2.9 Noche.
Faltaban dos días para que terminara el festival, todos los días Aether caminaba por esa calle, pensando en qué actividades podría hacer el día de la cita.
El autor prefiere omitir los detalles al considerarlos demasiado prontos, pero luego se dará una descripción de esa larga calle que se había llenado de vida y de muchas almas a todas horas.
Sin duda faltaba mucho para que se viera lo mejor, pues el último día se llevaban a cabo los fuegos artificiales, que era el espectáculo del año, sin duda alguna.
Eso era lo más esperado, pero todavía había mucha tela de donde cortar, por lo que él ya se preparaba. Su ropa quedaba lista, el perfume que usaría, incluso los calcetines que llevaría puestos, pero faltaba algo importante: la pareja.
No le había dicho a Amber que fueran, le daba un poco de inseguridad saber qué le respondería su buena amiga, faltaba ya muy poco, ¿y si alguien más ya la había invitado? Con eso que pretendientes no le faltaban.
Lo que hizo que la sangre se le bajara a los pies, fue que escuchó que dos compañeros de escuela platicaban al respecto de ese asunto.
-Sigh, la vi muy decidida, Amber no querrá ir con nadie como no sea el poeta.
-¿También te rechazó ir al festival? Vaya, esa chica está loca por el poeta, pero nadie sabe quién es.
-O tan siquiera ella tiene una idea de quién es.
Ya daba por perdido un asunto que, sin duda alguna, era su última esperanza para poder colarse en el corazón de su amiga. De cualquier forma, y recordando una frase que repetían muchos los del club de marxismo, fue que se decidió a no desistir de su objetivo.
¿Cuál era esa frase que lo animó? Una simple, pero que vaya que impresiona a cualquiera "La peor lucha es la que no se hace". Él lucharía aunque perdiera, lucharía aunque tuviera todo en contra, pero lucharía, ya que no tenía nada que perder. (como no fueran sus cadenas :v)
Apenas llegó a su salón, vio que Amber escribía algunas cosas que seguramente era una tarea pendiente que olvidó. Aether, aunque podría no ser el mejor de los momentos, actuaría de cualquier manera.
-Hola. -Sonrió él, sentándose al lado de su amiga, mirando que era lo que escribía.
-Hola. -Ella no despegó la vista de su libreta. -Olvidé que teníamos tarea y ya me ves apurada, espero que el profesor llegue un poco tarde.
-¿Es el resumen de historia?
-Sí, y el profesor Zhongli se suele molestar mucho si hago la tarea en el salón, me matará si me descubre.
-Relájate, no te falta mucho para acabar y además faltan diez minutos.
-El profesor suele llegar antes para anotar en el pizarrón y no perder un segundo de clase.
-Auch...
Suerte para ambos que tal cosa no sucedió, el profesor Zhongli, de hecho, llegó quince minutos tarde, lo que era sumamente impropio de él, y se le veía cansado, agotado, pero igual de serio que siempre y entusiasta ante las clases, especialmente cuando eran épocas que a él le gustaba mucho contar.
Esa vez dio la clase sentado, lo que era muy raro, él siempre solía estar de pie, caminando frente al pizarrón mientras hacía anotaciones, pero aquella ocasión no fue así.
Ninguno de sus alumnos prestó atención a eso, era algo raro pero no que les importara mucho, así que lo dejaron pasar.
Aether anotaba lo que iba dictando el profesor con cansada voz, pero aparte arrancó una pequeña parte de las últimas hojas de la libreta, con lo que anotó de forma rápida "¿Quieres ir al festival conmigo?".
Él sonrió apenas escribió eso, así que siguió anotando apenas se reanudó la lección.
En cuanto el profesor salió al acabar la clase, el muchacho hizo un muy pequeño avioncito de papel con esa nota, enviándosela a Amber, la que se sorprendió cuando le cayó en la frente.
Él sonrió, dando a entender que pedía disculpas, ella le dedicó una mala mirada, pero abrió el avioncito, tardando cosa de dos segundos en leer esas palabras rápidas pero que podrían tener consecuencias que se desatarían durante meses.
La muchacha sonrió, abriendo la boca de forma animada, afirmando con la cabeza. Él levantó un pulgar, apenas se podía ocultar lo emocionado que estaba.
Al salir al receso, los dos se esperaron en la entrada, caminando juntos, relajados y tranquilos ya que podrían descansar un poco de ese ajetreado día que todavía no terminaba.
-¿Y quién más irá? -Preguntó Amber, Aether le hizo un gesto de extrañeza.
-¿Quién más?
-Sí. ¿Sacarosa? ¿Noelle? O tal vez Xingqiu. Aparte, me da la impresión de que soy tu última opción, eso no me agrada del todo.
-No irá nadie más. Quería que fuéramos tú y yo...solos, es el último día del festival y me gustaría que los dos lo pasáramos juntos.
-Así que era eso. Bien, de todas formas no he ido al festival y realmente quisiera ir, solamente debo preguntarle a mis padres ya que seguramente querrás ir en la noche.
-Tienes razón. -Sonrió.
-Hoy en la noche te diré, ¿mañana es el último día, no? Hay tiempo todavía, poco, pero lo hay.
-Afortunadamente.
Contra todo pronóstico, Amber había aceptado que los dos fueran, lo que ya era una sorpresa de por sí, ¿qué mejor que ese día para celebrar que todo había salido bien?
Durante el club, él estaba con los pies sobre la mesa, bebiendo un jugo de uva enlatado como si fuera una copa de vino, sonriendo de forma boba, pero victoriosa.
-¿Qué moscó te pico a ti? -Preguntó Ayaka, levantando una ceja.
-Amber aceptó ir conmigo al festival. -Aether rió de forma boba.
-Señor, que suerte tienen algunos. Xiao no puede ir ese día, aunque como consuelo iremos hoy cuando salgamos de la escuela. Su padre nos recogerá cuando acabé, pero me hubiera gustado estar con él en los fuegos artificiales.
-¿Por qué no vas con tus amigas?
-No les gustan los lugares donde hay mucha gente, y a mí tampoco. Iremos a ver películas en mi casa y veremos los fuegos artificiales desde la azotea.
-Hum, suena excelente.
-Lo es.
Vaya que aquello era cosa de lastima, ya ni modo, se podría repetir en alguna otra ocasión, si es que así era. Por ese momento, Aether se centraba solamente en él, ya se imaginaba en la cita del día siguiente. Ya lo dijo un colombiano: mientras haya voluntad de lucha, habrá esperanza de vencer. Era el caso del muchacho.
Ese día, al salir, se despidió de Amber de forma muy animada, esperaba la confirmación en la noche, y se encontraba impaciente por ir ajustando los detalles de la cita.
Ahora que lo pensaba, no habían mencionado que era una cita, pero claro que lo era. Daba lo mismo, fuera una salida casual o una cita, el objetivo era el mismo: ser más cercano a Amber, darle señales de la verdad y, más importante, enamorarla.
No lo lograría en una sola noche, evidentemente, pero avanzaría en esa odisea poco a poco hasta lograr su objetivo.
Durante toda su jornada en la cafetería, fue más de lo mismo, sonreía, se notaba activo, muy alegre y, aunque un cliente le reclamó algo muy enojado, él siempre se mantuvo con ese mismo ánimo, lo que relajó un poco al hombre.
Noelle lo miraba sonriente, daba la impresión de que ya estaba volviéndole el color a su vida, ya no era todo sufrimiento y extrañar a esa chica de la que se enamoró meses atrás.
Curiosamente, cada que ella se iba asomando en su vida, él se alegraba más, como si fuera la misma Noelle que lo alegrara. Nada más era una coincidencia, para lamento de la muchacha.
Al salir, y tras despedirse, ella lo abrazó un poco más, riendo para sí misma.
-¿Por qué tan contento el día de hoy? No dejaste de sonreír en toda la tarde.
-¿Por qué no estar contento el día de hoy? ¿Por qué no sonreír toda esta tarde, me lo pregunto yo?
-Vamos, hablo enserio. -Rió Noelle de nuevo, le agradaba cuando hablaba con así, era como si fuera un trovador cantando sus rimas.
-No es por nada en especial, me he vuelto feliz y ya. Recuerdo que me pediste que no estuviera decaído. -Él la tomó de las mejillas y usó sus dedos para bajar las mismas, formando una cara triste. -Y, sin embargo, te veo inquieta ahora que me he levantado.
-Aether, me da risa cuando hablas así, ¿no estarás pensando en poemas?
-Un poco.
-Jum, ¿y si me escribes un poema? Claro, solo si quieres y puedes, no te preocupes si no. -Pidió ella, tímida, mirando al suelo.
-No lo sé...podría hacerlo, sin duda, pero no sé si te gustará. -Sería un poema a la amistad, no uno al amor, y eso podría no ser del agrado de la enamorada muchacha.
-Me gustará, tenlo por seguro. Aunque claro, solo si quieres y puedes, repito.
-Lo intentaré. -Ambos se sonrieron, despidiéndose finalmente.
Aether caminaba ya al transporte público, y al subir al mismo tras dar un enorme suspiro, revisó su celular, notando que tenía un mensaje de Amber.
"Mañana tendré que ir al cine con mi familia, los horarios no me empalman...perdóname, la verdad es que estaba muy emocionada de ir".
Aquella noticia dejó muy golpeado al muchacho, todo había sido por nada, esa sonrisa en su rostro se transformó de inmediato en un gesto neutro, que, sin embargo, evidenciaba a leguas la tristeza y el abatimiento que él sentía en ese momento.
Ya no quedaba nada por hacer, los planes hechos se caían a pedazos de un solo toque. Sí quedaba algo por hacer: ver como se quebraban y caían al piso.
Llegando a casa, él se acostó de golpe en su cama, sin quitarse el uniforme, salvo que ahora su expresión era de clara tristeza y desesperanza.
A la mañana siguiente, los dos amigos se saludaron con tristeza, ella le dio un abrazo, recargándose en su hombro.
-Perdón, de verdad. Quería ir, pero el cine es las seis, saldré seguramente a las ocho y mi familia querrá ir a cenar...lo siento.
-No te preocupes, habrá otra ocasión, ¿no?
-Hasta dentro de un año.
-Pero la habrá. Tenemos tiempo de sobra para ir planeando todo, saldrá bien la próxima ocasión. -A pesar de la sonrisa que Aether mantenía, se veía, ciertamente desanimado.
Fueron silenciosos el uno con el otro durante gran parte de la mañana, sin cruzarse muchas palabras, estando los dos desanimados a más no poder.
Amber deseaba ir por el hecho de que sonaba divertido, y sí que lo era, nunca antes había ido al último día del festival, que de por sí los últimos días eran de lo más alegres, el último decía ser la bomba.
Malamente, se quedaría con las ganas, además era Aether, su buen amigo, aquel que conocía desde hacía mucho tiempo.
Desde el primer momento en que se conocieron, de forma tragicómica, le había agradado mucho, sin pensarlo. Desgraciadamente para ella, no habían podido pasar el tiempo que deseaba puesto que Mona no dejaba que Aether se acercara a más chicas.
Como fuera, esa era una oportunidad para reponer el tiempo perdido, y se esfumaba en un santiamén. Después de meditarlo un poco, Amber se sintió molesta con su amigo, ¿por qué esperar hasta el último día para pedirle que fueran al festival? Tuvo una semana donde ninguno de los dos estuvo ocupado, y no pensó en los imprevistos.
Enojarse tampoco servía de nada, si de por sí ir a comprar cosas para el club de arquería resultó divertido, ¿cómo sería el último día del festival? Trataría de dar un último intento para salirse con la suya.
Llegando ella a casa, después del club, fue con su madre, haciéndole ojos de perrito.
-Mamá...sé que la familia es primero y que será muy egoísta lo que te diré pero...¿puedo ir al festival con un amigo? -Pidió ella, de forma calmada, pero con un atisbo de desesperación colmada. -Es mi mejor amigo, hace tiempo que no hacemos algo él yo, haré lo que pidas, lavaré los trastes de toda la semana o iré por las compras, pero déjame ir, por favor.
-Amber...¿es hoy?
-Sí, es hoy, por favor, por favor...
Mientras tanto, Aether terminaba su jornada en la cafetería, dejando su mandil en la mesa y lavándose las manos. Olía a pastel, caramelo y café, ese olor tan rico con el que siempre quedaba impregnado por estar cerca de todo tipo de dulces y postres, tanto así que era casi un perfume que le duraba unas horas, uno que no resultaba desagradable
Toda la tarde no tuvo ánimos, entregaba platos a mesas que no eran, era muy lento y solía distraerse mirando a la ventana, ganándose más de un pequeño regaño de su jefe.
Noelle se percató, como no podía resultar de otra manera. Se irían temprano para suerte suya, quedaban restos de sol en aquella tarde, no faltaría apenas nada para que anocheciera.
Al dejar todo en su lugar, simplemente suspiró cansado y con desaire, ella se le acercó, tomándolo de un hombro, consolándolo.
-¿Qué tienes? Ayer estabas sonriendo tanto y hoy...hoy estás como antes.
-No es nada...es de esos días en que simplemente amaneces triste sin saber por qué, pero lo estás. -La respuesta no la convenció para nada, se veía tan entristecido que no podría ser eso.
-¿Seguro? Podemos ir por un helado, comer un pedazo de pay aquí, tú dime.
-Un poco de dulce no le viene mal a nadie. -Sonrió él, triste, desairado, aunque con un poco de esperanza en que todo mejorara.
El pay fue rápido, ninguno de los dos se dijo palabra, no resultando incomodo por ninguna razón, eran de esas cosas que pasaban y ya, que no se podía evitar, y cuyo resultado nos es encantador por alguna razón.
El simple hecho de ver sonreír a Noelle hacía que la rebana de pay de moras resultara muchísimo más deliciosa y dulce, eso le dio un poco de ánimos al muchacho, era todo lo que se necesitaba.
Siendo mucho dulce, una taza de café medianamente cargado vino de perlas, daría el resto de energía para lo poco que faltaba de ese día, y cuando ambos se despidieron en la puerta de la casa de la chica, Aether caminó un poco hasta regresar al trabajo, pero no para entrar en el local, sino para ir al callejón obscuro.
Finalmente sacando todo ese dolor y frustración, el muchacho se soltó a llorar amargas lágrimas, fueron pocas, cabe mencionar, en cosa de tres minutos, él se limpió los ojos y la nariz, tranquilizándose para que no pareciera que había llorado.
<<Si no la amara, no me dolería tanto que un día tan especial como este se viera cancelado...¿por qué dudé? Tenía mucho miedo de mis sentimientos, y todavía tengo miedo de que me lastimen. Sigh, no hay nada más por hacer>>
Caminando por la calle, escuchó varias exclamaciones dentro del restaurante, como si alguien hablara de forma muy agitada y nerviosa, ¿Estarían robando de verdad el local? Él se quitó la mochila y tomó una tabla de madera que se encontraba en el basurero, corriendo para abrir la puerta.
Sin embargo, alguien se le adelantó, la puerta se abrió y le golpeó el brazo, derribándolo por la fuerza con que ésta se había abierto.
-¡A-Aether! -Era, extrañísimamente, Amber.
-¡A-Amber!
-¡Lo siento! ¡¿Te lastimaste?! ¡Me dijeron que te habías ido ya, entré en pánico ya que pensé que te asaltaron, no respondías mis llamadas o mensajes, nada!
-¿Me llamaste? -Levantándose con ayuda de su contraría, Aether se talló el codo, que era justamente en el que había caído.
Revisando su celular, en efecto se dio cuenta que lo habían llamado varias veces, pareciéndole sumamente raro. Era de esperarse que sus llantos le distrajeron tanto que no prestó atención a otra cosa como no fuera su dolor.
-Oh...mil disculpas. ¿Pero qué haces aquí? ¿No ibas a ir con...?
-¡Era la siguiente semana, me dijeron que el viernes, pero era el de la próxima semana! ¡De verdad lo siento, seguramente te sentiste muy mal por un error tan estúpido como el mío, pero no importaba que fuera hoy, prefería ir contigo!
-Amber...¿Por qué?
-Eres mi mejor amigo, siempre me has apoyado en todo momento, y no puedo devolverte el favor de otro modo...será divertido, lo disfrutaremos, ahora ven. -Ella lo tomó de la muñeca, jalándola con fuerza, lastimándola ya que también cayó sobre ella.
-¡Auch, un poco de tacto, por favor!
-¡No llores! -Rió ella, encaminándolo a su moto. -Ponte el casco.
-¿Manejas moto?
-Tch, yo nací en una moto...bueno, al lado de una...es algo difícil de explicar, pero no importa. -Ella encendió el motor. -Agárrate fuerte, no te vayas a caer.
-Tch, esas son... -Apenas Amber arrancó, el muchacho se agarró fuerte de su cintura, abriendo los ojos como platos a la vez que sentía un cosquilleo en todo el abdomen y un enorme nerviosismo se apoderaba de su corazón. -¡Boberías! -Farfulló él, asustado.
La muchacha reía mientras conducía, estando a punto de chocar una vez, pero suerte suya que nada fuera de lo "normal" para ella pasó.
Iban a toda prisa, serían las ocho de la noche y el cielo nocturno se pintaba de un azul obscuro, el velo negro que cubriría la noche se acercaría de forma segura en unos minutos, no quedaba duda alguna.
En cuanto el viaje terminó, Aether se sentó en una de las banquetas, suspirando de alivió mientras Amber reía con gracia, ofreciéndole la mano a su buen compañero.
-Vamos, vamos. No fue para tanto, aparte había que llegar rápido.
-Pensé que no iba a salir vivo de esa... -Él tomó la mano ofrecida, levantándose de forma cansada.
Tras el fuerte sentimiento inicial, ahora el muchacho se sentía verdaderamente feliz, así que caminaba alegremente con una sonrisa, la que se borró de inmediato al ver, no uno, sino dos puños de gente caminando por toda la avenida donde se realizaba el festival.
Lo más impresionante y bello de todo eran las luces y los colores, todo resultaba tan increíblemente vivo, como si fuera un mar hecho luces de todos los colores y de todas intensidades.
Por la enorme cantidad de gente, ambos amigos acordaron ir de la mano, lo que resultaba especialmente escabroso para Aether.
No es que le disgustara, para nada, en lo más mínimo. El problema era que deseaba tomar la mano de Amber cuando fueran novios, no en una situación como esa.
Sin embargo, lo ideal era disfrutar de ese momento que, de irle bien, se repetiría al año siguiente. Lo primero que hicieron, y por la hora que era, fue comer una banderilla, la que le supo tan bien al muchacho, que salivó de más, así que algunas gotas de saliva se le salieron de la boca, causando que abriera los ojos de la sorpresa a mal. (Ay, eso me pasó una vez :'v)
Amber hizo una exclamación de asco para después carcajearse, el muchacho se puso igual de rojo que la salsa de tomate.
Continuando el recorrido, lo siguiente que hicieron fue jugar tiro al blanco con arcos. No es para sorprenderse saber quién ganó, y no por simple suerte, sino que fue una tremenda paliza.
Ni un solo tiro fallado y todos lo más centrado dentro de lo posible. No hubo falló alguno, como se esperaba de la capitana del club de arquería.
Ella simplemente pulió sus uñas en su playera, soplándolas para vérselas con altanería ,reclamando un conejo de peluche de considerable tamaño.
-Tan fácil como fumar. -Rió ella.
-¿Eh? ¿Fumas?
-No, pero así suele decir Ayaka cuando algo le resulta demasiado sencillo.
-Vamos, no te burles de mí. -Aether enchinó los ojos.
-Je, no te preocupes, cualquier juego de destreza más y quizá te regale algo, pero éste me lo quedó yo. -Ella miró al conejo, enternecida, era de color rojo, sus orejas eran muy parecidas a su listón. -Lo llamaré...Barón Bunny.
-Bunny lo entiendo, ¿pero Barón?
-No lo sé, rima y eso me gusta.
Sin más, los dos se tomaron nuevamente de la mano, caminando tranquilamente entre la mar de gente que paseaba. Se veía de todo, familias enteras, novios, grupos de amigos y amigas. Era el ambiente más festivo, sin duda alguna, y eso que todavía faltaba lo mejor y lo más esperado.
El muchacho se sorprendió bastante cuando, entre toda la gente, miró a Lumine, su hermana. Él no tenía ni la más remota idea de que iría al festival, y no iba sola, alguien más la acompañaba, ¿pero quién?
Solamente vio que iban a una zona obscura, no muy transitada del festival.
<<Ella sabrá lo que hace>> -Pensó, un tanto preocupado.
Ambos veían algunos espectáculos, malabaristas recorrían las calles, con lo que eran palos prendidos en fuego, otros escupían, justamente, llamaradas azules por su boca, lo que era simplemente para impresionarse al ser no muy convencional.
Los dos se detuvieron en una tribuna donde había un pequeño espectáculo, que constaba de un baile popular, Amber se sorprendió mucho, comenzando a seguir el ritmo de la música con algunos pasos que constaban principalmente de mover la cabeza y los brazos.
-¿Sueles bailar ese tipo de música?
-Por su pollo. Es mi favorito, lo he practicado desde hace algunos años, mi maestra de baile dice que me sale muy natural.
-Lo único malo es que yo apenas me sé algunos pasos.
-Boberías, no tienes que ser un experto para bailar. -Ella lo jaló a la tarima apenas hubo acabado ese baile, y realmente eso iba a concluir ese escenario, pero antes de que apagaran las luces, ambos jóvenes se colaron a la vista de todos.
Aether, no siendo raro, se ruborizó a más no poder, pero ya no podía echarse para atrás, ya estaba ahí, y lo mejor es que ella lo comenzó a mover, animándolo a bailar.
Sabiendo que no debía cometer error alguno, sus piernas se relajaron, al igual que sus brazos, y bailando como él sabía, comenzó a seguirle el ritmo a su amiga, la que se alegró muchísimo.
Eran ritmos diferentes, claro. De todos modos, eso no impedía para que los dos tuvieran una soltura, como dos corrientes de aire que se juntan, se separan y se vuelven a juntar para bailar sin cesar.
Quien tenía los pasos más llamativos era la muchacha, su estilo de danza era más decoroso y sofisticado, de cualquier modo le seguía muy bien la pista el poeta que ya tenía a quién escribirle.
Al terminar, fueron aplaudidos por todo el público, ellos hicieron una reverencia y, tomando al conejo que quedó en uno de los asientos, ambos se retiraron.
Salieron del festival por una de las varias calles de la avenida, llegando a un parque cercano, los dos se echaban aire a la cara con ambas manos, jalando aire con su boca.
Apenas se vieron a los ojos, los dos rieron, mirando al cielo cubierto de nubes que cubría esa parte de la ciudad.
-Pensé que no ibas a bailar...
-Yo también, pero dije "¿qué demonios?" Y lo terminé haciendo. Creo que no nos fue tan mal.
Tras descansar un poco, los dos fueron a los juegos mecánicos que había en la zona, sintiéndose muy emocionados tras salir de la taquilla, que estaba a reventar.
Lo primero que hicieron fue ir al carrusel giratorio, que era de hecho bastante rápido, tanto así que un estomago no muy acostumbrado resultaría no muy bien parado ahí.
No es necesario mencionar de quién de los dos adolescentes fue ese estómago...Amber bajó sumamente alegre, con el conejo en sus manos, queriendo subir de nuevo.
Por su lado, Aether caminaba lentamente, con una pequeña coloración verde en su rostro, aparte de que los ojos le daban vueltas.
-Ay, no seas delicado, y eso que apenas vamos empezando. -Ella le golpeó el hombro, el muchacho lloró un poco, siendo jalando de la muñeca por su animada amiga.
El siguiente era un juego que incluso a la misma Amber le daba miedo, se trataba de un aparato que subía y bajaba a una buena velocidad, y que, por si poco fuera, daba vueltas en la parte más superior de su extensión.
Aether tragó saliva, frunciendo el ceño para respirar un par de veces, dándose el valor que necesitaba para no mostrarse con miedo.
Una vez sentados y cuando el operario les puso bien el cinturón, asegurándose de que todo estuviera en orden, los dos se miraron a los ojos, sonriendo un poco nerviosos.
La muchacha lo tomó de la mano, la que él apretó con fuerza.
-¿Tienes miedo? -Preguntó Amber.
-Un poco...¿y tú? ¿Tienes miedo?
-Un poco...
-Algo así pensé.
El aparato comenzó a hacer que sus asientos comenzaran a subir y subir, para luego volver a bajar y subir una vez más de golpe, así que los dos, apenas se acostumbraron a la adrenalina, dejaron de gritar del susto para hacerlo de la impresión, riendo al verse por el rabillo del ojo.
Seguían sujetos de las manos, y llegados al punto más alto, donde parecía detenerse por un segundo, miraron las luces de la gran ciudad en donde se encontraban, riendo de alegría y gozo.
-Es... ¡es hermoso, maldita sea! -Exclamó Aether con la fuerza que sus pulmones le permitían.
-¡Vaya que sí! -Siguió Amber, haciendo que las manos de los dos se levantaran. -¡Levanta tus pies, déjate llevar por el aire!
-¡No gracias, quiero vivir!
-¡Eres un gallina, Aether! -Rió ella, haciendo lo que dijo, pareciendo una mezcla de adrenalina, emoción, excitación sexual y alegría.
Viendo que su amiga la pasaba tan bien, él imitó a Amber, dándose cuenta que era como si flotara por un instante, solamente para volver a caer en su asiento, seguro de que estaba a salvo.
Al terminar esa faena, y ya en tierra, los dos se dieron un abrazo sin parar de reír, era como si regresaran de la batalla, sabiendo que estaban vivos, y más vivos que nunca.
-Ajua, sí que valió toda la pena del mundo. -Exclamó el muchacho, un tanto despeinado por el ajetreo.
-Ahora sí eres valiente, ¿eh?
Ya no había tanta gente como antes, y de cualquier manera se les había hecho ya costumbre estar tomados de la mano, tanto así que lo hicieron a pesar de que quedaba espacio suficiente entre el ya más o menos seco mar de gente que no era del todo necesario.
Muy igual les dio, sin duda alguna, no siendo del todo lo importante.
-¡¿Qué hora es?! -Preguntó Amber, un poco asustada, Aether le respondió de inmediato.
-Faltan cinco minutos para las diez...¿a qué hora te tienes que ir?
-No es tanto por eso, me dijeron que llegara antes de las doce ya que sabían que tengo la motocicleta, así que no se preocuparan mucho en mi casa. Lo decía por los fuegos artificiales, son a las diez.
-Cinco minutos...no está mal. -Sonrió él. -¿Qué podremos hacer en cinco minutos?
-Vamos, tú ya lo has de saber "la vida es eterna en solo cinco minutos". -Sonrió Amber.
-Sí...es eterna. Entonces hay que aprovechar cada segundo, y más o menos tengo una idea.
Ahora él la tomó de la muñeca para que emprendieran rumbo apresurado a uno de los muchos tejados de los edificios, subiendo por las escaleras de emergencia con tal de tener una excelente vista de aquel lugar.
-¿No esto es ilegal?
-Es ilegal si nos atrapan, así que hay que tener especial cuidado.
Escondiéndose detrás de varias cajas, los dos se sentaron en el piso, viendo cómo es que un grupo de militares con uniformes de gala preparaba algunos cañones, eso era en la plaza principal, donde casi no había gente, ya que el acceso era restringido y en parte porque no había nada divertido que hacer.
Esa parte del espectáculo era nueva, seguramente siendo el noventa y cinco aniversario de esa celebración en concreto, seguramente se esperaba algo novedoso.
Ambos amigos esperaban pacientemente mientras miraban todo desde un edificio de tres pisos, viendo el tumulto de la gente, todos esperando ansiosamente el deseado momento.
Al verse a la cara, se percataron de que las luces de abajo los iluminaban de una manera especial, como si fueran lo único que tuviera luz frente a ellos, haciendo de ese momento uno impresionante.
-Amber...
-Dime, Aether. -Respondió ella, completamente despreocupada.
-Yo...yo conozco al poeta desconocido.
-¿Eh...?
El primero de los cañones lanzó la salva, inmediatamente para que las trompetas y demás instrumentos fueran entonando un himno bien conocido para la gente a la vez que las demás salvas eran lanzadas por los otros cañones.
Si bien solo hacían ruido, no dejaba de ser el preludio para lo que de verdad se veía, y el rugir de los cañones no hacía sino más que ponerle la piel de gallina a cualquiera que estuviera en las cercanías.
Acabándose las salvas, siguieron los deseados fuegos artificiales, los que fueron lanzados a la vez y de golpe, haciendo que todo aquello se llenara de luces de colores y que pareciera que a las diez con una de la noche, se volvía a hacer de día.
Los rojos y los dorados eran los tonos principales de todo el espectáculo, casi como si la bóveda celeste se prendiera en llamas traídas del infierno. Los aplausos y los gritos no se hicieron esperar.
En cuanto a los muchachos que se encontraban ocultos entre las cajas, podían ver mejor que nadie los ardientes polvos que se esparcían entre las nubes, dejando todo de un color único, casi como si fuera una bandera, una roja en todo caso, con estrellas doradas.
Ni hablar del brillo que emanaba aquella luz, iluminaba los ojos de los dos muchachos que miraban ese espectáculo de luces, quedaban atontados por la belleza de ese espectáculo tan único.
Ahora había, como fuegos artificiales en el cielo, muchas dudas flotando alrededor de ellos.
______________________________________
Como pueden ver, los dos personajes se desarrollan bastante bien por el hecho de que son amigos de hace tiempo y se conocen muy bien, lo que, hay que decir, influirá a futuro.
Espero les gustara el capítulo, tuvo sus momentos de tensión cuando parecía que todo valió y que no tendrían cita jsjsjs otra vez siendo impredecible :v
Creo que lo mejor fue cuando ambos se subieron a los juegos mecánicos, me recuerda a algo que me pasó hace años, y es divertido, y más si es con personas que aprecias uwu
Nos vemos el lunes, me estoy muriendo de sueño así que bye
Siempre tuyo:
-Arturo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro