Capítulo 10
Primer mes oficialmente... como una.. ¡Embarazada!
Desde el primer momento que la prueba salió positiva, mi vida dio un gran cambio, después de ir al ginecólogo, confirmarlo, la emoción de enfrentarme a Dominic y explicarle a Joe la situación, si Dominic me había tratado como una basura, ¿qué iba a decirle a mi madre?
Ella no tenia idea, y tampoco podía decirle algo que era incierto, ya que aún no pasaban los dos meses de peligro que me quedaban...
Pasados estos meses podía al menos decirle a mi círculo más cercano... incluso mi amiga Pasión me lo había recomendado, debia mantenerme tranquila y en calma... y aún así nadie se daría cuenta de mi embarazo ya que yo tenía mas barriga incluso al comer que ahora, pero este mes había pasado con tanta rapidez que me sorprendía.
Llegaba el día 30 y allí llegaban los recibos de pagos, cobranzas... No solo era este mes, había sido pasar de los veinte, veintidós, veinticinco,... a un salto enorme a los treinta y así hasta llegar a estar embarazada de mi primer novio de secundaria.
Con un estado civil que se tildaba en complicado, me definía como sola y sabía que Dominic no regresaría a mi, tal vez yo la había cagado un poco, pero aún así no me arrepentía... "aún".. Taylor se sentía culpable por lo ssucedido ya que según ella era su culpa.
¿Pero cómo llegabas a esa deducción? Yo tenía la culpa "parcialmente", pero si Dominic me amaba cómo él decía ¿Por qué no me apoyaba? Solo él era capaz de cagarla y no yo.
Él era el único perfecto y los demás estaban en lo incorrecto, no era que yo fuera "perfecta" y siempre iba a tener una estigma que me seguía. Me iba a sentir cohibida por mi pasado, mi compromiso religioso e incluso nuestras ideas y caracteres en la crianza de Joe.
....
— ¿te sientes bien?— preguntó Taylor mientras me abrazaba por la espalda.
Estaba rumbo a la oficina pero al ver la máquina de Café a un lado de la recepción me había detenido para prepararme uno, desde el primer momento en que mi nariz olfatea el café sentia como mi cuerpo se llenaba de energía, había cambiado esos sabores infantiles que eran parte de mi de mezclarlos con café o cremas, para que ahora me encantara el sabor del café sin chocolate ni azúcar, mi cuerpo lo necesitaba y aunque era prohibido por la doctora, tan solo un poco y un sorbo de aquel sabor amargo me hacía sentir... emocionada.
O no... camino a las oficinas me detuve y Ty me observo sorprendida y preocupada.
— Me siento mareada...—respondí apartándome un poco de ella.
Odiaba las náuseas y mas si venían acompañada de otras cosas Que por lo visto querían salir de mi. Al tratar de no correr tanto para no marearme abri la puerta que nos separaba de los huéspedes por un letrero "de solo empleados". Sentía que aquel líquido estaba a punto de salir y no podía detenerlo, y frente a mi, estaba mi "agradable compañero"...
Un minuto de silencio lleno de incomodidad.
— ¿Acabas de llenarme de tu porquería en mis zapatos?— se quejó Louis enfrente de mi.
De todas las personas en el Hotel, huéspedes o trabajadores, pero debía atravesarse en mi camino él.
Donald fue a sostenerme del brazo preocupado y a un lado estaba Ty sosteniéndome, antes de reclamarle Taylor me interrumpió.
— Lo siento, solo que...
— ¡Tú me debes unos zapatos...!— me quejé y él levantó la ceja e inmediatamente Donald carraspeando interrumpió entre aquél momento tenso.
— ¿Estas bien señorita Brooke?— me preguntó preocupado ajeno de la situación entre Louis y yo.
— ¿Estás compitiendo para arruinarme mis zapatos? Una competencia— se burló sarcástico, — ¿Entonces yo tengo que arruinar tu auto y así estamos a mano? ¿Es lo que estas jugando "señorita Brooke"?— enfatizaba sarcástico cada pregunta y antes de responder sentí de nuevo la sensación de arquear nuevamente como si no había vaciado mi tanque interno y otra vez aquella mezcla de café y jugos gástricos llenaban los zapatos de Louis que me miraba asqueado. Detrás de mi Donald resistía las ganas de vomitar quien arqueaba asqueado.
— ¡Demonios!— se quejó Louis observando sus zapatos,— ¡ve al baño de una vez, Eleine!, ¡largo de aquí! — me señaló tratando de limpiarse con un pañuelo y Taylor veía apenada la situación y se acercó a él para intentar limpiarlo
— Si quiere podemos arreglar...
— ¡No! todo lo que toca esa niña lo desarregla, eres un...
— ¡Si sigues hablando te vomitare en la boca idiota!— le reclamé nuevamente y Taylor me sostuvo apartándome de éste.
Taylor me sostenía del brazo, eramos louis y yo contra nuestros egos, hervía de la rabia al igual que él y tratando de tranquilizarme dándome apenas unas palmadas en la espalda, de nuestro alrededor Donald se había apartado tratando de no vomitar por el olor.
— Calma Eli, cálmate —susurraba a mi oído,—recuerda lo que te dijeron— me murmuró entre dientes y yo suspire tratando de calmar mis emociones — lo siento señor, ella esta... "Hormonal" envíanos la cuenta de su traje y sus medidas, yo le haré uno mejor— dijo buscando un adjetivo para intentar definirme y no imaginé que usara esa la palabra, disculpándose de manera tan majestuosa me arrastró por el pasillo para salir lo más rápido a llamar a alguien que se encargara del desastre.
Louis soltó una carcajada y arrojó el pañuelo engrasado a un lado.
— "Hormonal" no es la palabra, más bien creo que sería "lunática" la palabra perfecta— murmuró para él pero en un nivel de voz que podía escucharlo en nuestra huida del lugar.
Al llegar a la habitación me deje caer en la cama y Taylor se acercó a mi y sabía lo qué ocurría.
Estaba agotada por todos, Louis, Dominic, el abuelo, el mismísimo contador de la empresa... solo quería mi café sin azúcar y bien cargado en este momento.
¿No me cansaba de estos antojos asquerosos que solo me daban ganas de vomitar?
— ¿Por qué estás tan agresiva con todos?— preguntó preocupado y yo me hundí entre hombros.
— No me hagas esa cara de no tengo idea, él no tiene la culpa...—me regaño y yo lo observé sorprendida.
¿Ahora Taylor estaba de su lado? Apartando mi almohada a un lado yo lo observé llena de una sorpresa por su forma de tratarme.
— ¿Lo estas defiendo? ¡Ese idiota se merece eso y más!— le reclamé molesta y Taylor cruzó los brazos sin aprobar mis acciones— tú eres quién no debe mirarme así, el idiota ese siempre me ha molestado e incluso me obligó a darle parte de mi herencia solo para ayudarme, o sea; le estoy pagando para ayudarme prácticamente —me quejé y ella suspiró cruzando los brazos.
— Eli, el mundo es así y no creo que debas satanizar a ese hombre, si es "presumido" o "estirado" viene siéndolo, pero todos en este mundo lo son...—me señaló y yo me burlé ante aquella justificación.
— Mi abuelo no es así— me quejé riéndome.
— ¿Es enserio? Si tu misma lo dijiste, y si te das cuenta ese hombre es igual a tu abuelo según tus historias, solo estabas acostumbrada a vivir en tu mundo de paz y no querías tomar responsabilidades, él...
Antes que continuara le tome los labios para cerrarlos y lo vi molesta.
— ¿Lo estás defendiendo? ¿Acaso no recuerdas que el idiota me iba a atropellar?
Apartando mi mano, giró los ojos y suspiro
— Eli, estás creo que "sobre exagerando" la situación...—respondió haciendo comillas con las manos, el sarcasmo estaba presente en la conversación,—sólo trata de conocerlo y hacer tu trabajo ¿O no quieres salvar el Hotel?— preguntó y fruncí los labios,
Taylor tenía razón... Cómo siempre.
Apartándome me acosté en la cama y allí me ponía a terminar el trabajo pendiente, no podía regresar a la oficina ya que me avergonzaba lo suficiente para no querer cruzarme a Donald o a Louis, ¿acaso yo tenía un karma que pagaba en esta vida?
Al día siguiente, no podía evitar mi responsabilidad y con mi mejor traje rosado y mi cabello recogido me dirigía a la oficina, y con la noticia de mi asistente que debíamos inventariar todo, me volví a encontrar con Louis.
Alli estábamos frente a frente, con un metro de distancia y varias cajas a nuestro alrededor de toallas , productos de limpieza, entre otras cosas de limpieza. Estas acciones las podían hacer los asistentes, pero no.. esa mañana debíamos supervisar todo y en la tarde despues del almuerzo otra vez lo tendría que ver.
En silencio él me hablaba solo para lo necesario, me sentía agobiada y peor aun intentaba llevarme bien con éste pedazo de escultura de hielo. En otro universo donde yo hubiera estado viviendo bajo el techo de mi abuelo habían dos pretendientes importantes para mi matrimonio arreglado:
El primero era Donald; un joven torpe que siempre acompañaba a su padre al hotel y muchas veces era invitado frecuente a mis fiestas de cumpleaños y yo lo era a las de él sin importar que yo era mucho menor que ese grupo de niños, y a las del sobrino de Donald, quien era Louis; el hijo de su hijo mayor que se había ido a vivir a Londres y solo venía en año nuevo y en algunas ocasiones especiales.
Al ser muchos años mayor que yo jamás lo hubiera visto como un interés amoroso, y tampoco recordaba su rostro en esa época, tal vez seguía siendo igual a ahora, con gruesas cejas y con el ceño fruncido ya que siempre observaba a todos con esa mirada de "superioridad" por tan solo por haber crecido en una familia acomodada y haber estudiado en los mejores colegios de Europa con miembros de la realiza incluso, pero todo esto era un supuesto mundo perfecto para mi, pero si hablábamos del "mundo perfecto" de mi madre, ella tal vez no me hubiera tenido a los dieciocho y yo no hubiera existido y posiblemente ella hubiera sido quien se hubiera casado con Louis.
Pero todo esto era parte de mi imaginación tan solo para escapar de esta situación tan aburrida, ¿quién pasaba una tarde entera con alguien tan poco amable que solo decía: "anota eso, lee eso, pásame eso..."
— ¿Qué opinas de esto?— preguntó señalándome una especie de lista.
Yo levanté mi rostro y trate de no verme que simplemente lo ignoraba durante estas cinco horas que estábamos encerrados en unas torres de papeles que nos cubrían evitando vernos...Y él levantó el bolígrafo hacia mi.
— ¿No estabas prestando atención verdad?— pregunto sacudiendo su cabello con su otra mano y me encogí entre hombros y asentí...
— Solo estaba...
— No hables,—dijo inmediatamente irritado, ya teníamos un día juntos y no podía ser peor con el historial del día anterior—solo ve.. está relación — señalo una relación entre las cuentas de libro diario que nos habian entregado la recepción, a su lado la de contabilidad y la de contabilidad que era entregado a mi abuelo...
— Está... — dije observando la diferencia entre los dos últimos números...
Había una diferencia entre un 1 y 2 ¿estaba leyendo mal?
— Es una diferencia pequeña, pero si nos ponemos a ver en una semana por cliente serian mas de 100 dolares y en este Hotel no solo esta un solo cliente, hay diferencias en cuentas...
— Todos tienen un número distinto... ¿eso significa que...
— Te están robando Eli—me respondió con seguridad—, y no podemos decir quien dice la verdad y quien no... debemos hacer una auditoría y supervisarla... Porqué éstos números...— dijo señalando los números que variaban.
— ¿Nosotros? Pero..
— Si, nosotros Eli, ¿vas a confiar en unos extraños? Este trabajo está bien realizado, demasiado.. ¿ves los detalles de los céntimos?— preguntó y yo asentí tratando de no preguntarle más ya que no entendía. Yo afirmaba de arriba abajo y él sonrió de forma rara.. —¿No entiendes, cierto? — casi que se sentía triunfante de alguna manera, y yo suspiré resignada.
— ¿Tanto se me nota?— pregunté y se hundió entre hombros y se aflojó la corbata.
— Yo tampoco lo comprendí, llevo días dándole vuelta a estos números y sumando, tuve que remontarme desde estos informes diarios de un solo huésped, mi papá... Por eso me di cuenta, entre el depósito, el inventario, las compras... todo esto no es fácil— me respondió y me sentí aliviada, si el "superhombre" no lo había entendido a la primera.
Yo me sentí aliviada , pero no por la razón que esta situación se estaba agrandando saliéndose de mi control, simplemente me sentía aliviada porque no era mi culpa... No había sido mi culpa.
Levantándome para tratar de calmarme entre este alivio y a la vez una especie de ansiedad que me invadía, mi cabeza me daba vueltas, sosteniéndome del filo de la mesa Louis se levantó de su asiento lleno de preocupación
Con delicadeza me tomó de los hombros, buscando darme una especie de apoyo como si olvidara quien yo era y solo me veía llegar una... chica en peligro.
— ¿Estás bien? Te veo pálida, estás muy pálida, Eleine...— dijo sosteniéndome en sus brazos, el perfume que brotaba de su ropa me mareaba mucho más, sintiendo arqueadas por ese aroma a macho semental que penetraba mis paredes nasales.
— ¿Por qué no cambias de perfume? Ese que usas me da asco— dije apartándome y sorprendido me miro y estalló en una carcajada...
— En verdad Cafecito, eres una idiota insensible — dijo en una burla y levanté la ceja.
— ¿Cómo qué insensible? Mas insensible eres tú, idiota... aléjate de mí — me quejé sacudiéndome sus manos de mis brazos y se apartó retrocediendo con las manos alzadas como si fuera un delincuente frente a la policia.
— Sí lo fuera, tú no estarías trabajando a mi lado... No sabes que tan insensible puedo ser, señorita "Cafecito"— me respondió sarcástico y yo gire los ojos...
"Genial, ¿qué era esto? un intento de ¿Badboy?" lo que me faltaba. A mis treintitantos estar escuchando estas estupideces de adolescente.
— Lo que digas... Zopenco— murmure en voz baja.
— ¿continuamos trabajando o nos consultamos un rato más?—pregunto sarcástico y de mala gana me senté a su lado, pero empujándome con la pierna me alejé un poco más de aquel idiota.
Y a pesar de esta discusión entre nosotros, yo no dejaba de pensar en lo que ocurriría en mi hogar, todo lo que ocultaba estos números que a fin de cuenta era una diferencia de decimales, pero si los sumaba por cada cliente que se había hospedado en quien sabe cuánto tiempo, daba más de lo que esperaba.
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