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2.18 Una realidad que no se puede explicar.

Era la mañana siguiente en que aquel par de enamorados despertaban tras una noche de amoríos. Cabe mencionar que aquel momento no fue precisamente corto, lo alargaron hasta que el sueño les ganó, lo que no sucedió precisamente pronto.

Su juventud llena de energía les permitió que así fuera. En cualquiera de los casos, era temprano, se habían despertado por una alarma puesta para que la madre de la muchacha no los atrapara. 

-Soy la chica más feliz del mundo...y es por ti. –Le dijo, abrazándolo apenas despertó. –No puedo creer que hicimos el amor, fue tan...tan lindo. –Al ver su rostro pálido, ella se posicionó mejor, cuestionándose. -¿Pasa algo? 

-Es que...me preguntaba si lo de ayer no había sido un sueño. Parece que no. –Rió él, dando una risita despreocupada, besando la frente de la chica.

Ambos se vistieron, dándose prisa en ese aspecto ya que era dudoso que salieran de ahí sin en realidad ser descubiertos. Apenas llegaron a la puerta, los dos se miraron, abrazándose con cariño y una ternura que calentarían cualquier lugar por más frío que fuera.

-Te amo, Aether...

-Y yo a ti, Noelle. –Sonrió él, dándole un pequeño beso en los labios a la chica.

Para el lunes siguiente, vaya que lo primero que hicieron los dos tortolitos que tenían ya un pequeño secreto que tratarían de no decir, fue tomarse de las manos, caminando de esa manera, como oficializando lo suyo.

Por parte de Ayaka, ella se sentía muy feliz, había ayudado a una compañera a enamorar al chico que le gustaba. De cualquier forma, ella todavía no lo sabía.

En cuanto al club de literatura en su totalidad, realmente les parecía sorpresa ya que no sabían que el muchacho cambió de opinión de esa manera, que parecía ser repentina, aunque ya tenía una historia detrás de.

Ahora el autor dirá algo, y muy en especial. Se ha repetido mil y un veces que se necesitan cinco minutos o menos para destrozar a alguien o a algo. En esta situación, una sola escena bastó para ello.

Amber caminaba feliz por la escuela mientras platicaba con una de sus amigas, y apenas vio a Aether caminando tomando de la mano junto a Noelle a la vez que parecían hablar con cierta cercanía y apreció, la sangre se le bajó a los pies.

Sintió que el corazón le gritaba algo, pero en un tono doloroso, que no podía con su impresión. Ver a ese chico que pensaba como su poeta ir de la mano con otra chica le dolía demasiado.

Primeramente, sintió que el aire se le escapó, solamente para ir de inmediato al club de arquería a dejar sus cosas para la tarde, pidiéndole a su amiga que era mejor que no la acompañara.

Sin embargo, apenas cerró la puerta del club, ya que ella era quien abría y cerraba el mismo al ser la capitana, le puso candado, recargándose en la puerta para sentir que algunas lágrimas le bajaban de las mejillas.

-¿Po-por qué?...Aether se ve tan feliz, es lo que yo deseaba para él...¿por qué estoy llorando de verlo junto a Noelle? –Las lágrimas no se contuvieron más, y como si fuera una presa que termina de romperse, el llanto de la chica fue a la alza.

No lo entendía, ella no estaba enamorada de Aether, se supone debería estar feliz por él. Sin embargo, le desilusionaba enormemente que ese chico no fuera su poeta, ya no podía serlo a pesar de que todas las evidencias y pruebas que ella tenía casi lo comprobaran.

Sin embargo, el que fuera refutado de esa manera, fue como una flecha directamente al corazón, pero no de esas que enamoran, no señor. Era una de aquellas que desangran el corazón de forma lenta, dolorosa, pero en vez de desangrarse por su pecho, lo hacía por los ojos, llorando por aquel dolor que le provocaba recordar esa imagen que vio.

La pareja de novios se encontraba sentada en una de las bancas, tomados de la mano, ella reposaba su cabeza en el hombro del que ahora su novio, alegrada de que así fuera. Apenas podía creerse que venció.

Ambos sonreían por ello, les gustaba pensar que tenían muchas cosas por delante y apenas era un primer día. De cualquier modo, una pequeña cuestión le molestaba al muchacho, una cosita en su corazón le molestaba como una astilla pequeña en el dedo.

En fin, no parecía que debía preocuparse por esa razón, faltaba mucho por hacer, y eso le emocionaba.

Llegada la hora de separarse, los dos enamorados se dieron un beso en los labios, despidiéndose de forma melosa, sonriendo. Justamente Aether, al voltear, se topó con Amber, sorprendiéndose de verla con los ojos enrojecidos e hinchados.

-Así que...son novios, ¿no?

-Sí... -Respondió él, apenado por alguna razón. No creía ser el motivo de esas lágrimas. -¿Estás bien?

-No importa, es una tontería, solamente. ¿Por qué nunca me dijiste que te gustaba Noelle? Es una linda chica, y hacen bonita pareja.

-¿También lo piensas? Apenas somos novios desde el viernes.

-Te deseo suerte con ella. Y-yo...espero que mi poeta llegue pronto, realmente sigo sin saber quién puede ser. Si no te molesta, dile que quisiera conocerlo lo más pronto posible.

-Lo haré, claro... -Sonrió él, de forma obligada, ambos se marcharon tomando caminos diferentes.

Aquello, para Aether, fue algo que le dolió. Pensar que a Amber le agradaba verlo con otra chica, y que deseaba ya conocer al poeta, segura de que no podía ser él, le resultaba muy amargo, incluso doloroso.

Curiosamente, y aunque pensaba que esos sentimientos ya no existían, sí que estaban ahí, lo que le causó una conmoción en el pecho.

¿Seguía enamorado de Amber? Pensar eso causaba que su corazón se llenara de sentimientos pavorosos.

Durante toda la semana, y como estaban prácticamente juntos todo el día, Aether y Noelle siempre hacían de las suyas: bailando en la cafetería al momento de cerrar, dándose un beso con crema batida en sus labios, salían a pasear cuando el horario se los permitía y ella le preparaba los pastelillos que a él tanto le encantaban.

Vaya que eran la pareja más prometedora de la escuela, siempre ayudándose mutuamente, unidos, rara vez se los podía ver separados. Ella siempre le preparaba pequeñas sorpresas para alegrarle el día, ya fuera algo tan simple como ponerse a mitad del día ese lápiz labial que a él tanto le gustaba para que resultara sorpresivo que el siguiente beso que se dieran fuera con sabor a frambuesa, causando agrado en su contrario.

Otra cosa era llegar y abrazarlo por la espalda, susurrándole "te amo" para tocarle el pecho y así sentir los latidos de su corazón, que pensaba eran causados por ella, y sí, era así.

Él también hacía lo propio, una mañana llevaba una rosa bajo la manga de su suéter, y como si fuera un truco de magia, la hizo "aparecer" detrás de la cabeza de la chica. Era la primera rosa que le regalaban en toda su vida, por lo que ella solo respondió con el más grande de los abrazos, diciéndole cuantas palabras le salieron del corazón.

Para recompensar ese detalle, ese mismo día Noelle le preparó un café que tenía una decoración de corazón y le dio una servilleta la que le repetía esas palabras que él quería repetirle de forma sincera. Eran "te amo".

Mona llegó a ver un pequeño paseo que ambos tenían, Noelle hablaba de forma animada, pero notaba algo raro en Aether, cosa que la hizo llevarse una mano al mentón.

-Algo no anda bien...

No tenía forma de confirmarlo ni mucho menos, pero conociendo a Aether de meses y de una forma muy personal, notaba que algo en su rostro, en sus expresiones y en sus ojos no andaba bien.

Y sí, habría que precisar, se daba cuenta que, y aunque no lo quisiera aceptar, lo que sentía por Noelle, más que calentarse con todo lo ocurrido entre ellos esa semana, se dio cuenta que, en realidad, se enfriaba.

¿Cómo podía ser posible eso? Se besaban, se tomaban de las manos y se decían palabras de amor, ¿por qué no crecía el amor en su pecho? La razón, era solo una, y si el lector la recuerda, qué mejor.

Interrumpiendo a la parejita, Mona llegó con una sonrisa, teniendo una libreta en sus manos.

-¿Puedo llevarme a Aether un momento? Quiero mostrarle unos poemas que hice, y creo que es la persona más indicada para ayudarme.

-Claro, no te preocupes. –Sonrió Noelle, Aether le dio un beso en la mano para irse con ella.

-No sabía que escribías, eso me sorprende. –Le dijo, mientras caminaban lejos de la muchacha, que miraba su celular.

-No lo hago. Quiero hablar contigo de algo muy serio. –Sentenció ella, con un tono de voz que no conocía su contrario y que le sorprendió. Llegados a un lugar apartado, ella le miró fijamente. -¿Qué demonios pasó el viernes? Te pedí que le dijeras lo que sentías y ahora resulta que son novios.

-Respecto a eso...digamos que me di cuenta que sí la amo, y que lo que siento por ella es verdad. –Sonrió el chico.

-Dudo que tú mismo te lo creas, Aether. Cuando le decías a otros que me amabas no podías contener tu emoción, se te notaba por todos lados que decías la verdad...y ahora no puedes engañarte ni a ti mismo.

-¿Se me nota tanto? –Preguntó, sonrojándose.

-¿Por qué lo hiciste? ¡¿Eres consciente de que la lastimarás?!

-No, no lo digas. –Los ojos del chico se empezaron a humedecer. –No quiero lastimarla, pero ya no estoy seguro si puedo amarla aunque el sábado lo juraba.

-No, Aether. Nunca estuviste seguro. No sé qué hiciste o no sé cómo ella te convenció, solo puedo ver que no la amas...

-¡Sí la amo! Y en caso de que no, ella me hará amarla, sé que será así, ya lo hizo una vez, podrá otra.

-Nunca lo hizo. –Suspiró la muchacha.

Mona, sabiendo que no podía discutir nada más con él, se retiró, sintiéndose muy angustiada por esa situación, pero sus palabras tendrían un mayor efecto de que pensó en un primer momento.

Justamente al regresar con Noelle, Aether se notaba inquieto, entristecido, ella se dio cuenta de tal cosa, dándole un pequeño beso en la mejilla para tratar de alegrarlo... no funcionó.

Todo lo consumía, el recuerdo de esa noche, del rostro de Amber al decirle que hacía bonita pareja con Noelle, las palabras de Mona, el hecho de que ella no mentía, sentía algo por esa chica que era su novia, pero ¿de verdad era amor?

No era deseo, hay que aclarar, de serlo, no sentiría nada en su pecho por ella una vez le dio su cuerpo. 

Es solo que ya no sentía mucha emoción de qué pasaría el día de mañana junto con Noelle. Las cosas cambiaban rápido, y le causaba vértigo que así fuera.

Y pensando en Amber, de verdad eso se lo cuestionaba mucho, le dolía de igual manera el que ella, si bien no con las palabras pero con un sentimiento parecido, al confesarle que era novio de Noelle, sería equitativo a decirle "me alegra, como no me interesas, me parece bien que tengas novia". Eso nunca fue así.

De hecho, la muchacha leía uno de los poemas que él le había escrito con ese alías, leyéndolo a detalle, hasta que se soltó a llorar. Ya no le importaba quién demonios fuera el poeta, quería que fuera Aether, pero desde su perspectiva no era y nunca fue así.

Ahora ella, más tarde que temprano, comprendió que amaría al poeta así fuera él, aquel por el que nunca pensó que sentiría algo.

Mirando la forma en que evolucionaban las cosas, llegó a la conclusión de que la cosa se había precipitado demasiado. El amor no había madurado todavía, pero ya ambos pasaron por el último umbral del amor, cuando quizá debieron esperar un poco más en ver cómo se desarrollaba la situación.

-Creo...creo que no debí haber hecho eso... -Pensó el muchacho, arrepintiéndose de hacer el amor con Noelle al saber que tal vez se habían apresurado demasiado, o que seguramente fue en un momento no idóneo.

Para el viernes siguiente, y justamente cumpliendo una semana de novios, ella lo recibiría nuevamente en su casa aprovechando que sucedería una situación muy parecida a la de la última vez. Sería durante la tarde, por mala suerte, ya que a ella le había causado una enorme ternura que fuera en la noche, sin luces, pero viéndose a los ojos.

Entre tanto, Aether caminaba sin decir nada, perdido en sus pensamientos. Claro que él no quería ir a hacer el amor, le diría la verdad de sus sentimientos a la muchacha, hablarlo era lo mejor.

Solo esperaba que no fuera demasiado tarde...

Apenas llegaron a la casa, ella lo abrazó por la espalda, besándole la mejilla. Él tomó sus manos, volteándola a ver.

-Quiero decirte algo...

-¿No puede esperar? Puedes hacerlo cuando mi madre esté en casa, no perdamos un solo segundo.

-Es respecto a eso.

-Oh, ¿quieres hacer algo raro, pillín? –Rió ella en tono seductor. –Siendo así, dilo de una vez.

-N-no es respecto a eso.

-Entonces puede esperar. –Volvió a reír la chica, llevándolo hasta su cuarto, besándole los labios y haciendo que sus senos se apretaran contra el pecho del muchacho, tumbándolo en la cama.

Nuevamente él quería caer, la sensación de despreocupación y hedonismo se apoderó de su cuerpo, podía dejarlo para después, ¿qué le impedía divertirse un poco más?

Cuando ella estaba quitándose la blusa del uniforme, le sonrió.

-Te amo, sea como seas, te amo...

Justamente un recuerdo que ya había olvidado, o eso parecía, le vino a la memoria a Aether, y fueron las palabras que le dijo a Amber cuando le escribió la primera carta como el poeta.

"Quiero que sepas que alguien te ama de forma desesperada y que piensa que eres hermosa, ya sea con tu típico listón que te hace parecer una linda conejita o con tu cabello amarrado en una gran coleta"

Abriendo los ojos y despertando del sueño en el que cayó, él se golpeó con la realidad. Tomó de las muñecas de Noelle, quitándosela de encima para sentarse en la cama.

-¿Aether? –Preguntó ella preocupada. Él comenzó a llorar.

-Noelle...siento que no puedo amarte.

-¿Qué estás diciendo?

-Sé que te lo dije antes...pero ya no me siento capaz, y si te lo digo, te mentiría. Siento algo por ti, Noelle, quise pensar que era amor, pero a pesar de que me esfuerzo mucho, no puedo amarte. Es como si solo te diera un fragmento de mi corazón. No merezco tus besos, tus lindas palabras, tus caricias y mucho menos tu amor o tu cuerpo si no puedo devolverte lo mismo en la misma intensidad.

Él, sintiéndose avergonzado y como el monstruo que dijo que sería si es que llegaba a aprovecharse de Noelle, comenzó a levantarse de la cama.

Ella lo miraba con los ojos ensombrecidos, riendo tristemente de aquella situación que, realmente, parecía un malvado capricho de la vida.

-Noelle, por favor perdóname, no sé por qué no puedo terminar de sentir amor por ti a pesar de todo lo que hemos hecho juntos, esa noche lo sentí, pero después ya no fue igual.

-No te preocupes...entiendo. –Dijo ella.

-Gracias. No merezco que me perdones, es solo que... -Sin esperárselo, y siendo algo que lo sorprendió completamente, Noelle le pegó una bofetada tan fuerte que incluso le hizo sentir el sabor a sangre en su boca. Al verla de nuevo, la muchacha lloraba.

-Sí, claro que entiendo. Pensaste "me aprovecharé de la dulce y tierna Noelle porque está perdidamente enamorada de mí, haré lo que quiera con ella y la botaré como la estúpida que es".

-¡Noelle, te juro por mi vida que...!

-¡Cállate! –Farfulló ella, derramando más lágrimas de dolor. -¡Si solo querías esto me lo hubieras dicho, no tenías por qué fingir que me amabas! ¿Enserio me crees tan estúpida como para pensar que me tragaré tu cuento? Yo sí te amaba, Aether.

-Por favor, ni yo mismo sé que siento en realidad, jamás me aprovecharía de tus sentimientos, en verdad, yo sería incapaz de hacer algo así.

-¿Qué crees, Aether? Ya lo hiciste... -Ella, tomando la primera cosa que vio en su escritorio, se la lanzó al muchacho, golpeándolo. -¡Lárgate de mi casa, no me vuelvas a hablar en tu maldita vida!

-¡Noelle, por favor no, si lo platicamos seguramente se pueda aclarar lo que siento por ti!

-¡No, no tenemos nada que discutir, Aether! ¡Siempre fuiste un Mr. Hyde, eres un mentiroso, un desgraciado, me robaste mi primer amor, mi primer beso, mi virginidad, no te perdonaré nunca, espero que te mueras, maldito!

-No digas esas cosas, por favor... -Aether, que estaba conteniendo las lágrimas, ya no pudo más, llorando de la misma forma y cantidad que su contraria. Ella le pegó otra bofetada, corriéndolo de su casa a empujones.

-¡Estás muerto para mí, Aether! Ojalá nunca te hubieras topado conmigo, ¡desearía nunca haberme enamorado de ti! –Noelle cerró la puerta de su casa de golpe, derribándose a llorar de forma dolorosa en el suelo a la vez que lo golpeaba con toda la fuerza que tenía. –M-me siento utilizada...

Aether se había recargado en la pared a un lado de la puerta de la casa, resbalándose hasta quedarse sentado, con los antebrazos cubriéndole la cara, llorando con el mismo dolor que la que, hasta entonces, era su enamorada.

¿Cómo podía ser eso posible? En cuestión de días había dejado de amar a Noelle. Era imposible, inexplicable, esas cosas no solían sucederle.

Lo peor de todo es que ella no le había dicho ninguna mentira. Sin quererlo se aprovechó de ella, la usó para saciar su sed de carne sin en realidad desearlo, pero esa era la verdad. Ya conocía el sabor de sus labios, de su cuerpo, y recibió todo lo que ella podía darle, ¿su corazón no necesitaba más y por eso dejó de amar?

-¿Aether? –Preguntó una voz conocida. El mencionado alzó la mirada, cristalina, apenas logrando identificar a la persona a su lado a causa de los pliegues en su visión causados por sus lágrimas. 

______________________________________

Oh shit...

Pues señores, ciertamente este es el resultado de una decisión precipitada. Ojo, muchos piensan que Aether solo sintió deseo por Noelle, pero no, realmente la quería, estaba enamorado de ella, pero la cosa no estaba tan madura como con Amber y, en el calor del momento, dijo e hizo cosas que no debió y pues así terminó esto.

El team Noelle pensó que ya había ganado, pero las cosas están realmente inconclusas todavía, Noelle, más que perder, ya no puede ganar, odia con toda su alma al canon por obvias razones, y Amber, pues bueno, ya lo verán

Pensé que este sería el último capítulo, pero el primer borrador que hice el Aether dejaba de sentir cosas por Noelle la mañana siguiente que hizo el snu snu con ella, pero lo sentía muy raro, poco creíble y un guionazo, mejor lo modifiqué y le di un capítulo más ya que quería explicar esto a detalle. 

No duden que Aether y Noelle pudieron ser novios felices y amarse de verdad, pero entre que Aether no la terminaba de amar y que ella explotó al saber la verdad, pues bueno, no se pudo aunque se intentó. Esta es la faceta que dije que faltaba por explorar de Noelle, aquella que no es dulce ni tierna, sino rabiosa y llena de decepción. Y sí, la decepción que sintió al saber la verdad aparte de pensar que el Aether nada más se la quería tirar y dejarla luego, pues hizo que reaccionara así. En fin, las cosas se podían arreglar entre ambos, sí, yo pienso que con el tiempo Noelle lo hubiera enamorado ya finalmente, pero no todas las mujeres perdonan que les hagan algo así.

Nos vemos el viernes, no me maten :'v

Siempre tuyo:

-Arturo.

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