Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

1.2 Redención.

El lector supondrá que la relación de ambos primos mejoró. Sí y no. Solían hablarse cuando nadie los veía, pues los padres de Ganyu le tenían todavía prohibido que estuviera cerca.

-Te pegará los piojos. –Sentenció su padre.

-Lo miserable se contagia, así que no dejes que se te acerque. –Le dijo su madre.

Sin embargo, ella desoyó todas esas cosas al saber que su primo, que era de su misma edad, cabe mencionar, era mejor persona que ellos dos, a pesar de que se jactaban de ser ejemplos vivos a seguir.

Era la primera vez que el muchacho dormía tan bien, tan caliente y sintiéndose querido por su prima, pues ahora ya sabía quién le había tenido las atenciones de llevarle una ración de los postres que aparecían mágicamente en su puerta.

Los dos solían platicar de vez en cuando durante las noches, Xiao nunca dejaba de pedir disculpas por lo que había intentado hacer, aunque Ganyu siempre lo reñía por disculparse.

-Ya me quedó claro que te arrepientes. Eso es bueno, una persona con un corazón malvado jamás podría sentir arrepentimiento de sus actos.

-Todavía me falta mucho para ser mejor, lo apuesto.

El primer paso que dio para ser mejor persona...quizá no fue el más ortodoxo ni el más inteligente, pero para él era lo mejor.

Al saber en carne propia lo que se siente ser abusado, golpeado, torturado psicológicamente de mil y un formas, Xiao decidió aprender a pelear, y sí, comenzó ir a clases de boxeo a espaldas de sus tíos y sus primos, solo Ganyu lo sabía.

Lo hizo con la intención de defender a todo aquel que no pudiera defenderse por sí mismo, golpearía sin piedad a todo aquel que viera o escuchara abusara de alguien más.

Los moretones en el cuerpo y manos, así como las partidas de labio o cejas que tenía ahora, a ya sus catorce años, y casi siendo fecha de entrar a la preparatoria, ya no se debían por los maltratos de sus tíos, sino por las peleas que tenía a la hora de la salida.

Siempre ganaba, Xiao se hizo de una reputación a pulso como alguien feroz en pelea, impiadoso y con muchísima agresividad.

En cierta parte el darle su merecido a los abusones era una forma de desquitar su coraje contra sus tíos. Ganyu nunca estuvo de acuerdo y le reprochaba una y otra vez el que, lo que hacía, estaba mal.

-¿Y no te parece mal que los más fuertes se aprovechen de los más débiles? A mí sí, Ganyu.

-Ay, Xiao. Podrás ser buena persona, pero nunca dejaste de ser un cabezota. Solo piensas con la violencia. –Se quejó ella a la vez que le ayudaba a curarse el labio, que tenía abierto tras una pelea que tuvo esa misma tarde.

-No es como que tu familia me haya mostrado otra forma de resolver las cosas.

-Sigh...odio decir que tienes razón.

La familia de Ganyu había dejado de pegar a Xiao cuando éste tenía 13. Él ya no era un niño, ya no lo podían abusar tan fácilmente, aparte de que los golpes que le daban ya no le dolían.

Lo que más le hacía hervir la sangre a una de sus tías fue cuando, después de haberle golpeado con una vara, Xiao le dijo.

-¿Esa es todo lo que tienes, anciana? –Su modo de decirlo fue tan cínico, además de que vino acompañado de una graciosa risa, fue lo que más le enojó.

Ya no lo castigaban a golpes, ahora trataban de castigarlo con la comida o con dejarlo sin el poco dinero que le daban. Lo que no sabían es que cierta persona le llevaba de comer en secreto y le daba del dinero que su padre le mandaba.

-Viejas estúpidas. –Rió Xiao mientras hacía tarea y comía un pedazo de pan, aunque duro, le sabía delicioso.

Su salida de la secundaría fue más bien sin pena ni gloria, iba bien, era igual de estudioso que peleonero, por lo que tenía el promedio para entrar a la preparatoria...esa misma donde trabajaba su padre.

Ahora lo vería todos los días, estaría junto a él en clases, lo que le daba miedo.

¿Cómo reaccionaría su padre, aquel que lo había abandonado con una familia que lo odiaba, que rara vez lo veía, con el que no cruzaba palabra?

¿Él estaría feliz o molesto? Lo dejó cuando era niño, ¿lo recibiría con los brazos abiertos a pesar de eso?

El lector recordará que su padre lo condenó a ese destino por no haber otro, por ser mejor que él le hubiera podido dar, a pesar de lo absurdo que suene. Era esa familia o ninguna.

Xiao se mudó de la casa de Ganyu para irse a vivir con su padre, el muchacho lloró ya que no vería más a su prima, o eso era lo que pensaba.

Puede que la familia de Ganyu odiara al padre de Xiao, pero ahora ese odio lo prefirieron dejar guardado en casa cuando le pidieron que ayudara a su sobrina a entrar en esa escuela de mucho renombre, y él aceptó a regañadientes.

-Lo hago por esa niña, ella no tiene la culpa de todo lo que ustedes me hicieron a mí y a su hija cuando nos casamos.

No es necesario decir que los tíos de Xiao celebraron su partida, él se despidió con una pequeña venganza: rompió un vidrio a propósito antes de irse.

-Desgraciados, merecen muchas cosas más que un vidrio roto. Me jodieron casi toda la vida, pero yo no soy tan maldito como ellos...aunque tampoco soy un santo. –Fue lo que pensó Xiao tras irse corriendo a toda velocidad de la calle 14; nada más fue a cometer ese pequeño vandalismo.

Su nueva casa, que sí era suya, era más bien pequeña al ser un departamento que no estaba nada mal. Cuando vio su cuarto, que estaba muy bien decorado, con muebles de color ocre, una cama matrimonial, un juego completo de almohadas y un buen set de colchas, a Xiao le dieron ganas de llorar.

Tras catorce años de privaciones, de miserias, de fríos...ahora ya tenía un buen lugar para dormir. Lo que él pensó por tantos años como un sueño, le era realidad.

Tenía su oso viejo de peluche en las manos, lo dejó en la cama, riendo como si fuera un niño, ya que no sería el único en gozar de esas maravillas para él pero cosas tan normales para todos nosotros.

La cena con su padre, que nunca dejó de verlo con un rostro que era muy difícil de descifrar, fue más bien silenciosa.

-Quedaste en el turno vespertino, espero no te sea molesto. Mira el lado positivo, no tendrás que despertarte temprano.

-Sí...¿Ganyu en que tur...?

-También en la tarde. Arreglé que quedaran en el mismo salón, espero que no te moleste.

-¡Para nada! –Sonrió él. -¡Ella y yo nos llevamos de maravilla!

-Me agrada. Es la primera vez que comemos juntos, y quizá no sea buen momento para decirte esto pero...me gustaría mucho que tu madre estuviera con nosotros, lo único malo es que no se puede.

La sonrisa de Xiao se borró rápidamente de su rostro, ¿acaso era una indirecta? ¿Él también lo culpaba por la muerte de su madre?

Recordó todo lo que sus tíos le dijeron, y parece que por ese comentario, ellos no mentían. Su padre lo odiaba.

Durante el resto de la cena no hubo más palabras, la felicidad de Xiao quedaba opacada por ese mal momento, pues daba la impresión de que ya fuera de ese infierno donde vivía, le esperaba uno igual de horrible.

Esa noche el joven muchacho lloró hasta que se quedó dormido, jamás se había acostado en algo tan suave como lo era su nueva cama, no tenía frío, de hecho tenía calor, pero no quería destaparse al recordar tantos años en que deseaba así fuera un pedazo de trapo para protegerse del frío.

Las almohadas eran muy cómodas, sintió que se hundiría en ellas, le era extraño no picarse o arañarse con los resortes de la cama: ésta quedaba lisa, sin ningún saliente.

Nunca había dormido tan bien, estaba feliz, hablaría con su padre esa mañana respecto al tema de su madre...diría la verdad de tantos años de maltrato, tenía que hacerlo.

-Papá...hay algo importante que debo decirte. –Dijo, antes de llegar a la cocina, caminaba a ésta con prisa, pero no había nadie en la misma. -¿Papá?...

Vio una nota al lado de un plato de comida que tenía una tapa de plástico sobre la misma.

"Por cosas del trabajo me voy antes de las siete, nos vemos en la escuela. Tu tía me dijo que te hacía unos muy buenos desayunos, espero no extrañes su comida ya que yo no soy el mejor chef, pero hago lo mejor que puedo. Disfrútalo, Xiao."

-¡Anciana hija de puta! –Xiao arrugó el papel, lanzándolo al suelo. -¡¿Cómo se atreve a mentir de esa manera tan descarada?! ¡Casi quince años dándome las sobras que le daba a sus putos hijos y se atreve a decir eso!

El pobre Xiao no sabía que esa era más bien la punta del iceberg, ya que toda una cadena de mentiras más tardaría algún tiempo en descubrir. Prácticamente la vida que le conocía su padre era toda una mentira.

Ese primer día de clases fue a la preparatoria enojado, quería hablar con Ganyu al respecto, pero pensó que también le amargaría el día, así que mejor se dejó ese enojo para sí.

Todas las caras que veía le eran nuevas, nadie se le quería acercar debido a esa aura de enojo que transmitía a metros de él.

Era un chico con cicatrices en el rostro, cara de enojado y ojeras negras como la noche. Por primera vez el uniforme le quedaba bien, era nuevo, no tenía agujeros ni estaba grisáceo por el uso.

Nadie se le acercaba, nadie lo volteaba a ver, y eso a él ni le iba ni le venía, ya que siempre había sido así, así que estaba acostumbrado.

Cuando vio en los pasillos a su prima, él se sorprendió, sonriendo para sí mismo.

-¡Ganyu! –Gritó él, ella estaba viendo su horario en el celular, así que se sorprendió mucho al escuchar esa voz que hacía algún breve tiempo no escuchaba.

-¡Xiao!

Los dos primos corrieron y se abrazaron, las amigas de Ganyu se hicieron algunos pasos para atrás, Xiao las asustaba por el miedo que inspiraba. ¿Cómo es que ella no le tenía miedo?

-Te queda muy bien el uniforme.

-Gracias. Tú te ves muy apuesto con...con uniforme nuevo. –Ganyu se notó triste. –Me alegra que ya no sufrirás más, ahora eres libre.

-Yo no estaría tan seguro de eso. Aunque dejemos eso de lado, ya sabes, primita, si alguien te molesta le daré su merecido. –Xiao río, Ganyu abrió los ojos por la mala sorpresa.

-¡Ni se te ocurra pelearte en tu primer día de clase!

-Quisiera decir que lo prometo. Quisiera... -Ganyu infló una mejilla, Xiao rió. –Tengo que ir a mi salón, nos vemos en la salida.

-Te tendré vigilado.

Ambos tomaron sus respectivos caminos, las amigas de Ganyu le preguntaron cómo es que ese muchacho no le daba miedo, pues parecía asesino en serie.

Ella respondía con bastante gusto que estaba segura que ese chico que se notaba peligroso, era en realidad alguien de buen corazón. Eso sonaba imposible.

El autor, con perdón de la audiencia, se tomará la libertad de saltar un poco en el tiempo, pues no le parece que haya algo importante que contar durante ese primer día, sino más bien algo que sucedería hasta la noche.

Una vez en casa, más precisamente en su cuarto, Xiao entró y vio un regalo envuelto en su cama, la que tenía una nota. Era de su padre.

El regalo era un buen celular, quizá no el más nuevo, pero con lo suficiente para que él estuviera feliz. Habían acabado de cenar, ambos platicaron poco, el muchacho sentía y veía a ese hombre no como su padre, sino como a un desconocido.

Cuando Xiao prendió el celular, se llevó una extraña sorpresa, pues el fondo de pantalla era la fotografía de una mujer joven que él jamás había visto, no le sonaba en lo absoluto.

Él fue hasta el cuarto de su padre, que se desmaquillaba los ojos, pues usaba pintura debajo de los pómulos. Él lo notó por el espejo.

-Dime, Xiao. –Al voltearse, Xiao pegó un gritó que causó que su padre tirara la toalla con la que se limpiaba. Le había asustado la mirada tan demacrada que tenía. -¡¿Qué pasó?!

-Na-nada...pero ahora ya sé por qué te pintas los ojos, te ves mejor así.

-Niño, no tengo humor para bromas. ¿Qué se te ofrecía? –Xiao notó que la mano con la que su padre agarraba la toalla temblaba de forma considerable.

-Y-yo...quería preguntarte quién es la mujer que tiene de fondo mi celular.

-Ah. Debí suponer que no lo sabrías. Esa mujer. –Su padre suspiró. –Esa mujer es tu madre...Es bella, ¿no crees? Ahí tenía 22, que fue cuando nos casamos. Al año siguiente naciste tú, así que esa es de sus últimas fotografías. Sigh, como sea, eso es algo que los dos sabemos. No duermas muy noche, descansa.

Xiao se fue sin decir nada, se sentía bastante golpeado por aquellas palabras, veía a su madre y se dio cuenta que tenía algunos rasgos de ella, especialmente la nariz y las orejas.

El insomnio volvió pronto, pues una cuestión muy específica le vino a la cabeza: ¿su padre puso esa foto para torturarlo? Es como si alguien que mató accidentalmente tuviera siempre frente de sí la foto de la persona que mató. Esa misma noche Xiao cambió su fondo de pantalla, solo así pudo dormir tranquilo.

______________________________________

Jeje boy 

El siguiente viernes ya empieza lo interesante ya que se terminó de introducir al personaje, cuáles serán sus grandes traumas de la vida y lo que puede llegar a afectarle en un futuro. Como aquí no hay demonios a los qué combatir, pues se me ocurrió que Xiao siguiera siendo ese antihéroe que es en el juego, pero ahora dedicado a defender a los que no pueden hacerlo por sí mismos, que es un poco la esencia que tiene él. Ya se irán introduciendo más personajes, naturalmente, solamente es cosa de que se avance un poquito la trama.

Entonces nos vemos para ese entonces, voten y comenten uwu

Siempre tuyo:

-Arturo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro