus compañeras, pero eso es harina de otro costal.

Llegado el receso, Sacarosa y Albedo se encontraban juntos como era normal, a partir de mañana, y sabiendo que poco o nada podría hacer para cambiarlo, él se la empezaría a jugar con tal de no quedarse con las ganas de intentar tener una relación con el que ya consideraba el amor de su vida.

Sin embargo, algo que no esperaba salió de los labios de su amiga.

-Qué suerte tuviste en hacerlo solo. Yo tuve que soportar a Mona, no dejes que se te acerque...no es buena persona.

-¿Hablando mal de alguien? Wow, pensé que este momento jamás llegaría, se me hace de lo más extraño.

-N-no hablo mal de nadie...es solo que no es una chica agradable. ¡Fuma! Y es tan necia, aparte de que siempre cree tener la razón, me desesperó estar con ella y por su culpa salí mal en el trabajo. Lo peor de todo es que tendré que repetirlo.

-Fue culpa de ambas según el profesor Zhongli. Sé que Ayaka fuma, y es de las más destacadas de la escuela.

-Pero es aparte. Ayaka es una chica muy amable y nada vanidosa...Mona, por su lado, cree que por ser bonita todos deben besarle los pies.

-Hum, tal vez es un poco malcriada, pero no importa mucho. Sacarosa, estoy enamorado de Mona, ya lo sabías, ¿no?

Su corazón sintió una desgarradura seguida de otra y de otra; se estaba cayendo a pedazos, y todo porque parecía que su enamorado seguía aferrado a una idea que parecía ser imposible pero, ¿qué tal si no lo era?

-Digo, sé que puede ser mal visto por el hecho de que antes yo y Aether éramos amigos e ir detrás de su ex novia...pero él me apuñaló primero y nadie lo juzgó por eso, así que a mí también me puede dar igual si es que alguien dice algo al respecto.

Se comenzaba a nublar, quizá llovería pronto, y era un mal momento puesto que el corazón de Sacarosa se encontraba igual: gris y sin esperanza de que una luz, por pequeña que fuera, atravesara esa espesura.

Lo que más le molestaba a la chica no era que Albedo no se hubiera fijado en ella, eso le entristecía un poco, pero también le daba impotencia su cobardía. Lo que la enojaba era que estuviera enamorado de Mona, esa que le había roto el corazón a Aether, hablaba mal de Albedo a sus espaldas y que, por si poco fuera, parecía no andar en buenos pasos con su maquillaje, faldas cortas y su vicio de fumar.
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Uyyyy, vaya que el duelo entre Mona y Sacarosa está sabroso 7u7

Supongo que a muchos ya les cayó mal mola por ponerse a hablar mal de Albedo :v pues odio decirles que tendrá protagonismo...quizá bastante en los siguientes caps.

El momento de Sacarosa también llegará, pero ese tardará un poco, sin embargo sí que lo tengo planeado.

Nos vemos el lunes, quizá el próximo viernes no publique porque ya me tengo que apurar con los trabajos finales de la escuela, espero sean comprensivos uwu

Ah, gracias por los mensajes de apoyo del último cap, de verdad me siguen haciendo un poco de falta :'3

Siempre tuyo:

-Arturo Reyes.

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