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2.3 Sacarosa.

Todavía queda por mencionar sobre la relación de un personaje que más bien poco se ha mencionado en esta parte de la historia. No se preocupen, más adelante se hablara todavía más, ahora hay que centrarnos en la relación que esta personita tiene hoy día con Aether.

Esa persona es, como ya el lector se podrá dar una idea, Sacarosa. Ella, chica tan tímida como hormiguita, es alguien de contadas amigas y amigos, ya que la realidad es que se siente muy nerviosa.

¿Cómo es que conoció a Aether? Simple: sabiendo que él era el mejor amigo de Albedo, decidió pedirle consejo de cómo poder acercarse a él.

Al principio su relación se limitaba exclusivamente a consejos de amor de cómo poder enamorarlo, ya que se conocían del club de letras, algo tenía que saber aquel poeta. Ella, más que nada cuentista de fantasía, no sabía muy bien qué hacer.

Por si poco fuera, y cuando ella supo la verdad, los únicos que pudieron apoyarla ante el abatimiento de que el chico que le gustaba estaba ya enamorado de otra mujer, fueron Aether y Ayaka.

Fue ahí que comenzó su relación formal de amistad. Ella siguió siendo amiga de Albedo, para su desgracia, pero no había de otra.

Cuando el rompimiento entre ellos dos se produjo, la que más resultó afectada fue Sacarosa, sintiéndose especialmente triste de que sus mejores amigos terminaran peleándose, y daba la impresión de que jamás se perdonarían, o al menos por una de las partes.

Pasado el tiempo, los dos mantuvieron cercanas relaciones al estar en el mismo club, dándose consejos de redacción, leyendo sus publicaciones en la Gaceta.

Realmente Sacarosa era una genio, destacándose muchísimo en ciencias junto con Albedo y Mona, aparte de que sus cuentos eran una cosa maravillosa, siempre entretenían y en sus páginas existía el final feliz que ella deseaba tener, mas nunca le llegaba.

Tenía síndrome de asperger, razón por la cual era muy tímida, las chicas más envidiosas del salón, viendo su comportamiento de chica tranquila y santa, aparte de que daba la impresión de que era un poco torpe en general, empezaron a creer que eso no era más que una simple fachada para que los profesores le tuvieran simpatía.

Era de las consentidas de los profesores, ella solía retrasarse un poco con alguna tarea por habérsele olvidado debido a sus desveladas por estudiar. Siempre le advertían todos los profesores "última vez".

Esa "última vez" siempre se aplazaba, teniendo mucha flexibilidad con ella por el hecho de que la sabían cómo una chica demasiado comprometida con la escuela y las tareas, aunque eso le costara que fuera muy distraída cuando las fechas de los exámenes llegaban.

De ahí que la molestaran con que simplemente poniendo cara de perrito mojado le pasaran todo. Aether siempre solía defenderla, aunque eso la ponía especialmente triste.

-¿Qué les he hecho a ellas para que me rechacen?... ¿Será que las he ofendido de alguna manera? ¿Dije algo que no debía y eso las molestó? –Cuestionó ella durante la hora que duraba el club. Aether le abrazó la cabeza, Sacarosa tenía los ojos vidriosos.

-No les hagas caso a esas envidiosas. Los profesores te tienen en alta estima ya que eres muy lista y has demostrado que te interesan las clases. (Consejo, para llevarse bien con los maestros hay tres cosas que tener en cuenta. 1: no hacer desmadre en clase. 2: demostrar interés en los temas y preguntar después de clase sobre algo que te gustara. 3: prestar atención y hacer tarea xd).

-Sí, mejor ignóralas. –Siguió Ayaka, tomándola de ambas manos. -Jamás podrán superarte si compiten limpiamente, pero si causan que dejes de seguir esforzándote por estar triste, te superarán.

-Albedo me dijo lo mismo...pe-pero yo no lo sé.

-Si tres personas te dicen lo mismo, es porque hay algo de verdad.

-Y toma en cuenta que dos de ellas no se llevan muy bien. –Rió Ayaka, mirando a Aether.

-Hum, qué graciosa. –Él hizo un gesto de inconformidad, aquella escena le sacó una buena risa a la chica, que se quitó sus lentes de botella solamente para secarse rápidamente los ojos.

-De acuerdo, así lo haré.

Aquel consejo funcionó, lo único malo es que aquellas canallas nunca cesaron sus ataques a la pobre chica que no tenía culpa de ser tan olvidadiza.

Siempre estaban Aether o Albedo para defenderla, por suerte. Podrían no ser amigos ya, aunque siempre tendrían en común que querían defender a su inocente amiga.

Adelantándonos un poco al presente, ese mismo día ella trabaja en un pequeño cuento, basándose en algo que le había contado Albedo. Ella sonreía mientras escribía las notas para empezar a redactarlo esa misma noche.

Aether llegó con energías de sobra, estando de buen humor. Era el día en que se suponía tenía que amanecer enfermo.

-Vaya, estás sonriendo, ¿qué te puso de tan buen humor? –Preguntó ella, regresando la sonrisa.

-No tengo idea, pero me gusta, me gusta, me gusta. Pensé que amanecería enfermo, ayer cuando salí del trabajo llovió horrible y me mojé por completo. –Explicó el chico, sentándose en su silla de siempre.

-Menos mal. Por cierto... -Sacarosa apretó un poco su falda. –Quisiera pedirte un favor...

-Claro, el que quieras.

-Es sobre... "eso".

El muchacho suspiró apenas escuchó ya supo a qué se refería su contraria. -¿Segura que quieres...?

-¡Sí!...sé que ahora él puede tener una probabilidad, pero tú mismo me lo dijiste, que no tiene oportunidad con ella, y yo de verdad...

-El amor es ciego pero también es sordo. Sigh, una persona puede cambiar mucho en un año, ten eso en cuenta. Haré que lo que esté en mis manos, pero si algo no sale como lo piensas, no puedo hacer más.

"Eso" significaba, naturalmente, consejos de amor. Resultaba irónico cómo es que un corazón que no puede ni ayudarse a sí mismo, pueda ayudar a otros.

Recordaba algunos gustos que podían resultar compatibles entre ambos: música, literatura, vestimenta, películas. Realmente tenían algunas cosas en común, pero no podía decirse que eran tal para cual.

Como fuere, eso dio alguna esperanza a Sacarosa de salir victoriosa en su cruzada amorosa. Ese mismo día, ella invitaría a Albedo a salir, le gustaría ir a la cafetería donde trabajaba Aether, siendo mala idea ya que eso lo podría poner de muy mal humor.

De cualquier manera podía preguntar un poco más sobre los gustos del muchacho si es que hablaba con Bennett o Razor, que eran amigos en común que tenían los dos.

Recordar aquellos tiempos, donde todo era tan tranquilo y ambos tenían una gran amistad. Todo eso ya había quedado muy atrás. Pensar en ese pasado lo puso un poco melancólico, casi triste, manteniéndose alegre en el exterior para no preocupar a Sacarosa.

Realmente le deseaba lo mejor, para él no había más grande satisfacción que otra persona sonriera y fuera feliz y que estuviera tranquila, de ahí que siempre tuviera ese deseo de ayudar a cualquiera, en cualquier lugar y en cualquier situación.

Ayudar a una de las que era de sus mejores amigas lo alegraba, así que se pusieron manos a la obra.

Lo peor que podía pasar era que Albedo no quisiera tener esa cita con ella, ¿de verdad lo era? Podía ser por cuestiones de tiempo o por tener que estudiar, lo que se sentiría comprensible.

En tal caso, quedaba una esperanza en caso de que el propio muchacho diera alguna otra fecha más cómoda para él, eso representaba que también gustaría de tener esa cita.

-Simplemente puedes platicar de algo que les guste a ambos. Tú, él y ya sabes quién son los mejores en las ciencias exactas, y tienes la fortuna de que se te dan bien las letras, además. –Sonrió Aether.

-Eso tienes razón...él tiene una pésima redacción, y ni hablar de su letra, apenas se le entiende y su gramática es muy torpe.

-Podrías mostrarle algún cuento tuyo, él dirá "oh, Sacarosa, escribes excelente, ¿por qué no me das unas clases de redacción?"

-¡¿Cr-crees que sí lo haría?!

-No, pero nada pierdes intentándolo.

-Hum, no es tiempo de bromas. –Ella frunció el ceño. –De cualquier forma lo intentaré.

-Suerte en lo que te propongas. –Sonrió él.

Para el receso, Aether y Bennett se encontraban recargados en una pared viendo lo que sucedía a su alrededor, que no era nada para destacarse. El día era como cualquier otro, para bien o mal.

Ambos bebían un refresco, sin decirse gran cosa, salvo que un asunto inquietaba al más desafortunado de ellos dos.

-Entonces...¿te sigue gustando ya sabes quién?

-Sigo dolido, y si todavía me gusta...no quiero pensar en eso, ya que temo decir que mi respuesta será "sí".

-Lo esperaba. ¿Y qué hay de Albedo?

-¿Qué te digo? Si fuera por mí, nunca hubiera roto nuestra amistad, pero por él...sigo pensando que se tomó muy mal las cosas.

-Tal vez. Por lo que me ha contado, de verdad se sintió traicionado, y realmente ama a Mona con locura... tanto así que me dijo que intentaría algo con ella ahora que, bueno, tú sabes.

-Maldita sea...le esperan cosas terribles, y no solo a él. Ella me dijo que jamás tendría oportunidad, simplemente no le gusta su personalidad.

-Eso es algo que ambos sabemos.

Ahí se encontraba el primer problema para Sacarosa: Albedo ya amaba a alguien más, lo había hecho desde tantos años atrás que parecía que apartaba su corazón, su primer beso, sus palabras de amor, todo lo apartaba para ella.

Sería como un Florentino Ariza por el hecho de que, quizá, esperaría a Mona durante más de cincuenta años, sin besar a nadie durante todo ese tiempo, sin pensar alguna otra mujer, solamente sería ella.

Eso, como el lector podrá imaginar, sería demasiado para el corazón de la inocente chica, que también amaba con una pureza que no había comparación alguna.

Quizá no podría esperar tanto como aquel loco enamorado, de todos modos, ella deseaba con todo el fervor de su corazón poder ser novia de ese muchacho con cara de muñequito de porcelana, ojos azules y cabellos de trigo.

Le amaba, de eso no cabe duda. ¿Pero hasta donde llegaría ese amor?

En cuanto al muchacho, no sabía si decirle o no aquel secreto, pues si es que se lo callaba, dejaría que Sacarosa se diera de bruces contra la amarga realidad que le tocaba vivir.

No quería ser él quien diera la mala noticia, todos menos él, ya que le disgustaba mucho ver a su amiga llorar. De cualquier manera, era mejor cortarle unas alas defectuosas antes de dejarla volar, pues cuando éstas dejaran de funcionar, la caída sería peor.

Curiosamente, él no sabía que no tendría que dar la mala noticia. Para bien o mal.

Para desquitarse un poco de la ociosidad, los dos amigos decidieron jugar futbol un rato, junto con otro de sus amigos en común, Razor. Él era un delantero excepcional, cargando al equipo en varias ocasiones, pues vaya que era talentoso.

Aether era el portero, a pesar de no ser muy alto, tenía la fortuna de que pateaba fuerte, lo suficiente para poder dejar el balón cerca de Razor y que la jugada se hiciera sola.

Por su lado, Bennett parecía tener dos pies izquierdos. En las pocas que conectaba, la lograba pasar de manera decente, aunque la mayoría de veces la perdía, se la quitaban, o se tropezaba con el propio balón. Otra cosa característica de él era que, de hecho, cuando pateaba el balón a modo de que prácticamente sería imposible fallarla, él la volaba de las formas más inhumanamente posibles.

Nadie se explicaba por qué tenía tan mala suerte...

Esa tarde el partido acabó con la victoria del equipo de Aether, de ahí que tanto él como Aether chocaran las manos y se dieran un rápido abrazo para celebrar la victoria.

Noelle le aplaudió rápidamente al muchacho, los dos sonrieron, pareciendo una cosa tan curiosa. Él; sudado por todos lados. Ella; fresca y oliendo a ese delicioso perfume.

-Hice de nuevo el ensayo...seguí los consejos que me diste.

-Veamos... -Él tomó la hoja, inspeccionándola rápidamente, notando de inmediato que había cambios a mejor. Cuando terminó, él hizo un gesto de aceptación. –Felicidades, quedó impecable.

-No lo hubiera podido lograr sin ti, gracias por eso.

-Te faltaban pocas cosas para acertar, no seas tan modesta, tienes más mérito que yo.

-Por cierto, pensé que enfermarías ayer por la lluvia, y luego con lo que me dijiste...

-Sorpresivamente amanecí excelente, casi es un milagro. Incluso yo pensé que amanecería mal.

Noelle se sorprendió bastante, pareció que su plegaría había funcionado, ya que la había hecho con todo su corazón. Naturalmente, tuvo la idea de que la fuerza de su gran amor curó a Aether.

-Me alegra mucho. Si hubieras amanecido enfermo, me hubiera sentido un poco culpable.

-No sabíamos que llovería, no te martirices por algo así. Además, estoy bien. –Sonrió Aether.

Todo parecía marchar como siempre, las clases eran de esto y de aquello, nada fuera de lo común. Lo único que extrañaba, eso sí, es que, incluso durante las clases de ciencias, Sacarosa, que era muy participativa, se mantuvo muy callada.

Mona y Albedo, muy el contrario, sí que estaban muy entusiasmados con los nuevos temas, aunque eso era normal, especialmente en clase de ciencias.

De hecho, el muchacho pasó al pizarrón y dibujó una formula química sin error alguno, todo estaba bien, no siendo muy difícil. El detalle es que era algo que justamente habían visto hace unos dos días, nadie la recordaba del todo bien, excepto él.

Ante los halagos de la profesora, él sonrió alegremente, marcándose unos hoyuelos en sus mejillas, aparte de qué se acomodó el cabello. En cuanto sus ojos coincidieron con los de Aether, esa sonrisa se apagó, y él desvió la mirada, con enojo.

Un año y las cosas seguían de muertas entre ellos, para bien o mal. Ahora Mona fue la que pasó y explicó otro modelo químico, siendo tan natural como si estuviera contando el chisme en turno.

Albedo la miraba de forma perdida, enamorada, pues era la chica que tanto amaba. Aether, por su parte, también la miraba, como no podía ser de otra manera, más que nada centrándose en lo que escribía y no tanto en su rostro, ese que él se conocía tan bien y que incluso había besado con cariño.

Sacarosa seguía sin participar, lo que extrañó más al muchacho, incluso a la propia profesora. Se notaba perdida, desesperanzada. Algo había pasado, ¿pero qué era?

Pronto lo sabría, para mal, pero lo sabría.

Ya comenzaba a llover, por lo que él miró a la ventana a la vez que le daba un tic en el ojo. Suerte que su hermana entraba inmediatamente después que él, así que ella podría traerle el paraguas que tomó prestado del trabajo, por lo que se tranquilizó un poco.

Siempre y cuando no tuviera que usar ese paraguas rosa, las cosas estaban bien. Al salir, el poeta iba acompañado de Noelle, aunque pidió que se adelantara al trabajo sin él.

Puso de pretexto que tendría que esperar a su hermana para tener el paraguas de la cafetería. Lo único malo es que le echó a perder la romántica oportunidad a la chica de que podían irse juntos bajo el mismo paraguas al trabajo.

Ya habría otra ocasión, o eso esperaba ella.

Cuando Lumine estuvo a su lado, le dio un golpe en el brazo con el paraguas, haciendo que su hermano se doliera.

-¡Auch!

-A ver si así se te siguen olvidando las cosas, bobo. –Rió ella, dándole otro golpe.

-Esto me lo voy a cobrar, Lumine. –Señaló él, enojado.

-Ay, qué miedo. Cómo sea, debo ir a clase, ojalá no tengas que llevar ese paraguas de nuevo a casa.

-Si se me olvida, me lo tendrías que traer otra vez.

-Bueno, págame.

-¡Oye, es lo menos que puedes hacer siendo hermanos!

-Como sea, suerte en el trabajo.

Los dos hermanos se despidieron, Aether se apresuró para llegar al trabajo, aunque notó que Sacarosa se encontraba parada a mitad de la banqueta, mojándose con la lluvia, como si nada le importara.

En cuanto el muchacho se acercó a ella con la intensión de cubrirla de la lluvia, escuchó como es que ella lloraba, por lo que el corazón se le quebró.

-Sacarosa...

Ella lo volteó a ver, sonriendo, teniendo todo el rostro mojado al igual que sus lentes, era difícil saber si es que eran gotas de lluvia o lágrimas lo que cubrían su rostro. Solamente por las contracciones en su pecho y el enrojecer de su rostro y ojos, lo decía.

-Él...él...él ya está enamorado de alguien...y yo no tengo oportunidad contra esa alguien.

Aether soltó el paraguas para abrazar a Sacarosa, la que lloraba amargamente en cuanto regresó el gesto, él sintió un nudo en la garganta. La mala noticia ya había sido dada, no parecía quedar alguna esperanza a la que aferrarse.

Una vez el amor llama a la puerta es difícil correrlo, todo es cuestión de tiempo.

-¿Por qué no soy tan bonita? ¿Será por qué no tengo tan buen cuerpo como ella? ¿Es por mis lentes? ¿Por qué soy tímida? ¿Por qué la prefirió a ella?

-No lo sé...no te sientas mal por eso, no eres tú, no es que Mona sea más bonita, o porque tiene mejor cuerpo. Tú tienes algo que ella no: comprensión, amabilidad, y eres dulce como el azúcar. Y te lo dice alguien que la conoció como nadie. No llores por eso, Sacarosa...

Los dos siguieron abrazándose con deseos de consuelo, en plena lluvia, mojándose los cabellos, los hombros y la cara.

Ambos fueron a la cafetería, la casa invitaba una taza de té y una rebanada del pastel de la preferencia de la chica. Se veía de pésimo ánimo, y justamente de eso se percató Noelle cuando ambos entraron a la cafetería.

Mientras Aether se cambiaba, ella se acercó al muchacho, secreteándole al oído:

-¿Qué le pasó a Sacarosa? Se ve muy triste, desanimada, ¿falleció algún familiar?

-Algo menos mal pero que no deja de ser lamentable: le rompieron el corazón. –Sentenció el muchacho, poniéndose el uniforme y el mandil.

-Pobre de ella, ¿Albedo la rechazó?

-No precisamente. No me dio detalles pero ahora ella sabe que él está enamorado de Mona. Odio decirlo, pero jamás tuvo oportunidad. Cuando rompí con Albedo, él me dijo que llevaba enamorado de Mona desde secundaria, y eso no ha cambiado en cuatro años, ni siquiera mientras yo era su novio.

-Debe ser difícil para ella...

-Muy difícil. Sabía que esto pasaría, le afectó más de lo que temí. Como sea, ¿crees que una rebanada de pastel de limón estaría bien?

-El chocolate nunca está mal para las tristezas, así como el té de manzanilla.

-Dos bolsitas es lo más indicado...si fuera para otra situación. –Suspiró Aether de forma triste, llevando ambas cosas para su amiga, que parecía perdida en sus pensamientos, mirando al mantel, escuchando rock tranquilo en el tocadiscos.

Pensar que había planeado su cita con Albedo en una cafetería no hacía más que empeorar las cosas, pero apreciaba de sobremanera las intenciones de su buen amigo.

Era lo que le quedaba, al final de cuentas. Quizá no tenía amor, pero sí la amistad de personas que le tenían en alta estima.

Esa noche, el muchacho no pudo dormir bien pensando en Sacarosa, no tenía los detalles de qué sucedió de forma exacta, pero no había sido rechazada, ya que no estaba en sus planes declararse.

¿Albedo le habría dicho algo? ¿Quizá le pidió que le diera alguna carta a Mona? Era difícil saberlo, los detalles seguramente quedarían exclusivamente en la memoria de la chica, ya que él, ni de chiste, quería reabrir esa herida que se notaba dolorosa.

Fuera como fuera, se sentía muy intranquilo. Solamente alguien podía ayudarle, y esa persona es alguien que el autor espera la audiencia recuerde, era Amber. 

______________________________________

Es hora de hacer la lloración :'v

Primer capítulo como protagonista y ya le rompen el corazón xd vaya que apenas vamos empezando y Sacarosa se las verá complicadas, aunque bueno, ya estarán viendo más o menos por donde van los tiros, creo que esto reaviva algunas teorías que he visto por ahí, pero ya verán que pasa al final de todo eso. 

El siguiente capítulo, como podrán ver, es el de Amber uwu finalmente aparecerá la waifu de muchos y la que será una de las protagonistas de la historia, su arco será después del de Lumine. El último arco es, de hecho, el de Albedo, pero no es relleno en lo absoluto, es un arco sumamente interesante y que les interesará a todos :0

Sin más, esperen capítulo el lunes uwu estará intenso, nada más les aviso.

-Siempre tuyo:

-Arturo.

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