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1. 14 La rebelde y el miserable.

La audiencia tiene un derecho en particular: saber qué pasó por la cabeza de Xiao al momento de pedirle a Ayaka que fuera su novia.

El sentimiento de abandono le caló en lo más profundo, no había peor sentimiento para él. Un pasó más, y hubiera caído deprimido nuevamente, así como cuando era niño.

No son casualidad las palabras que la muchacha había seleccionado para decirle, dejando bien en claro una cosa: en su vida, ella era la única que estaría a su lado y la que había estado hasta ese momento.

Claro que eso no era verdad, pero el dolor, la rabia, y la necesidad de afecto pueden hacer que una persona se deje llevar. Nadie estuvo ahí más que ella, eso era un hecho, ni Lumine, ni Ganyu, Zhongli y Ninguang no contaba para él.

Realmente, no es que ella hubiera sido la única, sino la más rápida, o segunda más rápida, mejor dicho.

Lumine había notado triste a su enamorado también, el detalle es que sabiendo la cabezota que era, prefirió buscar la ayuda de una profesional y alguien que conocía mejor a Xiao: Ganyu.

Ambas lo buscaron por todos lados, sin embargo fue en vano, Ayaka se lo llevó a ese lugar casi exclusivo de ambos, donde no pudiera oír que no era la única que estaba para él.

Ciertamente lo hecho por la muchacha puede caer en la manipulación, el autor no dará dictamen, eso prefiere dejárselo al lector. Lo único que sí dirá es que ella lo hacía por amor, y siempre queriendo lo mejor para su amado.

En la guerra y en el amor ¿todo se vale? He ahí la pregunta, de cualquier manera, uno siempre tratará de ser el ganador, valiéndose de lo que guarda a la mano, y si uno tiene un momento de fragilidad, una oportunidad de llevarse la delantera, lo ideal es aprovechar.

Y sí, Ayaka logró que Xiao le pidiera que fueran novios, eso es un hecho.

Adelantemos el reloj un poco de tiempo, tres semanas, más precisamente, tres semanas en las que la relación de ambos era una cosa discreta, silenciosa. Los besos regresaron, y con mucha intensidad.

Podían ser a todas horas y en cualquier lugar donde no hubiera gente, casi siempre venía acompañado de un saborcillo a cigarro, que si bien no era de su encanto, no se quejaban.

El muchacho desbordaba felicidad, su rostro era una cosa radiante, las ojeras ya no existían, la sonrisa se había vuelto muy común en él, incluso la risa; y su agresividad natural se relajó mucho.

Ahora siempre que iban a grafitear, lo hacían tomados de la mano, corriendo en más de una ocasión de un agente de policía con el corazón latiéndoles fuerte. Terminando su sesión de vandalismo, ambos iban a un callejón a celebrar que se salían una vez más con la suya: con un abrazo cálido y besos llenos de amor.

Zhongli se sentía muy confundido, a pesar de lo que Ninguang le había dicho, su hijo no parecía triste, todo lo contrario, lo veía de un buen humor, siendo indiferente con él.

En su corazón ya no había tanto espacio para odio, rabia y rencor; colocó, en cambio, amor y cariño.

Ayaka jugaba con él algunas veces que iban a comer, comían del mismo helado, la muchacha tomaba la cereza almibarada para dársela de comer directamente en los labios a Xiao para que tuvieran un beso con sabor dulce y agradable.

Muchos de esos bellos momentos fueron a parar al celular de la chica, ya fuera cuando se daban un beso en la mejilla o en los labios, estando juntos, tomados de la mano. Su nuevo fondo de pantalla era una fotografía donde él le daba un beso en la mejilla estando sentados a la sombra de un árbol.

Nunca antes se había sentido tan feliz en su vida, salvo por dos dudas que le aquejaban en la noche, más precisamente cuando terminaba de mandarse mensajes bobos de amor con su amada.

Éstas eran: "¿Sería más feliz con Lumine?" y "¿Cómo debo decirle que tengo novia?" su martirio era debido al pensar en que, de amarlo, le rompería el corazón la no tan buena, pero sí nueva. Tarde que temprano se lo diría, en cuanto encontrara el momento ideal, se lo soltaría, pero ella tenía que meter el tema.

La época más hermosa en los noviazgos primerizos es cuando empiezan: todo resulta tan bello, tan nuevo, experiencias nunca antes sentidas brotan de forma hermosa en el corazón y en la vida, dejando semillas en el alma que traen consigo flores hermosas.

Ese amor se desbordaba de manera tal que, tan impropio de él, Xiao publicó en la gaceta una carta bella y sutilmente rimada, dejando a todos con una gran sorpresa. Tenía lo suyo de predecible, el guionista del club de teatro también resultaba un casi hasta poeta.

Aquellos versos libres como la rebeldía de su novia, la dejaron, literalmente, sin palabras. Ese fue el primer regalo que le dio como su novio, uno de lo más especial.

El lector ha de sentir curiosidad por conocer cuáles eran esos versitos que dejaron sin palabras a Ayaka. Partes de ellos ya los conocemos, pero lo interesante viene ya.

Desde que te conocí, ya no conozco la soledad, he aprendido tanto a tu lado, la luz se ha colado por mi vida como el sol por una ventana, y esa luz eres tú. Mi corazón ya me ha dicho que debo estar contigo solamente, pues siempre será buena tu compañía para mi alma. Me diste libertad de las cadenas más crueles, alumbraste mi senda, la que me lleva a ti, quisiera ir contigo durante el verano y el invierno, tomados de la mano ya que me gustas, me gustas como las almendras, y tus labios saben a tal belleza que no dejan de darme vueltas. Acompáñame a vivir, no te pido nada más.

No era lo mejor, pero tomando en cuenta que era la primera vez que al muchacho se le daba por escribir algo fuera de la literatura o de la dramaturgia, era un esfuerzo más bien modesto, pero no importaba.

Ayaka se lo pagó con una gran cantidad de besos, sonrisas y varios "te quiero" que ya no se aguanta ni un solo segundo más de callarse.

En cuanto Lumine leyó el poema, su mente quedó pensativa. Una descarga de preocupación le atacó el corazón, sabiendo que esos versos no los inspiraba ella, sino alguien más.

Ya le ganaban en una carrera que no se había tomado tan enserio, y que ahora le cobraría caro el no darse prisa cuando tuvo oportunidad.

Entre tanto, Xiao fumaba ahora solo en el lugar de siempre, pensativo, todavía quedaba la cuestión de cómo le diría a Lumine la verdad. Esperaba que le diera igual, cosa que a lo mejor no resultaba como él quería.

Cuando los dos se encontraron en uno de los pasillos, el ambiente se puso tenso, un tanto incomodo, por qué no decirlo. Se quedaron quietos un segundo que pareció eterno, el segundo más largo de toda su vida.

Fue que los dos parecieron iban a decirse algo, que solamente Lumine fue la primera en disparar una pregunta.

-¿Podemos hablar?

-De acuerdo...

Caminaban con tranquilidad absoluta, no reflejando su estado de ánimo, puesto que Xiao sudaba una gota gorda que sintió con impresión absoluta cómo le bajaba por la mejilla.

-¿De qué querías hablar?

-¿Ya has pensado en tu siguiente obra? –La pregunta de Lumine no era en verdad la que quería decir, pero la cosa resultaba incierta para ella, los nervios la frenaban.

-¿Quieren que la escriba de nuevo? No tengo problema...¿otra vez serás la mala?

-Solamente si me sale, claro. –Sonrió ella, tímidamente. –He pensado que puedes usar la obra de teatro para mandarle un mensaje a tu padre de cómo te sientes.

-Tch, ¿sigues con eso? Ya acepté que me odia, no le veo caso a tratar una vez más llamar su atención.

-Él no te odia, me lo dijo hace tiempo.

-Las personas mienten, Lumine. ¿Cómo sería visto que el intachable director Zhongli tuviera un hijo al cuál odia? Te apuesto a que no muy bien.

-El que miente eres tú, Xiao. Te mientes a ti mismo. Solamente hazlo, de cualquier forma no tienes nada que perder, tienes, en cambio, mucho que ganar si todo sale bien.

-Si con eso dejas el tema...

-Y también quiero que actúes. De lo contrario, no dejaré de molestarte con eso, jeje. –Lumine le picó las costillas al muchacho, haciéndolo enojar un poco.

Recordaba esos días de antaño donde la única que sonreía era ella, mientras que su contrario no sonreía ni por equivocación. Aquello ya era tan lejano, sin duda alguna, mas no dejaba de añorarlos.

Ahora Xiao debía buscar algunas ideas para escribir eso que Lumine tanto ansiaba, aunque no dejaba de sentirse un poco mal, necesitaba decirle la verdad, ¿pero cómo? Por primera vez tendría lo que nunca había tenido: tacto.

Esperaba poder hacerlo lo más pronto posible, así que de ahí su grande nerviosismo. Ella lo notó distraído, pensativo, así que dio una pequeña risa nasal y le movió el hombro.

-Tierra llamando a Xiao, tierra llamando a Xiao. ¿Qué pasa por tu cabeza?

-¡Ah! Pensé en la obra, eso es todo. Solo te avisaré que si eres la villana, serás de lo más malvada y perversa.

-Quisiera superarme a mí misma, la última vez Fischl me ganó, pero esta vez no. –Una sonrisa de reto apareció en los labios de la chica, una de mucha confianza, además. –Y tú, como protagonista que serás...

-¿Protagonista? ¿Cuándo estuve de acuerdo?

-Ahora mismo. Si quieres darle un mensaje a tu padre, debe ser uno contundente. Si hay algo que quieras decirle pero no tienes valor, puedes escribir un monologo donde saques todos esos sentimientos. Si quieres gritarle, ese día grita hasta que duela la garganta, si deseas recriminarle sus errores, hazlo sin dejarte nada aquí. –Ella le tocó el corazón. –Desahoga todo lo que tengas, no dejes nada, y así sentirá tu dolor. Puedes darle un título que lo haga saber que no es curiosidad, algo así como... "mi vida" o quizás "mis sentimientos".

-Buena idea. –Xiao hizo un gesto de aceptación con su labio, llevándose una mano al mentón. –Será una larga obra.

-Larga o corta, que exprese lo que sientes y lo que tanto deseas decir pero no puedes. –Sonrió Lumine. –Te diría que incluso lo insultes si quieres, pero eso lo puede hacer sentir mal.

-Él me ha hecho sentir mal muchas veces...

-Pero si tú te crees mejor persona, no lo hagas. Como sea, al final el que escribe eres tú, no yo.

Aquel consejo fue más que bien recibido por Xiao, ya tenía una idea, definitivamente ahora sí su padre no podría ignorarlo o mantenerse al margen, lo único que temía es que "escapara" como la última vez.

Otra situación así, y definitivamente no lo perdonaría jamás. Después de todo, Ganyu le había dicho muchas veces que él no tenía maldad en su corazón, ¿le daría la razón o haría que ella estuviera equivocada?

Durante la clase de educación física, y mientras trotaba, él pensaba en un título, debía ser algo que diera a entender que no era casualidad o coincidencia, y el título se le vino casi de forma inmediata a la mente.

"El miserable de calle 14"

Un impulso por escribir, y esto lo conocerán muy bien los escritores, le llegó al muchacho, quería sentarse a escribir ya fuera en una libreta, en su celular o en su computadora, el hecho era que un enorme deseo por hacerlo le invadió casi de inmediato, incluso llenándolo con emoción.

Aquella podría ser una muy buena manera para desahogarse, quizá un poco del odio restante en su corazón se esfumaría con eso, solamente quedaba una manera de saberlo, de ahí su enorme ansía por hacerlo.

Quería sentirse bien, tres semanas de ser casi feliz le habían hecho caer en cuenta que la vida no era tan miserable como él pensaba. Al final de cuentas, a alguien que solo se le da odio, odiará. A quien se le dé amor, regresará amor.

Únicamente no podía regresarle amor a su padre debido a que no sentía que él le diera amor, era bombardeado por indiferencia, apatía y supuesto odio, así que Xiao solamente podía regresar esos sentimientos.

Lo curioso, es que no hay peor enemigo que la apatía y la indiferencia, ninguna lucha puede llevarse a cabo si nadie intenta llevarla a la acción.

Saliendo de clases, los dos muchachos caminaban juntos, charlaban cosas respecto de la clase y la tarea que ahora era un pendiente más en su lista de cosas por hacer. Ese era de los días que salían temprano. Los dos tenían planes ajenos el uno del otro.

-Xiao, quería pedirte algo que estoy segura pensarás que es impropio de mí. –Mencionó Lumine, con una pequeña sonrisita.

-Dime. –Respondió él, extrañado.

-No quiero ser la villana esta vez... -Al escuchar esas palabras, el muchacho sí que se sintió sorprendido. –Aunque no lo digas, sé que la última vez hiciste a la villana pensada para mí, aunque no quisiera representar algo que para ti es doloroso. Quisiera ser el personaje que ayuda al protagonista en vez de interpretar al que lo tire al pozo, ¿de acuerdo?

La sonrisita que ella dio fue de lo más auténtica, esa sonrisita que aparentemente era como la que usualmente uno da al pedir un favor era, en realidad, una llena de afecto.

-Po-por supuesto...

-¡Bien! –Lumine le iba a dar un abrazo a modo de agradecimiento, siendo interrumpida por alguien muy en específico.

-¡Xiao! –Ese grito a media voz sorprendió a ambos, causando que se les abrieran los ojos a la par. -¡Date prisa, ya casi es hora, tenemos que irnos ya!

Ayaka llegaba apresuradamente a tomar la mano del mencionado, sonriéndole con alegría indescriptible. Lumine dio dos pasos para atrás, llevándose un puño cerrado al pecho, a la altura del corazón.

Vio que estaban sujetos de la mano, y lo más sorpresivo a pesar de que ya lo sabía, es que el muchacho apretó su agarre también.

-¿Us-ustedes son...no-no-novios?

-¿Eh? Bueno, ciertamente hemos sido un poco discretos para evitarnos problemas, sobre todo con el profesor Diluc que ya tiene fichado a Xiao.

Xiao miró a Lumine a sus gemelos, viendo cómo éstos parecían incrédulos ante lo que veía y escuchaba, solamente faltaba el remate.

-Lo somos desde hace unas semanas. No te lo dije antes porque creí que era innecesario.

-En-entiendo. Sí, era innecesario, al final de todo, no es como que sea muy normal que llegues con alguien y le digas "hola, ¿hiciste la tarea? Por cierto, ya tengo novia" rayaría en lo incomodo, si me lo preguntas. Bien, creo que tienen prisa, prefiero no retrasarlos más, también haré algo con mis amigas.

Lumine sonrió de forma pública, aunque las dos personas que tenía frente a ella se dieron cuenta que no era una sonrisa de despedida, sino una que trataba de ocultar cierta tristeza e incomodidad.

La pareja se miró, ambos hicieron un gesto de que no sabían casi nada, pero en realidad sí que lo sabían. Solamente no querían hablar de ese tema.

Esperarían hasta que anocheciera, para lo que no faltaba más de una hora, quizá una y veinte minutos, no siendo en realidad lo importante.

En sus mochilas, al ser un día que casi no llevaban más que lo elemental, tenían un par de tenis cada uno y un cambio de ropa; lo más importante recaía en lo menos común: latas de pintura.

Caminaban tomados de la mano y ya con sus ropas normales, todas de color negro, hacía un poco de calor ese día, y aun así tenían puestas chamarras con capucha, si bien no de color negro, sí eran pensadas para que no se les viera el rostro. El lector se hará una idea de qué harían aquellos dos pilluelos.

Fumaban en una calle solitaria, no se decían apenas palabras, tanto Xiao como Ayaka meditaban lo recién ocurrido, que les seguía pareciendo bastante para sorprenderse.

La primera que diría algo relacionado con el tema sería la muchacha, solamente esperó a acabar su cigarro, tirándolo en un basurero cercano.

-No sabía que le gustabas...

-Yo tenía mis dudas, y ciertamente tampoco lo imaginé del todo.

-No te sientas culpable, a todos nos romperán el corazón una vez en la vida. Aparte, si de verdad le gustaras, no te hubiera dejado solo cuando necesitabas a alguien a tu lado.

-Buen punto. –Xiao tiró su cigarro en el mismo lugar. –Olvidemos eso, solo me siento un mal por ella, eso no me quita que mi corazón late por ti, Ayaka. –Con una sonrisa coqueta, él le dio un beso para después tomarla de la mano.

-Qué lindo eres. –Apretando su agarre, los dos comenzaron a caminar hacía su objetivo, teniendo ya una idea de qué harían.

Ya la noche invadía todos los rincones, el alumbrado público se encendía, a excepción de una luz fundida en la calle donde realizarían su acto. Se pusieron las capuchas, corriendo para taparse la cara y sacar las latas de pintura de sus mochilas.

Aquel edificio era una oficina de la agencia de justicia de la ciudad, que resultaba ser el lugar donde trabajaba el padre de Ayaka.

-A ver si así te queda claro que no quiero tener la misma vida aburrida y mediocre que tú, viejo necio. –Exclamó ella con notoria molestia, Xiao sonrió con alegría.

Las consignas que pintaron fueron simples: (Agencia de Justicia Pública) AJP, bola de mediocres, asesinos, hipócritas, corruptos, y varias cosas más.

Para finalizar, y tras estar ya pintadas esas consignas, el muchacho pintó un puño arriba y debajo de éste colocó "Viva la rebeldía".

Ambos miraron por un segundo la obra que acaban de hacer, sonriendo de forma satisfactoria, pero faltaba algo más. "púdranse" fue la cereza en el pastel con la que la rebelde remató.

Cuando recogían sus cosas, dos policías salieron del edificio, habían tardado cosa de cinco minutos, y las cámaras los captaron a los cuatro.

Escuchando las pisadas apresuradas, los jóvenes vieron correr a los policías hacía ellos, por lo que sus ojos se abrieron como platos y el ritmo cardiaco se les disparó hasta las nubes.

-¡Corre! –Exclamó Ayaka tomando de la mano a Xiao, recogiendo su mochila para salir disparados de la escena.

-¡Vuelvan acá, malnacidos!

-¡Malditos vagos!

Ya sabiendo la ruta de emergencia, que se trataba de un callejón sin salida, los dos aventaron sus mochilas al otro lado, y por la misma adrenalina saltaron casi como si fueran tigres. El miserable saltó primero a una ventana para después agarrarse de lo alto del muro, brincándolo sin la más remota dificultad.

Respecto a la rebelde, ella se subió a un contenedor de basura, saltando un poco menos que su contrario, que la ayudó a escalar, tomándola de ambas manos para jalarla hacía él. 

-¡Hasta nunca, imbéciles! –La parejita levantó su dedo medio a sus persecutores antes de despedirse.

Por la mala posición en que habían subido al muro, ambos cayeron al suelo.

-¡Miserables, no se escaparán tan fácilmente!

Dando un quejido de dolor, agarraron sus mochilas para irse corriendo a toda prisa, subiendo al primer autobús que vieron, y que para su suerte no se había retrasado o adelantado ni un solo segundo.

-Tuvieron suerte, chicos, estaba por irme. –Les sonrió el conductor, aceptando el dinero.

El autobús partió y dobló a la izquierda, así que cuando los dos policías atravesaron el muro del callejón, no vieron ni el polvo que dejaron.

Se sentaron de golpe, suspirando y respirando pesado por la carrera que se aventaron. Se quitaron la capucha y la mascarilla, solamente para verse a los gemelos, riendo y tomándose de las manos.

La habían visto bien de cerca, y de haber sido atrapados, Ayaka en su vida se la hubiera acabado. 

Sus ropas quedaban sucias por el golpe que se habían dado contra el suelo, la muchacha tenía raspada la palma de la mano y su fiel compañero se rompió el pantalón durante la caída, el codo le dolía bastante.

Ya pasada la adrenalina, y justamente bajando del autobús, se dieron cuenta que aquella caída de dos metros y medio les vino peor de lo que pensaron, bastante peor.

Un dolor les sobrevino inmediatamente ya relajados, Xiao cojeaba de la misma pierna que le habían lastimado en una de sus peleas, por lo que la podía mover a muy duras penas.

Ayaka pasaba un poco más de gloria, ella sentía todo su cuerpo bajo dolido, al igual que sus brazos y la mano dónde gran parte de su peso había caído. Caminaban recargándose el uno al otro, y cualquiera que pasara por ahí pensaría que era una linda parejita dando un paseo romántico...eso quedaba un poco lejos de la realidad.

-Vaya golpe, pero no importa, prefiero eso a que me atrapen. –Sonrió ella, gloriosa.

-Chica rebelde. Sería malo negar que fue muy divertido. Vaya nochecita... -Aguantándose el dolor, el miserable se soltó a reír. –El dolor vale la experiencia, sin duda.

-¿Y me dices a rebelde a mí, descarado? –La aventura acabaría con un beso en la mejilla de Xiao.

Llegando a casa, y muy para su suerte, Zhongli no se encontraba, por lo que se cambió de ropa para que la misma no se viera tan sucia. Cambiándose, vaya sorpresa se llevó, la rodilla se le había raspado de forma sería, incluso se notaba que algunas gotas de sangre bajaban por su pierna. Él no hizo sino más que sonreír.

<<Mi primera cicatriz que no es producto de maltratos domésticos, seguramente eso hará sonreír a mi chica rebelde>> Pensó para sí con alegría, era una nueva primera experiencia que compartía con Ayaka, y lo aceptaba gustoso, justo como le digo aquel día.

Se limpió la sangre de la rodilla de forma inmediata, poniéndose alcohol en la misma, lo que le hizo suprimir un fuerte grito que casi se le escapa.

Recordó, no obstante, la vez en que Lumine le había curado después de la pelea que tuvo aquella ocasión. Se quedó pensando en ella durante un tiempo, cayendo en cuenta que esa noche no tenía mensaje de ella en su celular.

La realidad es que se sentía mal por ella, quizá no había sido la mejor manera de la que debía enterarse que ya tenía novia. No se arrepentía, ni de lejos, haber preferido a Ayaka, durante esas tres semanas, se había enamorado más de ella.

El problema es que, aquello se supondría le daría calma y felicidad plena, no se lo dio, se la arrebató un poco más. 

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Jejeje, esto todavía no acaba :0

Como podemos darnos cuenta, todavía falta un poco de candela, y yo en lo personal pienso que las historias no deberían acabar cuando los protagonistas se declaran y ya, ahí acabó la cosa, no me parece lo ideal ya que todavía queda mucho por explotar, y vaya si no lo voy a demostrar aquí :v

Lo primordial será que Xiao se va a empezar a cuestionar cosas de su noviazgo con Ayaka, ¿eso quiere decir algo en concreto? No, no lo creo xd

Respecto a Lumine, se le verá un poco el siguiente viernes, aparte de que se le va a mencionar y seguramente se les va a petar el cerebro a más de uno, ya veremos qué quiero decir con ello.

Los que son team Ayaka, espero disfruten de las escenas entre ella y Xiao, los diseñé para que hicieran una buena pareja, y creo que funcionó a la perfección. Otra cosa, hay tintes de que Ayaka manipuló a Xiao, y esa era la dirección que le quería dar pero luego me arrepentí, así que no hagan mucho caso cuando se abarca ese tema ya que, al final, es solo una perspectiva, no es que de verdad lo esté manipulando.

En fin, voten, comenten, espero les guste y nos vemos el viernes uwu

Siempre tuyo:

-Arturo.

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