Capitulo 1: No es un final.

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Todo estos cuatro años después de regresar de Turín de una enorme casa de campo sin ruidos de la ciudad a estar en una pequeña habitación de un departamento cercano al ruidoso centro de New York, con la luz traspasando las ventanas corrí las cortinas para iluminar la habitación y dirigirme hacía la cama donde se ocultaba entre las sabanas y edredones una pequeña silueta que babeaba sin detenerse la almohada.

Y decía que yo era quien mojaba cada vez la almohada por esa enorme cantidad de saliva que muchas veces empapaba la sábana.

— Eliene despierta, llegaras tarde — la llame con delicadeza, aquellos rizos se asomaban por la sabana y al jalarla se volvió a cubrir como una niña caprichosa y Suspire para buscar algo de paciencia a primera hora—Eleine, tienes trabajo...

— ¡No quiero ir! —se quejó como una niña haciendo puchero y se enrollo nuevamente en las sábanas.

Habían pasado ya varios años y su carácter que me había enamorado seguía alli.. ¿era acaso un masoquista que disfrutaba sus malcriadeces o haber pasado mi vida encerrado gran parte rodeado de hombres mi había atrofiado los gustos?

— Eleine tienes una reunión con un ejecutivo, no puedes quedarte a dormir todo el día, tienes responsabilidades y obligaciones. Bienvenida al mundo adulto.— la regañe apartando las cobijas y ella se levantó un poco de la cama y se limpió los ojos

— Si me das un besito y cariñito puede que me levante— murmuro haciendo puchero y yo gire los ojos.

— Te doy tu besito si te vas a cambiar de ropa— le dije mientras apretaba sus mejillas y ella negó con la cabeza— Hice tu desayuno favorito, sí no te levantas Joe será quien lo disfrutara— le susurre haciendo que se levantara rápidamente y se fuera desvistiéndose camino al baño.

¿Su desayuno preferido? Era el mismo que el de Joe: tostadas al estilo Pizza. Simplemente debía preparar varias piezas de pan en el horno y agregarle los contornos de una pizza, por lo visto criaba dos adolecentes. Y no solo era levantar a Eleine, si no al prototipo de adolescente que consumía mi dinero en cosas innecesarias cómo un forro para audífonos o muñequitos de series y ese era: Mi hijo.

Dirigiéndome a su habitación dos puertas después de la nuestra, toque sin éxito la puerta... comenzaba la rutina de despertar al amable niño.

— ¡Joe baja a comer!— le grité tocándole la puerta.

— Deja de tocar mi puerta!!— grito desde el otro lado.

— Que yo sepa esta puerta esta en mi casa y cómo esta en mi casa ¡No es tú puerta!— le grité molesto y escuche sus gritos de fastidio y varios golpes en la mesa.

Luego de un rato de insistir en que tiraría al suelo la puerta si no iba a clases salió Joe. Aquél muchacho que una vez fue "tierno" y corría detrás de mi sin querer dejarme ir cuando era un niño pequeño, se había convertido en aquél adolescente rebelde de cabello largo a los hombros y con dos audífonos redondos en sus orejas como si fueran una extensión de él. Si tan solo en un momento le hubiera respondido así al señor Elliot o solo girarle los ojos en frente, él mismo hubiera descargado su pistola contra mi.

Siempre decía que la disciplina era necesaria, en el seminario con mi tío abuelo recibí tanta "disciplina" que para ser un grupo de hombres que practicaban la ley del perdón y que el castigo era por parte Dios, sus sentencias eran mucho peor que las de mi padre, el señor Elliot debió asistir a un taller de tortura al estilo " santa inquisición" yo aun podía ver en mis rodillas esos pequeños agujeros de las veces que rezaba arrodillado en el jardín en medio del sol solo por tardarme 10 minutos al despertarme y no llegarme a los rezos matutinos.

¿Pero Joe? Allí estaba sacándome canas de todos los colores, y ya se notaban en mis patillas.

— Joe, hay tostadas en forma de pizza...¿Vas..

— ¿Y no son todos para Eleine?— me interrumpió sarcástico. No era que la odiara, pero a veces sentía que tenía celos. No sé si era del espacio de Eleine en mi vida o que ella no compartía todo su tiempo con él.

— También hay para ti, ven a la mesa.— dije tratando de sacar la paciencia de donde no tenía. De mala gana fue detrás de mi arrastrando los pies sobre la madera. Detrás de él yo iba aguantando las ganas de regañarlo o golpearlo para que dejara aquél ruido y al menos antes de hablar salió saltando Eleine a la cocina deteniéndome de empezar a gritar tan temprano.

— ¿Qué paso gruñon? ¿No me vas a dejar comida?‐ preguntó mientras le quitaba una tostada del plato y él se la volvía a colocar.

— No deberías comer eso, estas como una vaca— le dijo riéndose y yo gire los ojos ya empezaba la misma situación de todos los días.

— ¿Y tú? Con toda esa onda de "Soy músico especial" eso no sirve con las mujeres— le replicó de mala gana.

Eleine era la única que era cercana a Joe, que a diferencia de mí, me trataba cada vez mas como si yo fuera un desconocido y a pesar de ser reservado, con ella reía y bromeaba como siempre... y estas eran las razones por la cuál siempre veía que Eleine estuviera al día con sus anticonceptivos trimestrales, otro hijo para mi iba a ser un desastre ya que si a penas podía con uno ¿cómo sería lidiar con un adolescente y un bebé?

— ¿amor? ¿Me pasas el queso?— me pidió con una sonrisa y despertándome de esa pesadilla de imaginarme a Eleine, un bebé y a Joe juntos y llorando todos al mismo tiempo, Le extendí el tazón aterrado por esas extrañas imágenes en mi mente.

— Hoy tengo que ir a una excursión del colegio.— dijo Joe sin importancia mientras picaba su pan.

— ¿Otra? Creo que fuiste la semana pasada y...

— Sí " papá" otra, otra y otra. al menos no son como las del colegio católico todas aburrida— me interrumpió con fastidio, en verdad este niño me estaba colmando la paciencia.

— Pero era el mejor colegio...— y antes de empezar a pelear Eleine nos interrumpió.

— Termina de comer Joe, que yo te llevo al colegio.— dijo con dulzura para suavizar la situación.

Ella me había convencido de sacar a Joe del maravilloso colegio donde estaba, como si ella fuera..., bueno ella era su madrastra y lo trataba lo mejor que podía, pero muchas veces me sentía en un equipo donde no figuraba.

Esto era "Joe y Eleine vs Yo" y sólo estaba yo en mi equipo. Mientras comían yo solo veía el contraste de los dos frente a mi, me sentía que muchas veces no los conocía, Eleine hablaba cosas que no le entendía y Joe se volvió un prototipo de pandillero ¿en que momento me había equivocado?.

Al finalizar el desayuno, Joe se fue a buscar su bolso, me acerqué a Eleine y la sujete de la muñeca, observando cómo estaba vestida y la forma en la que me miraba con esos enormes ojos que me hacían sentir incómodo, a pesar que se había puesto ese perfume que tanto me encantaba y usaba una falda corta con una blusa blanca con algunos botones abiertos, con su cabello recogido solo me daban ganas de soltarlo y poseerla aquí mismo, pero su respuesta era otra.

— ¿Qué ocurre?— preguntó con frialdad.

— ¿Qué paso Eleine?—- le respondí extrañado por su actitud.

— ¿Qué pasó de qué? ¿No puedes tratar a Joe con más cariño? ¿Crees que no me di cuenta como lo mirabas como si fuera...

— ¿Cómo si fuera qué Eleine? Tú eres la que le has permitido hacer lo que quiera, mi padre me abofeteaba si llegaba tarde a comer y...

— Dominic— me interrumpió molesta— esto no es la mafia, no estamos en una pandilla para que golpees a Joe, sé que puede ser un dolor de culo, pero es un adolescente y está creciendo sin su madre debes entenderlo y dejar que si quiere ser un "músico" si no lastima a nadie y no baja sus notas está bien— me dijo con firmeza y yo gire los ojos.

— No es que sea de la mafia, pero ve en lo que se convierte, yo crecí con mi padre ausente y sabiendo lo que tramaba en la calle, puedo asegurar que estoy bien— no era un buen argumento, pero para mi lo era—. Hace unos meses quería programar computadoras y meses atrás quería practicar Karate ¿qué pasa si un día aparece fumando cigarrillos y teniendo sexo con cuantas niñas se le aparece? O peor... Hombres..— le murmure aterrado por la idea y ella apartó mi mano de su brazo y sus ojos se convirtieron en dos llamas que si pudiera asesinar a alguien, yo sería su victima.

— Dominic, no seas tan mente cuadrada no estamos en un convento— me señaló irritada — además, sí él quiere tener sexo ¿Por qué no puede? Ya yo le di la charla, yo empecé mi vida sexual a los catorce y mírame... no me salió una tercera pierna de la vagina, si otros — me miró de arriba abajo y antes de reclamarle el solo tema de que había hablado de sexo con mi hijo me interrumpió — decidieron ir a un convento es otra cosa, además si vamos a juzgarnos tú te acostaste con una mujer usando hábitos ¿ "diosito no te observó"? — se burló con cinismo y se alejó dejándome con la palabra en la boca.

Había vuelto a ocurrir, Eliene estaba en el mismo equipo de Joe, mientras que yo siempre estaba sólo. Y así me quede todo el día, limpiando y en mi ordenador trabajando ya que no quería salir debido a ese cambio de ánimos.

Siempre los amigos de Eleine e incluso su madre, preguntaban de que yo vivía o si seguía en los mismos pasos qué los hombres de mi familia. Por lo visto ella adoraba decir que se había "casado" con un respetable mafioso para sentirse cómo en un film de Martin Scorsese. Pero en realidad, yo era un Nerd de las matemáticas y finanzas al igual que mi padre. La primera vez que pise la prisión fue cuando obtuve mi título en finanzas a correspondencia, pero no fue el final de mi historia ya que cuando decidí ir al convento nuevamente y con un cargo de agresión detrás de mi hábito ... bueno había sido de homicidio en defensa propia por el tipo que quería abusar de mi hermana, allí yo manejaba las cuentas e iba al mercado con Fernando todos los domingos por insumos hasta que dejé ese sitio, y luego de morir mi tío abuelo dejó una enorme herencia a mi nombre que decidí invertir en la bolsa.

"Sí Dios me daba el talento, no iba a desaprovecharlo" un pequeño capital que crecía y se multiplicaba y al cabo de estos años tenía lo suficiente para mandar a Joe a una buena Universidad, tal vez lo veía cómo el primero en la familia en graduarse en América posiblemente en Harvard o Stanford... también tenía lo suficiente para que estudiara en Oxford... tenía una vida resuelta, pero Eleine, ella tenía sus propios intereses como siempre, tampoco la iba a alejar de su familia ahora que había logrado acercarse nuevamente a sus raíces.

Era un día como cualquier otro, otro día en mi vida siendo un idiota con mi hijo y con Eli...

Al caer la noche el timbre del departamento sonó, Joe no había llegado a casa aún por lo que podía ser él o Eleine que dejó sus llaves nuevamente en la oficina. Levantándome del sofá, dejé a un lado la laptop y asomándome por el ojo de la puerta me lleve una gran sorpresa.

No esperaba esta clase de visitas...

— Pasa adelanté, siéntete como en casa— le dije aun procesando la situación.