Tercera Ronda: Parte 1
Stalin preparó su rifle mientras esperaba el momento en el que ese comentarista daría la señal de inicio, durante toda su vida nunca habría esperado tener que enfrentarse a una diosa con cabeza de leona para salvar a la humanidad, esa situación surrealista ahora es el pan de cada día, al fin y al cabo, este ya es el segundo torneo.
En cuanto Heimdall dio comienzo a la tercera ronda Stalin disparó directamente a Sekhmet la cual se encontraba al otro lado de la calle nevada donde se habían mirado fijamente.
La diosa leona no perdió el tiempo y esquivó con gran agilidad la bala, asombrando a todos.
"Stalin ha tratado de dar un disparo certero en la cabeza de Sekhmet, pero ella ha logrado esquivar el disparo"
Stalin continuó disparando su rifle bastantes veces y la leona lo esquivaba todo con facilidad, incluso daba miedo porque a la vez se estaba acercando con sus ojos inyectados en sangre, deseando despedazar a cualquier ser humano.
El dictador de la URSS pareció fruncir el ceño al ver lo que estaba sucediendo, rápidamente cesó su lluvia de balas que Sekhmet esquivó para tratar de visualizar las calles, efectivamente era una copia exacta de la antigua capital de los zares, sonrió mientras empezaba a correr y adentrarse en las calles de la ciudad nevada mientras sacaba de su bolsillo lo que parecía ser una granada.
Sorprendentemente Stalin corre más rápido de lo que cualquiera imaginaría. Sekhmet estaba persiguiendo a lo que ella consideraba su presa con una velocidad relativamente rápida, aunque ello no era su mejor baza su velocidad es superior a la del humano.
Mientras en el balcón egipcio todos los dioses restantes observaban si Sekhmet sería capaz de vengar la muerte de Ra, Nut por su parte procedió a sentar su pequeño cuerpo en el trono que se hizo para el dios del sol y que por obvias razones nunca ha sido usado, todos los demás se enfurecieron ante esa acción de la diosa estrellada.
"¡Cómo te atreves a sentarte en el trono de Ra-sama!" Exclamó Sobek mientras Isis y Osiris parecían desesperar ante los conflictos que hay todavía con la pequeña pero poderosa Nut. "Cállate cocodrilo, Ra ha muerto y este trono es muy cómodo" dijo con una sonrisa, ahora fue Anubis quién parecía estar a punto de estrangular a la diosa Nut pero se contuvo, todos sabían que la única razón por la que ella no ha participado en el Ragnarok es porque no está interesada en la destrucción de la humanidad, ni siquiera quiso colaborar cuando supo que ellos también se estaban jugando la vida, la palabra perfecta para definirla sería decir que es un enigma.
"Nut, ya que estás tan cómoda, ¿Por qué no haces otra de tus predicciones y nos dices si Sekhmet ganará?" Preguntó Seth a modo de burla, la pequeña diosa representante de la cúpula estelar lo miró como si fuera la persona más estúpida del universo. "No veo el futuro, solo supe que Ra iba a perder porque lo conocía demasiado bien, Sekhmet es totalmente impredecible, es únicamente una criatura violenta que busca matanza y destrucción, si el humano no logra usar eso a su favor, será devorado en menos de 5 minutos" habló Nut al mientras le daba un mordisco a un muslo de carne. Los demás dioses parecían tener cierta incertidumbre mientras volvían a mirar hacia la arena de combate.
En la ciudad nevada Stalin llegó a un callejón donde se puso contra la pared mientras la diosa leona lo seguía muy de cerca, era el momento. "¡Toma esto diosa impertinente!" Gritó mientras lanzaba una granada que impacto de lleno en el cuerpo de la diosa, Goll estaba confundida desde su balcón ya que su arma divina eran esas armas de fuego, la granada se la ha equipado él.
La explosión provocó una gran cortina de humo, Stalin en cuanto se pudo asegurar que la explosión no lo había dañado, no era el caso, aprovechó ese humo que impedía ver a Sekhmet para volver a sus disparos a bocajarro, ya que ahora que no contaba con el sentido de la vista le sería muchísimo más difícil esquivarlas. "¡Convertiré tu cuerpo en un colador!" Gritó mientras acababa con esa gran y rápida ráfaga que hizo que las balas de su primera arma se acaben, le quedan tres armas de fuego distintas todavía.
Lo que no esperaba era que cuando el humo se disipó no había nadie, fue en ese momento que se dio cuenta de lo que estaba pasando, pero fue demasiado tarde ya que Sekhmet estaba en el techo y se lanzó encima suya.
"¡Sekhmet ha logrado predecir la estrategia de Stalin y ha logrado sorprenderlo tendiendo una emboscada desde el techo de los edificios!"
Stalin no sabía como se le había escapado sin haberse dado cuenta, quizá fue la euforia de estar disparando a una diosa, ahora mismo la tenía encima suya tratando de morderlo, por suerte usó el rifle sin balas para detener su intento de mordisco, fue en ese momento que se fijó que el hombro derecho de la leona tenía un agujero de bala, al menos una de ella había impactado en el objetivo.
Stalin debía pensar rápido, empezó a notar que la diosa estaba tratando de usar sus garras para desgarrar su estómago, el dictador soviético al verlo tuvo que hacer un movimiento arriesgado, solo necesitaba unos pocos segundos, Stalin soltó el rifle y procedió a aguantarlo con sus propia boca también, lo cual evidentemente significaba que Sekhmet acabaría ganando debido a más fuerza de mandíbula, pero eso no paso, usó sus manos libres en esos segundos para agarrar rápidamente otra de sus armas, un simple revolver y le disparó a la diosa en el otro hombro, haciendo que finalmente lo suelte y acto seguido suba a un tejado, Stalin aprovechó eso para recuperarse brevemente y preparar sus armas para seguir.
"¡Stalin a logrado se ha logrado liberar de Sekhmet aguantando el rifle com su boca y disparándola en el hombro!"
La grada de la humanidad exclamó en furor por esa jugada, Stalin estaba viendo que su mandíbula le dolía evidentemente, pero era eso o morir, además, lo más doloroso fue notar que al final Sekhmet había logrado clavar una uña en su abdomen, empezó a sangrar, pero no era tan profundo como para morir tan rápidamente.
Aunque Stalin no veía a la diosa sabía que estaba escondida por la ciudad, acechándolo como una leona a un antílope, debía de estar alerta.
En el balcón de las valkirias Goll suspiró, pensaba que esto ya se había acabado.
En la gran ciudad rusa, Stalin frunció el ceño mientras trataba de prestar atención a su entorno, podría ser emboscado de nuevo por esa leona loca, guardó el revolver y sacó una ametralladora, su última arma se la quería reservar para una ocasión especial.
Finalmente, se le ocurrió una manera de evitar ser emboscado por Sekhmet, era simplemente provocando a la vez que de paso dice lo que piensa sobre los dioses, procedió a gritar lo más fuerte que pudo para que cualquiera, en especial su contrincante, pudiera escucharlo.
"Ya que nadie se digna a aparecer, voy a decir mi opinión sobre vosotros dioses" gritó, ganándose la atención de todo el mundo. "¡Sois los seres más inútiles que he visto!" Gritó de nuevo a todo pulmón, haciendo que todos los dioses frunzan el ceño ante lo que habían escuchado. "¡Pensáis que por ser dioses sois mejores, pero en realidad solo sois unos inútiles, yo he avanzado en la pirámide del poder con sangre y sudor, y vosotros por nacer divinos ya sois los supremos! Encima os creéis perfectos, pero si fuera así Ra no hubiera muerto, él era el mayor inútil de todos"
Terminó Stalin dejando a los dioses sin palabras, incluido Heimdall mientras varios humanos lo apoyaban en sus ideales.
"¡Maldito!" Oyó Stalin, aunque más que un grito de furia parecía un rugido, provenía del tejado de una casa en el noroeste y se dirigía rápidamente hacia él, Stalin preparó su arma de fuego. "Qué inútil, si hubiera sido mi subordinada la hubiera ejecutado por incompetencia" dijo en voz baja.
Sekhmet se lanzó hacia el dictador soviético con una ira aún mayor que la anterior si aún era posible, y éste empezó a disparar con esa arma aún más veloz que la anterior, pero sorprendentemente, como Sekhmet sabía que no podía esquivarlo recibió todos los disparos de lleno, aún así no retrocedió nada, parecía no sentir el dolor ni que su cuerpo reaccionara, ante eso Stalin dejó de disparar y pretendía huir pero fue alcanzado por la garra de la leona que le arañó en toda la cara, haciendo que Stalin grite de dolor.
"¡Increíble, Sekhmet ni se ha inmutado ante esa ráfaga de disparos de Stalin y este ha recibido un arañazo en toda la cara!"
Stalin aprovechó y salió del callejón ahora que estaba más cerca mientras se agarraba la cara, tratando de escapar temporalmente y hacer un plan, Sekhmet tenía otras preocupaciones.
"¡Ira devoradora!" Recitó Sekhmet, y en ese momento un aura roja pareció envolverla, todos los agujeros de bala pararon de dolerle y empezó a perseguir a su presa.
En el balcón egipcio Nut pareció sonreír. "Aunque no la conozca mucho sé lo que pretende con esa técnica" Los demás egipcios también lo sabían, era la misma técnica que usó hace ya tantos años cuando Ra la creó, Ira Devoradora hace que Sekhmet no sienta el más mínimo dolor de sus heridas y le permite seguir luchando aún si esas heridas eran mortales, el efecto dura media hora, si logra devorar a alguien durante ese periodo de tiempo sus heridas se curarán y si no el dolor y las heridas volverán.
Todo el balcón egipcio sonrió, media hora era mucho tiempo en una batalla, a no ser que ese humano logré de alguna otra manera anular esa técnica, la victoria será de Sekhmet.
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Hola, quería disculparme por si este capítulo es más corto, aún así espero que os haya gustado.
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