3.8 Malentendido.
Habían pasado dos semanas desde que ocurrió lo del asunto de Lumine y Tartaglia. El muchacho seguía teniendo ciertas atenciones, halagándola más que nada, algo que le levantaba un poco la moral siempre que sentía que era menos atractiva que Ayaka.
De cualquier manera, Keqing le advirtió que si para él era la más bonita, quizá para Xiao era la segunda. Al final de todo, los gustos no solo se basan en lo físico, sino en lo que busca la otra persona.
Por ejemplo, para Tartaglia podría resultar para nada atractivo el que Ayaka tuviera perforaciones o vistiera como lo hacía, prefiriendo a Lumine por sobre todas las cosas. Irónicamente, lo que más le gustaba a Xiao de la muchacha de cabello blanco era, justamente, ese lado rebelde que tenía.
Aun con esas, la moral se le subía a la chica, en el sentido de que eso la ayudaba a no sentirse fea aunque no lo fuera, le ayudaba mucho y la relajaba.
Ese mismo día, Tartaglia aplicaría una que lo tenía nervioso, ¿en qué sentido? No era algo simple ni por asomo, se trataba de nada más y nada menos que pedirle una cita a su enamorada. Sería la primera que ambos tendrían, de ahí que estuviera nervioso.
Si bien es cierto que le dijo que no era para nada necesario que se maquillara o usara algo para verse más linda de lo que por sí ya era, él quería verla de nuevo con esas pestañas que le parecían tan hermosas, ver esos labios resaltados por el carmín, oler un aroma único al mezclarse un buen perfume con su olor natural.
El problema recaía en que ella era quien tendría la última palabra y la que decidiría si es que iría o no maquillada. Las palabras son muy poderosas, y lo único malo de ese asunto es que Tartaglia no las usó como le era más conveniente, todo lo contrario: se dio un tiro en el pie.
El punto radica en que ese día llevaba ya preparados unos aretes que le regalaría por el hecho de ser una primera cita, aunque lo malo es que todavía faltaba que ella le confirmara. Eso haría notar algo muy obvio: que él no era cualquiera, pues pocos regalan algo en la primera cita, demuestra no solo más interés, sino que demuestra la gratitud que se tiene por el tiempo de la otra persona.
Teniendo eso en cuenta, el muchacho prefirió serenarse al ser ya casi la hora de tomar caminos separados, ambos se encontraban en el autobús, comentando un poco de su percepción del día, había sido relativamente tranquilo.
Justamente en ese momento, Lumine no pasaba por el mejor de los momentos ya que notaba que, día con día, Xiao se apartaba cada vez más de ella, pasando casi todo su tiempo con Ayaka. Otra cosa que la tenía, más que molesta, triste, era ver que su enamorado echaba en saco roto lo que le decía, refiriéndose precisamente al asunto de las peleas.
Curiosamente, otro que también andaba todavía por los mismos rumbos era Tartaglia, quien tenía sus encontronazos con algunos, pero su rostro quedaba limpio por la diferencia de altura, sus hombros y tronco en general eran los marcados por los golpes.
Eso no se notaría a no ser en un espacio ya muy personal, incluso rosando en lo íntimo.
Faltando algunos minutos para que el autobús llegara al lugar donde él bajaría, finalmente decidió actuar. Se aclaró la garganta tras unos segundos de silencio, desacomodándose un poco la corbata para no sudar mucho.
-Oye...¿tienes algo que hacer el sábado?
-Seguramente no. -Comentó, desganada. Cierta persona ya no salía con ella los días libres, incluso cuando las clases se acababan temprano los días jueves.
-Pensaba que. -Él hizo un par de ademanes con las manos. -Que podríamos ir a algún lado, hacer cosas que te parezcan divertidas.
La propuesta era interesante, por supuesto, el detalle recaía en que Lumine no se encontraba del mejor ánimo en ese momento, por lo que prefirió simplemente pensarlo con más calma.
-No lo sé...podría decirte mañana, tengo que pensarlo un poco. Aparte...no tienes un plan en concreto, ¿o sí?
-Solo esbozos del mismo, nada en concreto todavía.
-Mañana te confirmaré, sirve que lo planeas un poco mejor. -Sonrió ella.
Curiosamente, el muchacho se había dado por derrotado, creyendo que era un no, evidentemente disfrazado de "veremos". En el momento, eso no lo desanimó, pero sí más adelante, una vez en su casa.
De cualquier manera, poco le duró ese sentimiento.
La muchacha, por su parte, una vez llegó a su casa, le pidió consejo a su buena amiga Keqing, ella seguramente tendría una respuesta, seguramente no la más coherente, pero una por donde pudiera guiarse.
Su respuesta fue en realidad simple y trataba de un recordatorio nada más: "las chicas solo quieren divertirse".
Al final de todo, ella podía salir con quien se le diera la gana sin problema alguno, era soltera y sí, una cita no necesariamente tiene connotaciones románticas ni mucho menos, por lo que aceptó finalmente ir con Tartaglia.
No lo pensó mucho ni tampoco quiso arreglarse demasiado, solamente era cosa de que a petición de Keqing, y sabiendo que eso podría hacer que el ambiente mejorara, ella se realzó las pestañas, rasgo que al muchacho le enloquecía y no era exagerado.
Lo primero que tuvieron en mente fue una caminata por un callejón famoso por sus historias de terror, así que, a pesar de ser de día y durante un momento donde había gente, por lo que no paseaban solos, la cosa se ponía bastante tensa porque las historias eran, de hecho, misteriosas, por decir lo menos.
En una de las mismas se narraba en que una de esas casas un hombre había asesinado a su esposa con un hacha y que, algunas veces en la noche, se lograba escuchar el sonido del metal siendo arrastrado por el suelo, o que había una refriega en la casa donde supuestamente pasó todo.
De hecho, el sonido se imitaba con una plancha de metal que podía imitar el filo del hacha, y ese mismo le puso los cabellos de punta a Lumine, quien prefirió dirigir su paseo a otro lugar cercano pero ni de lejos relacionado a las leyendas populares de la zona.
El muchacho salió riendo junto con ella de ese callejón, pues él tomaba esas historias como simples boberías hechas para entretener y asustar a los crédulos, de ahí que no tuviera demasiado miedo.
Ahora el lugar al que irían, por clara propuesta de Lumine, era un ambiente muchísimo más relajado al ser una vereda en donde se encontraba cerca un gran nido de pájaros cantores.
Pasar por ahí resultó algo completamente relajante, pues se escuchaban perfectamente los cantos de las aves, algunas que volaban cerca del lugar se podían apreciar, siendo de colores muy lindos.
Lo mejor que les pasó es que a ambos se les acercó un colibrí, pero de verdad muy cerca, volando cerca de ellos por casi un minuto. Ambos se detuvieron solamente para verlo al ser de una tonalidad verde muy hermosa, parecida al jade.
-Lo debe atraer tu perfume, es muy dulce y atraparía a cualquiera, no solo las bellas aves.
-Tartaglia... -Recriminó ella. -Vaya forma de dar un cumplido, aunque entiendo lo que quieres decir.
-Yo siempre sé que decir. A veces con las palabras equivocadas, pero no me sale nada mal. -Rió él.
La cita terminó en lo que era una gran avenida de la ciudad, nada relacionado con lo anterior visto, pero era un concierto transmitido por una enorme pantalla de uno de los edificios de la ciudad, los dos veían con una sonrisa, disfrutando de la música y del que parecía ser un enorme espectáculo.
Meneaban la cabeza de un lado a otro, ya en la casi luminosidad de las estrellas al estar a nada de caer la noche, por lo que acabado el concierto, los dos se miraron, sonrientes, pues el espectáculo fue realmente agradable de presenciar.
Lo único que se repitió de su rutina fue lo más simple: tomar el mismo transporte que los llevaría a casa. Si hubiera que preguntar, esa parte fue la más relajada de todas.
-No sé cómo es que una cita en un callejón de historias de terror terminó en un concierto en medio de la ciudad. Es como si te hubieras transportado en el tiempo. -Observó Lumine, mirando por la ventana.
-Esa es la magia de salir conmigo, siempre te sentirás como si algo nuevo sucediera, aunque lo hayas vivido muchas veces. -Se rió él.
-Hum, todavía no me agrada esa forma que tienes de hablar...siempre creyéndote el centro del universo.
-Puedo serlo del tuyo, no lo dudes.
-Sí, claro que sí, apuesto a que sucederá. -Respondió, de forma sarcástica.
Antes de tomar una vez más caminos separados, Tartaglia recostó su mejilla en la cabeza de su acompañante, pues si bien ese día no trabajó, el costo de tener hermanos menores era bastante caro de pagar, aunque no le importaba eso en lo más mínimo.
-Ojalá te hayas divertido. Después de todo, esa era mi idea principal...que te la pasaras bien.
-Eso no lo pongo en duda. La tarde de hoy fue...¿cómo decirlo? Diferente a muchas cosas que he pasado.
-No me vengas a presumir tus citas con otros chicos. De cualquier manera, el que conmigo te sientas diferente, espero a mejor, dice mucho. En todo caso, igual me divertí como no te haces una idea. Si te agrada la idea...podemos repetirla, claro, si eso quieres.
-Siéndote honesta, dependerá mucho de mi estado de ánimo. Aunque no me encuentre del todo bien, intentaré aceptar, no dudo que contigo pueda reponerme después de algo desgastante que llevo pensando.
-¿Ah sí? ¿Qué es?
-Oh, secretos de mujer. -Rió ella, guiñando un ojo y llevándose un dedo a los labios a modo de pedir silencio.
Al bajar Tartaglia, él sonrió de solo recordar las pestañas tan lindas que ella tenía en ese momento, le era lindo pensar que todo había salido bien, incluso un poco mejor. Las fotografías en su celular se quedaban para analizarlas, y hubo una en especial que era de lo mejor.
Lumine miraba al cielo a muchos pájaros de tonalidades rojas y blancas volando arriba de ella, sonriendo de lo agradable que era la vista por ser tan colorida.
-Sería la mejor foto si es que se pudieran ver mejor sus pestañas. Vaya tarde...espero sea mejor a la próxima.
Ese día le ayudó a olvidar por un rato la triste realidad a la que se enfrentaba, dicho de una manera más simple: el ver como el chico que le gustaba se enamoraba de otra mujer, y peor aún, que a ella la olvidaba de forma rápida.
Justamente así era el pasar de los días: verlos juntos, y cuando Lumine no veía a Xiao junto a ella, es que era casi seguro que estaría con Ayaka, eso la desanimaba mucho ya que, casi siempre que él le cancelaba por x o y razón, no era por casualidad. Sustituía su cita por otra, y el saberse como segunda opción ya no solo le dolía, le daba coraje.
En una noche de aquellas, donde ella se había quedado a dormir en casa de Keqing, a la vez que Ganyu se encontraba con ambas, la chica lloraba amargamente de contarles de lo que era víctima. La prima del culpable apenas y se lo podía creer, lo desconocía por completo.
-Ay...dudo que mi primo sea alguien tan malvado para jugar con los sentimientos de una chica, debe haber algún error.
-Aunque no lo conozco mucho, yo igual lo dudo. Hum...siento que es más probable que tu primito sea un pendejo que no sabe lo que quiere y por eso causa estos problemas.
-Ya te he dicho que no te refieras a él de esa manera... -Ganyu volvió a sudar una gota gorda.
-Mejor lo olvido...¿qué caso tiene hacerme sufrir de esta manera? Ya casi no me da muestras de afecto, tal vez le gusté pero ya no, y eso lo respeto.
-Lo que pasa es que no juegas bien tus cartas. Puede ser incluso que Ayaka sea su juego y tú su verdadera intención, pero hace esto solo para celarte.
-¿Celarme? ¿Te parece lógico que hacerme llorar sea celarme?
-¿Le has dicho que te hace llorar?
-N-no, pero...
-Entonces no digas nada. El punto, Tartaglia es un buen objetivo...si Xiao te cela con Ayaka, tú célalo con él. Ponte a pensar, si se da cuenta que le sigues la jugada, dejará de hacerlo, así que ya tienes cola que pisarle.
-Si lo dices así, tiene sentido. Pero no quiero lastimar el corazón de Tartaglia...sé que yo le gusto desde hace un tiempo y hacerle pasar lo mismo que me hacen pasar a mí no me parece justo.
-Keqing...a veces me cuestiono si conoces el concepto de moral. -Mencionó Ganyu.
-Shh, solamente ya acepté que nada más se puede ganar jugando sucio o no se gana. Lo ideal es decirle a ese chico la verdad, que no tienes interés en él y que, por el contrario, solamente pueden salir a pasar el rato pero que no tiene oportunidad contigo.
-Me sigue pareciendo cruel.
-Elige el mal menor. O lo ilusionas y rompes el corazón, o le dices la verdad y lo usas a tu favor. Aparte, no dudes que le gustará salir contigo aunque sea solamente como amigos.
-Seguramente...
Ya con la estrategia en mano, Lumine pensaba cómo decirle a Tartaglia las cosas. Era simple, que no tenía oportunidad con ella porque ya otro chico le llamaba más la atención, pero que la relación que tenían le gustaba tal y como era.
Para el día siguiente, una vez más Xiao y Lumine eran los únicos en el club de teatro, esperando que los demás llegaran. Ahí era de poner un poco en práctica lo dicho por sus amigas, de cualquier manera era menester esperar un poco.
El muchacho cambiaba algunas líneas del guion, tachándolas y poniendo con algunas flechas los nuevos diálogos para cuando estuviera listo el definitivo, pero faltaban algunos retoques al momento en que eso sucediera.
Él se notaba más que centrado en lo que hacía, solamente Lumine esperaba el momento ideal, le daban ganas de preguntarle mejor qué demonios pasaba con sus decisiones amorosas y la razón por la cual ahora ya no se separaba de Ayaka, ¿le dijo algo malo? ¿Lo ofendió algo que hizo? Eso no le quedaba claro en lo absoluto.
Lo mejor para sacar una respuesta es preguntando, evidentemente. Así que si bien poco o nada tenía que ver con las preguntas que de verdad se hacía, ella preguntaría.
-¿Harás algo el sábado?
-Tal vez. Ayaka y yo tenemos pensando ir a algún lugar, pero todavía no organizamos nada. -Xiao rió. -A veces pienso que incluso es una rutina, no sé si llegaré a cansarme de ello.
-Lo preguntaba porque quería que fuéramos a algún lugar. -La chica fingió quedarse pensativa. -Olvídalo, tendré que hacer un proyecto con Tartaglia.
-¿Tartaglia? Pensé que te desagradaba. Realmente parecen no llevarse bien.
Hablando del diablo, él estaba a nada de entrar por la puerta presumiendo lo contrario, era una oportunidad perfecta para indicar que no se dejaría derrotar si es que se trataba de tener el cariño de la chica que le gustaba. Aun así, no pasaría mucho tiempo para que esas ganas se le quitaran.
-En realidad es alguien torpe, molesto y egocéntrico. Suele hacer todo lo contrario de lo que le digo, a veces es poco amable, me da la impresión de que mis sentimientos no le importan y lo que más me fastidia de él es su actitud de todas mías... -El muchacho de cabellos anaranjados sonrió de forma triste y derrotada, marchándose como perro apedreado ante aquellos golpes que le dieron muy fuerte en el orgullo. -Y de cualquier forma tiene también su parte linda, ¿conoces a su hermano? En definitiva lo tiene en un pedestal, y no es para menos, es un buen hermano. Si se lo propone, puede ser atento, y sus boberías suelen levantarme el ánimo cuando me siento decaída.
-Por lo que veo, no lo odias tanto como pensé.
-No lo odio. Solo que a veces me enojo tanto con él que olvido que tiene su parte buena. En fin, olvidemos eso, mejor centrémonos en el guion, y te apuesto cuanto quieras que Tartaglia llegará diciendo que tener una cita al acabar el proyecto es lo mejor.
-Quisiera no decirlo, pero no me agrada mucho que te la pases con él.
-¿Celoso? -Se rió Lumine, victoriosa.
-¡P-para nada! Es muy agresivo, suelo pensar que un día reaccionara de una mala manera.
-¿Ya te diste cuenta de qué hablas? Ya lo intentaste una vez.
-Sigh...supongo que te pediré disculpas por eso para toda la vida.
El chico nunca llegó al club de teatro, lo que le cayó de raro a todos, pues muy rara vez solía faltar, y curiosamente Lumine se empezó a preocupar por él. ¿Se habría enfermado otra vez? ¿Algún imprevisto del trabajo le impidió venir? Existía la posibilidad de que tuviera que cuidar de Tonia, o incluso de Teucer, pero el que se le hubiera hecho tarde le resultaba muy complicado de concebir.
No fue sino hasta las clases grupales que lo volvió a ver, pero no le dirigía ni la mirada, aparte de notarse de mal humor, ¿qué tendría ese chico por la cabeza? ¿Se habría peleado y por eso llegó tarde? Claro que ella le preguntaría, pero todavía le resultaba dudoso porque no le comentaba nada al respecto.
Lo más lógico le resultaba en que le presumiría su victoria por muchísimas razones, pero no, ni siquiera una mirada, así fuera de seriedad. Claro que no sabía que eso era resultado de sus palabras, mal entendidas, por supuesto, pero que tenían un trasfondo de verdad.
Llegado el momento de salir al receso, más raro le pareció incluso a Lumine que él no la esperara o la invitara a pasársela juntos, así que ya no esperó un segundo más e intervino directamente.
-Tartaglia. -Le dijo, pero él se hizo de los oídos sordos y siguió con su camino.
Ella lo siguió dispuesta a topárselo, y por más que le dijera su nombre, parecía no hacerle caso en lo absoluto, de ahí que incluso ya hasta se preocupara. Al tomarlo del brazo para detenerlo, Tartaglia jaló del mismo, causando que ella casi se cayera, aparte de que lo soltó bruscamente.
-¡¿Tienes algún problema?! ¡No fuiste a teatro, ni siquiera me miraste en todo el día! ¿Te peleaste? ¿Pasó algo en tu casa? Estoy preocupada por ti, ¿qué sucede?
-¿Oh, preocupada por mí? -Preguntó Tartaglia, sarcásticamente. -¿No dijiste que era una persona que considerabas molesta? Así que, si de verdad lo soy, mejor no hablo más contigo, para que mi presencia torpe y egocéntrica ya no te fastidie más.
Ella se quedó blanca como un papel, nunca pensó que la razón por la que él estaría molesto fuera justamente por lo dicho por ella. Aunque no escuchó lo que de verdad era importante de escuchar.
-Oíste lo que dije con Xiao, ¿no es así? También le dije que, en realidad...
-No, no es necesario que me digas más, me fue suficiente con lo que le dijiste a ese enano. Me decepcionas...te imaginaba diferente, Lumine. -Él le dio la espalda, dispuesto a irse, ella lo tomó de nuevo del brazo.
-No es algo malo, de verdad lo juro. Son cosas que incluso ya te había dicho a ti, no te oculto nada.
-Solo olvídalo...ya no me interesa el tema. Si en realidad te desagrado, mejor me hago a un lado.
-Pe-pero no...
-No hay más que decir.
Y así, el chico se fue, dejando a su contraria bastante abatida, con el ceño fruncido por la tristeza. A pesar de lo afirmado por Tartaglia, ella quería decirle lo que en verdad pensaba de él, y que todo había sido un malentendido. Malamente, parecía que poco o nada había por hacer ese día, o incluso ya no había nada que hacer en adelante.
En este momento hay, más que nada, dos caminos que seguir en este pequeño malentendido y altercado que hubo. Primeramente, el de Lumine. Ella solamente se fue a sentar en alguno de los rincones de la escuela, uno ciertamente no apartado o solitario, o tan siquiera oculto, pero que no era transitado por muchos al estar cerca de la primaria, lugar que no era precisamente del agrado de los de preparatoria.
Curiosamente, y si bien no era de su agrado, sí que lo era para alguien muy en particular, y ese alguien en particular observó de lejos a la chica, sorprendiéndose de encontrarla por ahí, acercándose lentamente a ella.
-Señorita. -Dijo ese típico tono aniñado.
-¿Teucer? -Al mirarlo, literalmente era como si hubiera visto a Tartaglia frente a ella, pues los dos en realidad eran bien parecidos, de ahí la confusión.
-¿Qué haces por aquí? Siempre que suelo encontrarte estás con mi hermanito. (Paimon: Onii-chan :v)
-Hum...digamos que lo hice enojar accidentalmente, le quería decir algo que no pude y escuchó otras cosas que, si bien pienso que son ciertas, no se las tomó muy a bien que digamos.
-¿De verdad? Eso me sorprende, mi hermano es muy compresivo. Je, aunque no niego que a veces lo hago enojar, sobre todo cuando lo preocupo.
-Sí, no negaré que es un buen hermano. Es alguien de muchas cualidades positivas.
-Oh, no solo es un buen hermano, ¡sino el mejor hermano mayor! No dudes que luego se le pasará el enojo, así es él. Cuando yo lo hago enojar, suelo regalarle algunos dulces o evito hacer cosas que lo hacen enojar y luego nos reímos por un buen rato.
-Después de todo eres su hermano, no puede enojarse contigo toda la vida. Agradezco tu consejo, Teucer. Ya veré qué le puedo regalar.
-Sus dulces favoritos son los de canela, solo te aviso. -Sonrió el pequeño. -Para que lo tengas bien en cuenta.
Corriendo de forma aniñada, el pequeño se fue, dejando a Lumine sonriendo con gracia pero a la vez sin forma alguna de saber qué haría después de eso. ¿De verdad regalarle dulces sería lo ideal?
Ahora el segundo camino es el de Tartaglia, justamente. El chico fue a la azotea, ese lugar tan conocido por Ayaka y Xiao usado para fumar. Él no iba a eso, claro, pero era el mejor lugar para estar solo, así que se sentó, tallándose la frente con algo de molestia.
Le sorprendía muy a mal que, desde su perspectiva, Lumine en realidad fuera una chica hipócrita. El coraje no lo dejaba pensar bien, evidentemente, así que por esa misma razón no se daba cuenta, y como diría Epicuro "si lo malo que dicen de ti es verdad, corrígete; si es mentira, ríete", y en ese momento no había mucho de lo qué reírse.
Lo único que de verdad le molestaba era el que Lumine pensara que no respetaba sus sentimientos cuando sí que lo hacía, siendo eso lo único en lo que se centraba. Era, en efecto, producto de la decepción de pensar algo de ella que no era real al final de todo.
Como no tenía nada de raro, Xiao fue a ese lugar a fumar como era costumbre, frunciendo el ceño a la vez que se quedaba tieso, con el cigarro en la boca y el encendedor en las manos listo para intentar prender el tabaco, encontrándose con un invitado no deseado.
-¿Qué se supone que haces aquí? No puedes entrar.
-¿Y tú? Tampoco es que puedas, ¿sabías?
-Bueno...en mi defensa puedo decir que no hay mejor escondite para fumar así que...ni modo. -Él se sentó frente a Tartaglia, comenzando a fumar. -¿Qué te trae por acá? Es la primera vez que suelo toparme a alguien aquí como no sea Ayaka.
-Quería estar solo, en un lugar callado, tengo que pensar algunas cosas. Solo te diré que, por tu bien, mejor no hables con Lumine. Me doy cuenta que es alguien muy doble cara, cínica y muy hipócrita. La creía diferente...pero me equivoqué.
-¿Por qué lo dices? Me doy cuenta que no le caes tan mal como aparenta. Incluso me dijo que tienes un lado bueno, no sé qué de bueno te ve así que...
-¿Ella dijo eso?
-Sí, le pregunté si te odiaba y su respuesta fue que no, para sorpresa mía. -Xiao seguía fumando de su cigarro. -Solo la desespera un poco tu forma de ser, pero eso no es novedad. Mi forma de ser no le agrada mucho y soy su único amigo. Solo no la hagas enojar mucho y ya, pero para que hables así de ella se me hace más raro todavía, ¿pasó algo entre ustedes dos?
-Eso que me dices me explica muchas cosas...respecto a tu pregunta, solo hubo un malentendido y ya.
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Los team Tartaglia pensando que haré que él y Lumine se peleen y se dejen de hablar: ando buscando un cabrón para partirle su madre >:v
Yo: calmémonos todos...
Ya en serio :v si bien este capítulo no está dividido en partes, no negaré que todavía falta una continuación y se verá qué pasará después. Spoiler, Tartaglia sacará su lado simp, ya verán a qué me refiero xd
Siento que este capítulo fue muy rápido, o pasaron muchas cosas en pocas palabras y acciones, por eso mismo falta la pequeña continuación, así que ustedes tengan especial paciencia uwu les aseguro que les va a gustar y los que todavía no se pasen al team Tartaglia, seguramente ya con esto sí, o eso pienso yo xd que claro, los que sigan aferrados al team Xiao, está bien, no se preocupen, todavía no se define nada...¿o sí? :v
Siempre tuyo:
-Arturo Reyes.
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