La reunión.

....

—¿Qué haces Eleine?— me preguntó Joe mientras me observaba en el mueble de recepción, apenas había salido de clases y fue a buscarme al Hotel.

Levantando la mirada de mi teléfono, vi al adolescente que me observaba desde la parte detrás del sofá, juzgándome cómo siempre lo hacía y cómo realmente observaba a todos, esas cejas eran realmente algo que debía arreglar.

— Mi día fue una mierda Joe, mi vida es una mierda... ¿tu tía tiene algún puesto de pasante en su tienda?— pregunté por aquel negocio al que siempre íbamos y solo pedía Helado de fresas o una sola copa ya que desde ese "accidente" no volví a comer tanto dulce en mi vida.

Joe se dio cuenta de que no estaba de ánimos y él se giró para abrazarme, tratando de calmarme.

— ¿Eli que ocurre? Me estas preocupando.

— Olvídalo, yo me voy a quedar aquí. Lucharé por mi patrimonio Joe, no me voy a ir— dije decidida apartándolo, estaba llena de entusiasmo y no iba a dejar que esté bajón de energía arruinara mi vida.

— ¿Pero de que hablas?— preguntó confundido y escuche los tacones de mi mamá acercarse a nosotros.

Con su perfume característico de gardenias se acercó escuchando nuestra conversación

— De que habla?— le respondió en forma de pregunta,— Un "lobo de Walt Street" se comió a esa caperucita— se burló irónica sentándose a mi lado y Joe arrugó la nariz confundido aún.

— ¿Un lobo?

— Si, dile a tu papá que le de mucho amor que hoy estará de un humor —

— ¡Cállate mamá no sigas!— La interrumpí levantándome molesta—, vámonos Joe que no quiero encontrarme con ese imbécil.

— Ese imbécil cómo tú le dices trabajara contigo así que ve preparándote — bromeó y yo me levanté corriendo rápidamente, tan sólo recordarlo me arruinaba mi estado de ánimos.

Al llegar a la puerta giratoria como si el destino fuera más sarcástico que cuando tratabas de huir del colegio y te encontrabas con alguien conocido de tus padres, él estaba cruzando hacía mi.

Sus ojos marrones casi oscuros al igual que su humor y sus ideas machistas, se detuvieron en mi, observándome de arriba abajo con desaprobación.

— Señorita Brooke, ¿ya se va?— preguntó con una sonrisa y detrás estaba su tío Donald sonriéndome cómo si no sintiera la tensión en el aire, Joe me miró sin comprender lo que ocurría.

Solo los que estábamos en esa Reunión de trabajo... lo comprendíamos.

.....

Hace unas horas atrás

Donald, el hijo menor del antiguo Director Ejecutivo se levantó emocionado de su asiento, a él lo conocía desde casi siempre ya que su presencia en el hotel junto a su padre estaba al igual que los muebles de la inauguración hace varios años; siempre alli, pero ese famoso "Louis" que todos alababan nunca lo había visto en estos años desde... la verdad su presencia para mi no era importante en este momento de mi vida, ya que era el encargado de manejar la gestión en Europa y sobre todo a pesar de ser el primer hijo del hermano de Donald nuestra relación era ¿inexistente? No sabía quién era este estúpido, y mi abuelo lo amaba más que a mí en muchas ocasiones porqué siempre lo escuchaba decir "Louis es el mejor hijo,... Louis se graduó... etc, etc"

Egresado de Oxford y parte de su vida la paso en Londres, Louis; un soltero codiciado de 39 años era lo que todos decían "el hombre perfecto pata todas las chicas en la ciudad" vamos, en todos los clichés que se imaginaban al verlo se equivocaban al conocerlo, Louis era el típico tipo que no se la pasaba teniendo escándalosas relaciones con su secretaria o buscaba estar en la mafia o simplemente sabía artes marciales. No, él era igual Que Donald y que yo, hijos de tercera o segunda generación de magnates que trabajaron para conseguir ese lugar en la economía que simplemente su vida la aprovechaban como ellos: estudiando, invirtiendo en cualquier cosa que multiplicara su dinero... o lo desperdiciaban cómo yo; por mi rebeldía.

Y este famoso "Louis" iba a ser mi compañero, él me debía guiar y sobretodo enseñar a sobrevivir en éste mundo gracias todos sus "títulos universitarios y experiencia en el manejo de una organización tan grande cómo está..."

¿Acaso todos desconfiaban de mi?

Pues si.

Pero para suavizar la actitud de los inversionistas y de mi abuelo debía hacer lo que había aprendido todo estos años en de secretaría y era mantener una imagen de "supuesta calma y perfección" aunque el titanic se estuviera hundiendo.

— ¡traje café para todos!— dije sonriendo, mientras la puerta se abría detrás de mi luego de saludar a todos, vi a Donald levantarse y cómo si fuera a saludar salto de su silla y me paso por el lado.

Posiblemente estaba sediento ¿O no?

— Louis, llegaste— afirmó Donald lleno de emoción, éste famoso Louis era quien todos esperaban.

Yo solo ansiaba que fuera amable y sobretodo..

— Hola chica café— escuché una voz conocida y al girarme llena de sorpresa solo pude pensar en cómo rebobinar mi día.

— ¿Qué hace ese pelmazo en este lugar?‐ pregunte mirándolo con desagrado.

Antes de reaccionar, me di cuenta que lo había insultado con todos los inversionistas viéndonos

Pelmazo 1— Eleine 1, si contamos el ascensor y como lo deje esperando.

Él era mismo hombre del ascensor que reconocía por aquel traje de color blanco que era el mismo del conductor del convertible. Su peinado al estilo "mi billetera es mas grande que la tuya" de raya de lado y lentes oscuros, que al quitárselos revelaba esos ojos color miel que con la luz se oscurecían notablemente.

— ¡Eleine!— me regaño mi abuelo y se levantó del asiento y se dirigió al hombre avergonzado.

— ¿esta amable y hermosa señorita es Eleine Brooke? Su famosa... "nieta"— dijo con tanto sarcasmo cada palabra pronunciada me daban ganas de derramar sobre él mi pedido de café, extendiendo su mano hacía mi; sobre mi espalda sentía la mirada del abuelo y torciendo la boca en disgusto extendí la palma de mala gana.

— Eleine Brooke.‐— contesté evitando verlo.

En el momento de apartarme, sacudiéndome para que me soltara, sujetaba mi muñeca con fuerza haciendo que lo mirara con odio.

— Louis De Luna, ya me debes conocer— agregó de forma melosa y se fijo en mis manos,— Pero que lindas manos tienes, no se notan capaz de sacarle el dedo a un extraño...— se burló con una sonrisa ladina, y antes de soltarme la llevó a sus labios.

Posando sus labios sobre mi mano levanté la riéndose mientras la besaba y con repulsión lo aparté de un sacudón.

— Estoy notando una extraña vibra, ¿ustedes se conocen?— preguntó Donald observando la tensión entre nosotros y yo gire los ojos.

— SI— respondió él

— NO— respondí, ambos lo hicimos al mismo tiempo y la disparidad de nuestras respuestas era obvia.

— ¿Vamos Eleine no recuerdas que íbamos al mismo colegio antes que lo incendiaras?— se burló y yo apreté los labios y el puño tratando de no golpearlo.

— ¡No incendie el colegio! Y ya...—antes de reclamarle mi abuelo me observó molesto.

— Vamos niños, siéntese que la reunión va a empezar y están perdiendo tiempo en esta discusión— nos regaño y tomándome del hombro, con una sonrisa invitaba a pasar a todos los meseros a terminar de servir a los accionistas, con una sonrisa le dio unas palmadas a Louis al salón.

Al girarme lo vi y sabía que estaba en problema... solo faltaba su...

— estás en problema Eli, otra de las tuyas y ya verás — me amenazó en voz baja y sonrió a los invitados cómo si nada hubiera ocurrido.

Ese tal Louis de Luna lo recordaba tan fugazmente que era algo que remontaba de la niñez, y de mi niñez no era muy buena en retener mis recuerdos.

Él ni me importaba, solo era otro mimado del colegio y por lo visto por su actitud seguía igual; sentado con una sonrisa sarcástica en su rostro mientras mordisqueaba su bolígrafo de forma desagradable ¿alguien le podía decir que dejara de verme y mordisquear su bolígrafo? Eso era antihigiénico y para un supuesto "ser inteligente superior" esa actitud era infantil.

Y lo peor que solo hablaba estupideces, solo repetía que estábamos en números rojos, que teníamos que liquidar acciones que la bolsa... blabla, que todo estaba mal.. ¿Y de quien era culpa?

- Eleine, ¿qué opinas??— preguntó Donald y yo fruncí los labios.

— No vamos a vender ninguna de nuestras acciones, ni menos vender éste Hotel, es el principal y...

— ¿Y? ¿Qué sabes tú de negocios?— preguntó sarcástico y lo miré sorprendida, antes de responder mi abuelo intervino.

— No podemos vender ésta sede, puedo vender las que sean en Europa o en Asía, pero éste lugar no, éste fue el primero en darme mi lugar y enseñarme como hacer este imperio, pero lo siento joven De Luna, yo no puedo acceder a eso— le refutó con firmeza y suspiré triunfante mientras movía mi cabeza triunfante

"OH SI" celebraba en mi interior, por mi abuelo que lo puso en su lugar.

Abuelo 1— Pelmazo 0

— Señor Ravin, sé muy bien que su hotel es cómo su hogar pero...

— No es cómo mi hogar, es mi hogar y en todos estos años junto Oliver nosotros dirigíamos éste hotel, el señor Headey cómo lo conoces dejó de su vida y tu abuelo.— le interrumpió.

— Si pero señor Ravin, esto no es una cosa sentimental o lo que...

— Señor De Luna, éste lugar es mi herencia y la de mi primo, así su idea de "vender" lo siento pero no lo siento— le respondí y él se rasco el mentón con una sonrisa en su rostro.

¿De que carajos se reía? ¿Tenía un payaso pintado en la cara o que?

Y con tanta incomodidad sobre el mismo tema de " solo tenemos que vender, perdidas, vender, perdidas,..."

No lo iba a negar, era cierto que nuestro Hotel estaba en números rojos, pero no era para venderlo. Todos los meses incrementaban deudas y disminuían los ingresos ¿qué ocurría en nuestro manejo? ¿Qué hacíamos mal que perdíamos tanto dinero?

Todos los números disminuían, disminuían cada vez mas al final del mes, y por más que no podía negarlo acerca de las finanzas, el lagarto tenía razón.

...