1.6 ¿Cita?
Llegaron de forma inmediata a la tienda de helados y malteadas, era muy tierno verlos: jóvenes, con uniforme de la escuela, sonrisas en sus rostros, solamente faltaba que se tomaran de las manos y sería la cosa más bella de la vida: el amor de adolescentes.
Dicho y hecho, los dos se presentaron en la barra, ganándose la sonrisa de la dependienta, que sintió la ternura descrita anteriormente. Era hora de que Xiao demostrara que ya tenía modales.
-¿Qué pedirás? –Preguntó él.
-Hum...un helado de fresa.
-Ya veo. –Xiao dio un paso al frente, aclarándose la garganta. –Hola, para la señorita es un helado de fresa y yo quiero un batido de almendras.
-Ya salen.
Lumine se sorprendió de la buena conducta, pues no se esperaba ese gesto. Ambos entraron de plano al establecimiento, él le pidió a Lumine que eligiera el lugar, y sí, ella eligió el que tenía una ventana ya que le gustaba ver pasar los autos por la calle.
De hecho, y era algo que maravillaba a Xiao, es que la muchacha veía a la ventana, recargando una mejilla en su puño derecho, le llegaban los rayos amarillos, casi anaranjados, de la luz vespertina, iluminándola hermosamente, parecía perdida en sus pensamientos.
Xiao se llevó una mano a la boca, fingiendo que bostezaba, cuando la realidad es que sonreía ya que no podía ser más feliz al ver ese espectáculo que le ofrecía la vida, encontrando una razón que lo mantenía vivo: el amor.
Quitándole los ojos de encima, Xiao se topó con la buena sorpresa de que había una maquina árcade soviética de hacía años, y que era uno de los atractivos de ese lugar, él se levantó rápidamente, buscando algunas monedas en su pantalón.
-¡Lumine, vamos, rápido! –Le dijo, moviéndole el hombro, de manera bastante emocionada.
-¿Eh? ¿Qué pasa? –La chica se notaba un poco asustada, pero finalmente cayó en cuenta que Xiao la tomaba de la mano únicamente para ir a esa árcade.
-De niño siempre quise jugar en una de éstas, pero mis tías no me dejaban. –Dijo él, sonriendo, poniendo una moneda en la ranura.
Las letras del juego estaban en ruso, como no era raro, pero era cosa más de intuición para saber cómo es que funcionaba. El juego, en sí, se trataba de disparos, y los comandos eran dos rifles soviéticos de la segunda guerra, Xiao se notaba emocionado a más no poder.
Lumine lo miró con suspicacia, pero su contrario estaba tan emocionado que no podía decirle que no, no tenía el corazón para eso.
Era un juego de cacería, los dos se colocaron en posición, éste empezó, y la verdad era que a los dos se les daba bien, aunque más a Lumine al estar más acostumbrada a los juegos de árcade.
Los dos se emocionaban, reían, y en la parte final del juego, donde los dos tenían un empate, la chica logró ganar de último segundo, disparando una fracción de segundo antes que Xiao.
Los dos se limpiaron un poco el sudor de los nervios para ver quién ganaba, se dieron la mano, aunque el muchacho apretó un poco a propósito, haciendo que ella se doliera.
-¡Oye! –Le respondió con un pellizco, pero ambos se fueron riendo de regreso a la mesa donde estaban sus cosas, y ahí encontraron sus pedidos.
Ambos se sentaron nuevamente, Xiao fue el primero en probar su batido de almendra. Simplemente hizo un gesto de aceptación, alzando un pulgar.
Lumine hizo lo propio, probando con la cuchara el helado, ella también se sorprendió.
-Es la primera vez que pruebo el helado de fresa de este lugar, y la verdad es que está exquisito.
-El batido de almendras no se ha de quedar atrás.
Hubo un segundo de silencio, donde los dos se quedaron viendo. Otra vez sabían lo que querían sin decirse palabra, solamente con verse a los ojos era suficiente para que se sonrieran e hicieran lo que tenían pensado.
Ella tomó la malteada de Xiao, y cuando él intentó agarrar la cuchara del helado de Lumine, se lo impidió. Parecía ser que no pensaban tan igual, aunque tampoco era diferente.
-Sí, sabe muy bien. –Ella tomó la cuchara, levantándola al haberle puesto un poco de helado, su mano quedaba debajo de la cuchara para que nada fuera a caerse. –Di, "ahhh"
-Tch. No soy un bebé.
-Serás un bebe si no lo haces. –Lumine alzó ambas cejas, él suspiró pesadamente, comiendo tímidamente de lo que ella le ofrecía. El cerebro le comenzó a doler, notándose cuando hizo un gesto de llevarse a la cabeza con desesperación. La muchacha soltó una carcajada.
-Esto no se quedará así. –El joven muchacho se llenó un dedo con la crema batida de su batido, así que la untó en la mejilla de su contraria, quien seguía riendo.
-¡Está fría!
Sin darse cuenta, Xiao también había comenzado a reírse cuando dejó tranquila a Lumine, la que se limpiaba con una servilleta.
Se la pasaba de maravilla junto a ella, y la verdad era que no podía negárselo para nada.
Cada risa y gesto de felicidad que Lumine formaba en su rostro lo hacía enamorarse mucho más de ella, pero no podía decírselo, no encontraba la ocasión necesaria para hacerlo.
Ella revisaba rápidamente su celular al tener algunos mensajes que parecían importantes, dejó su mano en la mesa, así que Xiao la miró de forma inmediata.
Era más que evidente que aquella mano sería suave, de piel muy tersa y cuidada, a diferencia de las suyas, que eran callosas y resecas.
Quería agarrarla de la mano, de una forma suave y cariñosa, como sería tomar las alas de una mariposa. Estaba seguro de que, en cuanto la tomara de la mano, él sería feliz dentro de sí, tanto, que no podría ocultar de forma alguna su amor.
Deseaba ser "su hombre" aquel que no solo tomara su mano, sino que robara sus labios, sus sonrisas, suspiros de amor. Aunque esa realidad se veía, ciertamente, lejana.
Al salir, y estando ya obscuro y sintiéndose un fresco, Xiao tembló un poco, sacando de uno de los bolsillos de su chaleco un cigarro para llevárselo a la boca y prenderlo.
No es necesario decir que la muchacha lo miró extrañada, girando un poco la cabeza a la izquierda. Él ignoró ese hecho.
-¿Disculpa? ¡Xiao, no debes fumar, no tienes la mayoría de edad todavía!
-¿Y a quién le importa? –Él sacó el humo de su boca directamente hacia arriba, formando una enorme nube olor a tabaco. Lumine infló una mejilla, tratando de tomar el cigarro para tirárselo, sin lograrlo.
-¡¿Qué pasará si te ve alguien?!
-Ya me han visto hasta policías y jamás me han dicho nada, así que no hay problema. Además, no pasa de que me quiten los cigarros. –Él fumó de nuevo.
-En realidad no debería importante la policía...
-Sí, tienes razón. –Lumine sonrió. –Al carajo con la policía. –Esa sonrisa se transformó en enojo.
-¡Lo digo por mí! ¡No quiero llegar oliendo a cigarro a mi casa!
Suspirando pesadamente, Xiao le dio una enorme fumada a su cigarro, quemándolo bastante, echando todo el humo para un lado, tirándolo a la alcantarilla.
Lumine solo abrió los ojos del enojo, pero al menos ya no fumaba, así que ambos se dirigieron a sus casas, respectivamente. Xiao todavía tenía que ir a la escuela ya que se iría con su padre, como pasaba la mayoría del tiempo, el detalle era la chica.
Ella le dijo que estaba bien si la dejaba en una de las intersecciones que quedaban cerca de la escuela, pues entendía que no era necesario que la acompañara hasta casa teniendo él sus propias cosas que hacer.
No platicaron mucho, daba la impresión de que, prendido el cigarro, apagada la diversión, por eso es que ahora el muchacho se arrepentía un poco de haber hecho eso algo así. Aunque no tenía frío, eso sí.
Llegados a ese punto, ambos se sonrieron tímidamente, aunque no porque sintieran vergüenza, sino era una sonrisa más bien de compromiso que otra cosa.
Sin embargo, Lumine sí quería sincerarse a pesar del mal sabor de boca de al final.
-Me divertí mucho, Xiao. No me esperaba que el último día de mi semana cerrara así.
-Las mejores cosas son las que pasan sin que se esperen, de saberse antes, no serían sorprendentes.
-Oh, me saliste filósofo. –Rió ella.
-Lo leí en un libro, eso es todo. –Xiao sonrió con cansancio.
-Bueno, hay que tener otra cita pronto, ¿qué dices?
-¿Cita?
-Así es. –Lumine le dio un beso en la mejilla que dejó a Xiao blanco de la sorpresa, justamente como él mismo lo había dicho segundos antes. –Nos vemos el lunes, te tengo que decir otra vez que me divertí mucho, espero tú también.
-Cl-claro que sí...
Ella se fue campante, Xiao se recargó en un árbol, sorprendido, con la respiración y el corazón agitados. Los labios de Lumine eran más suaves que algodón de azúcar.
Llegando a casa, el muchacho se notaba de muy buen humor, algo que extrañó a Zhongli, pero parecía le gustaba verlo feliz. Y sí, ¿a qué padre no le da gusto que sus hijos sean felices? Solamente a aquel que no es un buen padre.
Él prefirió no preguntar, pero tampoco dejó de sonreír mientras preparaba la cena, ya que de verdad era su primera vez mirando la sonrisa de su hijo.
Casi casi se podía decir que ya había visto esa sonrisa antes, lo juraba, sentía mucha familiaridad a ese gesto; Xiao tenía la misma sonrisa que su madre. Zhongli se limpió una humedad de los ojos y volteó a ver a aquel pequeño altar dedicado al que era el segundo amor de su vida.
<<Tiene tu misma sonrisa, querida, ¿no es maravilloso? Me recuerda tanto a ti>>
Él fue a la mesa con una gran sonrisa, la que sorprendió a su joven hijo, que lo miraba con cuestionamiento. No se dijeron nada, platicaron de cosas de lo más trivial en la mesa, y sin embargo, ambos se querían decir tantas cosas, pero no podían hacerlo.
-El sábado no estaré. Tengo cita con el médico, así que te dejaré el desayuno hecho.
-Está bien...
Aquella noche fue de insomnio para padre e hijo, ya que no encontraban modo alguno de decirse lo que deseaban, y sería muy equivoco soltarlo así sin más, de forma brusca, pues rallaría en lo incómodo.
Se pensaban el uno al otro, Xiao pensaba con rabia; Zhongli con tristeza. El autor ha mencionado ya que los dos creían que su contrario los odiaba, y les laceraba el corazón de forma muy distinta.
Al no encontrar manera alguna de dormir, y pensando que solamente así le daría sueño, el muchacho vio un vídeo del proceso que conllevaba hacer un grafiti, que reconocía era muy bueno e interesante. No tenía color como tal, pues el fondo estaba repleto de rayones de todos los colores, pero en esencia se notaba que era una mujer negra con el cabello ondeándole en el viento.
La verdad es que Xiao sintió que se le prendió el foco... quizá había encontrado otra manera de desahogar sus frustraciones y su enojo: grafiteando.
Para el lunes siguiente empezaría primeramente por su cara, ya que tomó la pintura que normalmente usaba su padre, maquillándose algo parecido a lo suyo: líneas color amarillo para taparse las ojeras, y la verdad es que hasta él admitía que se le veían bien.
Ganyu se le encontró en los pasillos, se le quedó bien extrañada.
-¿Xiao? ¿P-por qué?...
-Por si no te habías dado cuenta, mi cara da miedo, al igual que la de mi estúpido padre. Él se maquilla para no asustar a los alumnos y yo...
-Y tú...
-Tch. No lo sé, pero quizá así ya no les dé tanto miedo a las demás personas.
-Algo me dice que me mientes...pero ese es asunto tuyo. –Antes de irse, Ganyu alzó su índice derecho. –Aunque debo decir que ya no das repelús como antes, se te ve bien, me recuerdas a mi tío.
El muchacho simplemente hizo un gesto de desagrado, ya que no quería parecerse en nada a su padre.
Las chicas le miraban ahora con más confianza y atracción, los chicos ya no se le alejaban tanto como antes, y no se ganaba miradas de mala sorpresa. Comenzaba a sentirse bien finalmente.
Llegando a su casillero, él se topó con que dentro de éste había una carta, él pensó en romperla en un primer momento, pero después se preguntó si es que sería relacionado con la escuela, por lo que mejor la leyó.
El sobre tenía su nombre adornado con varios corazones, eso le quitó la idea de que sería de la escuela, pero ya la había abierto, por lo menos se tomaría la molestia de leerla.
Dentro de éste no había nada más que una simple hoja de papel que decía "Te espero en la parte trasera de la escuela en receso" No había firma ni nombre, así que él no tenía ni la más remota idea de quién era la persona que la escribió.
Escuchando unas risitas de mujer en las cercanías, él se volteó rápidamente, no logrando ver quién era, pero no le eran risas conocidas, así que se quitó de la cabeza la idea de que pudiera ser Lumine.
Pensó que a lo mejor era una broma que le querían hacer, por lo que ya daba por sentado que habría sangre ese día, y antes de empezar las clases, fue a un salón que siempre estaba vacío y nadie entraba por esa misma razón.
Él abrió la ventana y se puso a fumar, viendo que las paredes eran blancas, por lo que un poco de color no les vendría nada mal. Cualquier director montaría en cólera si es que alguien grafiteaba ese salón aunque no se ocupara...por lo que una sonrisa bastante maquiavélica le apareció en el rostro.
Todo era cosa de planearlo bien, aunque la verdad es que el muchacho apenas si se podía aguantar una buena risa.
Dejando el cigarro en el cesto de basura del salón, él se fue cerrando la puerta y la ventana, el olor se disiparía seguramente cuando alguien entrara...lo que tardaría días seguramente.
Justamente al salir, él se topó a varios metros a Lumine, quien se sorprendió mucho al verlo salir de ese salón, aunque también fue por el hecho de verlo maquillado.
-¿Xiao? ¿Eres tú?
-S-sí... -Finalmente el muchacho se puso nervioso, aunque igual se acomodó de forma discreta un poco el cabello para que se notara más que estaba maquillado. -¿Por qué preguntas?
-Te ves...bien. No se te ven las ojeras, el rostro se te ve despierto y no asustas por lo enojado que te ves. ¿Por qué querías maquillarte?
-Por tonterías, en realidad. Me es difícil explicártelo.
-Hum...espero encuentres palabras para hacerlo después. –Ella rió un poquito. –Vaya, te ves radiante, eso parecía imposible el viernes.
-Gracias... -Al no tener las mejillas maquilladas, y aunque tuviera una gruesa capa de maquillaje, se le notaria que se había ruborizado.
Todo había sido normal hasta ese momento, clases de esto, de aquello, los maestros se sorprendían de ver maquillado al joven, pero no había nada que le impidiera venir así, a pesar de lo joven que era.
Preferían verlo así a verlo con su semblante cansado, desesperanzado y sin ganas de vivir.
Llegado el receso, Xiao fue hasta el lugar donde le habían citado, se encontraba muy atento en caso de que alguien quisiera vengarse de él agarrándolo en un rincón solo y él sin compañía alguna.
Únicamente vio a una chica de espaldas que se notaba desesperada, ansiosa, sería una mejor palabra, pues era evidente que esperaba a alguien y se desesperaba por encontrarlo.
Xiao se aclaró la garganta, la muchacha se sorprendió, volteándolo a ver.
-Ho-hola... -Saludó ella, apenada.
-Hola. –Dijo él, con toda seriedad.
-Espero no suene muy atrevido de mi parte pero...te ves muy guapo con los ojos así.
-¿Guapo? –El muchacho pensó que quizá a Lumine también le parecería guapo...por lo que se prendieron un poco sus mejillas. –O-oh, ya veo...¿Qu-qué querías decirme?
-Primero creo que es mejor que me presente. Soy Ayaka Kamisato, del club de letras. (Aclararé esto al final).
-¿Entonces tú fuiste la que escribió esa carta? Aunque la hubieras firmado la verdad es que no me hubiera dado cuenta de quién eras, poco me interesan los compañeros de la escuela, pero no te lo tomes a mal, no es personal contra ti.
-E-entiendo...
-¿Qué querías decirme, entonces, Ayaka?
Xiao se percató que la muchacha se ponía un tanto incomoda, indecisa de confesar aquello que se guardaba en el corazón, pues con lo anteriormente mencionado, la verdad es que a cualquiera se le quitarían las ganas.
-Na-nada, creo que te resultará incomodo o no será de tu agrado.
-Ya estoy aquí, y no me iré hasta que no me lo digas. –Él se sentó en una de las bancas, mirando seriamente a Ayaka. -Te espero, no tengo prisa.
-M-me parece un poco cruel, pero tienes razón en cierta parte. Xiao...¿t-te molestaría tener una cita conmigo?
-¿Eh? ¿Cita?
-Sí, una cita.
-Pero yo no soy médico, ¿por qué me pides una cita?
-¿Te burlas de mí? –La chica infló una mejilla, notoriamente molesta.
-¡Para nada! E-es solo que...creo que jamás he tenido una cita, solamente el viernes fui a comer un helado con Lumine y ya; no sé si cuente, pero de verdad no sé de qué me hablas.
-Oh...¿te gusta Lumine?
El joven se pensó un poco la respuesta, no le convencía del todo decir la verdad ya que, de colarse el chisme, la verdad es que él no sabría ni cómo actuar, y lo mismo sucedía si es que lo negaba.
La realidad es que lo mejor era arriesgarse, pues negarse acarrearía más y peores problemas.
-Se puede decir que sí. Es la única persona que me trató como humano, y eso representa mucho para mí. No tengo idea de por qué ahora la gente no huye de mí, supongo que es por mi maquillaje.
-La verdad es que sí dabas un poco de miedo con esa mirada tan siniestra que tienes. –Ella se llevó un dedo a la coleta de su cabello.
-¿Lo ves? Al final ya lo sabía.
-Pero... -Esa palabra sorprendió al joven, ya que no se la esperaba. –Las chicas saben que estás dispuesto a defenderlas de cualquiera, las conozcas o no, y que no lo haces para llamar la atención ni para ligar o por conveniencia. ¿Puedo preguntarte por qué?
Xiao miró al cielo, que estaba despejado, todavía quedaba un tiempo para que éste se empezara a poner de color naranja, pero ya no mucho. A pesar de su corta edad, el muchacho ya se sentía en su ocaso, cuando no había llegado ni a las doce del día en su vida.
-En mi vida he pasado por muchas injusticias. –Él se remangó un poco el pantalón, descubriendo las muchas cicatrices que tenía en la misma. –Las marcas que tengo ahí no me las hice yo, las injusticias me las hicieron. No quiero que nadie sea víctima de lo que yo sí, por eso hago lo que hago, y ciertamente el director no hace nada para impedir eso, es...es un inútil.
-Yo no creo que lo que hagas esté mal...quizá solo lo haces de una manera que puede molestar a los demás.
-Me da lo mismo a quién moleste. –Xiao se levantó del lugar donde estaba y dio indicios de que se retiraría al dar algunos pasos fuera de esa zona. –Para mí no importa la forma, importa el resultado. –Sin voltear a ver a Ayaka, Xiao levantó su índice derecho. –Respecto a la cita...¿prefieres las malteadas o los helados?
-Si es contigo, no importa. –Sonrió ella. –S-sé que sonará estúpido, pero puedo ayudarte con Lumine, te puedo dar algunos consejos.
-No solo estúpido, suena cruel. Te traicionas a ti misma y a tu corazón, Ayaka...pero si eso te hace feliz, adelante. ¿Puedes la próxima semana?
-Cl-claro. -Sonrió la muchacha.
-Nos vemos entonces. –Xiao la miró por el rabillo del ojo, sonriéndole amablemente.
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Ooookey, sé que estarán diciendo "Arturo, Ayaka y Xiao no se conocen, además ella está comprometida" sí, lo sé, pero no encontré otro personaje que tuviera una personalidad parecida (tal vez Xinyan o Hu Tao...pero no me terminó de convencer), ya que, al menos yo, imagino que Ayaka será algo así como la líder de la resistencia que se opone a la arconde electro y a tener que entregar las visiones, no sé si así sea ya cuando llegue Inazuma, es lo que yo pienso, por eso es que en el fic ella tendrá una personalidad de chica rebelde y que dice "muerte al Estado, vivan los tacos de tripa" :v Bueno, no tanto así, pero ya se darán una idea de a qué me refiero.
Realmente su inclusión a la historia es para darle drama a la misma, ya que si nada más hay XiaoxLumine, realmente el resultado seria muy evidente: Xiao y Lumine se quedan juntos, sin más.
Sin embargo, con la llegada de Ayaka, habrá dos teams: el team Ayaka y el team Lumine. Ya verán cómo se desarrolla el personaje, ojalá les gusten las libertades creativas que tomaré con ella, espero no me funen por eso :'v
Nos vemos el viernes, comenten y voten :D
Siempre tuyo:
-Arturo.
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