Última ronda: Parte 1
Surt no perdió el tiempo y, en cuanto Heimdall dió la señal, trató de aplastar a Jesucristo de un puñetazo aprovechando la diferencia de tamaño, ya que, aún cuando el gigante de fuego parecía ser más pequeño de lo que decían los relatos, medía cerca de tres metros y medio.
Heimdall, al observar eso, dió un salto, posicionándose en las gradas, sabiendo que tendría que comentar desde allí otra vez o tenía el riesgo de morir como daño colateral.
Aquel puñetazo fue detenido en seco cuando Jesucristo bloqueó el golpe usando la cruz que llevaba como si fuera un escudo, sorprendiendo al gigante de fuego, pues el objeto no ardió cuando tuvo contacto con él, significando que no estaba hecho de madera por mucho que lo pareciera.
"¡Surt no pierde el tiempo y arremete rápidamente contra su oponente! ¡Pero Jesús logra bloquearlo con esa especie de cruz que ha usado como escudo!"
"Interesante" Dijo Surt con una sonrisa, Jesucristo contestó con una mirada seria, observando que, aún así, la cruz había recibido una marcha en el centro, siendo señal de que debía de pasar al ataque, pues no aguantaría muchos golpes del adversario, pero no pudo hacerlo, pues el gigante de fuego comenzó a dar más puñetazos, obligando a Jesús a continuar usando la cruz para defenderse.
"¡Surt no da tregua! ¡¿El arma de Jesucristo será capaz de aguantar tantos golpes?!"
"¡Muere, muere, maldito renacuajo!" Comenzó a decir Surt entre risas de puro éxtasis, era evidente que la cantidad de tiempo que acabó encerrado en lo más profundo del infierno lo hicieron desear una batalla como esta, él era alguien sádico y violento, le encantaba pelear con sus adversarios antes de reducirlos a polvo, y Jesucristo sería el primero en sufrir ese destino, le serviría de entretenimiento y luego le reduciría a cenizas.
La cruz comenzaba romperse levemente y mostrando marcas de las grandes quemaduras que provocaría recibir uno de los golpes de Surt, pero Jesucristo no se amedrentó, sino que esperó el momento adecuado, y llegó cuando el gigante de fuego comenzó a reír más que golpear por su sadismo y placer por el sufrimiento, éste aprovechó eso para apartar su cruz de enfrente y pasar al ataque. Inesperadamente para Surt, Jesucristo saltó (dejando su cruz en el suelo) hacia él, haciendo reír al gigante de fuego, pues pretendía golpearlo con las manos desnudas, seguramente solo conseguiría quemarse e incluso reducir a cenizas sus propias manos.
"¡Imbécil! ¿¡Qué tratas de conseguir con es-!?" Comenzó a decir el gigante de fuego, pero calló abruptamente cuando sintió dolor en su cuello, fue entonces que se dió cuenta que Jesucristo realmente no iba a golpearlo con sus puños, sino que sacó una especie de corona de espinas que se había adherido a su cuerpo, para luego, volver hacia donde estaba su cruz.
"¡¿Qué clase de espinas son éstas?! ¡Deberían de haberse quemado al hacer contacto conmigo!" Comenzó a gritar Surt con rabia, el hijo de uno de los tres dioses infinitos le contestó con seriedad.
"Estas coronas de espinas con especiales, hechas por los mismísimos ángeles, absolutamente nada puede destruirlas, además de aferrarse al cuello de su víctima, será una herida constante que te irá desangrando" Jesucristo no estaba feliz con utilizar métodos tan rastreros para asegurarse la victoria, pero era necesario en este caso.
Surt se quejó mientras algo de lo que parecía ser sangre comenzaba a caer de su cuello, curiosamente, esta sangre tenía propiedades ígneas, calcinando el suelo donde cayó y obligando a Jesús a retroceder.
"¡Jesucristo ha jugado inteligentemente! ¡¿Será eso suficiente para vencerlo en una batalla de desgaste?!"
Los humanos estaban eufóricos, todos animando a su representante y celebrando ese movimiento a su favor, Jesucristo los saludó con una breve sonrisa, pero todo el ambiente se volvió tenso cuando escucharon al gigante de fuego comenzar a reirse como un demente.
"¡Maravilloso! ¡Simplemente maravilloso! ¡Pero esa mierda no me matará!" Gritó Surt mientras reía para, acto seguido, extender su brazo para invocar una especie de espada gigante de un fuego extremadamente azulado, pero había algo extraño, pues en el mango de la espada ígnea había una gema negra agrietada.
"¡Mira lo que le hago a tu mierda de estrategia!" Gritó Surt mientras usaba la espada para autolesionarse el cuello a costa de poder enterrar el arma mucho más profundo que la corona de espinas y así romperla, derramando más sangre ardiente que obligó a Jesucristo a usar su cruz para protegerse, la cual estaba cerca de colapsar.
"¡Surt ha logrado liberarse del yugo de la corona de espinas con su espada a costa de autolesionarse!"
"¿De qué material está hecha esa espada? No se suponía que pudieras romperla" Dijo Jesucristo mientras miraba al gigante de fuego con el ceño fruncido, éste contestó con una sonrisa que incluso demostraba excitación al ver el rostro confundido de su adversario.
"Esta espada puede acabar con todo lo que me intentes lanzar, todo gracias a las estupideces de tu padre y sus amigos" Al decir eso, absolutamente todo el mundo quedó mudo, incluso Jesucristo, pero esto no acabó, pues el gigante de fuego continuó.
"¿Quién esperaría que la debilidad de los materiales angelicales sea el polvo cósmico? ¿Es increíble, verdad?" Surt dijo eso con la intención de provocar más confusión y desconcierto en su oponente, quería verlo enojado, que se enfrente con él con todo lo que tenía en busca de respuestas.
"¡¿De qué está hablando Surt?! ¿Polvo cósmico?"
Incluso Heimdall expresó su desconocimiento sobre el tema, Jesucristo, por su parte, apretó sus puños, tratando de contenerse, para desgracia de Surt, el hombre no se dejó llevar por la ira, sino que, con un suspiro, se puso en guardia y le contestó con seriedad.
"Eres un bocazas, por el momento no me has herido y te alegras por haber evitado mi trampa, pero realmente no te has esforzado por pelear de verdad" Esas palabras provocaron que Surt muestre un rostro confundido, pero fue sustituido por una sonrisa poco después.
"Tranquilo, me gusta jugar con los valientes guerreros que me hacen frente antes de acabar con ellos" Habló Surt, pero realmente no se le mostraba satisfecho, pues no había provocado a su adversario, sino que éste parecía más sereno que nunca.
De hecho, se escuchó griterío de las gradas de la humanidad, pero, sobre todo de una zona en concreto, allí estaban las personas más preciadas por Jesucristo, su madre la Vírgen María, sus preciados alumnos los apóstoles y su querida amiga María Magdalena.
"¡Ánimo, hijo mío!" Gritó la Vírgen María con preocupación en su rostro, siendo consolada por su esposo San José y por San Juan Bautista.
"¡Demuestra a ese monstruo lo que vales maestro!" Gritaron los apóstoles con sonrisas en sus rostros, todos ellos gritando a todo pulmón.
"Por favor, vuelve con vida" Dijo María Magdalena en un tono de voz más suave que prácticamente no se escuchó ante todo el griterío, pero su rostro fue captado perfectamente por Jesucristo, éste les devolvió una sonrisa y se volvió a girar hacia Surt.
"¿Escuchas eso? Ellos quieren que vuelva, a diferencia de ti, yo lucho por la gente que amo, ¡Por toda la humanidad! ¡Mientras tú únicamente luchas por placer!" Esas palabras, en vez de provocar ira en Surt, le hicieron sonreír y reír levemente.
"Para eso nací, para asesinar todo cuanto vea hasta que no quede nada, de hecho, en cuanto acabe contigo, iré a por las personas que has señalado en las gradas antes de que tu papaíto y sus amigos los maten indoloramente por la derrota de la humanidad. ¡Los haré sufrir!" Una vez más Surt intentó provocar a su oponente, quería verlo envuelto en furia, solo con eso se logran las mejores batallas, pero se sorprendió al ver que Jesucristo ni siquiera frunció el ceño, se mantuvo con la serenidad que había obtenido y le hizo un gesto con la mano.
"Pues ven a por mí, gigante destructor" Dijo el representante de la humanidad con una sonrisa que dió confianza en toda la humanidad y, inesperadamente, también provocó una mueca de molestia en Surt, pero solo duró unos escasos segundos antes de volver a esa sonrisa sádica.
"Tus deseos son órdenes" Contestó Surt mientras preparaba su espada ígnea, Jesucristo sabía que ese ser iba a usar esa arma, pero, inesperadamente, el gigante de fuego optó sorpresivamente por volver a intentar golpearlo con un puñetazo aplastante.
"Ésta vez no" Susurró Jesucristo antes de esquivar con eficacia ese puñetazo de Surt incluso con el peso de la cruz que llevaba en su hombro, cosa que también provocó algunas quemaduras pues su arma estaba ardiendo ante los constantes golpes que resistió anteriormente. Sorpresivamente, Jesucristo lanzó la cruz hacia Surt con una fuerza increíble, el gigante de fuego, inesperadamente, decidió dejarse golpear, recibiendo el golpe en el estómago, pero ni retrocedió, e incluso derritió un poco de esa parte de la cruz.
Mientras esto ocurría, el representante de la humanidad saltó también, pero con dirección hacia el rostro del enemigo, demostrando capacidades físicas superiores a cualquier humano.
"¿Adónde crees que vas?" Habló Surt mientras intentaba cortar a Jesucristo a la mitad con su espada, pero no pudo hacerlo pues su adversario sacó más coronas de espinas, mientras saltaba, pero no las usó como antes, sino que, con un movimiento las convirtió en espadas de espinas, las cuales chocaron con la gigantesca espada de fuego de Surt.
"¡Jesucristo parece estar sacando y combinando sus capacidades como hijo de uno de los dioses infinitos!"
Desafortunadamente para Jesucristo, no fue suficiente pues la espada de Surt, igual que antes, destruyó el material de las espadas de espinas, pero, al menos, sirvió para evitar ser partido por la mitad, todo formaba parte de su plan.
Ante ese choque donde se rompieron sus espadas de espinas, Jesucristo salió disparado con varias quemaduras por su cuerpo, pero, en vez de chocar contra la pared, todos observaron que la cruz, ahora medio rota por un lado y en el suelo, comenzó a crecer desmesuradamente hasta que Jesucristo chocó con ella, agarrándose en uno de los lados para evitar caerse.
"¡La cruz de Jesucristo ha crecido y detenido lo que parecía ser un brusco y doloroso lanzamiento hacia la pared!"
Surt no perdió el tiempo y volvió a preparar su espada para destruir la cruz, Jesucristo sabía que no podía perder el tiempo, por lo que rápidamente pasó de estar agarrado a estar de pie sobre la parte superior de la cruz, saltando sobre ella una vez que vio que no le quedaba de otra hacia el cuello herido del gigante de fuego. Surt acabó destruyendo la cruz en mil pedazos con la espada, pero Jesucristo logró llegar a su cuello y también consiguió tocar la herida sangrante antes de que Surt logre reaccionar y apartarlo de un manotazo con su otro brazo, lo cual lo hizo caer al suelo con brusquedad y con quemaduras por todo su cuerpo.
"¡Jesucristo apenas ha logrado tocar el cuello de Surt antes de ser golpeado por ello!"
Todos los humanos mantuvieron la respiración, observando como Jesucristo tenía todo su cuerpo cubierto de quemaduras y heridas, todas parecían graves, seguro que ya tenía algunos huesos rotos.
"¡¿De verdad pensaban en golpear mi cuello?! ¡Tu estrategia de basura con la cruz no ha sido suficiente!" Se burló Surt mientras reía como un demente, y eso era un hecho, la cruz estaba totalmente destrozada, pero una débil sonrisa en Jesucristo indicó que todo en su plam había salido bien.
"Yo solamente quería tocar su sangre con mi mano" Dijo Jesucristo mientras mostraba su mano derecha que, para horror de los presentes, se había quemado completamente y estaba medio derretida, básicamente, estaba inservible.
Surt iba a preguntar la razón de querer tocar su sangre, hasta que comenzó a notar como algo comenzaba a andar mal en su cuello, comenzando toser y comenzar a expulsar una extraña sangre que ya no tenía propiedades de fuego, el propio Surt tosió sobre su mano y observó el aspecto que tenía su sangre.
"¡¿Vino?!" Exclamó Surt mientras continuaba tosiendo, todo el mundo quedó sin palabras ante eso.
"¡Increíble, Jesucristo ha convertido la sangre de Surt en vino!"
"La inteligencia siempre ha sido superior a la fuerza bruta, al final todo tu poder solo era de boquilla" Dijo Jesucristo con una sonrisa, aunque estaba teniendo dolor por todo su cuerpo, sobre todo por la mano que tuvo que sacrificar para ello. Él era capaz de convertir cualquier líquido en vino, no solo el agua, y eso incluía esa especie de sangre ígnea del cuerpo de Surt.
"¡Eso no es suficiente para acabar conmigo!" Gritó Surt mientras que alzaba su espada y con su otra mano tocaba la gema agrietaba que se ubicaba en el mango del arma, nadie entendió el significado de eso, pero tampoco tuvo nadie de procesarlo, pues Surt, inesperadamente, incrustó su espada en su pecho, llamando la atención a todos.
"¡Surt acaba de clavar su propia espada en su pecho!"
Todos los espectadores gritaron de shock mientras Jesucristo veía como la espada comenzaba a provocar gritos en Surt, pero también miró con seriedad como toda la sangre que había convertido en vino estaba siendo expulsada de su cuerpo para que, tras unos cuantos minutos en los que Jesucristo no hizo nada por miedo a lo desconocido, se observó como el gigante de fuego retiró la espada de su pecho y, acto seguido, una especie de polvo salía de la gema agrietada, el cual curó la herida que se hizo él mismo en el pecho y la herida hecha anteriormente en el cuello.
"¡Qu-Qué ha pasado! ¡Surt ha curado todas sus heridas!"
Todos los humanos mostraron horror mientras que Jesucristo miraba seriamente a su adversario, el cual continuaba sonriendo con sadismo.
"Me he tenido que suministrar directamente a mi pecho sangre nueva, y expulsar la restante, suerte que mi sangre es magma en estado puro" Dijo Surt mientras gritaba y reía, nadie entendía nada, ¿Qué había hecho y cómo había usado esa especie de polvo para curarse?
"¡Quieres respuestas, ¿verdad?! ¡Porque ya ves que no importa lo que hagas! ¡Soy imparable!" Gritaba el gigante de fuego con su sadismo demostrado múltiples veces.
Pero, una vez más, la sonrisa de Surt decayó cuando observó que Jesucristo no rebosaba furia, sino que contestó con serenidad.
"Nadie es imparable, encontraré la manera de vencerte, dalo por hecho" Fue una contestación simple pero efectiva, pues hizo gruñir a Surt y provocó que los humanos no se vean asustados y continúen animando a su representante.
(Enfermería)
Göll estaba viendo la ronda desde las pantallas de las habitaciones de la enfermería, tragando saliva fuertemente ante su nerviosismo, insegura de si Jesucristo podría vencer a alguien como Surt, ahora más poderoso que nunca.
Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando alguien entró en la sala, eran sus hermanas, lideradas por Hlökk, la cual tenía los ojos algo enrojecidos.
La menor de las valkirias bajó la cabeza y cerró los ojos, creyendo que habían vuelto para volver a gritarla sobre sus decisiones, pero los volvió a abrir al notar que, sin decir ni una palabra, Hlökk la abrazó con todas sus, incluso con Göll tumbada, lo cual lo hacía algo incómodo, pero eso no importaba ahora.
"Quizás me pasé un poco" Dijo la undécima valkiria con una voz suave y débil, Göll le devolvió el abrazo mientras el resto de valkirias lloraban de la emoción, incluso Alvitr comenzó a moquear un poco.
"No pasa nada Hlökk" Contestó Göll con una sonrisa, el abrazo duró unos segundos más, rompiéndolo la undécima valkiria.
"No sólo hemos venido a decir eso, también estamos aquí para ayudarte, sabemos que quieres ver a Nut, te llevaremos a ella, seguro que tú sola no puedes en el estado en el que estás" Se explicó Hlökk, Göll se sintió un poco mal ante ello, se sentía aún más como Brunilde, utilizando a sus seres queridos, pero esos pensamientos fueron interrumpidos por las siguientes palabras de Alvitr.
"¡Eso! Quizá hemos reaccionado un poco mal al principio, pero, después de relajarnos, entendemos tu situación y sabemos que tu causa era noble, te apoyaremos en lo que sea" Esas palabras provocaron que Göll comience a llorar, pero Hlökk tenía algo más que decirle a su hermanita.
"No eres Brunilde, ya quisiera ella haber hecho lo que tú has hecho durante este torneo" Esas palabras finales provocaron que la pobre Göll entre en llanto total, haciendo que el resto de las hermanas tengan algunas sonrisas suaves en sus rostros.
"Deja de llorar y prepárate para que te ayudemos" Dijo Hlökk con una sonrisa, pero antes de poder hacer nada todas notaron un temblor de tierra seguido de truenos y gritos de dolor. Rudra había despertado.
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Hasta aquí el capítulo, espero que les haya gustado, pueden dejar su opinión en los comentarios, sobre todo ahora que estamos en la última ronda, lo agradecería mucho.
Ahora, sin nada más que decir, adiós.
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