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Capítulo 8

Decisiones 

—Dominic?... — lo llamé en voz baja, aún conservaba la copia de la puerta de la entrada y con cuidado entrando al departamento, busque con atención a mi alrededor, el lugar estaba solo y por lo visto Joe aún no había llegado de clases de música.

Extraña tan sólo el hecho de llegar a mi casa, el aroma familiar del detergente de lavanda y sobre todo... A él lo quería, lo extrañaba... en la habitación observaba mis cosas con una fina capa de polvillo, tal como lo había dejado, acostándome en su cama, en nuestra cama y su olor aun seguía de su lado.

Era cómo si yo no hubiera desaparecido, solo un viaje lejos posiblemente, recostada simplemente respiraba nerviosa... me sentía completamente ¿extraña?.

— Eli, Eli ¿estás dormida?— me preguntó sacudiéndome con delicadeza la pierna.

Por lo visto me había quedado dormida, no sabía cuanto tiempo había pasado, pero lo que si recordaba que tan solo acostándome y mis ojos se volvieron pesados. Estirando mis brazos y sacudiendo mi cabeza; limpiándome el rostro sonreí avergonzada.

— Solo descansaba los ojos, no tuve un día bueno en el trabajo—respondí, con cariño él acarició mi rostro, su mano cálida seguía la forma de rostro y luego se apartó sonrojado.

— Lo siento, me propase— dijo apartándose.

Yo negué rápidamente.

— No, no... jamás — sosteniendo su mano, mis manos se extendían recorriendo sus brazos. Lo necesitaba.

Si, con tanto cariño mi cuerpo respondía acelerándose con cada caricia, Lo extrañaba, realmente mi cuerpo extrañaba su calor. Acercándome a él me hundí en su cuello y poco a poco lo besaba extendiéndome por dentro de su camisa.

Levantando mis ojos lo observé nerviosa, no podía evitar hablar y desahogarme en este momento.

—Es horrible el trabajo, no me gusta... quiero retroceder a mi mundo de vivir como una cigarra cantando y cantando en invierno— ronroneé mientras buscaba su cuello para besarlo.

— Lo estás haciendo bien, lo haces bien... eres un buena chica — me consolaba con su voz gruesa.

Solo escuchaba el latir de nuestros corazones y uno que otro carro que se escuchaba de afuera, con delicadeza me tomó de la cintura y tumbándome en la cama se colocó encima de mi. Desabrochando mi blusa empezaba a desviar sus manos hacia dentro de mi sujetador y besando mi vientre. Cada beso tibio me hacía temblar.

Su tacto caliente chocaba cómo fricción en mi ser, sabia lo que ocurriría en este momento, lo sentía dentro de mi.

— Te extrañaba, te extraño... no puedo estar sintiéndome...— rogaba entre gemido por sus caricias en mis caderas que se desviaban hacia mis zonas más erógenas.

Entre gemidos y suspiros con la respiración agitada por sus movimientos dentro de mi. Al acabar ambos nos miramos sorprendidos y sobre su pecho sudado descansaba mientras acariciaba su vello que sobresalía de su pecho además de escuchar el latir de su corazón...

— Si me extrañaras no hicieras tantas locuras—susurró a mi oído —no quisiera apartarme de ti, por una idea de tener un hijo de otro—dijo acariciando mi cabello.

Esa idea me revolvió y levantándome de su pecho con las mejillas ardiendo de la rabia lo observé molesta.

— ¿Me estas manipulando después de tener sexo?—le pregunté enfurecida.

Dominic negó y me hizo sentir molesta.

— Eli, me malinterpretaste... yo sólo quería decir....

— "No quieres que tenga un hijo de otro hombre" eso dijiste bien claro.

Repetí de tal forma que me miró avergonzado, me sentía furiosa, y levantándome a buscar mi ropa, él me detuvo del brazo y me traté de apartar de su brazo.

— Espera Eli... No...

— ¡Espera nada!— le grite con los ojos llenos de lágrimas —Eras una persona sensible y amable, ¿Qué te pasó?—le reclamé.

Aquellas palabras insensibles me golpeaban dentro de mi, vistiéndome con torpeza y rapidez buscaba la ropa interior entre las sábanas, sentado se sacudió el cabello frustrado y exhalo.

— Nada Eli, solo no quiero perderte por otro, yo no quiero que te vayas y...

— ¿Perderme? ¡Me estás perdiendo por ese machismo estúpido sin sentido!— le grité enfurecida.

Dejándolo con la palabra en la boca, me encerré en el baño a llorar.

Sentía que todo en lo que creía se había convertido en una mentira y esta relación era una simple casa de naipes que al primer soplido se desmoronaba.

¡Joder!

¿Y ahora como salía del baño? Podía huir por la ventana, pero vivíamos en un quinto piso por lo que esa opción no era agradable. Ya arreglada con mis lágrimas secas brillando sobre mi mejilla, abrí la puerta y me asomé de forma sigilosa. La cama estaba tendida cómo si no hubiera ocurrido nada, sin rastros de Dominic en ningún lugar y rápidamente escapé de alli, no quería encontrarme con nadie... hasta que una voz me llamó y me giré sorprendida.

— Así que te vas cómo los ladrones, sin despedirte — murmuraron de mala gana, lo observe llena de sorpresa y nerviosismo.

Al igual que cuando te conseguían en el refrigerador comiéndote el resto de pastel ajeno, Joe me miraba desde el fondo del pasillo. Con su cabello revuelto y su mirada sobre mi juzgándome o tal vez estaba juzgándonos por nuestras acciones.

— No es lo que crees, yo no pensé que estabas aquí...

— Si estoy, y puedo escucharlo todo y verlo si no se han dado cuenta...—respondió dirigiéndose hacía mi— ¿Me dejas?.

Aquella pregunta me dejó fría. Esa transición fría a sentir todo el dolor en esa última frase era algo que no esperaba de él.

— No, no te estoy dejando...

Él me miró y apretó el puño, estaba molesto y se le notaba en el rojo de su rostro.

— ¡Si lo haces!, estás dejando a mi papá por lo que significa que te vas a separar de mi, es lo que todos hacen— me reclamó, sorprendida me acerqué y lo traté de sujetar de la cara para calmarlo, tomando mi mano me aparto con sus ojos llenos de rabia,— ¡deja!, no soy un niño pequeño.

— Joe, yo no te voy a dejar. Somos un equipo y con tu papá bueno... solucionare eso... solo necesitaremos tiempo...

Traté de calmarlo y esto no fue realmente un éxito, Joe giró sus ojos y levantó el labio superior molesto.

— "Un tiempo de nueve meses", ya tendrás un hijo y me dejaras a un lado.—musitó

Aquella escena de celos que a pesar de ser un adolescente me sentía entre la espada y la pared, yo había pasado de ser la pareja de su padre a la única figura que consideraba tan cercana a ser una madre, me veía igual a su abuela o a sus tías.

— No es lo que crees, si lo tendré pero seré su vientre de alquiler y no lo..

— ¡Lo vas a abandonar,Eleine! ¡Eso lo hace peor!—me reclamó furioso.

No entendía lo que ocurría, por un lado Dominic me reclamaba por Taylor y el hecho que me embarazaba de otro hombre, y por su lado estaba Joe; quién me reclamaba de embarazarme y abandonarlo...¿había algo que no entendía de esta situación?

Necesitaba colocarme como una segunda espectadora, y si en ese momento yo lograba o alguien entendía este día caótico, por favor que me ayudaran que yo solo no sabía como enfrentar estos dos...

— No lo haré Joe, no creas que la situación será tan fuerte, simplemente el bebé no lo abandonaré, siempre lo veré pero como su tía y le explicaremos que tiene tres mamis que lo van a querer mucho— le expliqué y él levantó la ceja —¿parece que le estoy explicando a un niño y no a un adolescente cierto?— le pregunte y éste asintió.

— Pobre bebé, tendrá tres madres — dijo riéndose para romper el hielo y no pude evitar reírme de tal comentario.

En verdad, pobre niño. No me había dado cuenta que iba a tener tres madres y por lo visto yo sería la más alocada. Ya un poco más calmados me acerqué lentamente hacia Joe, extendiendo mis brazos y abrazandolo con cariño, dándome cuenta que sin los tacones ya que estaba casi de mi altura, él ya había crecido tanto y no sé en que momento se había estirado pero para mi seguía siendo aquel pequeño que se escapaba de su padre y que interrumpió mi apartamento aquella noche.

— Yo siempre estaré aquí para ti... no lo olvides, Joe.

En este momento entendía lo que mi hermanastro me había dicho hace varios meses atrás cuando nos encontramos en aquél café, con respecto a los vínculos familiares. Él había querido siempre acercarse a mi; pero siempre le dio miedo y pánico, no era mi culpa o suya ya que era algo que había sido condicionado por la situación a nuestro alrededor.

Simplemente al ver que mi padre me había hecho tanto mal se sentía culpable, tenía miedo de conocerme y sentir que él me había apartado de mi "grandioso" progenitor, y mi relación con Joe era un ejemplo como mi padre se relacionaba con el pelirrojo.

No era su familia biológica, pero había un cariño, y para mi;Joe era cómo un hermanito y no lo iba a abandonar a su suerte, y esas cosas no se borraban de un momento para el otro, mi hermanastro había sufrido lo mismo ya que mi padre había montado un teatro de " padre ejemplar" en su relación, y que a pesar de ser una falsa de parte de éste, para un niño huérfano era verdad.

No podía hacerle sentir a Joe que nuestra relación había sido mentira, no lo podía hacer creer tal falacia.

Después de esa separación bastante tensa al llegar al hotel me senté en mi oficina para intentar arreglar mi vida en éste lugar. No era un proceso exitoso pero lo intentaba, debía hacerlo sino quería ser como Napoleón en Waterloo, pero cómo abrí la primera pagina llena de cuentas y números en rojo por pagar, me sumergí en un sueño tan profundo que me sorprendió.

¿Un poco de matemáticas financieras con un batido hormonal para mandarme a los brazos de Morfeo?

Esa orden estaba servida.

.....

Pero en mis sueños escuchaba mi nombre a lo lejos, una voz masculina que me resultaba familiar, aquél nombre pronunciado con fuerza, quería despertar, aunque mi cuerpo de sentía tan pesado...

Pero esa voz ...

— ¡Joder, levántate que tus ronquidos no me dejan pensar! —me golpearon en la cabeza con fuerza y me levanté sobresaltada.

Enfrente a mi estaba Louis con un carpeta en su mano, por lo mismo era quien me había golpeado y Donald a su lado, parecía un sueño ya que ambos estaban vestidos de traje y se veían frescos; Donald se sonreía cubriéndose la boca con una carpeta y Louis me miraba con su ceño fruncido...

A Lo que abrí más los ojos nuevamente rectificando quienes estaban allí...

"Donald... Louis...

Donald...¡¡LOUIS!!"

— Me llenaste de saliva la mano, me debes pagar mi anillo— dijo limpiándose de mi blusa y una expresión de repulsión.

Por lo visto la frase de "me debes pagar ..." era su favorita.

— Disculpa, yo me quedé dormida y no esperaba..

— No nos dimos cuenta " señorita Brooke"— enfatizó con sarcasmo y yo levanté la ceja.

— Tranquila señorita Eleine, ve a asearte y luego regresas. Tengo experiencia quedándome dormido mientras reviso los números — dijo riéndose Donald, y Louis lo fulminó con la mirada como si hubiera ofendido a su madre un domingo de Santos.

— Por eso los números no cuadran— respondió y avergonzado se encogió entre hombros.

Antes que se dirigiera hacia mi con su odio me levante rápidamente del escritorio y me dirigí hacia él.

— Dame 30 minutos y yo me cambio..

— 5 minutos y me arriesgo contigo — me interrumpió.

Aparte de cobrarme le gustaba regatear todo a su favor, comprar con él en un mercado de segunda seguramente era bastante entretenido de ver.

—¿Qué esperas? Escucha el tic tac— me señaló el reloj en su muñeca ybusqué de mala gana mis tacones debajo del escritorio y corriendo a mi habitación.

¿Por qué le hacía caso? Me detuve a pensar en el ascensor... cierto, olvidaba que él me iba a ayudar supuestamente a recobrar mi hogar y necesitaba tenerlo de mi lado.

Era eso o aceptar vender el hotel.

Pero cómo odiaba al desgraciado.

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