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Prólogo Parte 2: El Inicio

Goll se aproximaba hacia donde se encontraban sus 6 hermanas, todas ellas parecían aliviadas de verla, al parecer habían estado buscándola por todo el Valhalla sin resultado, que ahora sea su supuesta líder no quiere decir de deje de ser la menor de todas.

"Hola chicas, perdón por desaparecer tan de repente" se disculpó, aunque aún así las demás valkirias parecían enfadadas, al fin y al cabo, era y siempre será la hermana menor, y ahora que no está Brunilde a su lado es preocupante para ellas.

¡" Ya puedes tener una buena excusa preparada!" le amenazó Hrist en su otra personalidad haciendo que Goll retroceda del miedo, eso le hizo que otra vez viera estúpida la decisión de que ella fuera la nueva líder, no está hecha para ello, pero hará lo que pueda para tratar que su difunta hermana mayor esté contenta.

"Pues... Verán, el Dios Hermes me llamó para que fuera a la reunión que estaban teniendo los dioses" dijo entre pequeños tartamudeos por miedo a la reacción de sus hermanas, y en efecto todas ellas estaban totalmente confusas y asustadas por esa respuesta, haciendo que incluso Hlokk pareciera ciertamente preocupada al punto de ser ella la que decidió continuar la ronda de preguntas.

"¿Qué se supone que quieren esos imbéciles de nosotras después de su derrota?" Preguntó en un tono molesto pero que para los que la conocen se nota que también muestra preocupación.

Goll en ese momento notó que se empezaba a marear, ver todas esas caras preocupadas de sus hermanas temiendo que algo realmente grave haya pasado respecto a las decisiones de los dioses, esa sensación es incluso peor que cuando estuvo siendo humillada por Zeus delante de todos hace un rato. Fue en ese momento que también se dio cuenta del grave error que había cometido al aceptar el segundo Ragnarok, había actuado con sus sentimientos y no con su razón, no pudo aguantar más y se desplomó de la presión, alterando a las 6 hermanas y haciendo que Hrist la agarre para evitar que se caiga, es entonces que vieron que estaba llorando.

"Por favor Goll, dinos que ha pasado y te ayudaremos cueste lo que cueste" dijo la segunda valkiria más mayor mientras su suave voz tranquilizaba un poco a la pequeña.

"Yo, lo siento mucho chicas, quería negarme pero dejé que las burlas de Zeus-sama me enfadasen" se lamentó, haciendo que las demás esperen pacientemente el resto de su respuesta, a excepción de Hlokk la cual estaba más impaciente que las demás.

"En dos días se volverá a hacer otro Ragnarok por el destino de la humanidad, quieren la revancha" dijo Goll haciendo que todas sus hermanas pasen de unas caras pacientes que demuestran el cariño hacia su hermana menor a unos rostros de puro miedo y preocupación al punto de que algunas de ellas se quedaron en shock.

"¿Lo estás diciendo en serio?" Preguntó una de las valkirias tratando de creer que esto solo es una muy mala broma, pero no es así, es real y eso les congeló el alma.

La pequeña Goll le empezó a contar a sus hermanas los detalles lentamente, terminando finalmente en su idea de tratar de convencer a Hefesto de que fabrique armas divinas para sus peleadores que también tendrán que decidir antes de dos días.

"Entonces debemos seleccionar otros trece peleadores humanos y tratar de convencer a Hefesto" terminó Goll por explicar, sus hermanas parecían tratar de procesar todo.

"Lamento habernos metido de nuevo en esto" se volvió a disculpar la pequeña valkiria, pero finalmente vio que sus hermanas ya no estaban tan confundidas, Hrist fue la primera en hablar.

"Entonces debemos ayudarte, al fin y al cabo, sigues siendo nuestra hermana menor" dijo dulcemente para luego cambiar su personalidad. "Si hemos vencido a los esos dioses hijos de perra una vez, ¡Podemos volver a hacerlo!" gritó haciendo que el resto de valkirias griten todas con emoción, Goll miraba eso con felicidad por la ayuda que estaba recibiendo.

"Siento arruinar el momento, pero dudo que Hefesto quiera hacer armas para nosotras ya que eso sería traición y sin contar a Buda nadie querría recibir el castigo de los dioses de la fortuna" dijo Hlokk, pero aun así Goll no parecía deprimirse por ese dato, ella ya cuenta con ello, por eso también sabe que Hefesto odia a sus compañeros dioses debido a todos los acontecimientos ocurridos respecto a él como que su madre Hera lo rechace nada más ver su aspecto o la infidelidad de Afrodita son solo ejemplos, Goll ahora mismo agradece haber estudiado a cada dios durante estos 1000 años.

"Tengo que intentarlo, podría ser un sustituto perfecto para evitar que nosotras pongamos de nuevo nuestra vida en riesgo" dijo la valkiria menor con algo más de esperanza haciendo que Hrist vuelva a sonreír. "Entonces te ayudaremos todas nosotras"

Goll al ver que sus hermanas estaban dispuestas a ayudarla no pudo aguantar sus ganas de llorar de la emoción, pero esta vez se aguantó y sonrió hacia sus hermanas, aunque Hefesto por el momento tenía que esperar ya que primero deben escoger a los 13 nuevos peleadores humanos lo suficientemente fuertes como para plantar cara y vencer a dioses, en eso una idea también se le vino a la mente, dirigiéndose a las valkirias.

"Hermanas, ¿Alguien puede buscar a Buda y avisarle de lo sucedido? Su técnica Flor de Loto seguro que nos ayuda" pidió amablemente a lo que una de sus hermanas a lo que una de ellas no tardó en presentarse voluntaria, más específicamente la que ayudó a Simo.

Con esto, su hermana Hrist decidió que la acompañaría a decidir a los peleadores y Hlokk quiso ayudar más tarde a convencer a Hefesto. Goll respiró hondo, un nuevo torneo empezaría y no podía pensar en cuales humanos podrían ser los elegidos, por suerte tiene a su hermana mayor de dos caras para ayudarla con una tarea tan importante.

Mientras en el Olimpo muchos dioses estaban reunidos para decidir a los peleadores del segundo Ragnarok, sobre todo teniendo en cuenta la condición de que todos los peleadores deben ser nuevos, Zeus todavía parecía molesto por ello.

"Maldita valkiria enana, ¿Por qué tenemos siguiera respetar sus condiciones? Sobre todo, la que nos obliga a que si perdemos dejemos las reuniones para decidir el destino de la humanidad" Refunfuñaba Ares con bastante desprecio mientras Shiva y Thor parecían más felices que otra cosa por ver qué clase de combates darán esta vez los humanos.

"Empecemos de una vez con la selección de combatientes" dijo Zeus algo inquieto por decidir que dioses pelearán contra los humanos en este torneo, y nada más decir eso una voz se hizo presente en la sala.

"Se os ve muy nerviosos, ¿Por qué es eso si antes parecíais muy confiados de vosotros mismos?" Dijo esa voz que resonó en el cuarto, cuando los dioses giraron sus cabezas se encontraron con un ángel de grandes alas blancas, túnica del mismo color y cabello marrón.

"¿Es usted el ángel San Gabriel, mensajero de los tres dioses infinitos?" preguntó Ra con cierta preocupación mientras el resto estaba todavía en shock por su aparición.

"Efectivamente Ra-sama, he venido a comunicaros un mensaje de mis amos los tres dioses infinitos: Dios-sama, Alá-sama y Yahvé-sama" confirmó San Gabriel haciendo que todos los dioses presentes estén mucho más tensos de lo que estuvieron en sus inmortales vidas.

Zeus recordó de quienes estaba hablando, los tres dioses infinitos son tres deidades superiores con un poder muchísimo más alto que ningún otro incluyendo al él mismo y a otros líderes de panteones, de hecho, son omnipresentes y omniscientes al punto de que ninguno de los tres tiene una forma física o al menos nunca la han mostrado ya que siempre se comunican con los demás dioses a través de sus ángeles mensajeros.

"¿Qué clase de mensaje nos quieren comunicar?" Preguntó Shiva con duda sobre lo que podría ser, entonces San Gabriel cambió su rostro a uno completamente serio y habló. "Mis amos miraron el primer Ragnarok hace 1000 años, pero decidieron no intervenir porque ellos ya sabían que iban a perder, pero la idea de un segundo Ragnarok les ha indignado de mala manera y ahora están muy enfadados, por ello... Si por alguna casualidad los dioses vuelven a perder... Mis amos usarán sus técnicas para eliminar de la existencia a todos los panteones que existen" anunció haciendo que todos los dioses presentes parezcan haber entrado en un estado de parálisis ya que ninguno parecía reaccionar ante esa noticia.

Thor fue el primero en hablar, "¡¿Cómo que nos borrarán de la existencia!?" preguntó bruscamente al ángel al punto de estar cerca de atacarlo, este contestó.

"Será un castigo por vuestra actitud egoísta y cruel hacia los humanos que mis amos crearon, de hecho, Yahvé-sama todavía está enfadado por la muerte de su hijo Adán, así que vosotros también pelearéis con los mismos riesgos" terminó de hablar haciendo que una bulla de preguntas y quejas de hagan presentes en la habitación, pero cuando se dieron cuenta San Gabriel ya había desaparecido.

Toda la sala al darse cuenta se quedó en absoluto silencio, Zeus habló firmemente. "Que esta información no salga de esta habitación y así no cunda el pánico, debemos asegurarnos de ello y sobre todo de ganar el torneo ahora más que nunca" fue lo que dijo Zeus y nadie objetó, sabían que la idea de cancelar el torneo no era una opción ya que podrían enfadar mucho más a los tres dioses infinitos, esos tres seres que pueden acabar con ellos con solo pensarlo, nunca esperaron que su ira fuera contra ellos.

Después de una larga hora en silencio para terminar de digerir lo escuchado, se pusieron otra vez en marcha para elegir a los 13 dioses que pelearán en el torneo.

Goll miraba la pantalla que mostraba a los 13 humanos que ha elegido con la ayuda de la segunda hermana mayor Hrist. "¿Crees que son buenas elecciones?" preguntó con inseguridad, pero Hrist le sonrió dulcemente en respuesta afirmativa, tranquilizándola buenamente.

"Está todo bien, son muy buenas elecciones, ahora debes ir con Hlokk hacia la forja de Hefesto para tratar de convencerlo, nosotras nos quedaremos aquí y otras iremos a ayudar en la búsqueda de Buda, tú no te preocupes.

Eso le produjo un sentimiento de buena seguridad a la valkiria la cual con una sonrisa abrazó a su hermana para expresar lo mucho que la aprecia y después de esa bonita escena fue en busca de Hlokk para dirigirse a la forja de Hefesto.

Esta se encontraba en su cuarto mirándose la cara en su pequeño espejo mientras al parecer retocaba su pelo, al darse cuenta de la presencia de su hermana menor apartó la mirada de su espejo y la miró con curiosidad. "¿Ya has terminado con a la selección de humanos?" preguntó recibiendo una respuesta afirmativa por parte de Goll, ella sonrió ante eso y rápidamente se puso de pie.

"Pues entonces me toca a mí ayudarte con mis grandes dotes, ¡Hacia la forja de Hefesto!" dijo muy animada y confiada mientras se acercaba a su hermana, entonces cayó en una cosa. "Por cierto Goll, ¿Sabes donde está exactamente la forja?"

Al notar que esa pregunta dejó a la pequeña valkiria paralizada el ánimo cesó de golpe y fue sustituido por molestia. "Entonces será una larga búsqueda"

Las dos valkirias vagaban por todos los volcanes de Grecia en busca de esa dichosa forja, encontrándola después de mucho esfuerzo y paciencia. Una plataforma que lleva a una gran puerta de acero en mitad de la lava del volcán, sin dudar, habían llegado a su destino.

"¿Cómo demonios vamos a bajar y que Hefesto nos abra esa gigantesca puerta? Que conste que no voy a manchar mi vestido por el óxido de la puerta.

Goll encontró unas escaleras que llevaban hacia la gran puerta, eso sí, muy inseguras y con la sensación de que te caerás de un momento a otro a la lava del volcán.

"Debes estar jodiéndome" fue lo único que dijo Hlokk antes de empezar su descenso por el volcán. Una experiencia extremadamente aterradora pero que afortunadamente llegaron a la puerta sin que ocurriera ningún incidente a excepción de las quejas de Hlokk por el calor que hacía.

Ambas se quedaron justo en frente de la puerta mirándola fijamente, pero sin moverse. "Golpea tú la puerta, al fin y al cabo, es tú idea" dijo la undécima valkiria haciendo que Goll empiece a estremecerse de los nervios. Reunió todo su valor y con su pequeña mano golpeó la gran puerta de hierro oxidada, al principio no pasó nada hasta que de repente la puerta empezó a abrirse lentamente.

Las valkirias estaban a punto de entrar, pero fueron sorprendidas por el responsable de la apertura de la puerta el cual es un gran cíclope con traje modesto de herrería, este miraba a las dos pequeñas con su ojo entrecerrado con confusión. "¿A qué demonios habéis venido vosotras?" pregunto directamente sin importarle que parecieran unas niñas, entonces Goll reuniendo toda su fuerza de voluntad dio un paso adelante algo tambaleante y habló.

"Soy Goll, decimotercera y actual líder de las valkirias, yo y mi hermana Hlokk venimos a hablar con Hefesto-sama" se explicó con algo de miedo por la reacción que podría tener el cíclope, de hecho, este pareció sorprenderse cuando dijo el honorífico seguido del nombre del dios.

"Se nota que vosotras no sois de aquí, entonces queréis ver al amo... Está bien, últimamente estamos muy cortos de clientes, pasad" invitó el gigante de un solo ojo a las dos valkirias las cuales caminaron a la vez y juntas la una con la otra, la única diferencia es que la undécima no mostraba su nerviosismo y la menor sí lo hacía.

Una vez que empezaron a avanzar dentro de la forja vieron cientos y cientos de armas colgando mientras unos pocos cíclopes presentes las miraban con curiosidad, pero sin decir una palabra, ambas miraron hacia atrás con un miedo notable al escuchar como cerraban de nuevo la puerta, Hlokk finalmente también empezó a mostrar su miedo y nerviosismo.

Después de cinco minutos caminando llegaron al fondo de la forja donde alguien estaba haciendo una espada en ese mismo momento mientras a su alrededor habían no más de 5 cíclopes quienes al mirar a las dos visitantes avisaron al hombre que estaba forjando la espada, haciendo que toda la atención caiga en ellas.

Ese hombre se quitó unas lentes de precaución y al levantarse se vio su aspecto del que, seguro que no superaba la mediana edad ya que pareciera estar todavía en el inicio de la adultez, estaba totalmente encorvado y andaba cojeando mientras en su cara se podían apreciar deformaciones no demasiado graves pero lo suficiente para ser diferente a cualquier otro. "Supongo que habéis venido a verme, soy Hefesto, ¿Qué desean?"

Goll iba a presentarse de la misma manera que lo hizo con el cíclope de la entrada, pero su hermana mayor se adelantó. "Nosotras dos somos valkirias que venimos buscando que nos fabriques armas divinas para dentro de dos días" dijo con algo de su narcisismo habitual haciendo que Goll se altere un poco.

Aunque los cíclopes se alteraron ante esa manera de hablar a un dios, al herrero le dio igual y fue directo al grano mientras se acercaba cada vez más a ella. "¿Y para que necesitan unas semidiosas nórdicas que yo les haga armas divinas con un plazo tan corto de tiempo? ¿Ha surgido una guerra?" Preguntó algo interesado haciendo que Goll piense bien su respuesta, no debe fallar o Hefesto incluso podría atacarlas por incitación a traicionar a los dioses, tardó tanto en pensar que su hermana volvió a adelantarse, esta vez con algo más de respeto. "Seré directa, necesitamos 13 armas divinas porque va ha empezar un segundo ragnarok y ayudaremos a la humanidad con esas armas"

Esa respuesta hizo que Goll casi se caiga de la impresión y el miedo mientras Hlokk mostraba un rostro de confianza por fuera pero de miedo por dentro. Hefesto estaba a unos pocos centímetros de ellas con un rostro serio haciendo que la undécima valkiria se lleve una mano inconscientemente al cuello debido al mal recuerdo que tuvo con Jack cuando lo vio por primera vez, desde ese entonces cada vez que un hombre se le acerca más de la cuenta piensa que quizá podría hacerle lo mismo.

Aún así la respuesta dada por el dios fue totalmente inesperada. "¿Ragnarok? ¿Ayudar a la humanidad? No sé de qué me estáis hablando" dijo con total confusión mientras ambas valkirias ponían sus caras en blanco, incluso los cíclopes parecían desconocer lo que era eso del Ragnarok.

"¿De verdad no sabes lo que es el Ragnarok? Pero si ocurrió hace ya 1000 años, ¿No te suena la batalla final entre dioses y humanos por la supervivencia de estos últimos?" Preguntó Hlokk mientras Goll todavía estaba sin palabras ante el hecho de que Hefesto no sepa de lo ocurrido hace 1000 años.

"No sé de qué hablas pero parece importante, como desde la infidelidad de Afrodita no he salido de mi forja parece que estoy un poco desconectado" dijo entre unas risitas mientras los cíclopes reían con él, pasados unos segundos el dios exigió que le explicasen más detenidamente lo que se supone que pasó hace 1000 años.

Goll no encontró fundamento en mentirle, sabía que no le serviría de nada, podría encontrar un error en su mentira y entonces si que se acabarían sus opciones de conseguir las armas divinas, por lo que ella misma le contó resumidamente en qué consiste el Ragnarok, los enfrentamientos que hubieron, el resultado final y finalmente el inicio de un segundo torneo Ragnarok.

Contado todo un cíclope parecía a punto de estallar de ira. "¡Y nadie le ha contado a mi amo sobre uno de los acontecimientos más importantes de la historia!" exclamó todavía enfadado por la información recibida y de la que ninguno de ellos había sabido hasta ahora, Goll repentinamente bajó la cabeza hacia Hefesto, sorprendiendo a todos pero en especial al propio dios. "Por favor Hefesto-sama necesitamos que nos fabrique armas para tener una posibilidad de poder vencer de nuevo" suplicó haciendo que Hlokk se sorprenda por lo mucho que estaba dispuesta a hacer su hermana, incluso suplicando a un dios que ni siquiera conocen por más de una hora.

"Me gustaría ayudaros, ya que yo odio a los dioses de mi panteón por todo lo que me hicieron, pero sinceramente tampoco quiero que los dioses de la fortuna me den un castigo divino por traición, lo siento pero no puedo aceptar" terminó diciendo haciendo que las esperanzas de Goll se rompan en mil pedazos mientras su hermana mayor miraba al suelo con frustración, lo habían intentado pero parece que no había dado ningún resultado, ella pensaba que su hermanita le daría las gracias por su tiempo y volverían al Valhalla pero para su sorpresa nuevamente Goll se arrodilló a los pies del dios herrero al punto de que su frente casi sangra de la rapidez con la que lo hizo.

"Le juro por mi vida que nunca lo sabrá nadie más que nosotras y trataremos de evadir y mantenerte al margen de todo, haré lo que sea, pero por favor ayúdanos a salvar a la humanidad" suplicó mientras lágrimas caían de sus ojos haciendo que Hefesto acabe con la boca abierta de asombro, nadie nunca le había suplicado ni arrodillado por él, había sido el hazmerreír de todos los dioses debido a su aspecto y había sido múltiples veces engañado ya que Afrodita de acostó con Dioniso, Hermes y sobre todo el maldito de Ares. Toda su vida había sido desgracia tras desgracia, quizá es su oportunidad de venganza, además, parece que el dios se fijó en algo que le gustó de las valkirias.

"Puedes levantarte, me has convencido, fabricaré armas para tus peleadores humanos, pero con dos condiciones" dijo haciendo que todos se sorprendan por la decisión final, Goll con esperanza, Hlokk con incredulidad y los cíclopes con miedo.

"Muchas gracias Hefesto-sama, sean cuales sean las condiciones las cumpliremos" dijo con una sonrisa que le devolvió el herrero.

"La primera condición es que le echaréis la culpa a los enanos nórdicos de la creación de armas en caso de que alguien os interrogue y así yo no estaré bajo el ojo de los dioses de la fortuna, y la segunda condición es... que una de ustedes dos será mi esposa" terminó de decir Hefesto haciendo que el rostro de las valkirias cambie a un color escarlata de vergüenza mientras no podían creer lo que acababan de escuchar.

"¿Ha dicho de una de nosotras será tu esposa?" volvió a repetir Hlokk todavía sin creer lo que estaba escuchando, los cíclopes parecían reírse un poco de la situación mientras Hefesto se explica. "Veréis, las infidelidades de Afrodita han destrozado mi corazón y he estado solo y triste desde entonces, aprendí la lección de que las diosas griegas o son las más puras o son unas zorras, por eso me gustaría que una de vosotras, valkirias lindas, se case conmigo y se quede a vivir conmigo" dijo haciendo que Goll se sienta a punto de desmayarse mientras Hlokk estallaba en una ira mucho más fuerte que nunca antes en su vida. "No estamos tan desesperadas como para aceptar esa condición, antes muerta que aceptar que yo o mi hermanita nos casemos contigo" dijo con desprecio mientras agarraba a su desmayada hermana para salir de la forja, pero fue detenida por dos cíclopes que se interpusieron en su camino.

"Vosotras no vais a ninguna parte, o aceptas o no volvéis a salir de aquí" dijo diabólicamente el herrero el cual parecía reírse de la situación.

Hlokk empezó a sudar pero no del calor sino de los nervios, pero antes de que ella dijera algo más Goll se recuperó del desmayo y se dirigió al dios herrero. "Está bien Hefesto-sama, me ofrezco yo como tu esposa" dijo con tartamudez incontrolable mientras parecía querer volver a desmayarse.

"¿¡Qué diablos dices Goll!?" exclamó su hermana mayor mientras Hefesto sonreía, pero Goll dijo algo más. "Pero debemos ganar el Ragnarok, si perdemos no habrá nada que hacer ya que sus armas no estarán a la altura" dijo con la poca firmeza que le quedaba , pero el dios herrero aceptó esa condición, Goll le dio la lista la peleadores para que se ponga a trabajar en las armas y rápidamente las echaron de la forja en menos de 5 minutos todavía sin terminar de procesar lo que había pasado.

Estaban de vuelta en frente de la puerta oxidada, allí Goll le habló lentamente a su hermana. "Brunilde también hizo muchos sacrificios por la humanidad, yo no me debo quedar atrás, aunque me gustaría que esto último lo guardes en secreto hasta terminar el torneo" dijo con lágrimas cayendo de sus ojos, su hermana mayor se acercó a ella y le dio una cachetada que la hizo poner su atención en su hermana mayor que parece estar llorando también. "¡Pero tú no eres Brunilde, no tenían por qué hacer esto! Acabas de venderte por unas armas, ¿¡Cómo crees que reaccionarán las demás cuando lo sepan!?" esos gritos hicieron que Goll le de un abrazo a su hermana.

"Soy la nueva líder y esto es lo que tengo que hacer para asegurarme de ganar, ahora volvamos al Valhalla, las demás nos estarán esperando"

Dijo mientras ambas volvían por donde habían venido, aunque dentro de la mente de la undécima valkiria un mismo pensamiento se repetía una y otra vez, y ese es que no permitirá que su hermanita se case con ese dios contra su voluntad, haga lo que tenga que hacer.

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