Tercera Ronda: Parte 2
Sekhmet se sentía como si esos disparos nunca hubieran atravesado su cuerpo, se sentía invencible y debía de aprovechar eso para acabar con su enemigo antes de que el efecto de Ira Devoradora, por un momento su mente recordó la última vez que usó esa habilidad, hace ya tanto tiempo.
(Flashback, Egipto, Siglo XVI a.c.)
La ciudad estaba siendo totalmente destruida y sus habitantes masacrados por la diosa leona.
Entonces Ra apareció en la ciudad después de ser convencido por los otros dioses egipcios de intervenir y calmar a Sekhmet. "¡Sekhmet!" Llamó el dios del Sol con su vieja voz, la diosa pareció reconocer esa voz y se giró para encontrarse con su creador.
Ahora que tenía su atención Ra continuó. "Ya has hecho suficiente Sekhmet, detente o lo tendré que hacer yo por la fuerza" sentenció Ra, pero la diosa no estaba dispuesta a obedecer, ahora mismo era solo un ser que busca destrucción, por lo que se lanzó a atacar a su creador.
Ra reaccionó rápido y esquivó el golpe, era de noche por desgracia y eso le impedía usar la mayoría de sus habilidades, aún así estaba totalmente decidido a calmarla.
Con su buena velocidad se lanzó ahora Ra a darle un puñetazo a Sekhmet y este dio de lleno, lanzándola contra un edificio, pero aún así esa diosa seguía intacta, se trataba de *Ira Devoradora*.
El Dios con cabeza de águila frunció el ceño ante eso, parece que la violencia no iba a ser la solución.
Sehkmet se volvió a lanzar hacia Ra y este no sabía qué hacer para calmarla, ya que, si los golpes no iban a ser la solución debía de encontrar la forma de calmarla. Justo cuando Ra iba a ser golpeado una pequeña figura se interpuso entre los dos, era Nut, la cúpula estelar.
"¿Nut?" Ra estaba estupefacto, ella nunca intervenía. "Parece que tienes problemas, busca la manera de calmar a Sekhmet mientras yo me encargo de ella" dijo la diosa de aspecto infantil, Ra estaba simplemente sorprendido, parece que al final Nut sí se preocupa por los demás.
Antes de irse Ra vio como Nut le dio a Sekhmet una patada que provocaría heridas graves a cualquiera, pero gracias a *Ira Devoradora* no ocurrió.
El dios del Sol fue rápidamente junto a los demás dioses que decidieron intervenir, en busca de algo capaz de calmarla. "¿Qué demonios puede calmar a una diosa creada para estar siempre en cólera?" Preguntó Isis mientras pensaba, Seth respondió. "Yo cuando estoy enfadado bebo alcohol para ahogar mis penas"
Cuando los demás estaban a punto de enfadarse con Seth por esa idea tan tonta Ra pareció pensarlo mejor. "En realidad no es una mala idea" Eso dejó a los demás sin palabras. "Id a por barriles llenos de alcohol"
Los minutos pasaron y Nut había asestado ya más de cincuenta golpes, pero parece que esa maldita técnica impedía sufrir el mínimo daño, pero de repente la voz de Ra se hizo presente. "¡Sekhmet!"
La leona se giró de nuevo para ver como Ra cargaba con varios barriles. "¡Ven a pelear conmigo!" Gritó y la diosa fue en un instante dejando a Nut con una expresión de curiosidad.
Sekhmet se lanzó a por el dios del Sol y éste aprovechando eso le lanzó uno de los barriles a la cara, rompiéndolo y haciendo que el alcohol que había dentro vaya directo a la cara de la diosa, la cual pareció confundida.
Ra esquivó el ataque y vio como Sekhmet estaba confundida ante ese líquido que había bebido sin querer, el dios del Sol aprovechó eso y, justo detrás de ella, Seth abrió otro barril y le echó directamente todo el alcohol en la cara, haciendo que beba una gran cantidad de ella.
Ra sonrió al ver como Sekhmet estaba empezando a tambalearse, igual que cualquiera, la primera vez que bebes alcohol es muy probable que te emborraches más fácilmente. "¡Más!" Gritaba la diosa leona y Ra le ofreció el otro barril que tenía, pasando a ver como Sekhmet empezaba a beber todo el líquido del barril, estaba totalmente borracha y todos los dioses egipcios lo vieron.
Esa borrachera provocó una sonrisa en ella y por ende *Ira Devoradora* acabó ya que la cólera de Sekhmet había terminado, cayendo inconsciente al instante debido a que las heridas sufridas en el combate volvieron.
"¿Ahora que hacemos?" Preguntó Osiris claramente intrigado ante la decisión que tomaría Ra. "Lo primero la curaremos antes de que sea demasiado tarde y después le daré la bienvenida como una nueva diosa del panteón" sentenció, ganando la sorpresa de todos.
"Ella fue creada por mis deseos destructivos, debo llevarla por el buen camino, debo enmendar mi error dando a Sekhmet un lugar entre nosotros" dijo haciendo que todos parezcan estar de acuerdo, mientras tanto también tendrían que reconstruir la ciudad.
Pasaron unos días y Sekhmet despertaba confundida sobre lo que había pasado, además sentía un fuerte dolor de cabeza, pero por primera vez desde que fue creada no sentía ira ni remordimiento hacia los humanos, en ese momento se dio cuenta de lo que había hecho, se había descontrolado y había atacado a Ra seguro que sería castigada severamente por ello.
"Parece que ya no tienes heridas, te hemos curado bien, pero la resaca es algo que todavía no sanamos, te acostumbrarás" Habló el dios del Sol mientras notaba la mirada de la diosa leona.
"Bienvenida a mi palacio, te hice aquí antes de que empezaras a destruirlo todo" explicó, en ese momento Sekhmet bajó rápidamente de su cama y empezó a rogar a su señor. "Lamento mucho haberle atacado Ra-sama, aceptaré cualquier castigo que merezca" dijo ella esperando la mayor de las torturas por ello, pero en realidad simplemente no pasó nada.
"No hace falta que supliques clemencia, no te voy a hacer nada" dijo haciendo que Sekhmet se encuentre confundida. "Yo te hice como un ser que debía ser engullido por la ira y acabar con todo el que tenga delante, no tenías control sobre ti misma" siguió hablando el Dios del Sol.
Aún así la diosa leona estaba confundida por lo que pasará con ella ahora, Ra continuó hablando al notar los gestos de Sekhmet. "No te preocupes, al contrario, deberías estar contenta, te hemos aceptado como una diosa del panteón egipcio" dijo dejando a Sekhmet sin palabras para expresarse, todavía lo estaba procesando.
Ra se acercó a ella mientras agarraba un bastón común y corriente, era muy viejo en el mundo terrenal y aunque seguirá vivo en su forma divina/espiritual eso no quería decir que la vejez fuera menos desagradable. "De ahora en adelante te nombraré Bastet, diosa del vino y la fiesta, además de mi hija" sentenció haciendo que Sekhmet, ahora nombrada Bastet, empiece a llorar de la emoción.
(Desde aquel entonces Bastet ha vivido pacíficamente con el dios al que llamaba padre, era la diosa más feliz de todas, lo amaba tanto, a tal punto de que ella también se apuntó al segundo Raganarok únicamente para luchar en la misma arena donde lucharía Ra, pero cuando Ra murió en combate, Bastet también murió con él, y Sekhmet vuelve a buscar la sangre de la humanidad)
(Fin del Flashback)
En la arena Stalin se encontraba finalmente lejos de esa diosa. Se tocó su abdomen donde la uña fue clavada y también la cara donde gracias a un cristal pudo ver que le había dejado una gran herida que si sobrevive terminará en cicatriz. Stalin no tenía ni idea de lo que había pasado, pero ella ahora era invulnerable, seguramente es algo temporal, la invencibilidad no es posible.
Apretó los dientes para expresar su frustración, había gastado balas de su ametralladora para absolutamente nada y encima había sido herido, la sangre que goteaba de sus heridas caía a la nieve y dejaban marca en ella, esto sería problemático ya que le será a Sekhmet más sencillo encontrarlo.
"Yo nunca pierdo, nunca perdí en vida y nunca perderé" se dijo a sí mismo en voz baja mientras cargaba con sus armas en busca de un buen lugar para pensar en una estrategia, había perdido incluso el gorro para la nieve que llevó consigo, y aunque el dolor estaba presente, no es nada para él, seguiría firme.
En el balcón griego todos los dioses estaban expectantes ante lo que sucede. "Parece que se ha convertido en el juego del gato y el ratón" dijo Zeus mientras reía un poco, era imposible escapar de las garras de Sekhmet, incluso en Grecia se hizo popular la gran cantidad de destrucción que causó y lo impresionante que es.
En el balcón de las valkirias Goll parecía preocupada, estaban en una muy mala situación y apenas acababa de empezar la batalla, pero debían de confiar en el representante de la humanidad.
En las gradas de la humanidad había alguien en particular que parecía no estar contento con la aparición de Stalin, ese era Simo Hayha quién estaba silenciosamente enfadado desde su asiento de honor, de hecho, Sasaki Kojiro pareció notarlo. "¿Conoces a ese hombre?" Preguntó el espadachín japonés, aunque más bien le estaba preguntando qué clase de conflicto tiene con él. "Fue líder de la Unión Soviética durante la guerra de invierno, aquel hombre es de aquellos que solo quieren ver el mundo arder para beneficiarse de ello" dijo con ácido en sus palabras, su perro pareció también ladrar fuertemente ante eso, Sasaki Kojiro entendió sus emociones. "Entiendo, pero aún así debemos de animarlo, igual que Jack el Destripador en su ronda, quizá veamos que las personas no son lo que parecen".
Volviendo a la arena Stalin estaba en una calle estrecha que estaba llena de pequeñas tiendas como panaderías o zapaterías. Stalin quiso prepararse para la emboscada que sufrirá seguro y pensar en una manera de anular su invulnerabilidad, pero sus pensamientos se helaron cuando de repente escuchó un rugido a unos metros de distancia, era Sekhmet dispuesta a atacar y devorarlo de la peor panera posible, el dictador preparó otras armas que tenía guardadas y que no le había dado nadie, eran suyas.
"Sekhmet ha vuelto a encontrar al herido Stalin, ¿Será este su fin?"
"¡Acabaré contigo!" Gritó la leona mientras se lanzaba a por él, Stalin de repente lanzó un objeto volando hacia Sekhmet la cual no le importaba ya que era invulnerable, pero no esperaba que se tratara de una granada cegadora, la cual emitió un resplandor en toda la zona, aunque no sea un arma divina la función de esta arma no era hacer daño por lo que era muy útil.
Sekhmet cayó al suelo nevado totalmente confundida y cegada mientras Stalin lo aprovechó para agarrar la escopeta sin balas y golpearla con ella, seguía siendo un arma divina, al fin y al cabo, y fue efectivo ya que embistió a la diosa con esta haciendo que se estampe contra una zapatería.
"Stalin ha usado una granada cegadora y a golpeado a Sekhmet con su escopeta sin balas"
Evidentemente no había recibido daños, pero todavía seguía ligeramente aturdida, Stalin tenía la intención de salir de allí y buscar otro lugar, pero la zapatería le dejó paralizado. "Zapatería, calzado, papá..." Dijo el dictador en lo que parecía ser un lapsus que Sekhmet aprovechó para empezar a levantarse, nadie entendía que le había pasado, mientras Stalin estaba teniendo un viaje a sus más graves traumas y experiencias que lo convirtieron en la persona que es ahora y que provocaron su locura, pero también su ascenso al poder. "Papá tú me hiciste así y disfrutaré cada parte de mi ser en recordártelo, cada muerte que provoqué son acciones de un ganador, y no han caído en mi consciencia, sino en la tuya" murmuraba mientras Sekhmet se preparaba para atacar de nuevo, pero algo era distinto, incluso ella sentía que ese humano desprendía un aura de ansiedad y terror, pero eso no la afectaría en nada, procedió a lanzarse para devorarlo y acabar de una ves con esto.
Stalin empuñó de nuevo esa escopeta sin balas y enseñó que justo debajo del cañón estaba una cuchilla, cosa Sekhmet no había notado, las armas divinas de Stalin son hibridas y pueden tener cualquier característica, la puso firme y en cuanto la diosa leona estuvo lo suficientemente cerca la puso a la altura de su cuello.
Todos estuvieron sin palabras ante lo que acababa de suceder, y aunque Sekhmet todavía era invulnerable no fue menos sorprendente.
"Stalin a clavado la cuchilla de su escopeta en el cuello de Sekhmet"
La mencionada salió rápidamente de la situación, tenía un agujero en el cuello que se curó por su técnica, pero eso no era lo peor, ella, por primera vez en mucho tiempo, aparte de su ira, empezó a sentir miedo.
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