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1.16 Cumpleaños.

En ese momento, Zhongli caminaba como loco por la escuela, buscaba a alguien muy en particular. Se acercaba un día que era especial, pues se celebraba una fecha que le podría dejar mejor o peor parado.

Esa fecha en concreto se trataba del cumpleaños de Xiao, más precisamente el 16. Era el primer cumpleaños de su hijo en el que estaría presente, así que, y para redimir un poco sus errores, trataría de que fuera especial.

Cuando encontró a la persona que deseaba ver, el premio fue doble: Lumine y Ganyu estaban juntas platicando.

-¡Chicas, necesito de su ayuda! –Pidió, desesperado.

-Director Zhongli, ¿Qué se le ofrecía?

-Ah, Lumine, debes recordar que ya no soy director...

-Ay, la costumbre. –La chica rió con un poco de incomodidad.

-¿Qué pasó, tío?

-En unos días será el cumpleaños de Xiao...ustedes saben que he sido un padre terrible, pero siempre lo he amado mucho. Quisiera...que me aconsejaran, me apena decirlo pero en realidad no tengo ni la más remota idea de qué le gusta a mi propio hijo.

Las dos muchachas, más que mirarlo con piedad o con convalecencia, lo miraron con enojo. Ganyu se golpeó la frente y Lumine se agarró el tabique de la nariz para tirar del mismo hacía abajo.

Lumine tampoco era muy diestra para el asunto, pero ella ya quedaba más bien desligada del muchacho. Lo que sí, es que de cualquier manera ella podría ser de ayuda.

Ganyu era la última gran esperanza, ella era la casi hermana del muchacho, y claro que ella sabía lo que le gustaría a su primo en toda regla. El detalle: quería que Zhongli lo descubriera por sí mismo, que se lo dijera su instinto paternal, ella sería la que diera su aprobación o no.

(Ay que bonetos son :3)

Lo primero que pensó era regalarle algún libro clásico, seguramente eso resultaría ser buena idea al su hijo ser un asiduo lector...pero seguía siendo muy soso.

Ir al cine a ver un estreno podría ser lo ideal...pero ya había ido al cine esa misma semana con Ayaka.

-¿Creen que sea buena idea preguntarle a ella? Al final de todo, es novia de Xiao.

-No la metamos en esta conversación, ¿sí? –Dijo Lumine, con una vena saltándole de la frente.

-¿Por qué? ¿Podría no dar buenas ideas?

-En realidad Lumine odia un poquito a Ayaka...así que el solo mencionar su nombre hace que el ambiente se ponga tenso. –Explicó Ganyu, con una gota de sudor cayéndole de la frente.

-Oh...¿qué podría darle? ¿Alguna de ustedes sabe qué música le gusta?

-¡¿Puedes no ser tan obvio, tío?! Podemos ir al centro comercial y ahí lo discutiremos, ahora tenemos que estar en clase.

-Sigh...está bien, tienen razón.

Para ese día, Zhongli se había ido de casa argumentando que tendría cosas que hacer en la escuela, lo que a Xiao no le iba ni le venía en lo más absoluto.

Esa indiferencia le dolía mucho, ver que su hijo no le prestaba atención por hacer cualquier otra cosa, ni siquiera le dirigía la mirada.

No podía quejarse, y no lo hacía, no tenía sentido que lo hiciera cuando él también fue indiferente de manera forzada por tanto tiempo. Todo acto injusto tiene reservada una condena: la de Zhongli era que le pagaran con la misma moneda.

Las dos muchachas bebían de forma tranquila un café enlatado esperando a su profesor, hablaban de temas que eran importantes para ellas.

-¿Y qué hay de Tartaglia? ¿Cómo vas con él?

-Tiene lo suyo...realmente es alguien muy protector, cariñoso, y se preocupa mucho por mí, aunque suele ser un poco molesto de veces.

-Sigo sin entender por qué lo hiciste.

-¡Todo fue por culpa...! –Sin dejarla terminar, el profesor Zhongli llegó, tomándola de un hombro.

-Tranquilízate, no es bueno que te estreses a esta edad. –Mencionó él. –¿Entonces dicen que mi instinto paternal es lo que debe sacarme adelante?

-Si es que lo tienes, por supuesto.

-Ganyu, sino me llevara tan mal con tu familia, te regañaría.

-Je, eso me recuerda un poco a Xiao. "Si no fueras mi prima, te ahorcaría" –La muchacha rió un poco, se le venían algunos buenos momentos a la mente.

-Ciertamente él y usted se parecen mucho, incluso en lo cabezotas que pueden ser.

-A ti sí te puedo reprobar, Lumine...lo único malo es que tienes razón. Como sea, hagamos esto pronto, no quisiera entretenerlas demasiado con los asuntos que en realidad debería poder resolver solo.

-Al menos acepta la realidad. –Insistió Lumine.

Profesor y alumnas caminaban por el centro comercial, Zhongli miraba con detalle, pero nada le convencía, su instinto de padre no se "activaba" ante nada, realmente.

Pasada una hora, hasta la misma Ganyu empezaba a resignarse, ya que no le pidió ni una sola opinión o sugerencia, lo que era bueno y malo a la vez.

Había sido relativamente fácil antes, cuando Xiao era un niño: un juguete, un poco de ropa y listo. Ahora ya no era sencillo, y menos con la tensa relación que llevaban los dos.

Quizá, más que algo que pudiera gustarle, era mejor algo que le fuera útil, que era ropa, por supuesto. De ser así, el regalo tendría que ser algunas latas de pintura negra.

Visitó todas las secciones de la tienda, mas nada le terminaba de convencer. Ganyu tenía pensando regalarle al bueno de su primo unos audífonos, pero era su prima, Zhongli era su padre, de ahí que no fuera tan representativo.

-Direc...profesor Zhongli, quizá lo más indicado sea algo no material.

-No lo sé...si le doy un abrazo o unas simples palabras, quizá quede insatisfecho o piense que, para mí, él no vale más que eso. –Zhongli se veía preocupado, su semblante realmente lo decía.

-Le diré algo en particular, y quizá Ganyu se enoje por eso, pero mientras más rápido nos vayamos, mejor. –Ella dio una risita, su profesor miró con cara de "¿Enserio?"

-Ok...no sé si alegrarme o enojarme, pero habla pronto, Lumine.

-A Xiao le gustan los postres. Puede llevarlo a un buffet de postres y estoy segura que quedará encantado. –Sonrió la muchacha.

-D-de acuerdo. Solamente pienso que sería incomodo que estuviéramos una hora viéndonos a los ojos sin decir nada. Aparte, él no lo sabe, o deseo que no lo sepa pero el mismo día que él nació...su madre murió, fue seis horas después de su nacimiento.

-Seguramente su esposa se molestaría con usted si no celebra con su hijo por llorarle a ella. Los muertos ya no están, nada se puede hacer por ellos, por los vivos sí. Considere eso que le digo, por favor.

-Has de tener razón.

-Por cierto, tío. –Intervino Ganyu. -¿Has escuchado "while my guitar gently weeps" de los Beatles?

-¿Eh? No, no me gusta el rock.

-Escúchela. Me recuerda mucho a Xiao.

Justamente la canción tenía mucho parentesco con el chico. Nadie entendía por qué nadie le había dicho al muchacho cómo demostrar su amor, ni entendían cómo alguien lo manipuló. Lo compraron y luego lo vendieron, en realidad.

Lo mismo pasaba con el padre: no sabía cómo demostrar su amor, le manipularon con mentiras de que todo estaba bien. Compraron su tranquilidad, pero la revendían a un precio muy caro: la felicidad de su hijo.

Trataría de platicar lo que tuviera que hacer, le costara mucho trabajo, incluso no pudiera, pero tenía que hacerlo.

Pensó en escribirlo en una carta, incluso la redactó en uno de sus momentos libres una vez regresó a su casa, pero a sabiendas de que eso no era correcto, la rompió de inmediato.

Curiosamente, otra persona que se preparaba para el cumpleaños de Xiao era Ayaka. Ella la tenía bien fácil: le regalaría una playera del guerrillero heroico y una cita en una feria para poder jugar cuanto se les antojara.

Ella incluso pensaba en que ese día podían hacer el amor ahora que ya le había explicado lo que era, sería un regalo que ninguna otra mujer le daría, pero no, era mejor que fuera otro día, no quería presionar a su novio todavía con eso.

Seguro de que su odioso padre le relegaría a segundo plano, Xiao ya había hecho planes para ese día, con Ayaka, por supuesto, y fue una grande sorpresa cuando la noche antes de ese día, Zhongli tocara la puerta de su habitación.

Él entró y lo vio con la ropa puesta cuando ya era casi hora de dormir, lo que le extrañó mucho. Casi seis meses viviendo juntos y no se había dado cuenta que su hijo dormía con la ropa del diario. Hablaba por celular con Ayaka respecto a lo que harían mañana juntos, curiosamente.

-Oye, pensaba para mañana, que es tu cumpleaños, podríamos ir a desayunar.

-Lo siento, ya tengo planes. –Respondió él, de forma seca e indiferente. Zhongli sintió un golpe en el corazón.

-Vamos, chico. Es un buffet de postres...tus favoritos, puedes pedir los que quieras.

-En realidad no me interesa.

-Oye, oye, los postres son tus favoritos, habrá pasteles, pays, helados, malteadas, me da la impresión de que mientes si me dices que no estás interesado.

Realmente la oferta era tentadora, de eso no había duda, podía hacer lo mismo con Ayaka, ya que con Zhongli no le quedaba ni las más remotas ganas de querer compartir un segundo de ese día tan especial para él.

Sin embargo, y como si fuera su daimon, aquella luz que le guiaba en las más profundas tinieblas, Ayaka le dijo algo muy en claro, ya que había escuchado del otro lado de la línea:

-Ve con él...lo nuestro puede esperar a después. –Sonriendo detrás de su celular, ella colgó, dejando muy sorprendió a su novio.

-¿Qué dices, chico?

-Tch. Está bien...

Mandándose mensajes, Xiao le preguntaba a Ayaka el por qué le había dicho eso, y también le cuestionó la razón por la cual escuchaba su conversación.

"Es tu padre, sé que lo odias por lo que te ha hecho, pero ya sabes lo que te diré: si todos los días nos arreglamos el cabello ¿por qué no el corazón? Estoy segura que para mañana tu padre no solo se va a arreglar el cabello, y tú debes seguir el ejemplo de ya sabes quién."

Le era molesto, sí. Le fastidiaba, también; únicamente lo hacía porque Ayaka se lo había pedido, de lo contrario, jamás lo hubiera aceptado.

Para la mañana siguiente, padre e hijo se encontraron en el pasillo al levantarse al mismo tiempo. No s e dijeron nada, pero ahora Zhongli, con bastante duda en sus acciones y una mano que le temblaba, ya no por estrés, sino por nerviosismo, sonrió, caminando hasta su hijo para darle un sorpresivo abrazo.

Aquel gesto lo hizo sin pensar, ya que si lo pensaba, lo dudaría, mejor se dejó llevar por la corriente, envolviendo a su hijo en sus brazos.

Era la primera vez que lo había hecho en poco menos de diez y seis años, tanto que a ambos, más que parecerles una sensación extraña, era una sensación bien familiar, una que quedaba oculta entre su desastre llamado memoria.

Zhongli, tras la muerte de Guizhong, recibió abrazos de consuelo, de pena, dolor, los que le eran amargos en demasía, y éste era uno sin alguna de esas sensaciones.

Xiao no había respondido, se quedó tieso, sin pestañear, sus ojos quedaban bien abiertos de la sorpresa, era, como se ha dicho antes, una sensación familiar que no recordaba.

El día en que ambos se dijeron adiós fue así: estaban afuera del hospital, Zhongli sujetaba al pequeño Xiao en brazos a la vez que lloraba. Habían pasado ya tres días de la muerte de Guizhong.

Él lloraba viendo al pequeño en sus brazos a la vez que hablaba con una de sus cuñadas.

-Sé que no me quieren, que me odian...pero él no tiene la culpa de nada, ¡es tu primer sobrino, por Dios! No puedes decirle que no o Guizhong se levantaría de la tumba para llevarnos a todos con ella.

-Mi hermana era de carácter muy fuerte y no puedo decir que te equivocas al decirlo. Sin embargo, ese chico es tu responsabilidad.

-No puedo cuidar de él. Tendré que tomar la plaza de Guizhong en la escuela y trabajar doble turno...debo la casa, los muebles, el auto, lo que compramos para el niño...su entierro.

-Es lo malo de tener deudas, ¡si tan solo mi hermana no hubiera renunciado a su herencia por casarse contigo!

-¡Casándose conmigo o no, ella iba a renunciar a todo eso, le resultaba molesto tener tanto sin trabajar! –El pequeño Xiao comenzó a llorar. –Xiao...tranquilo, perdóname, no debí gritar teniéndote tan cerca. Como sea...no te pido dinero, solamente quiero que cuides del pequeño, Guizhong quería lo mejor para él, y si tu familia es tan perfecta, lo criarán mejor que yo.

-Déjate de sarcasmos, miserable. Lo haré por mi hermana, tú no me interesas.

-Gracias... -Más lágrimas bajaron por las mejillas de Zhongli. –De verdad, gracias. –Dándole un último beso y abrazo al pequeño, lo entregó a brazos de aquella tirana que le haría la vida imposible. –Estarás bien, Xiao, papá te extrañará mucho, pero ya verás que todo estará bien, crece fuerte, sé igual que tu madre, así la llenarás de orgullo.

Padre e hijo lloraban desesperadamente a la vez que la distancia que los cubría se engrandecía a cada segundo, hasta que finalmente ya no pudo verlo.

-Guizhong...¿por qué tú? ¡Tuve que ser yo, yo debí morir, debiste llorar en mi funeral y no yo en el tuyo! No podré estar junto a nuestro hijo en años...no creo que debas perdonarme por fallarte a ti y a Xiao de esta manera...

(Ustedes: Arturo, ¿estás llorando? Yo: no...sí :'v)

Así había sido su último abrazo, aquel que se dieron tantos años atrás, y del cual uno de ellos recordaba perfectamente en ese momento, mientras que el otro no recordaba nada, aquel tiempo no existía en su memoria.

-Feliz cumpleaños, Xiao. Es el primer cumpleaños tuyo en que no tengo trabajo, y aunque lo tuviera, lo mandaría al demonio ahora que no le debo dinero a los malditos especuladores. Ayer olvidé decirte que no cenaras muy pesado, ¿tienes hambre, hijo?

-U-un poco...

Él se había dado cuenta que, por vez primera, Zhongli lo había llamado "hijo", nada de "chico" o "muchacho" u otra cosa así. Recordó el mensaje de la noche anterior de Ayaka: debía arreglarse el corazón, por lo que haría algo similar.

-Pa-papá...¿cuál es tu postre favorito?

Él lo miró con sorpresa, luego sonrió solamente para darse la vuelta, fingiendo que buscaba algo en uno de los cajones de la cocina para que no le viera lagrimear.

-No lo sé, el helado de chocolate, quizás. Al principio lo odiaba, aunque luego le tomé gusto.

El odio al helado de chocolate era simple: lo tomaba como un antidepresivo. La muerte de su esposa, la separación de su hijo, estar hasta el cuello de deudas y sentir siempre la presión cada mes, tener que trabajar desde el amanecer hasta el anochecer, no tener a nadie que pudiera consolarlo y un sinfín de cosas más. Lo único que le consolaba es que, mientras él sufría, su hijo vivía con plenitud...desde su punto de vista, claro.

Como era de esperarse, ninguno de los dos desayunó, tomaron a lo mucho café: una cucharada copeteada sopera de café y nada de azúcar.

Antes de nada, y para pasar el rato, decidieron jugar cartas, no tenían un motivo especial para tal cosa, aunque era lo único que tenían a la mano para distraerse juntos.

Cabe mencionar que, aunque antes no lo quisiera aceptar, Xiao se daba cuenta que tenía mucho parentesco con su padre...ambos eran muy lerdos para jugar cartas, ni siquiera sabían bien del todo cómo se jugaba.

-¿Son cuatro cartas del mismo número o del mismo color? –Preguntó Zhongli, confundido.

-¿No eran cuatro del mismo símbolo y ganaba el que sumaba más puntos al bajar su mano? –Conflictuó Xiao, igual de confundido.

-¿Y si mejor dejamos las cartas y hacemos adivinanzas literarias?

-Sí, mejor...

Durante ese nuevo juego, los dos hacían preguntas relacionadas con autores, épocas, tramas. Un ejemplo sería "Dime el autor de El resplandor" "¿En qué época se sitúa "Nuestra señora de París"? ,o, ¿Cuál libro trata acerca de un anciano que busca tener una noche loca con una virgen"?

Ese juego les fue más ameno y más sencillo, ya que padre e hijo eran muy letrados no solo en su literatura local, sino también en la internacional.

Llegada la hora, que eran casi las doce de la tarde y con un hambre desgraciada, llegaron a "desayunar". En efecto, había de todos los postres que se imaginaban, y el que más le llamó la atención a Xiao fue, como no podía ser de otra manera, el tofú de almendras y el helado.

Por parte de Zhongli fue más bizcochos, pasteles, helados y gelatinas, así que en cuanto a gustos de postres, la realidad es que no se parecían mucho.

Sentándose frente a frente, ambos se sonrieron, comenzando a comer sin reparo pero con calma, ya que así no se llenarían tan rápido.

Estaba comenzando a ser el mejor cumpleaños que había tenido, y eso que apenas el día comenzaba. 

Zhongli, para bien o mal, ese año quizá no llevaría flores a la tumba de Guizhong, pero ya se lo había dicho Lumine, era mejor que estuviera al lado de Xiao, seguramente eso la haría más feliz, en caso de que los muertos pudieran sentir.

-Me alegra mucho que finalmente podamos compartir un momento padre e hijo, ¿a ti no?

-Realmente no lo sé...es algo extraño.

-Es primera vez que hacemos algo así, te mentiría si te digo que no me parece extraño a mí también.

-Supongo que debe ser por eso...

Hubo algún silencio entre ambos mientras seguían comiendo, relajados, aunque en guardia. Al menos por la parte de Zhongli, creía que lo más indicado era moverse con cautela, hablar con sumo cuidado, aparte de evitar tocar temas sensibles para un día tan alegre como lo era ese.

-Tengo entendido que Ayaka Kamisato es tu novia, ¿es verdad?

-Sí. –Sonrió el muchacho apenas escuchó ese nombre. –Llevamos un tiempo ya.

-Es linda, bien portada, de calificaciones altas, y muy disciplinada, es un buen partido.

<<Si supieras cómo es fuera de la escuela>> Pensó Xiao, casi queriéndose reír, pero se mantuvo serio a pesar del grande trabajo que le costaba.

-Solo te pido que no tengan mucha cercanía en la escuela, sobre todo si es cerca del profesor Diluc.

-Sí, ya lo sabré yo. –Suspiró el muchacho, terminándose un plato para levantarse e ir por más. –ya regreso.

Quedaba algo que quería decirle, y esos eran sus sentimientos como padre que era: aquellos "te amo" o "eres lo más preciado que tengo en la vida" no le salían, llevaba tantos años sin decir esas palabras, de ahí que le fuera tan complicado.

No podía decir "mejor en casa, que es un lugar más privado", pues al final no lo haría por aplazarlo cada vez más sin ir a ningún lado en realidad.

Solamente quedaba una cosa en concreto: hacerlo justamente en ese momento, no había de otra, pues de lo contrario se echaría para atrás si dejaba pasar las cosas.

Xiao regresó antes de que pudiera darse cuenta, por lo que se sonrieron apenas estuvieron frente a frente, de manera un poco tímida.

-Por cierto, ¿le caigo mal al profesor Diluc? Me da la impresión de que sí...

-Así es él. Suele intimidar mucho, pero no tiene mal corazón, simplemente no soporta a los niños, y muchos estudiantes se comportan como niños. –Rió él, un poco divertido.

-Tiene sentido...

-Creo que solo me quedaba defenderte porque bueno, ya sabes, eres mi único hijo...

El muchacho, que tenía el tenedor a punto de aterrizar en su boca, se detuvo, pues vaya que le sorprendió eso, como el mismo hecho de que su padre no quisiera expulsarlo y se opusiera a ese hecho.

-Sí, eres mi único hijo, Xiao. Y yo soy tú único padre...creo que si mi padre hubiera sido como yo, me darían ganas de cambiarlo por otro que fuera más atento...quizá piensas lo mismo, y realmente lo justifico. Si lo llegaras a hacer, simplemente te diría "perdóname por todo lo que hice y no hice...prioricé lo que tal vez no debí priorizar, pero tuve miedo, no sabía qué hacer, y tampoco deseaba ir a la cárcel o que, cuando por fin pudiéramos estar juntos, no tuviera nada para ofrecerte...espero tu nuevo padre te dé lo que yo solamente intenté...".

Se notaba en los ojos del gran pecador la tristeza y el dolor, no faltaría mucho para que los mismos derramaran lágrimas, algo que Xiao creyó imposible, y menos si se trataba de que esos ojos le lloraran a él.

-¿Qué quieres decir...? Pensé que tú...no querías verme.

-Ay, Xiao...yo siempre quise que los dos estuviéramos juntos. Cuando viniste a vivir conmigo, no me pude sentir más feliz, por fin 15 años de trabajo rindieron frutos. Cuando naciste, tu madre y yo tuvimos la mala idea de pedir prestado y sacar créditos de casa, muebles, auto...era mucho dinero, y si no lo pagaba, quizá podía terminar en la cárcel o en la calle. Decidí que trabajaría hasta la muerte de ser necesario para que tuvieras la vida que tu madre tanto deseaba darte pero no pudo; yo no podía cuidarte, ni llevarte a la escuela, o hacerte de comer ya que a veces ni siquiera llegaba a dormir a la casa por tener que trabajar, y fue que, cuando terminé de pagar, Ninguang me dijo "Ya puedes descansar"...también por eso renuncié al puesto de director, ya no tenía motivación real para serlo, salvo mi propio ego...y si me dieran a elegir entre mi ego o mi hijo...claro que elegiría a mi hijo...

Una sonrisa rápida terminó en los labios de Zhongli, tomó una servilleta para secarse los ojos, eso sí, jodiéndose el maquillaje que tenía, pero ya le daba igual que así fuera.

Xiao quedaba atónito, nunca pensó escuchar palabras así. Pensaba que eran mentira, no podía ser verdad, era alguna patraña o algo similar, aunque todo indicaba que no lo era.

De cualquier manera, él también tenía sus preguntas.

-Siempre creí que me odiabas...

-Nunca lo he hecho...e-eres lo más preciado que tengo en mi vida, y sé que no he sido el mejor padre, pero no fue porque no quisiera serlo, no pude serlo por culpa de la deuda que tenía. Si no te veía cuando eras niño, no era porque no quisiera, no había un día donde no pensar en ti, Xiao.

-¿No te sentías enojado conmigo y me tenías rencor porque maté a mamá? –La voz del chico se notaba rota.

-¡No digas algo así nunca más! –Masculló Zhongli, notoriamente molesto. –Si tu madre se levantara de la tumba y te escuchara decir eso, se volvería a morir del coraje, nunca te eché la culpa de su muerte, ni a Dios, ni a nadie...fue algo que pasó de forma accidental, y si alguien es culpable, fue cualquiera menos tú.

-¿Y los regalos de mi cumpleaños? Nunca me diste nada, y solamente una vez me diste regalo de navidad.

-¿Qué? Imposible, siempre te regalaba varias cosas, especialmente en navidad, te daba ropa y juguetes. Cuando era tu cumpleaños, le mandaba a tu tía un pastel especial para ti, y juguetes, zapatos, libros...¿no te los dio? Siempre me dijo que te encantaban, y que te veías tan lindo con la ropa que te compraba.

-Hay cosas que no sabes...muchas cosas que no sabes, papá...

El desayuno terminó no porque se hubieran saciado: se les había escapado el hambre, así que no encontraron sentido seguir ahí, especialmente con todo lo que tenían que contarse.

Zhongli se sentía liberado de un enorme peso, finalmente le había dicho la verdad de sus sentimientos a su hijo, pero parecía ser que todavía faltaba mucho por lo que ambos debieran platicar.

-Me da la sensación de que no merezco que me perdones...y si no lo haces, quizá me duela, pero aceptaré el peso de mis errores, hijo.

-Solamente dame un poco de tiempo, por favor...debo procesar varias cosas.

Llegando a casa, los dos se sentaron en la sala, había tanto para decirse, que no encontraban ni por dónde empezar.

Lo primero que el muchacho hizo fue, y con mucha razón, quitarse la camisa. Hacía frío.

Su padre se asombró demasiado a mal al ver las cicatrices del muchacho. Ya sabía por dónde iba la cosa, así que en cuanto Xiao le confirmó lo que ya le era evidente, Zhongli explotó en cólera.

Nadie jamás lo había visto de esa manera, incluso su propio hijo sintió miedo de verlo tan consternado, rabioso, pues parecía imposible que alguien tan serio y calmado como él, se enojara de esa manera.

Otra cosa en la que padre e hijo se parecían: en la forma hasta de enojarse.

La cosa no quedó ahí, una lista que parecía interminable siguió y siguió, llenado de más ira al mayor pecador. No era una ira exclusiva contra la familia de su esposa, sino que también era contra sí mismo, por haberse dejado engañar de esa manera, y por dejar al desamparo a su tan querido hijo, pensando que estaba bien.

Ya sabía que, seguramente, lo que el muchacho le diría era algo que no merecía ser perdonado, lo peor fue que, de hecho, ni él mismo se podía perdonar el haber dejado que eso le sucediera a su oveja perdida.

-Y-yo...nunca supe que sufrieras de esa manera, siempre que te veía me decías que estabas bien...¿por qué mentirme?

-Me amenazaban diciendo que si te contaba algo, las cosas serían peor para mí. Tenía mucho miedo, pensé que me odiabas, que te daría igual o que no me creerías. De hecho me sorprendió que no me gritaras o golpearas siempre que te daba problemas.

-Ja, malditas hijas de perra...nos mintieron a ambos, haciéndome creer que vivías bien, que tenías una familia que te daba amor, que te hacían sentir parte de la familia, y a ti te metieron en la cabeza la mentira de que te odiaba, que te culpaba de la muerte de tu madre y que te abandoné porque no me interesabas. –Zhongli suspiró muy pesado. –Vaya que tengo ganas de cometer un crimen de odio, pero no evite la cárcel trabajando 15 años para caer ahí...tu madre me mataría por haberte hecho eso.

-La verdad es que no es lo único por lo que te tuve tanto rencor...-Xiao se sentó a un lado de Zhongli, suspirando también, los dos miraban al techo. -¿Recuerdas la obra de teatro? Me rompió el que te fueras a mitad de la misma...me sentí hecho a un lado por una junta.

-En realidad eso fue mentira...me sentía mal, fui corriendo al doctor ya que creí que vomitaría en pleno auditorio, eso hubiera sido horrible.

-¿Y por qué mentiste? –Preguntó Xiao, levantando una ceja.

-No quería que te preocuparas...Lumine me dijo que fue una mala idea, pero no supe cómo decirte la verdad, realmente no tengo idea de cómo ser un buen padre.

-Se nota...y después, no me felicitaste por escribir una buena obra de teatro.

-La profesora Ninguang me dio una bofetada por eso...y si no lo hice, quizá te suene tonto, pero me dio pena felicitarte ya que sentí que te daría igual mi opinión, aunque parece que sí te importaba. Trataré de hacerlo más seguido.

-Si no es mucho pedir...

-Te pediría que me perdonaras por lo que hice, pero sé que no lo merezco ni de chiste.

-Sí, no lo mereces...de cualquier forma te perdono, papá. Alguien me dijo "si todos los días nos arreglamos el cabello, ¿por qué no el corazón?". Perdonándote, estoy seguro que no solo me arreglaré el cabello hoy.

-...igual que tu madre. No sabía que leías a ese guerrillero que murió en Bolivia.

-Ayaka lo hace, y me ha hablado mucho de él.

-Eso lo explica...pero el perdón no basta, eso lo sé. Tr-trataré de ser mejor padre.

-Ya veremos si lo logras.

Los dos dejaron de ver al techo para mirarse de reojo, sonriendo alegremente para levantarse y darse un abrazo de reconciliación. No pensaron que un día así les llegaría, solamente fue cosa de disipar ese humo para que supieran la verdad detrás de esa negrura de la mentira. La herida ya había sido tratada, solo faltaba que se cerrara bien.

Zhongli se levantó de su asiento, limpiándose un poco unos ojos llorosos de alegría, tratando de no sonreír mucho, el pensar que había sido perdonado por su hijo lo hacía infinitamente feliz.

Él fue hasta aquel "altar" hecho en la memoria de Guizhong, tomó el collar que se encontraba en el mismo, sacudiéndole un poco el polvo. Se acercó hasta Xiao, por lo que lo sorprendió al momento en que, pasando el collar por arriba de su cabeza, le colocó éste en el cuello.

-En realidad el collar era mío, pero siempre le gustó a tu madre, así que se lo regalé cuando nos casamos, y ella siempre solía usarlo todos los días, aunque no le combinara a lo que tuviera puesto. Quisiera que ahora fuera tuyo...ten en cuenta que ha pasado por mi cuello y el de tu madre, y creo que no hay mejor regalo de cumpleaños que algo que ha pertenecido a los dos.

-Gracias...l-lo conservaré bien. 

-Considera que así, ella siempre te guiará a dónde quiera que vayas. Su estrella será el faro que te iLumine cuando estés perdido. -Sonrió su padre, acariciándole la mejilla.

Los dos se abrazaron, cerrando los ojos. Zhongli no soportó las lágrimas, Xiao estaba por las mismas, al fin tenía ese amor que tanto quería y que pensó jamás tener: el de su padre.

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Ay, que boneto que se reconciliaran :'3 a costo de recordar varios traumas de Vietnam y de ese momento tan triste que fue cuando se despidieron siendo Xiao un recien nacido :'v

Por suerte ya todo se aclaró, ya que muchos le tenían como que cierto odio a Zhongli por ser un padre terrible, pero ya vimos por qué dejó tantos años en abandono al pequeño Xiao (que de bebé estaba bien cajeto, como ya vimos :3), así que consejo, nunca pidan prestado al banco ya que tendrán que trabajar en condiciones de semiesclavitud para pagarles, caso de Zhongli, que ahora ya no fue con Hu Tao, pero sigue siendo un esclavo de las deudas xd

Ya el viernes es el último capítulo del arco, y déjenme les aviso que estará muy intenso y dejará muchas incógnitas que serán resueltas en el arco de Lumine ya que este jaleo todavía no se acaba :0

Nos vemos entonces :D

Siempre tuyo:

-Arturo Reyes.

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