Undécima Ronda: Parte 2
Hela notó como Isami Kondo cada vez tenía más facilidad para acabar con sus esbirros esqueléticos, pero la diosa de la muerte tenía muchos ases bajo la manga aparte de invocar cadáveres andantes.
"Eres muy hábil, eso hará que me cause más placer cuando vea tu espíritu quebrado en mil pedazos, al fin y al cabo, los hombres fuertes por fuera, son muy débiles por dentro" Habló Hela mientras veía como el espadachín japonés mantenía las distancias con ella por el momento, ya sea para descansar un poco sus músculos o porque no quería caer en alguno de sus hechizos, lo cual era un jugada inteligente pero lo desgastaría poco a poco pues no tenía nunca la oportunidad de descansar ante la aparición continua de esqueletos por todas las calles de la ciudad japonesa.
"El espíritu de un espadachín jamás queda quebrado, nuestro orgullo siempre prevalece" Respondió Isami Kondo con orgullo mientras agarraba un escudo de un esqueleto y volvía a avanzar rápidamente hacia Hela, la cual ésta vez sí se mantenía más alerta por si algún otro hueso puntiagudo era lanzado.
La nigromante destrozó el escudo oxidado que había robado el japonés con suma facilidad usando sus llamas azules, pero eso fue suficiente distracción, Isami Kondo aprovechó esto para saltar justo cuando la llamas rompió el escudo, Hela pudo reaccionar a tiempo e invocó decenas de esqueleto en un solo chasquido de dedos para bloquear su salto mientras ella retrocedía, funcionando pero sorprendiendo a Hela pues 30 esqueletos de tamaño normal habían sido cortados de un solo corte de esa enorme katana, parecía ser cada vez más hábil conforme pasaba el tiempo.
"¡Hela logra salvarse de ser cortada por la mitad! ¡Pero sus esqueletos no parecen ser una amenaza para el humano!"
Hela sonrió, el momento perfecto. "Destrozaré tu espíritu" Habló Hela y al momento, de su mano salió una gran cantidad de niebla que comenzó a extenderse por toda la ciudad, no dejando reaccionar al espadachín, cayendo en aquella niebla de lleno.
"¡Esto es un problema! ¡Una niebla se ha extendido por toda la arena y ni siquiera yo puedo ver a través de ella!"
Exclamó Heimdall totalmente sorprendido, y todos los espectadores compartieron esa emoción, incluso Goll, que parecía estar mucho más ansiosa que antes, levantándose de su asiento para tratar de mirar mejor la arena, pero era en vano.
Isami Kondo no podía ver absolutamente nada, pero eso no le importaba, los espadachines eran entrenados para atacar usando todos sus sentidos, no solo la vista, podría escuchar los pasos o gruñidos de esos muertos vivientes y cortarlos en pedazos, lo complicado ahora sería localizar a Hela.
"¿Verdaderamente crees que eres fuerte? ¡No lo eres! ¡Veremos cuánto aguantas ahora!" Isami Kondo escuchó la voz de Hela como si estuviera a solo unos pocos centímetros, pero cuando el espadachín movió su katana se encontró con que no había nadie.
"Esto no hará la diferencia" Habló Kondo firmemente mientras agudizaba su sentido del oído para sentir los pasos que estuvieran a su alrededor, la unidad del Shinsengumi estaba acostumbrada a las emboscadas nocturnas.
Efectivamente, comenzó a escuchar el sonido de pasos acercándose a él y, blandiendo su enorme katana, cortó eficazmente a un grupo de esqueletos que se acercaban a su posición, y así continuó durante unos cuantos minutos, Isami Kondo ya comenzaba a notar el sudor cayendo por su cuerpo y sus músculos comenzando a tensarse por el esfuerzo sin descanso que estaba ejerciendo, pero podría aguantar mucho más sin ningún problema, los miembros del Shinsengumi eran entrenados para ello.
Volvió a escuchar unos pasos en su espalda, por lo que se giró y cortó eficazmente a quién se acercaba, pero su rostro firme cambió drásticamente cuando observó el aspecto de quién había cortado por la mitad, era su pupilo, Soji Okita.
"No puede ser... Tú estás muerto" Kondo no cedió, todo seguramente era una ilusión de Hela, no se dejaría embaucar por esos trucos.
"¿Kondo? ¿Por qué nunca puedo vivir? ¿Acaso no merezco vivir?" Dijo la ilusión de Okita antes de caer al suelo, Isami Kondo pareció alterarse, si fuera una ilusión se habría desvanecido.
"No, ¡No caeré en tus trucos Hela! ¡Okita peleó por su honor y cayó gloriosamente!" Gritó Isami Kondo mientras no retrocedía ante el supuesto cuerpo de Okita todavía en el suelo.
"¿Entonces por qué estás peleando? Yo lo hago por mi padre, ¡Tú quieres vengar a tu pupilo!" Se escuchó la voz de Hela desde el interior de aquella niebla, Isami Kondo no negó su afirmación, puede que sea cierto, como dijo a las valkirias, todavía siente dolor en su corazón por la muerte de Okita durante el primer Ragnarok.
Esas reflexiones hicieron que no notara que la supuesta ilusión de Okita volviera a levantarse y reaparecer totalmente curado del corte, y volvió a acercarse a Kondo. "Kondo, ¿Por qué peleas? ¡Acaso no eres capaz de aceptar mi muerte! ¡¿Dónde está tu orgullo japonés?! ¡Se supone que eras mi maestro!" Gritó Okita mientras Kondo no sabía bien cómo reaccionar.
"¡Kondo, no te dejes engañar!" Gritó Hrist desde su volunt, pero Isami Kondo no le respondió, parecía haber entrado en una especie de trance.
"Isami Kondo, bienvenido a la Niebla de la perdición, quién se deje engañar por mi niebla quedará en trance hasta se pierda en el Hellheim, o en este caso, hasta que muera" Habló Hela, sabiendo que había logrado romper el espíritu de Kondo y, por haber entrado en aquel trance, era incapaz de escuchar nada que no sean las ilusiones.
"¡Eres escoria! ¡¿Por qué peleas!? ¡Yo nunca dije que fueras a vengar mi orgullo!" Gritó el supuesto Soji Okita con sus ojos rojos viéndose a través de su pelo, Kondo pareció ser incapaz de contestar, estaba en shock, al fin y al cabo, su pupilo tenía razón, ¿Por qué estaba peleando siquiera?
"¡Ahora deja de pelear y deja mi muerte tranquila!" Gritó Okita, haciendo que Kondo abriera los ojos siempre entrecerrados, siendo de un color verde esmeralda mientras unas lágrimas salían de sus ojos, él estaba rompiendo el honor de su querido pupilo, ¿Por qué debería seguir peleando?"
Esa situación hizo que Hela comenzara a reír sin parar, le encantaba quebrantar el espíritu de esos supuestos hombres fuertes y robustos, ella estaba arta de las personas fuertes, nadie había logrado escapar nunca de las ilusiones de su niebla de la perdición, era mucho más potente que las míseras ilusiones que creó Asmodeus en la segunda ronda, las suyas eran las encargadas de llevar a los caídos a su reino, y ahora le serviría para terminar el trabajo.
Pero había algo con lo que Hela no contaba, que el volunt es la unión temporal de dos almas en una sola.
Isami Kondo iba a soltar su espada, pero, de repente, un gritó se escuchó dentro de su cabeza. "¡No te dejes engañar por esa hija de puta!"
Ese grito lo desconcertó, sentía que reconocía esa voz pero no era capaz de reconocerla, la valkiria Hrist estaba luchando para comunicarse con el espadachín sin descanso mientras Hela se acercaba tranquilamente hacia Isami Kondo, convencida de que ya había ganado.
"¡Recuerda! ¡Okita no era así!" Gritó Hrist de nuevo, haciendo que Kondo repita esa frase en un susurro, fue entonces que su mente comenzó a reproducir un recuerdo en concreto, uno que guardaba con cariño de su pupilo.
(Flashback, Valhalla, anterior Ragnarok)
Soji Okita se encontraba preparándose para pelear, era la duodécima ronda, iba a hacer volunt con la mismísima líder de las valkirias puesto que si ganaba a Anubis la humanidad se alzaría victoria con siete victorias.
"Adiós Kondo, anímame desde las gradas" Dijo Okita con una sonrisa suave mientras sus ojos rojos se mostraron, pero no con ira ni éxtasis, sino con cariño.
Isami Kondo se quedó en silencio, con una mirada seria, bajó la cabeza para mirar al pequeño de menor estatura y finalmente habló. "Ganes o pierdas, recuperarás en honor que no pudiste ganar, eso es lo que importa" Habló el maestro de Okita mientras le daba una sonrisa algo forzada, provocando que Okita sea ahora el que le dé una lección moral a su maestro.
"Kondo, ¿De verdad piensas que el honor es más importante?" Preguntó Soji Okita con una mirada seria, Kondo suspiró mientras contestaba.
"Es lo que está no sólo en la cultura de los espadachines, sino la de todo Japón, el honor siempre ante todo" Fue lo que contestó Kondo, recibiendo una mirada enojada de Okita.
"Sabes Kondo, si fuera al revés y tú murieras peleando, odiaría a los dioses a muerte, ¡Por mucho honor que haya de por medio querría vengar tu muerte! ¡Para mí eso es más importante!" Contestó Soji Okita con un grito de indignación pero también con la voz rota.
"Okita no deberías-" Kondo quería objetar algo en contra, pero fue interrumpido por un abrazo del pequeño Okita, el cual se aferró a su maestro con fuerza mientras comenzaba a llorar, aunque sea un gran espadachín, no había que olvidar que era un niño después de todo.
"Ganaré esta batalla, pero si no lo hago, espero que tú hagas lo mismo que yo" Habló Okita mientras seguía llorando, haciendo que Kondo no pueda evitar derramar lágrimas mientras observaba a su pequeño pupilo aferrarse a su cuerpo como si fueran padre e hijo.
Y continuó llorando un poco cuando Okita se marchó para hacer el volunt y comenzar a pelear.
(Okita peleó y perdió, Kondo tuvo se aferró a sus ideales japoneses de honor tan profundamente que no fue capaz de aceptar la muerte de Okita, pues no era capaz de vengar su muerte siquiera, fue por eso que se dejó llevar por sus emociones y pelear finalmente en este Ragnarok)
(Fin del Flashback)
Esa conversación había sido incrustada en su mente desde entonces, la misma le hizo derramar unas lágrimas mientras salía del trance, y en cuanto lo hizo vio la ilusión de Okita pero también a la propia Hela acercándose entre la niebla, alzando la mano para acabar con él.
"¡Okita nunca tuvo en cuenta estos ideales! ¡Vengaré su muerte aunque sea una falta de respeto a nuestra cultura!" Gritó Kondo mientras cortaba a la copia de Okita por la mitad con tanta brutalidad que la enorme katana también cortó la mano esquelética de Hela, haciéndola gritar de dolor mientras retrocedía y la niebla comenzaba a desvanecerse.
"¡Eso es, toma eso hija de puta!" Gritó Hrist mientras Kondo se limpiaba las lágrimas y respiraba entrecortadamente por el esfuerzo mental que tuvo que hacer.
"¡La niebla se ha disipado! ¡Y lo primero que vemos es que Hela ha perdido una mano!"
Comentó Heimdall, haciendo que el público vuelva a prestarle atención a la arena.
Isami Kondo observó que ese supuesto Soji Okita era realmente un esqueleto que había sido envuelto en una ilusión.
Hela miró al espadachín en completo shock mientras agarraba su mano cortada. "¿¡Cómo es eso posible!?" Se preguntaba la diosa de la muerte con mucha frustración, Kondo la miró con seriedad.
"Tengo que admitir que casi me matas, pero tuviste la mala suerte que te tenía al mejor niño de la historia como pupilo y a la mejor valkiria a mi lado para abrirme los ojos" Contestó con firmeza mientras sonreía confiadamente, haciendo que Hela, por primera vez, muestre una emoción de enojo.
"¡Maldita sea!" Gritó Hela mientras lanzaba un hechizo y así, invocó 10 esqueletos grandes con armaduras y mazas.
Hela ordenó a sus esqueletos ir a por Kondo mientras ella observaba todo con el ceño fruncido, odiaba a la gente fuerte, pero seguía sin comprender, ¿Cómo pudo escapar de la niebla únicamente por un recuerdo de ese chico? Ella no entendía.
"Padre, ¿Qué está ocurriendo?" Continuó hablando Hela a su difunto padre mientras apretaba su mano con piel por la rabia que sentía.
"¡No te vas a interponer en mis planes!" Gritó mientras invocaba aún más esqueletos, además, todavía tenía muchos hechizos donde demostraría que realmente ese hombre fuerte caería a sus pies totalmente quebrado.
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Bueno, hasta aquí el capítulo, espero que os haya gustado, pueden comentar su opinión si lo desean.
Ahora sin nada más que decir, adiós.
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