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1.15 ¿Amor?

Desgraciadamente para el ya no tan miserable muchacho, Lumine había dejado de hablarle, y eso que ya no era tan seguidas las veces en que entablaban una conversación.

Siendo ella una buena amiga suya, y su primer amor, la verdad es que aquello le dolió mucho, de forma terrible, no pensó que su noviazgo con Ayaka le fuera a traer un problema de esa magnitud.

Él lo reflexionaba de una forma tal en que minimizaba la molestia de la chica, viéndola de una forma un tanto aniñada.

-¿Se enoja por algo como eso y me deja de hablar? No tendría por qué...

El autor se guarda mencionar qué pasó en realidad para un poco más adelante, por ahora tratemos otros asuntos relacionados.

La obra que el muchacho estaba escribiendo, y que una vez terminó el guion tras haberse pasado una semana, definitivamente le destrozaba el corazón a cualquiera que lo leyera.

Era su autobiografía hecha obra de teatro, todos los sucesos eran idénticos: la muerte de Guizhong, el abandono de Zhongli, los abusos de sus tías, la mano ayuda que lo sacó del pozo, una transición ya un poco diferente, pues en la historia él no buscaba como tal una redención, ya que al final asesinaba a tiros a su padre.

Aquel final no le terminaba de convencer. Las balas no representaban plomo, sino era todo lo quería decir a su padre de una forma tal que fuera como si le disparaba. No obstante, un final así no demostraría avance alguno del personaje, como si nunca hubiera cambiado.

Él sí estaba cambiando, debiéndose a una persona muy en específico que adoraba de forma ciega y con total confianza: Ayaka.

La mujer que lo había aconsejado de manera siempre correcta, que deseaba encontrarse a su lado incluso en sus momentos de mayor miseria. Palabras simples para otros, y en cuanto a Xiao, era como si le dijeran aquello que siempre quiso escuchar, que le obsequiaran lo que deseó desde que tenía memoria: el calor que solo el amor puede transmitir.

Se había vuelto un adicto a los abrazos, a todas horas, en cualquier lugar, deseaba estar abrazado a Ayaka, sin un solo milímetro que los separara; al fin tenía lo que deseó con enorme intensidad.

Estando ella en el club de letras, el muchacho se había dedicado a estudiar un poco los poemas para quizá dedicarle uno a su amada novia, no se sentía capaz de escribirle uno.

Por vez primera hacía algo parecido a lo que estaba por hacer: regalar flores. Eran muy hermosas, de colores blanco y rojo, siendo el blanco, irónicamente, el color favorito de su novia y el rojo era nada más y nada menos que el amor que sentía por ella.

La forma en que se los daría sería el verdadero regalo. Sacrificando un tiempo para sí, que muchas veces le consideraba necesario, aunque por aquella ocasión, y tratándose de su mujer especial, lo haría sin dudarlo.

Llevaba las flores, entraba al club de letras que solamente era por las mañanas, de ahí que ella, siempre que tenía esa clase, fuera temprano a la escuela.

Abriendo la puerta con cuidado, y respirando hondo, él se adentró en el salón, viendo a tres personas: un chico que no conocía pero le sonaba bien parecido por alguna extraña razón, una chiquilla de lentes de botella que se notaba muy ñoña y, a su vez, muy tierna, y finalmente pudo reconocer la espalda de Ayaka, así que sonrió con alegría.

-¿Alguien pidió flores? –Cuestionó con su voz natural, pero hablando un poco alto, ella se sobresaltó, volteando a ver de inmediato, llevándose una cálida y agradable gran sorpresa al mirar a Xiao con ese ramo en sus manos.

-¡Xiao! –La chica se levantó de un salto solamente para abrazar al mencionado con una enorme fuerza, besándolo de mil y un formas. Su corazón rebelde se había conmovido.

-Awww. –Exclamó la chica de lentes de botella, llevándose ambas manos a la boca.

-Ya verás que un día Albedo te dará unas flores así. –Continuó el otro chico bien parecido, sonriendo.

-Quería darte una pequeña sorpresa. Un mes ya, se ha pasado volando.

-¿Pequeño detalle? Es lo más lindo que me han dado en la vida. Awww, gracias, de verdad; no tienes idea de lo feliz que me haces.

-¿Has visto mi cara? ¿Recuerdas cómo era? Me cambiaste la vida, Ayaka. –Sonrió Xiao, tomándola de las mejillas para darle un beso en los labios.

Llegaba la hora de presentarse: las dos personas con las que aquella rebelde chica compartía salón eran sus compañeros. Se trataba de Aether, aquel que echaba sus versos del alma en la gaceta de la escuela.

Sacarosa era una tímida chica que, a pesar de que ya Xiao no tenía esa aura de intimidación en su rostro, mantuvo su distancia, aunque así era con todas las personas desconocidas, en realidad.

Ella desempeñaba la noble tarea de ser una literata, lo suyo eran más bien los cuentos y relatos de fantasía y de mundos maravillosos, algunas veces sus cuentos también aparecían en la gaceta, otros eran más bien para un compilatorio de la biblioteca o algunos concursos.

Faltaba un miembro, eso sí, Xingqiu, otro literato más dado a las novelas un poco largas, pero no se encontraba en ese momento.

-Así que tú eres el novio de Ayaka. Ella nos contó que escribías las obras del club de teatro, aunque siento que estarías mejor aquí en letras. –Mencionó Sacarosa, tímida.

-No, no. Me siento cómodo en teatro, aparte parece que soy buen actor o algo así.

-Sí lo eres. Seguramente has de conocer a mi hermana, es Lumine. –En cuanto Aether dijo esas palabras, la sangre se le bajó a los pies a Xiao.

Ahora se explicaba el enorme parentesco que le encontraba, siendo el hecho de que era un hombre la razón por la cual no se había dado cuenta. 

Sentía vergüenza al hablar con él, no sabiendo si es que estaba molesto por lo que le hizo a Lumine, prefería que no lo supiera, tenía que inventarse algo de forma rápida.

-S-sí. Ella y yo somos buenos amigos, me agrada ya que es muy energética...solamente nos hemos distanciado un poco.

-Supongo que es porque ahora el tiempo se lo dedicas a tu novia. Te entiendo, la verdad, paso por algo parecido. Aunque...más bien será que no dejas que tu novio se acerque a otras chicas, Ayaka. –Se burló Aether, ella se cruzó de brazos, un poco molesta.

-Claro que no. Siendo yo como soy, ¿crees que trataría de controlar la vida de Xiao? Sería lo más hipócrita del mundo.

-Tienes razón en eso. Aparte, creo que Lumine ya... -En eso Xingqiu entró, llevándose una grata sorpresa al ver la escena: un chico desconocido y un ramo de flores en las manos de Ayaka.

-Oh, ¿pero qué tenemos aquí? Supongo que es tu novio Xiao, ¿no?

-Así es. –Sonrió ella.

-Amigo mío, no te conozco pero solamente te puedo decir que esta chica habla y habla de ti hasta el punto de hartar, así que no vayas a defraudar su amor, ¿de acuerdo? Está loca por ti.

-Nunca podría hacer algo así. –Sonrió Xiao, tomando la mano de su chica para sonreírle amigablemente.

De ahí, el muchacho prefirió dejar solos a sus compañeros para que pudieran trabajar a sus anchas, él se fue a fumar al lugar de siempre, cayendo en la mala cuenta que no tenía cigarros, por desgracia para él.

Ya había olvidado la razón por la cual había empezado a fumar, primero era para sobrellevar sus desgracias, ahora ni siquiera lo hacía por gusto.

Muchas veces no era ni siquiera por antojo, simplemente era por mero impulso. Lo que más le sorprendió es que la cajetilla la compró hacía no más de tres días.

Podían llegar a ser, más o menos, seis o siete cigarros al día...eso no era poco, ya rayaba en lo mucho.

Por primera vez en esos meses que llevaba fumando, se planteó en dejar el vicio, o lo menos moderarlo un poco.

La cosa terminó por ser olvidada más bien pronto, ya que pensaba bastante en qué haría después con Ayaka en la próxima cita que tuvieran.

No obstante, Lumine también vino a sus recuerdos, la primera cita que había tenido, fue con ella, recordaba los lindos momentos entre ambos. Su hermano iba a decir algo relacionado con ella, malamente fue interrumpido.

"Aparte, creo que Lumine ya" ¿Ya qué? Era lo que se preguntaba con mucha intensidad. ¿Ya no tenía aire melancólico o triste? ¿Quizá ya su abatimiento se extinguió? ¿Ya se veía feliz tras un rato de tristeza general en sus acciones?

No había culpa, ni remordimiento, solamente tristeza y confusión. Si bien no podría ser su novia, cosa que no deseaba, le dolía el hecho de que ya no hablaba con ella.

Problema; solamente uno. No sabía cómo regresar el hilo de la conversación, ¿podría ser relacionado a la obra? Sería lo más ideal y lo más lógico. Faltaba una sola cosa para que aquello se concretara sin dificultades...era valor.

Sabiéndose que no podría llegar a nada si solamente se iba entre pensamientos e ideas, decidió centrarse seriamente. Lo haría cuando el momento fuera propicio.

Xiao llegó faltando más o menos media hora antes de su entrada normal, así que el gusto de estar en la azotea le duró más bien poco, yendo a su salón inmediatamente.

El día fue infructífero en cuanto a ese tema se refería, no logrando objetivo alguno. Prefirió, mejor dicho, que alguien le dijera la realidad: Fischl.

-La verdad es que no puedo contarte de eso, pero no es porque Lumine me lo haya prohibido, simplemente no quiero porque me enojaré si lo hago. Lo que sí puedes y debes saber es que...estaba enamorada de ti, y no le cayó muy bien el que tuvieras novia.

-Oh... -La expresión del muchacho se llenó de preocupación. -Supe de inmediato que eso no le había caído bien y sospechaba que le gustaba o algo parecido. Lo que quiero saber es ¿por qué dejó de hablarme? Ya prácticamente no sé nada de ella.

-Esas son de las cosas que no te puedo decir. –Fischl se llevó una mano a los ojos. –Mejor pregúntale a ella, sabrá responderte mejor que yo.

-¿Realmente es normal que, cuando alguien intenta tener de pareja a una persona pero fracasa, deje de hablarle?

-Depende de muchas cosas, y quizás para Lumine fue mejor que así terminara. Si intentas hablar con ella pero es evasiva contigo, olvídalo, mejor no insistas.

-Carajo...de cualquier modo, gracias, Fischl.

-No hay de qué. –Sonriendo de forma empática, ella se retiró sin decir más, dejando a Xiao mucho más pensativo de lo que ya estaba.

Eso explicaba muchas cosas, en realidad, lo que le dolía era pensar que ella no le volvería a hablar. Si bien ya no era amor, o eso pensaba él, quedaba mucha estima. Era perder a la primera amiga que había hecho en la preparatoria, por eso es que le dolía tanto.

Ahora el autor quiere explicar algo que, de hecho, es necesario se explique. El ser humano, casi por naturaleza o por ego, siempre tratará de darse a sí mismo la razón para auto complacerse.

Un alcohólico nunca aceptará por sí solo que tiene problemas con la bebida y no pensará nunca que se excede, únicamente para seguir complaciendo su vicio del alcohol.

¿A qué vamos con esto? En realidad, Xiao estaba enamorado de Lumine todavía, pues un primer amor nunca se olvida, no se le deja de sentir realmente, pero él lo negaba para complacerse a sí mismo y no afrontar el problema que, de aceptarlo, sería muy complicado de confrontar.

El problema recaía en algo simple: ¿se arrepentiría de ser novio de Ayaka si es que aceptaba que todavía no superaba a ese primer amor y le quería todavía? De ser afirmativa esa pregunta, el problema que se le vendría era muy complejo.

De ahí que no solamente no aceptara sus sentimientos, sino que incluso evitaba lo más posible ese tema, poniéndose en la mente otras cosas, como lo eran los ensayos de la obra de teatro o planear alguna nueva salida con su novia.

Para ese sábado irían al cine a celebrar su primer mes de novios, algo que le hacía sentir maravillosamente consigo mismo.

Esos días de tristeza, dolor y cansancio de la vida le parecían tan lejanos cuando en realidad no lo eran. El amor que le transmitían las personas que él consideraba importantes le purificaron mucho y le curaron casi completamente su alma.

Ayaka le había enseñado algo importante en ese tiempo: si él todos los días se arreglaba el cabello, ¿por qué no el corazón?

Si es que había herido los sentimientos de Lumine, lo más indicado era pedirle disculpas, ciertamente quizá era lo ideal, pero estaba dudoso de hacerlo, sin duda alguna.

Llegando el momento definitivo, y era cuando los dos estaban solos en el club, que finalmente tuvo su oportunidad. Ella realmente lo ignoraba, no siendo nada parecido a las situaciones que tenían cuando los dos estaban solos: la muchacha siempre trataba de hablar con él.

-Oye... -La chica no respondió, ni siquiera quitó los ojos de su celular. –Lumine...

-Dime, Xiao.

-¿T-te has memorizado lo que llevamos de la obra? –No tuvo la fuerza para decirle lo que en verdad quería preguntarle.

-Sí...aunque tengo una pregunta que hacerte.

-Dime.

-Realmente...¿qué es lo que escribiste? La historia es desgarradora, y llegué a una conclusión que no quiero aceptar. Imagino que es tu vida pero exagerada, ¿no?

El muchacho rió un poco, mirando al techo a la vez que suspiraba pesadamente.

-Se puede decir que esa obra de teatro es mi autobiografía. Cada frase, cada escena, cada sentimiento que se expresa es algo por lo que pasé cuando era niño...

-Xiao, no. –Lumine se llevó las manos a la boca, asombrada a mal y queriendo pensar que era una broma de mal gusto. –No puede ser verdad.

-¿Recuerdas cuando nos conocimos? ¿La clase de persona que era?...catorce años de maltratos me hicieron así. Pero no importa ya.

-Pero, ¿de verdad quieres matar a tu padre?

-Claro que no, Lumine. Puede que no me agrade y que le tenga demasiado coraje y rencor, pero jamás podría hacer algo así.

-Puede que llames su atención, y no de la manera que quieres. Lo mejor sería cambiarlo, puede afectarle a mal.

-Si le quiero dar un mensaje bien en claro, lo mejor es que sea contundente, ¿no?

-Hum...puede que hayas cambiado mucho en estos meses, pero solo resta una cosa que debes cambiar y no te has dado cuenta de cuál es. –La chica se levantó de su asiento y se fue sin más.

En vez de continuar en su intento de reconciliarse con Lumine, no había hecho sino más que avanzar un paso para dar retroceder dos.

Lo que Lumine quería decir en realidad, es que Xiao, por más que hubiera arreglado su corazón, no dejaba de ser alguien bastante tosco y sin compresión de los sentimientos de los demás.

Eso era lo único malo de jamás haber tratado de entender la psicología humana. Malo era que él no tenía ni la más remota idea.

Como ya se ha mencionado antes, el día sábado él llegaba al cine para ir a ver la película de moda junto con Ayaka. Iba vestido como solía: un poco desaliñado y usando su abrigo color caqui que era su favorito.

La película no era un romance o de terror, sino más bien de acción, de esas que tanto le gustaban a la chica rebelde. Durante la compra de bebidas en la dulcería, él vio una figura muy en particular.

Era nada más y nada menos que Lumine, la que iba vestida de forma muy hermosa con una falda color rosa pastel que le llegaba más arriba de la rodilla, llevaba puesto un suéter blanco como la nieve y ese broche de flor blanca ahora era azul cielo.

Lo que más le sorprendió fue que, tras divisar más allá de la chica, ya que la vista de Xiao se había centrado únicamente en ella, notó una silueta alta y delgada, con cabello anaranjado, chamarra gris mezclado con un pantalón de mezclilla negro y una bufanda roja: era Tartaglia.

-¿Vas a querer palomitas? –Preguntó Ayaka, tomándolo del hombro.

-¿Ah?...no me gustan, se me quedan atoradas en las muelas y es molesto.

-Bien, en realidad tampoco me gustan mucho. Me parece antihigiénico comer en un lugar tan concurrido como el cine.

Sin más para decir, ambos entraron a la sala de cine. Habían escogido los asientos de más arriba para disfrutar lo mejor posible de la pantalla, siendo lo malo que, al estar hasta arriba, el muchacho podía ver a todos en la sala.

Ya casi comenzada la película y apagadas las luces, su querida le hizo un comentario que no le vino muy bien.

-¿Oye, pero ese no es Tartaglia el de tu club? Y está con una chiquilla, míralo el pillín. Ahora que la veo bien, parece que la chiquilla es Lumine. –El mencionado le dio un beso en la mejilla a su compañera. -¡Oye, le está dando besos!

Xiao se llevó una mano a los ojos, hundiéndose en su asiento, esperando no encontrarse a los pillines en la salida.

La película no le sentó muy bien, se distraía mucho viendo a la parejita que tenía a cuatro filas de distancia, casi en el mismo número de asientos que él y Ayaka.

Por su cabeza pasaban bastantes cosas, siendo la primera de ellas que Fischl, muy seguramente, le había mentido o algo parecido, ya que ella, más que dolida, se notaba feliz al lado de aquella persona que no le era nada agradable.

Si es que los dos se llevaban tan mal, ¿cómo por qué ahora eran novios? Tanto tiempo sin estar juntos le hizo perder más información de la que pensó. ¿A qué hora se había hecho novia de Tartaglia?

La cuestión era confusa sin duda alguna, así como un sentimiento de celos, que él no aceptaba que eran celos, así como también cierto enojo, por no decir que desconsuelo.

Cuando acabó la película, el muchacho lo agradeció realmente, ya que no había disfrutado ni siquiera su bebida por ver a la parejita.

Por suerte para él, no se vieron nunca de frente, nada más vio que Lumine y Tartaglia iban agarraditos de la mano, sonriendo alegremente.

Ayaka imitó el gesto, sonriéndole, él le acarició la mejilla, dándole un dulce beso en la frente.

-Si seguías preocupado por Lumine...parece que ahora está feliz. Al final de todo, el amor es lo nos hace felices, ya sea amándonos nosotros mismos o sabiendo que alguien más nos ama.

-En eso tienes razón. Cómo sea, ¿vamos a mi casa? Mi padre no estará en un largo rato y me siento cansado de estar en la calle.

-Xiao... -La muchacha se sonrojó un poco. –Atrevido.

-¿Eh? ¿Dije algo que no debía?

-Ay, no te hagas el tonto.

El muchacho simplemente alzó una ceja, girando su cabeza un poco a su izquierda. No captaba del todo lo que Ayaka pensaba que harían en una casa sola.

Claro que dos adolescentes enamorados y solos en una casa donde hay una cama, o incluso sin tal, da para pensar. Cualquier lugar solo y donde haya amor exacerbado, será de mucha tentación.

Durante el recorrido a casa del ya no tan miserable chico, no hubo mucha plática, sino más bien una incomodidad, por no decir nerviosismo, por parte de Ayaka. Su contrario estaba más al pendiente de no encontrarse con Lumine y Tartaglia para evitarse un mal momento.

En cuanto los dos cruzaron el umbral de la puerta y la puerta se cerró, no pasó nada. El muchacho bostezó pesadamente, cansado.

-¿Gustas un vaso de agua o...?

Sin poder terminar su frase, Ayaka lo tomó de ambas mejillas, sonrojada, para robarle un sorpresivo beso que él, ni de chiste, se esperó. Se le lanzó como fiera, y el que tomaba el papel de la presa tenía los ojos abiertos a más no poder.

Caminaron a tientas mientras se desarrollaba un beso profundo, con afecto, lleno de amor. Eso sí, tropezaron con el primer sillón de la sala, las rodillas de la muchacha quedaron en el mismo, a la vez que Xiao estaba sentado.

Su mirada era nerviosa, inocente realmente, habiendo profundos destellos de amor en la misma, mientras que en la del chico había confusión, y por qué no decirlo, extrañeza. Lo que compartían era ese gran y burbujeante amor.

-Llevamos un mes siendo novios aunque...estoy tan enamorada de ti para darte más que mi corazón, qu-quiero que llevemos nuestro amor a la siguiente fase, a esa que es especial.

-Pensé que eran los besos.

-Más...la forma más pura de representar el amor. –Ayaka pegó su frente con la de su amado, acariciándole las mejillas. Una erección comenzaba a aparecer en el pantalón de Xiao. –Visitar el cielo sin morir, estar unidos como antes de ser concebidos. –Un beso más tierno en sus labios se hizo presente.

Ayaka era muy de la idea platónica de que, antes de nacer, y en el mundo de las Ideas, dos personas están unidas y destinadas a encontrarse, ya que forman un solo ser, y dos mitades siempre se juntarán sin importar qué.

-Quisiera decir que sé a qué te refieres...

-No sé si eres demasiado inocente o solo te haces el que no sabe. –Ella lo tomó de ambas mejillas, sonriéndole como nunca antes lo había hecho, mirándolo a los ojos. –Quiero que hagamos el amor...

-¿Hacer el amor?...¿Qu-qué es eso?

-Yo te enseñó. –Antes de besarlo una vez más, Ayaka se quitó con lentitud la playera, dejando su torso casi desnudo de no ser por su sujetador, seguidamente, tomó la mano de Xiao, llevándola hasta su trasero para que pudiera apretarlo suavemente. –De-debes besarme el cuello...

Dicho y hecho, el muchacho le besó el cuello con suavidad y pasión a su novia, ella tiró la cabeza para atrás, gimiendo amorosamente con timidez. Ella le quitó la chamarra, a pesar del frío, comenzaban a tener calor, y bastante.

Conduciéndolo a la cama de su cuarto, y quitándole el cinturón, los dos se besaron al caer en la misma, Xiao seguía sin saber qué pasaba o qué debía hacer, aunque se dejaba llevar. Ella, literalmente, le tendría que enseñar paso por paso a cómo hacer el amor.

-¿Qué esperas?

-¿Esperar qué?

-Saca los...ya sabes. –Un hermoso sonrojo se filtró en la piel de la blanca muchacha.

-N-no sé a qué te refieres...perdón.

Ayaka se separó del beso, sentándose en la cama a la vez que miraba con cuestionamiento a su contrario.

-Deja de jugar...es muy arriesgado que lo hagamos si no tenemos...ya sabes.

-Creo que debo contarte algunas cosas que no te he dicho antes...¿no te acuerdas que yo no sabía lo que era un beso?

-Sí, recuerdo que no sabías qué era. Me pareció tierno de tu parte, fue un lindo momento.

-Y-yo no lo dije para parecer tierno, te juro que no sabía qué era un beso, y no sé qué significa hacer el amor o qué necesitamos para que hacerlo no sea riesgoso.

Prácticamente, desconocía muchas cosas del amor y las formas de dar amor, lo que para cualquiera resultaría muy raro, pero para él no.

Lo raro era que le dieran abrazos, besos, le dijeran que lo quisieran, que lo amaban, de ahí su enorme extrañeza por todas esas palabras y gestos que ella le decía.

Se puede considerar que el muchacho apenas aprendía el lenguaje del amor y de la afección. Recientemente estaba aprendiendo a vivir.

-Mira esto. –Xiao se quitó la camisa, dejando ver sus cicatrices en gran parte del cuerpo y en los brazos, Ayaka abrió los ojos de la sorpresa, tocando esas cicatrices con cuidado. Se sentían, a diferencia del resto de su piel, no eran suaves, eran marcas blancas y se marcaba un poco su contorno.

-¿Cómo te las hiciste?

-Cuando era niño, la familia de mi madre me golpeaba. No tenían piedad, me odiaban como solamente se le puede odiar a un miserable...así me apodaban "el miserable". Crecí sin la mínima muestra de afecto, en secundaría realmente era malo para entender los sentimientos ya que en mi corazón solamente había odio y rencor. ¿Conoces a Ganyu?

-Sí, es tu prima.

-Ella dice que solamente sé usar la violencia para resolver mis problemas, y tiene razón, me crié en un lugar donde solamente había violencia contra mí, y por eso no sé devolver más. Cuando tenía doce, a ella...a ella... -Xiao se soltó a llorar violentamente, cubriéndose los ojos. -¡Intenté golpearla hasta que me cansara, dejarle marcado el rostro como yo tengo marcado el cuerpo, pero fue la única persona que me trató como un humano, que me dio una muestra de afecto al darme un abrazo! Si no entiendo las muestras de afecto, no es por ser idiota, es que nunca antes las había conocido ya que toda mi vida me privaron de ellas.

-Amor... -Ayaka le dio un fuerte abrazo que él respondió con enorme necesidad, llorando en su hombro de forma un poco más calmada. –Yo quiero ser la persona que te enseñe lo que es el afecto y el amor. Déjame ser la persona con la que puedas descubrir esos sentimientos que nunca antes sentiste por tanto odio. Ya sabes, no solamente te arregles el cabello, arréglate también el corazón.

-Me he dado cuenta que eres la única persona con la que puedo empezar a dejar de sufrir y aprender a amar.

-¿Sabes por qué es eso? Porque soy la única que, sin importar qué, estará contigo. ¿Me prometes que me dejarás estar junto a ti necesites o no a alguien que esté a tu lado?

-Sí... -Xiao miró a Ayaka a los ojos, tomándola de la mano para besar el dorso de la misma, ella sonrió con alegría.
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Los team Ayaka: chingas a tu madre, cabrón, yo quería lemmon >:c

Los team Lumine: entonces morí...¡Pero reviví!

Así es, aquí hay mucha candela todavía señores, aunque seguramente algunos me querrán matar por el hecho de que Lumine y Tartaglia son novios...Lo explicaré en su momento, así que tranquilos todos xd

¿pensaron que habría lemmon? Pues no...o No por ahora -ríe malevolamente-

Nos vemos el lunes, ya casi se acerca el final del arco uwu

Siempre tuyo:

-Arturo.

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