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3.15 Una semana para el amor prohibido, parte 2.

Ayaka y Xiao cumplirían ya sus meses de novios, estaban cerca del año, y ese día era su aniversario, por lo que ella prepararía un pequeño regalo para su enamorado. El mismo era nada más y nada menos que una playera con la imagen del guerrillero heroico, así como también algunas galletas de almendras que le gustaban tanto, como remate, pasearían comiendo un helado, que igual era muy del agrado del chico.

Sin embargo él, por estar de empalagoso con Lumine, olvidó por completo el aniversario, en esa ocasión, siendo ya jueves y aunque dijeron que no lo harían otra vez, se encontraban en la casa de la chica, con una buena y subida de tono sesión de besos al ya no querer sentir esa ternura de los besos sencillos y románticos.

Los que hacía que evitaran caer en la lujuria eran los que despreciaban al no llegar nunca a nada más por convenio propio, por eso es que al final les eran amargos y llenos de culpa, puesto que siempre terminaban frenándose por causa de esa alarma que les decía que era hora de partir y de dejarse de tocar, pues claro, las manos las tenían muy sueltas cuando se trataban de esos besos, lo que los hacía sentirse más culpables, especialmente a Lumine al ser cosas que ni a Tartaglia le permitía.

-Al final de todo, esto no va tan mal...pero estaría bien que ya fuera lunes. -Dijo Xiao, fumando mientras se acomodaba la corbata.

-No fumes aquí, es mi casa. -Se quejó ella, poniéndose el brasier. -Esta vez llegamos más lejos...¿qué pasará si un día no suena la alarma?

-Hum, eso me suena poco probable. Es posible, ciertamente, y sin embargo no creo que suceda.

-Te odio por darme esas ideas y me odio más por hacerte caso... -Ella terminó de abrocharse la camisola, así como de ponerse el suéter.

-Nos veremos en la escuela. -Xiao tomó sus cosas, yendo a la puerta para, posteriormente darle un beso en los labios a Lumine, dándose prisa. Ella, al estar sola, se sentó en el sillón, comenzado a llorar.

-Soy un monstruo...estuve a nada de tener sexo con Xiao, de besarlo, de permitirle que me tocara el cuerpo, que me lo besara, y al rato llegaré con Tartaglia, le daré un beso en los labios y le diré que lo amo...no es mentira, pero tampoco lo es que él no merece a una escoria como yo.

Por parte de Xiao, él tomaba el autobús que solía tomar Lumine, viendo a Tartaglia en una de las paradas del mismo, pero él no se percató de su presencia, de ahí que volviera a la realidad. Ella tenía novia, y él ni hablar, y fue que justamente recordó que era aniversario de novios con Ayaka, por lo que sus ojos se abrieron, y sin saber qué hacer, se bajó del autobús al ver una florería, comprando una pequeña canastita de rosas blancas con un corazón al que le escribió su nombre, sonriendo para sí mismo al verlo.

-Le encantará... -Dijo, orgulloso. Subió de nuevo al autobús siguiente y se encontró con que Lumine, Tartaglia y su hermano iban en el mismo.

-Oh, qué sorpresa verte por aquí. -Sonrió su contrario. -¿Y esas rosas? ¿Son para Ayaka?

-Sí, ya casi cumplimos un año de novios.

-Hum, Lumine y yo tenemos casi el mismo que ustedes dos, nuestro aniversario será en dos semanas, así que ya me diste una idea.

Los dos amantes se vieron, desviando sus ojos, ¿qué demonios estaban haciendo? No era una aventura lo que hacían, sino un crimen terrible, un crimen contra sus parejas y contra el propio amor.

Xiao prefirió irse delante de ellos para no verlos y que así no se sintiera peor de lo que ya se sentía, ¿cómo pudo olvidarlo? Estuvo a punto de entregarse a otra chica cuando cumplía casi un año de noviazgo con Ayaka, uno que él mismo le propuso y parecía que él mismo rompería.

La seguía amando, y esos días solo iban confirmando algo que ya para el lector será más que evidente. A Lumine no la amaba, la quería; aparte el deseo que ambos se tenían superaba con creces el cariño que se tenían mutuamente.

Ahora ya lo sabían...solo querían para besarse, tocarse, y si se lo llegaban a permitir, incluso para complacerse, por suerte se habían mantenido lo suficientemente fuertes para evitarlo, pero a poco se iban sumiendo más y más en ese pozo que tenía fondo, pero el golpe contra el mismo sería uno fatal.

Apenas Ayaka lo vio llegar con la canasta de rosas, se lanzó para besarlo y él la abrazó tan fuerte, como si no la hubiera visto en años, sintiéndose mal consigo mismo por mentirle, porque sus labios tuvieran el sabor de los de otra mujer, y que no tuviera ojos solo para ella.

Tartaglia se dio cuenta, desde la primera vez que la vio en ese día que algo no andaba bien con ella, ¿sería por algo personal o simplemente era uno de esos días en que amanecía sin ánimos de nada?

Para pensarse las cosas, no sabía ni qué preguntar, no pensaba que fuera algo relacionado con Xiao, eso no se le atravesaba en la mente, solo necesitaba respuestas. Él la tomó del hombro.

-Te veo decaída, ¿pasa algo?

-Nada...no dormí bien.

-Sé que me mientes, cuando no duermes no estás así, te pones de malas. Dime la verdad, ¿pasó algo?

-Sigo pensando que no te merezco. Hay varias razones por las cuales lo pienso y siento que deberías buscarte algo mejor.

-Ay, Lumine. -Él la abrazó, acariciándole la espalda. -Ya hablamos de esto. No deberías pensarlo, te quiero y eres lo mejor para mí, sé que tenemos nuestras diferencias y algo amarrado a tu pasado te impide disfrutar del presente, ¿pero qué importa? Todos anhelamos siempre algo que no pasó y deseamos que sí, depende de nosotros si el pasado nos cuesta el futuro, solo tómate el tiempo que necesites.

-Por eso te lo digo, Tartaglia. -Ella tenía sus ojos a nada de llorar. -Eres tan bueno conmigo, y yo no lo soy contigo. Me siento egoísta.

-No me parece que lo seas. Mejor olvida eso.

Los dos estuvieron un rato abrazándose, él tranquilizando sus lágrimas, y ciertamente Tartaglia tenía algunas sospechas, ¿se estaría viendo con Xiao en secreto? No le parecía coincidencia que ella llegara así, un día normal, diciéndole que era egoísta con él. ¿Esconder secretos era una forma de egoísmo para ella? Prefería mantener el beneficio de la duda, pues no quería hacerse ideas erróneas que, en realidad, estaban acertadas.

Por su parte, Xiao y Ayaka estaban pegados como chicles, lo que no era raro, pero al menos el muchacho lo hacía para compensar lo que estuvo a punto de hacer esa mañana, sintiéndose culpable. No sería la primera vez que haría el amor con Ayaka en su aniversario de novios, solo que ese día no se sentía capaz, pues sentiría que estaría haciéndole el amor a Lumine, lo que él no deseaba ni quería tan siquiera imaginarlo.

Nunca se lo cuestionó, ¿pero él quería hacerle el amor a Lumine? Había estado a nada en algunas ocasiones, ¿en realidad lo deseaba o era solo la emoción del momento? Al notarlo tan perdido en sus pensamientos, Ayaka le dio un beso en la mejilla, riendo.

-¿Qué piensas, amor?

-Tonterías. He pensado en lo que hemos pasado y, a pesar de todo, sobrellevamos todo eso, y estoy en un punto donde creo que algo muy complicado no podría separarnos.

-A veces pienso la razón por la cual romperíamos, y sorpresivamente no he encontrado alguna. -Sonrió. -Tendría que ser que alguno de los dos se fuera del país o falleciera, pero eso lo dudo mucho. -Ella lo abrazó.

-Empiezo a creerlo, Ayaka. ¿Me podrías perdonar todo lo que haga a pesar de que sea terrible? Yo lo he pensado y no sé si podría, tú ya me perdonaste una muy complicada, y lo mínimo que podría hacer es lo mismo pero...no sé si podría.

-Ay, Xiao. -Rió. -Yo jamás te haría algo que pudiera dañarte, no tendrías motivos para perdonarme si es que no cometo alguna maldad. Y yo...Sigh, no debería decirlo, pero te perdonaría todo siempre y cuando estés dispuesto a continuar y seguir amándome. Te lo dije ya, si un día dejas de amarme, me iré, con el corazón roto, pero me iré.

-No quisiera romperte el corazón. -Él le besó el dorso de la mano.

-Vamos, este es nuestro aniversario, no hablemos de estos temas. ¿Qué haremos? Hoy salimos temprano, ¿tienes casa sola? Yo no, y si tuviera. -Ella se acercó a su oído para hablarle con coquetería. -Ya sabes a qué iríamos. -Le mordió suavemente la oreja para luego reírse.

-No quisiera hacer siempre lo mismo, podríamos probar algo diferente hoy...por ejemplo, ¿vamos por una malteada, tomados de la mano, abrazados, como en nuestras primeras citas?

-Eso sería mejor dejarlo para cuando ya cumplamos un año. Y si quieres hacer algo diferente...hum, ver películas en casa de alguno sería lo ideal, y bueno, si no quieres hacerlo, estaré de acuerdo. -Ella le dio un nuevo beso en la mejilla.

El destino parecía castigar la conciencia de Xiao, pues todo a su alrededor le recordaba a su engaño junto con Lumine, y es que la culpa lo estaba carcomiendo poco a poco, conforme caía en cuenta que, así como ella pensaba que Tartaglia no la merecía, Ayaka era mucho, pero mucho para él.

Siempre lo había amado, procurado, fue la dueña de su primer beso, su primera vez, su primera novia, y él solo podía pagarlo con engaños, mentiras, y una doble cara que era para sentir escalofrió por lo malvado que podría ser. ¿Es que las promesas no tenían ya valor para él?

El festejo del aniversario le fue más bien difícil, pues claro que disfrutaba la compañía de Ayaka, y cuando Zhongli llegó y los vio acostados en el sillón bajo la misma manta, solo pudo sonreír al parecerle lo más tierno que había visto en su hijo desde que él era un pequeño: su adolescencia vista desde el punto de vista del amor.

-Hum...me recuerdan a mí y a mi mujer cuando hacíamos lo mismo. -Sonrió él. -Yo también fui joven, y espero que esas manos estén bien quietas bajo esa manta.

-¡Papá! -Exclamó Xiao, apenado. Ayaka se rió.

-Lo siento, tenía que decirlo o no estaría en paz. Si ella está de acuerdo, podemos llevar a Ayaka a su casa, no tengo problemas.

-Se lo agradecería, profesor.

-Aquí solo dime Zhongli, que me llamen profesor en mi propia casa se me hace raro. -Dijo él, riendo, quitándose la corbata y el saco.

Los dos novios se miraron riendo para seguir viendo la película.

Era algo que tanto Xiao como Lumine ya sabían, pues es que el romance existía en su relación, pero era siempre opacado por la pasión y el deseo, mientras que por su parte, lo que era con sus respectivas parejas, sin bien claro que existía pasión, el amor era lo que predominaba.

En caso de ser Lumine la que estuviera con Xiao en ese sillón, el lector puede estar seguro que Zhongli los hubiera atrapado teniendo sexo en el mismo, pero con Ayaka no pasaba nada relacionado con ello. Eran ellos viendo una película y nada más, abrazados, tibios, sin turbulencias en su corazón.

Para el día siguiente, y recordando que ya eran los trabajos finales, los mismos se hacían en pareja, y Zhongli recordó, por las razones más inocentes, que la última vez que su muchacho y Lumine hicieron un trabajo juntos estuvo tan bien hecho que, en realidad, considero buena la idea de que se repitiera la ocasión. Ese día, Xiao prefirió que se dieran un pequeño descanso de su juego de amantes, ya que saber que le fue infiel a Ayaka el día de su propio aniversario de novios lo hacía sentir peor que pésimo.

Ella lo entendió pronto, y es que era mejor acabar ese juego de una vez por todas, ya que nada bueno podía salir de ahí, solo se aplazaba un hecho que ya era más que evidente.

Sin embargo, al escuchar que los dos harían equipo, se quedaron blancos, con un pequeño tic en el ojo puesto que, justamente queriendo ya acabar esa farsa, se topan con una cosa así. Lo peor de todo, es que lo harían en casa de alguno, y si la misma estaba sola...había muchas cosas por hacer en la soledad, y ninguna de ellas era el trabajo, por desgracia para ambos.

Todo recaía en cómo lo manejaran, puesto que podía ser de forma estoica y con uso de la razón...o podían no planearlo y ver cómo es que resultaba algo así, que no es que fuera lo ideal, claro.

-¿Por qué nosotros dos? -Preguntaron una vez el salón estuvo vacío.

-Por nada en especial, la última vez hicieron un trabajo excelente. Y Lumine, sé que eres novia de Tartaglia, no te pongo con él porque sé que puede ser algo que los distraiga. En fin, debo retirarme, nos vemos a la salida, Xiao. -Dijo él, acariciándole la cabeza al mencionado.

Los dos amantes se miraron a los ojos, llevándose las manos a la cabeza, desesperados. Solo podía quedar a merced de su razonamiento para que las cosas no salieran tan mal.

Viéndose en problemas, y una vez en casa del muchacho el día sábado, por suerte para ellos Zhongli se encontraba con ellos, de ahí que no temieran que nada malo sucediera. En efecto, el hecho de ser equipo causó que el trabajo fuera bastante bueno, como el de la última vez, incluso un poco mejor.

-Nada mal, estamos por terminar. -Sonrió ella, preparándose ya para irse apenas terminaran el trabajo.

-Fue muy fácil... -Mencionó Xiao, extrañado, pero no solo refiriéndose a que el trabajo, per se, resultó sencillo.

Zhongli se iba poniendo su saco a toda prisa, además de colocarse su reloj en la muñeca y echar su celular en el bolsillo.

-Chicos, debo irme, surgió un asunto de importancia con la directora Ninguang, la próxima semana nos espera una agenda muy apretada a los que tenemos roles administrativos, los dejo, me parece que están por terminar, me da gusto que así sea, al final de cuentas los emparejé por algo. Xiao, acompaña a Lumine a tomar su autobús, y si gustas algo, no dudes en pedirlo. -Sonrió él, saliendo por la puerta...

Los dos se miraron, realmente no le daban mucha importancia a ese hecho pues, como lo había dicho Zhongli, estaban ya por terminar, y el plan que tenían era ahora al tener casa sola se trataba de despedirse y nada más.

Y es que así fue, justamente cuando el trabajo fue finalizado, ambos se estiraron, recogieron las cosas y, por parte de Lumine, tomó un poco de agua, que era lo único que necesitaba antes de irse.

-Tu padre dijo que me acompañaras...si no quieres no es necesario.

-No tengo problemas con ello, de verdad. -Sonrió Xiao. -Vamos... -Ella lo tomó del brazo, él se sorprendió un poco.

-Despidámonos aquí de una vez, en la parada de autobús no me parece buena idea.

-Bien pensado.

Ambos tortolos se dieron un abrazo seguido de un beso que, en un inicio, fue lento y sin prisas, pero conociéndose los dos, el mismo fue escalando sin en realidad teniendo que pasar mucho tiempo para que eso pasara.

Estaban solos, lo sabían, pero solo era cosa de despedirse bien y ambos se dirían adiós, la cosa no podía ser más sencilla, ¿o no?

Conforme las manos y los besos más allá de los labios entraron en acción, la cosa llegó a su punto de no retorno. Xiao tomó de la cintura a Lumine e hizo que ella quedara de espaldas a su cuerpo, como la ocasión de la cocina, por lo mismo, empezó a besarle el cuello y a acariciarle la entrepierna.

-Xi-Xiao... -Susurró ella, queriendo decirle que no, pero tampoco se atrevía a decirle esa palabra, dos letras no podían salir de su boca como no fueran pequeños gemidos o el nombre del muchacho.

Ya lo podía sentir, la erección del chico era evidente para ella, así que, volteándose hacía él, lo tiró en el sillón, ese mismo donde el día de ayer había visto películas con Ayaka de forma romántica; Lumine se levantó la blusa, Xiao comenzó a tocarle los senos por encima del sostén, haciendo que ambos se excitaran. Ella le acariciaba la entrepierna, y cuando cayó en cuenta qué estaba por pasar, abrió los ojos de la sorpresa, tomando las manos de Xiao para tratar de quitárselas.

-N-no, olvídalo, estamos haciendo m... -Sin dejarla terminar, Xiao se colocó sobre ella, sorprendiéndola, comenzando a besarle el cuello y a retirarle el sostén, aparte de tomarla de las manos. -Xiao...no...

-Tú quieres igual que yo, ¿qué sentido tiene ocultarlo? -Ahora él atacó con sus labios los senos de la muchacha, lo que no sucedía por primera vez, y es que no podía negarlo, quería que pasara lo que estaba por pasar, pero ella pensaba en el antes y el después.

Volvieron los besos en los labios, y por lo que parecía ser, y en base a lo que llegó a conocer del muchacho, supo que él ya no era virgen, y por supuesto, ¿con quién más perdería esa pureza?

-Megszakad a szívem. (a ver si captan la referencia)

-¿Qué? -Preguntó él, con un gesto de cuestionamiento. -¿Qué significa?

-"Me rompe el corazón." Xiao, fui yo tu primer amor...pero no tu primer beso, o tu primera novia...ni tu primera vez...y eso me rompe el corazón.

-Eres mi primera aventura, mi primer amor prohibido, así que también no te quedas atrás.

-Eso no me importa, en realidad. Si te lo preguntas...es mi primera vez. -Dijo ella, sonrojada.

Xiao se sacó la playera y prontamente con el pantalón, el cinturón se lo quitó Lumine, pero antes de nada, el muchacho fue a su cuarto sacando los condones que tenía guardados para las veces que hacía el amor con Ayaka ahí, en su casa.

Las piernas de Lumine estaban sobre los muslos de Xiao, él la tomaba por la cadera, y con la falda y calcetas puestas, aunque claro que sin la ropa interior de la muchacha, él le quitó la virginidad.

Con la experiencia que tenía, Lumine se sentía fuera del mundo, pues la forma en la que él se movía, el modo en que lo hacía, la jalaba de la cadera, era una cosa que no se podía terminar de creer por lo bien que se sentía, puesto que la estaba haciendo suya.

Ese sillón sería el cómplice y testigo de aquella infidelidad, ella se dejaba conquistar sin problemas, retorciéndose un poco por el placer, sonrojada y apretando los cojines del sofá.

Prefirieron moverse a la cama, donde apenas cayeron en la misma, Xiao tomó de las manos a Lumine, teniendo la misma posición que antes, salvo porque ahora no la tomaba de la cadera, pero eso no quitaba que no siguiera siendo suya.

Ella lo abrazó, haciendo que quedaran bastante juntos, arañándole la espalda a la altura delas cosquillas izquierdas, amarrándolo también con sus piernas, aparte de tomarlo de la nuca. Él hizo lo mismo, la abrazó suavemente, los dos se besaban ya no con esa intensidad que los caracterizaba, sino incluso con los restos de cariño que se tenían.

Describir qué hacían de forma exacta era complicado, no hacían el amor, pero tampoco tenían sexo sin más, sería un punto medio entre ambas cosas, ¿y qué es lo importante, en realidad? Pues que ellos, tras tanto desearse, finalmente se habían unido tras negarse por mucho tiempo a hacerlo, y si estaban destinados o no, eso ya no tiene relevancia, pues lo estaban.

Xiao hizo que los dos se acostaran de lado, por lo que estuvieron más abrazados y juntos, compartiendo prácticamente un mismo sudor, ambos se besaban nuevamente, Lumine lo tomó de las mejillas, lagrimeando de los ojos, mientras que él se centraba en seguir penetrándola como le fuera posible, y lo único que separaba sus besos eran sus propios gemidos. Al verse dificultada esa acción, prefirieron unir sus frentes, tomándose de una mano para que con la otra se acariciaran como quisieran: se tocaban la espalda, el trasero, la nuca, lo que le gustaran y mandaran, en pocas palabras.

-¿Por qué tuviste que cambiarme, Xiao? -Le preguntó ella, dolida. Lo que más le hubiera gustado era perder la virginidad con él pero siendo su novia, no su amante, o incluso más que su novia. Como ella misma lo dijo antes, saberse todo eso de memoria le rompía el corazón.

-No te cambié, tú me dejaste a mi suerte.

-Ayaka te ocultó de mí, yo quería secar tus lágrimas en vez de ella.

-¿Y por qué te fuiste con Tartaglia?

-Por querer olvidarte.

-Eso ya es cruel hasta para mí. Aun así, sé que lo amas.

-Y tú amas a Ayaka, pero a mí solo me quieres así.

-También me deseas igual. -Soltándose de la mano, e hincándose en la cama, los dos se manoseaban el cuerpo de mejor forma, no dejando ni un solo rincón por las que sus manos no pasaran.

Era verdad...ya no se amaban, se querían: querían sus besos, su cuerpo, sus caricias, algunas palabras lindas...pero ahí no se encontraba ya el amor, o no mucho, sería más adecuado decir.

Lumine, recargándose en la cabecera, colocó sus piernas sobre los muslos de Xiao, ella se sujetaba de su cuello, mientras que él la tomaba de la cadera, moviendo su cadera de atrás hacia adelante, causando que ambos gimieran, y es que pronto llegó algo que nunca habían hecho, ni siquiera con sus novios.

Ella le mordía el cuello y los hombros, incluso la oreja, y no es que fuera precisamente suave, era lo suficientemente fuerte para dejarle marcas que tardarían unos pocos días en irse, pero que ahí quedaban.

Por parte del chico era igual, besaba sus piernas aparte de morderlas, su cuello, sus senos, los brazos, todo con la intensión de así hacerla suya, pero la chica no quería quedarse sin su tajo del pastel. Ahora Lumine quería hacer suyo a Xiao.

Lo tumbó en la cama, tomando su sexo para dirigirlo a su intimidad, sin en realidad tener una idea de qué hacer después de eso, seguía siendo su primera vez, no tenía una idea certera de qué movimientos hacer cómo no fuera arriba y abajo, y lo hacía más o menos mal.

Cuando finalmente, y más por casualidad que por acierto, la chica comenzó a gemir con temblores en las piernas, tomando las manos del chico para apoyarse en las mismas, haciéndolo suyo como deseaba.

-Di que eres mío, Xiao.

-No te lo puedo cumplir...yo no soy de nadie, y tampoco tengo dueña.

-¿Ni siquiera Ayaka?

-Tampoco ella.

-Hum, entonces me hablas muy enserio. Pero, aunque no quieras decir...en este momento eres mío. -Ella comenzó a moverse más rápidamente, gimiendo de forma linda mientras su contrario apenas si podía llevar aquel ritmo tan acelerado.

Él, para desquitarse, prefirió tomarla de uno de sus senos para apretarle un pezón de forma delicada, eso con la intensión de tenerla sumisa, pero sorpresivamente, ella no se dejó.

Respiraban agitadamente por la boca, Lumine se seguía moviendo arriba y abajo, sus piernas se movían desesperadamente, él apretaba la almohada y tiraba su cabeza para atrás. Ahora sí, y aunque Xiao no quisiera aceptarlo, ella era quién lo hacía suyo, aunque fuera él quien le estuviera enseñando a cómo hacer eso que sucedía en aquella cama.

La chica se agachó lo suficiente para besarlo, moviéndose de la misma forma rápida, con algunas pequeñas pausas en el proceso, pero todo era para que fuera el chico quien gimiera, quien estuviera contrayéndose en la cama, y mientras sujetaba una de sus mejillas, ella le sonrió.

-¿Ahora si eres mío, Xiao? Porque a mí me parece que sí lo eres, lo aceptes o no. -Ante esas palabras tomadas a reto, el mencionado volteó la situación, siendo él quien quedaba encima.

-Ahora te haré mía de nuevo. -Rió, agachando su rostro para comenzar a besarle el cuello, siguiéndole el juego. Ambos entrelazaron sus dedos de las manos para que tuvieran la mayor cercanía posible, sintiendo sus cuerpos desnudos en su máxima expresión.

Regresaban a la posición inicial, y no es que por ello fuera malo, solamente sabían qué era lo que más les gustaba, y tras la faena y no teniendo acostumbrado el cuerpo, Lumine sentía el mismo bastante adolorido, tanto así que incluso se estaba arrepintiendo de ser quien quería tener la iniciativa de ese momento.

Por suerte ahora era ella la dominada, puesto que su labor se limitaba a más que nada tocar el cuerpo del muchacho, ya conociéndolo de sobra, sintiendo incluso las cicatrices que tenía en el cuerpo, mismas que le parecían un cruel recordatorio de un pasado injusto.

Le dio un poco de pena cuando rompieron esa posición,  pues se acaballó sobre él, acomodándose sobre el montón de almohadas, él le abrazaba, envolviéndola entre sus brazos con un poquito de fuerza, y ella se recargaba en sus hombros mientras arremetía contra él, causando gemidos a ambos.

Al estar ya cansada por lo anterior mencionado, los movimientos de la muchacha eran lentos y pesados, por lo que ambos sudaban más, pero les daba igual, estaban tan unidos, tan cercanos, era válido todo ello, y solamente resultaba mejor ya que se besaban relajadamente a pesar de lo que ocurría en sus entrepiernas.

La muchacha encorvó la espalda, tomando sus manos y gimiendo bastante fuerte, él se mantenía pasivo, pero igual la ayudaba a llegar más pronto a su clímax cuando le tomó un seno y lo estimuló con cuidado, pero no precisamente con lentitud.

En cuanto ella terminó, frenó sus movimientos al caer rendida sobre su pecho, moviendo apenas su cadera de arriba abajo, le temblaban las piernas y se sentía fuera de sí, era maravilloso para la muchacha, era la única parte del cuerpo que le reaccionaba, pues todo lo demás lo sentía muy débil, y fue ahí cuando Xiao la abrazó de nuevo, haciendo que en sus pechos no hubiera centímetro de distancia, y que estuvieran bien juntos.

Nos empezamos a besar de nuevo y con bastante pasión, al menos yo no sabía si podía continuar por lo cansada que me sentía, pero apenas él me tomó de la cintura para que tomara su posición y él la mía, supe que todavía no acabábamos, o al menos no él.

Riendo un poquito, ella le tomó de las mejillas para besarlo una vez más, sintiendo como es que volvían a hacer el amor, tirando su cabeza para atrás, así él aprovechó y le empezó a comer el cuello, bajando hasta su pecho para morderlo con suavidad.

La tenía completamente dominada ya que con sus pies impedía que moviera las piernas, las que todavía me temblaban bastante, Xiao la sujetaba de una muñeca y su otra mano entrelazaba la suya, esa mano Lumine la apretaba con fuerza, como indicándole que no quería que ese momento acabara.

Seguía moviéndose lentamente pero entrando con fuerza, y la verdad es que eso la enloquecía, ya que podía sentir de mejor manera su ρεηε. Sus movimientos eran delicados, la chica soltó una de sus manos para pasarla por su espalda, acariciándolo, pues le gustaba mucho sentirlo, sentir incluso esas cicatrices que podía apreciar perfectamente al tacto.

Teniendo ya bastante rato con lo suyo, y presionado por si su padre llegaba a casa, Xiao tembló por completo de la entrepierna para venirse en el condón, Lumine pudo sentir perfectamente cuando eso ocurrió, lo que le pareció curioso.

Tras estar unos segundos así, el chico salió, quitándose el condón para tirarlo a la basura, ocultándolo en una lata de refresco vacia para que no fuera visible.

Acostándose de regreso en su cama, llegó la culpa y el remordimiento.

-Hace no más de una semana que hice el amor con Ayaka en esta cama...y hoy fue contigo.

-Y mañana será de nuevo con ella, tch. -Ella comenzó a vestirse. -Hicimos lo que quisimos, ¿no? Ya fue todo, y antes de empezar te vi muy animado, ¿qué pasó?

-La mencionaste a ella mientras lo hacíamos...

-Y tú a él. Mañana terminará la semana de novios...¿qué haremos después?

-¿Todo a la normalidad?

-Me parece bien...

Estando ya vestidos, ambos se miraron, apenados, daba la impresión de que ya se conocían mejor desnudos que vestidos, y aún así lo único que pudieron hacer fue darse un tímido beso en los labios del que se separaron de inmediato por temor a caer de nuevo en la lujuria.

Ella se negó a ser acompañada a la parada de autobús a pesar de que ya eran las siete de la noche, pero con tal de ya no verlo, la idea le pareció más adecuada.

Al llegar a su casa, sabiendo que en cuestión de días el cuerpo el comenzaría a cambiar, Lumine supo de inmediato que debía camuflar la situación...debía hacer ahora el amor con Tartaglia, y ahora sí se definiría sin problemas, haría el amor con él.

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Arturo al ver que a los team Xiao no les gustó el lemmon: ¡Oh que la chingada! >:v ¡¿Tons' qué quieres que haga?! ¡¿Eh?! >:v

Por alguna razón siento que a muchos de los que esperaban este lemmon no les gustó :V ojalá esté equivocado, ya veremos su reacción. Y a los team Tartaglia...ehmm creo que dijo que la trama podía volverse ntr y a eso era a lo que me refería xdxdxd

Ya sabemos que conmigo nada está escrito, de cualquier manera espero hayan leído bien jsjsjs :3 porque en los detalles está el diablo, o sease yo :v

Nos vemos el lunes, seguramente eso les agradará más a los team Xiao, pues el capítulo está dedicado a esa pareja. Y con el team Tartaglia, en realidad él perderá muuucho protagonismo por un rato, pero ojo, eso no quiere decir que ya no saldrá otra vez, no lo pierdan en cuenta.

No me maten, porque siento que me eché a casi toda la audiencia encima :'v

Siempre tuyo:

-Arturo Reyes.

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