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2.2 Noelle.

Pasó una semana más y la segunda nota del viernes fue nuevamente agradable para los lectores de la Gaceta. Para esa semana, Aether no escribió un poema triste y melancólico, que hace falta aclarar qué pasó con él.

Casi nadie supo quién podía ser, realmente cabía cualquiera con un corazón roto. De todas formas, Sacarosa, conociendo tan bien los versos de su amigo, se dio cuenta que era de él.

Vaya si no le dolió aquello, no le gustaba verlo triste por aquella muchacha a la que ganas le sobraban para odiarla, más no podía. Su alma tan pura y buena se lo impedía.

¿Por qué le tenía tanto recelo a Mona? Había hecho que sus dos amigos se separaran, le rompió el corazón a ambos y, por si poco fuera, ella estaba enamorada de Albedo, pero éste jamás se había percatado por no olvidar a esa chica de cabellos negros como la noche.

Nunca la dejó de amar, siempre estuvo en su mente, y ahora que Aether había sido mandado a volar, una oportunidad se miraba hacía él, como si los dioses le dieran una segunda oportunidad.

Regresando al tema, Sacarosa, con Gaceta en mano, llegó y le dio un suave golpe con ésta a la cabeza del muchacho, mirándolo muy enojada por detrás de sus lentes de botella.

-Ya sé quién es el autor de ese poema...no creí que fueras capaz de hacerlo.

-El poeta necesita escribirle a alguien, ya sea por amor o desamor. Todavía la amo pero ella ya no a mí, ¿qué más puedo hacer?

-Olvidarla. -Sentenció Sacarosa. -No todo acaba para ti si no estás con ella.

-Realmente no lo sé, pero me siento la persona más miserable.

Uno siempre pensará que su vida es la peor, la más difícil, aquella que es mejor no vivir. Somos tan egoístas, ya que no vemos más dolor que el nuestro. Aquel que piense que es el más miserable por un corazón roto, es un idiota. El lector ya sabrá que hay personas que tienen más derecho a decir que son miserables. Aether no era de esos.

Lo indicado para el chico es que se distrajera, tuviera nuevas experiencias y se olvidara hasta de sí mismo por un rato. ¿Cómo lograrlo? Regresando a su vieja vida: ayudando a quién lo necesitara.

Tener la mente tan ocupada que ni siquiera recordara darse un tiempo de sí, solamente con eso podría resultar que, olvidándose de todo, también se olvidara de Mona, aquel amor que fracasó de forma estrepitosa.

Noelle se había percatado que su enamorado llevaba ya mucho tiempo sin sonreír como lo hacía, viéndose triste, desanimado, como si ya sus ojos no brillaran.

Lo necesario era devolverle esa alegría como solo ella sabía: con su ternura.

Aquel día, la muchacha llevaba un pequeño pastelillo, de esos que habían preparado en el club de cocina, del que ya se ha mencionado que formaba parte. No es que hubiera sobrado, ella preparó de más a posta.

Lo llevaba en sus manos, era de chocolate, un poco más grande que todos los demás que se prepararon, con crema batida extra y, por qué no, toppings extra añadidos para que resultara más colorido, justo como el amor que le tenía.

El susodicho charlaba con su buen amigo Bennett, riendo un poco, aunque siempre notándose que Aether estaba triste en el fondo.

-Te lo juro, amigo, estábamos por perder ese partido, pero el balón golpeó mi cabeza, yo me desmayé, y cuando desperté celebrábamos el empate.

-No puedo creer que tu cabezota sea mejor metiendo balones que tus pies, o incluso que otra cosa que te cuelga.

-Imbécil. El punto, empatamos gracias a mí y por eso no nos descalificaron.

Ambos se dieron cuenta que Noelle se acercaba a ellos con cierta timidez, mirando a otro lado con una mano en el pecho y la otra detrás de su espalda.

-Pe-perdón si interrumpo algo, pero quería hablar con Aether.

-Ah, claro. De todos modos yo estaba por irme, así que es todo tuyo. -Bennett empujó al mencionado con su pie, comenzando a reírse solamente para pisar una grieta en el suelo, doblándose el tobillo. -¡Agh, va a doler mañana!

El derrotado marchó como perro apedreado, y los dos que quedaron, se miraron a los ojos, sonriéndose amigablemente.

-¿Qué es lo que se te ofrecía, Noelle?

-Verás...sé que tu vida es solo tuya y no es algo en lo que deba de meterme. Lo que pasa es que te he visto muy triste, apagado, ya no sonríes como antes y pensé que tal vez algo dulce te vendría bien. -Ella, con un pequeño rubor en sus mejillas, extendió el pastelillo a su enamorado, a quien le brillaron los ojos como si fueran los de un niño.

-¡Ohh! ¿Lo hiciste tú? -Preguntó él, tomándolo para darle un mordisco, haciendo un gesto de incredulidad. -¡Está delicioso!

-S-sí, yo lo hice. Sobró uno y preferí dártelo, a mí los dulces no me gustan mucho.

-Se supone que el repostero que trae los pasteles a nuestra cafetería es un profesional, pero pobre iluso, lo dejaste muy atrás. -Aether le dio una mordida más, cerrando los ojos con gustó y formando el gesto italiano con su mano. -Ta' exquisito, fíjate. Muchas gracias, lo aprecio como no sabes, Noelle.

Sin esperarselo, ella fue abrazada por el muchacho, sorprendiéndola un poco, pero respondiendo con mucho entusiasmo, con el corazón dando vueltas de forma desesperada.

Cuando se separaron, ella notó que su contrario tenía manchado un labio de chocolate, así que, con no menos vergüenza en sus acciones, le limpió el chocolate con su pulgar.

-Sí, muy rico. -Sonrió la muchacha. -En fin, que bueno que te gustara, no quisiera interrumpirte más, solamente no se te olvidé sonreír, sé que ella te lastimó, tú mereces alguien que te comprenda, te mime, sea amable y te quiera sin importar si pasas tiempo con ella o no. Lo digo porque...eres el chico y atento más amable que conozco.

Sonriendo por última vez, Noelle pasó su pulgar por las comisuras de los labios de Aether, formando una sonrisa con el chocolate que tenía embarrado en el mismo, retirándose tras despedirse con la mano.

Él se miró en el reflejó del vidrio, viéndose aquel detalle en su rostro, formando una sonrisa verdadera, de boca abierta y con un grande sentimiento de tranquilidad.

Una chica comprensiva, linda, amable y con amor para dar, ¿quién podría ser? Esas eran cualidades casi innatas en Noelle. Lo que también era realidad, es que no era la única con las cualidades mencionadas.

Sin duda eso puso de un excelente humor al muchacho, sabiendo que tenía una gran amiga con la cuál contar siempre que estuviera agravado por aquello que le sucedió.

Aquel pequeño encuentro no acabó ahí, una vez en clase, Noelle le pidió que le revisara un ensayo que había escrito para la clase. Sabiendo que nadie sabía más de las letras que su amigo, la idea era la mejor en más de un sentido.

Tendría que ser en el trabajo, podrían revisarlo durante sus descansos o en los ratos donde no hubieran demasiados clientes.

Su nota del viernes iba bien, la única condición que le puso fue, de hecho, que le contara cómo había visto todo durante esa semana.

Ya se encontraban en el trabajo, no había mucha gente, por lo que ambos se escabulleron a la zona de carga y descarga, que no era muy amplia, en realidad.

Aether leía el ensayo haciendo expresiones de sorpresa, de aceptación, y solamente hizo uno de negación, lo que causó nerviosismo en su contraria.

-No está bien estructurado, tu idea central es un poco vaga y no tengo ni idea de cómo llegaste a la conclusión. Tal vez te pondría un siete si fuera un maestro.

-No... -Mencionó ella, llevándose ambas manos a la boca.

-Sin embargo, el tema que escogiste me parece interesante, "El amor en la antigua Grecia", es tentador. Toda la ortografía está excelente, no tuviste muchas faltas, eso es rescatable.

-¿Cómo lo podría mejorar?

-Puede ser que...

El muchacho sujetaba las hojas del ensayo, Noelle lo miraba de reojo de vez en cuando, prestando atención a lo que le decían.

Estaban juntos, sus hombros se rozaban levemente, incluso el olor de Aether llegaba a la nariz de la chica: café, crema de afeitar y una toque a manzana. Era el olor de su aliento, de su rostro, y de sus cabellos.

Por su lado, Noelle olía más bien a naranja, el olor de su colonia, cabiendo un poco de canela y limón. Sería equivocado decir que no era un buen aroma para tan bella chica.

Acabada la explicación, los dos se miraron, sonriéndose amablemente. Ella asentó con la cabeza varias veces.

-Me quedó un poco más claro.

En cuanto los llamaron, ambos salieron apresuradamente a tomar pedidos, viéndose con excelentes aires, y no resultaba para menos.

Siempre que sus gemelos se topaban, una sonrisa natural se esbozaba en sus rostros, como si fuera un reflejo. Cabe mencionar que, por ese instante, solo un par de ojos brillaba de forma que resultaba hermosa, casi hasta romántica.

Recordar los poemas que su amor le escribía a otra chica, por aquellos entonces le daba exactamente igual, aunque ahora, y sabiéndose algunos de esos versos, ella deseaba ser la inspiración de éstos.

Quería ser la persona a la que el poeta le escribiera.

Llegado su descanso, Noelle movería una primera pieza, siendo un movimiento casi imperceptible, resultaba nulo, por decirlo de alguna manera. Y, con todo eso, ya era un primer paso.

-No te lo había dicho antes, pero quería pedirte ayuda ya que eres de los mejores del club de letras. Sabes mucho de ortografía, los profesores siempre dicen que tienes muy buena redacción, aparte eres buen poeta.

-Gracias, me halaga viniendo de ti, que me demostraste que tienes mucho potencial para este tipo de cosas.

-Je, je. Me sonrojas, Aether.

-Es la verdad.

-Hum, realmente hay pocos poetas en el club de letras...a mí, en lo personal, me gustaría que alguien me dejara poemas escritos en el pizarrón de clase, realmente sería muy lindo.

-¿Por qué no en Renana? –Cuestionó él, alzando una ceja.

-Si es en la Gaceta, todo el mundo podría verlos, no sería tan lindo. Aparte, en el pizarrón serían escritos a puño y letra, es como si pusiera más corazón en ello.

-Entiendo, entiendo... -El chico se acarició la barbilla, craneando una buena idea. Realmente era algo lindo, un detalle que nunca antes se había visto, y ya muchos habían dedicado poemas usando la Gaceta, lo mejor recaía en innovar. –Algún día seguramente sucederá, estoy convencido de eso, Noelle.

-¿De verdad lo piensas? –Cuestionó ella, emocionada.

-Por supuesto. –Sonrió él. Suena la campana, devuelta al trabajo, no iban a encontrarse con él, se encontrarían con cualquiera.

En cinco minutos alguien puede quedar destrozado, de manera literal o más bien metafórica. Sea como sea, la palabra "destrozado" tiene una connotación muy fuerte, y nadie puede saber cuándo es que a nosotros nos llegarán esos cinco minutos.

Llegada la hora de despedirse, y en la puerta de la casa de la chica, los dos se dieron una última sonrisa. Él le quitó la boina a la muchacha, poniéndosela a sí mismo.

-¿Qué tal me veo?

-Como un guerrillero. –Rió la muchacha. –Seguramente le gustarías a tu amiga Ayaka si te ve así.

-O se enamoraría más de Xiao si es que él se la pone. –Suspiró Aether, quitándose la boina para hacer una pequeña reverencia. –Os dejo en vuestra imponente morada, señorita.

-Me sonrojas. –Sonrió ella, dándole ese característico beso en la mejilla, dejándole marcado, a posta, su lápiz labial color melón.

-Nos vemos mañana. –Se despidieron sin más.

Caminando de regreso a casa, y más precisamente a nada de llegar al transporte público, Aether miraba a la nada, esperando a que el semáforo se pusiera en rojo para poder cruzar la calle.

No pensaba en Mona, lo que era mucho para decirse, de hecho. Pensaba en Noelle, en lo linda que era, en sus palabras, en el detalle. Ahora se cuestionaba si es que el hecho de despedirse de esa forma tan personal había sido buena idea.

<<Espero no malinterprete que estoy enamorado de ella...eso sería malo. Tch, tan corto el amor pero tan largo el olvido, dirían por ahí. >>

Ahora sí que Mona pasaba por su mente, siendo algo más que nada rápido, pues pronto pensó en el examen que tenía en las puertas, y eso le preocupaba más que su corazón roto. Ya era un avance, por lo menos.

La nota del viernes fue escrita en cosa de diez minutos tras leer sus apuntes, casi todo desde la perspectiva de Noelle, también de la suya propia, aunque debía empezar a ser más él quien hablara.

Ese día, ella nuevamente le agradecía con un pastelillo, ahora traído desde su casa, sabía bueno como no podía ser de otra manera, aunque ahora él se cuestionaba algo que, de pensarlo, no le agradaba mucho.

De todos modos, Noelle era una chica muy atenta, amable y realmente en ese sentido se parecía mucho a él al querer ayudar a todas las personas que pudiera, sin pedir nada a cambio ni esperar remuneración alguna, de ahí que ambos tuvieran tan buena conexión.

Se conocían de tiempo atrás, naturalmente por ir en el mismo salón, aunque no se hablaban mucho sino hasta que la muchacha entró a trabajar en la misma cafetería que él, formando una buena amistad.

No se cansaban de verse, ya que más de alguno le desagradaría la idea de ver a un compañero de escuela en la misma escuela para luego seguir viendo su cara en el trabajo. Tal no era el caso, según ya se ha mencionado.

¿Cómo surgió el amor de la muchacha? Eso el autor lo puede hablar aquí y ahora. Aether, como ya también el autor ha expresado, era alguien muy atractivo para las chicas, no tanto por su físico al ser un chico escuálido, de metro sesenta y cinco.

Su atractivo recaía en su carácter, en esa forma tan amable que tenía de tratar a los demás, estando siempre atento, ayudando a cualquiera en cualquier situación.

Lo mismo Noelle, ya hemos dicho, de ahí surgió una primera conexión, claro. El brotar del amor, como flor en primavera, surgió por una razón bien en específico: su cercanía.

Verlo todos los días, hablar con él, ayudarse mutuamente, formar parte de los mismos trabajos. Esos momentos lindos se fueron acumulando poco a poco, y llegó un momento clave en que la chica pensó "ahora que lo pienso, Aether, aparte de ser un chico amable, también tiene lo suyo".

Reconocerlo como atractivo fue lo que dio origen a todo lo demás. Reconoció la belleza de sus ojos, de su cabello, de su voz. Vio su atractivo donde casi nadie solía fijarse: en los poemas.

Lo único que le laceraba grandemente el espíritu era verlo sufrir por Mona. Justamente, Noelle se había enamorado de él dos semanas después del rompimiento de la pareja, sabiendo que no era lo indicado intentar coquetearle.

En una ocasión se dio cuenta de que sí que había llorado estando en su descanso. Aether tenía los ojos un poco rojos, su nariz moqueaba, señal inequívoca de que lágrimas habían bajado de sus ojos.

Y sí, esa era la verdad. Recordar es vivir, pero también matarse lentamente cuando ya no se tiene nada más.

-Oye, ¿qué tal si en el descanso nos tomamos un té? Sería bueno, así podrás reponer energías. Aether...te ves cansado.

-Sí, Noelle, estoy muy cansado. –Sonrió él con tristeza y decaimiento. –No me vendría nada mal, y menos si es de naranja, ese es mi favorito.

Desde ese momento, la muchacha cambió su colonia de un olor a chocolate, a la naranja. Quería saber si más o menos así podría llamar su atención. Lo logró, aunque no de la manera que esperaba.

Aether estaba encadenado, y esas cadenas eran de un tipo que no se veían, pues eran cadenas de amor las que lo atrapaban, sin posibilidad de escapar de éstas, y mucho menos de ser libre.

Eran unas cadenas que él mismo se puso y que solamente él mismo se lograría sacar, ¿cuál era el problema? Realmente no podía, y tampoco es que hubiera mucha voluntad.

Lo único que aflojó un poco las cadenas fue el propio tiempo, y ahora eran las distracciones que tenía, llámese el trabajo, la Gaceta, o hablar con su amiga Noelle.

¿Cabía la posibilidad de que pudiera amarla? No; no mientras esas cadenas siguieran teniéndolo prisionero. ¿Y cuándo se soltarían? Esa es una pregunta muy buena.

Recogiendo todo esa noche, ya que a ambos les tocó la limpieza de la cafetería, todavía escuchaban la música que solía ponerse en los discos de vinilo, lo que era uno de los atractivos de la misma.

El asunto es que empezó a escucharse una canción muy animada, siendo rock de los años cincuenta, de la música favorita de Noelle, por lo que ella sonrió, moviendo melodiosamente la cabeza, y uno de sus pies.

Aether sonrió al verla, contagiándose también de una buena sonrisa, moviendo también la cabeza. Cuando menos se lo esperaron, los dos bailaban al ritmo de la música, riendo como buenos amigos que eran, así hubiera sentimientos ocultos.

Cuando la canción acabó, los dos se aplaudieron mutuamente, riendo para sí mismos. Es como si el universo entero se cerrara únicamente a ellos y a nadie más. Ese era el sentido, de hecho, solo estaban ellos dos, disfrutando de un momento que parecería ridículo a los ojos de cualquiera, pero nunca a los suyos, mucho menos a los de Noelle.

Fue un momento que tranquilizó los desazones del corazón, nada que fuera algo especialmente destacable a futuro. De ahí siguieron canciones más tranquilas, las que hablaban de amor, seguramente, no sabían inglés, pero se podía intuir fácilmente.

Los dos bebían té mientras seguían recogiendo, lo que fue como aquel día de consuelo, les parecía muy agradable, siendo lo único malo la música romántica, especialmente para Aether. No quería romperle el corazón a una de sus amigas.

Para desgracia de ambos, y siendo ya inicios de verano, les sorprendió una lluvia de aquellas que parecía que el cielo se iba a caer. Si es que el muchacho tuviera un cigarro en la boca –él no fumaba- éste se iría para abajo, como si fuera un espagueti debido a la mala sorpresa que traía eso.

-Demonios... -Susurró, viendo por la ventana.

-Oye, hay un paraguas...pero solo uno. –Mencionó Noelle, preocupada, revisando justamente el perchero, dónde había un solo paraguas.

-Podemos ir juntos. De cualquier manera siempre te dejo en tu casa. Solamente habría que darnos prisa antes de que se empiecen a inundar las calles.

Cuando los dos salieron de la cafetería poniéndole el seguro, se fueron corriendo a media prisa por las calles un tanto resbalosas para Aether, debido a sus zapatos.

Ambos iban bien tomados del brazo para que ninguno fuera a resbalarse, y si lo hacían, que al menos fuera juntos. Suerte que algo así no pasó.

Llegados a la puerta de la casa de la chica, se hicieron un desastre con el paraguas, ya que cuando se despidieron, la mejilla que Noelle no besó se le llenó de agua al muchacho ya que sobresalía su rostro de la circunferencia del paraguas.

Cuando ella lo vio, lo primero que hizo fue reírse al ver a su buen amigo con la mitad del rostro completamente mojado, él torció los ojos para después despedirse.

Ahora al muchacho le tocaba correr a casa. El autor prefiere ahorrarse la odisea que eso constituyó, lo que sí es que el público debe saber que Aether llegó con los zapatos y la parte baja del pantalón completamente empapado.

Tanto fue así que él directamente dejó sus zapatos para darse una rápida ducha bien caliente que evitara que enfermara.

Noelle realmente nunca dejó de estar preocupada por él, y más cuando, pasada de la hora habitual, él no respondía mensaje.

No quería caer en exageraciones, sabía que él estaría bien, a lo mucho un retraso por las lluvias, cosa que hace que el transporte público sea más lento o se llene más pronto. Como fuera, esperaba que le respondiera con esa broma tonta de siempre, pero que la tranquilizaba.

Y sí, justamente fue que tras una media hora más tarde de lo normal, finalmente se pudieron mensajear.

Esa noche acabó, malamente, con que Aether empezó a sentir que los ojos le ardían y sentía mucho calor a pesar del frío que hacía, su sudor era frío y tenía algunos escalofríos. Era fiebre, claro.

Cuando él le comentó eso a Noelle, ella se preocupó, sintiéndose un poco responsable de la enfermedad de su compañero.

Lo único que hizo fue desearle que no fuera nada malo, y que ojalá mejorara pronto. Esa noche, y antes de dormir, ella miró al techo, un poco ansiosa, juntando sus dos manos a forma de plegaría.

-Querido Dios, por favor cuida a Aether. Puede que no sea nada grave, pero de cualquier forma te pido que no dejes que se enferme, amén. -Sonrió ella, finalmente acostándose de la manera en que siempre solía dormir.

¿Podría ser casualidad que, para el día siguiente, y contra todo pronóstico, Aether estuviera como si nada hubiera pasado? Hasta él mismo ya se daba por enfermo, despertando con un buen ánimo, sin afección alguna.

Sonrió para sí mismo, saltando de la cama para apresurarse a sus deberes, teniendo energía de sobra.

¿De verdad había alguna divinidad que haya prestado su oído ante la plegaría de Noelle? ¿Ella tenía tanta fortaleza que incluso se la prestó a Aether para que no enfermara? La razón es más simple: el haberse tapado, con el calor que tenía le hizo sudar tal que le eliminó la enfermedad antes de que la misma le afectara a peor.

Hay que decir que algunos detalles es mejor omitirlos. El autor puede hacerlo con este y dejar que su imaginación lo convenza de que fue por cosa del amor. Después de todo, el amor lo puede todo, ¿qué no?

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Wow, la verdad es que hasta a mí me interesó el capítulo xD Hace ya más de un mes que no lo leía y tiene lo suyo, especialmente lo de los pastelitos que Noelle le hace a Aether  :3 Y repito, sigue pareciendo que Mona es una desgraciada, sobre todo por lo que se dice de Sacarosa, que en esta versión está enamorada de Albedito, así que también ahí hay manteca (aparte de que Albedo tendrá su propio arco, que de hecho creo que será el más interesante y triste de todos por lo que llevo planeado).

Vi por ahí que alguien mencionó algo sobre Ayaka, Xiao y Lumine, y quizá más de alguno se siga preguntando, pero por ahora no diré nada al respecto, simplemente les adelanto que eso se verá en su momento (o sea como en 15 capítulos o más :v), 

Me pregunto si ya habrá alguien del team Noelle con lo que se vio en el capítulo, por ahora puedo decir que el siguiente capítulo estará centrado en Sacarosa, que tendrá algunas cosas que ver por aquí.

Nos vemos el viernes uwu

Siempre tuyo:

-Arturo.

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