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Intermedio y Presentaciones de la Undécima Ronda

Goll suspiró, todavía pensativa mientras observaba que, lo que quedaba de los cuerpos carbonizados de ambos peleadores, se convertía en aquel cristal para desvanecerse para siempre.

"Por lo menos esto va a afectar la moral de los dioses" Dijo Hlokk, tratando de animar a su hermana, el resto de las hermanas también quisieron participar, pero la menor se puso de pie repentinamente y comenzó a caminar.

"Vamos chicas, Gandhi será el siguiente" Dijo Goll con seguridad en su rostro, aunque se notaba que seguía increíblemente insegura de sí misma.

"Está bien..." Habló Nut con indiferencia mientras comenzaba a seguirla de cerca, Hlokk se quedó un poco atrás pues estaba hablando con sus hermanas.

"Entonces, ¿Crees que Goll puede acabar muy mal

mentalmente?" Hrist parecía comprender las razones por las que Hlokk les contó eso, pero la undécima valkiria no tuvo más tiempo de hablar, ya que fue corriendo hacia donde se dirigían Goll y Nut.

"¿Creeís que deberíamos hacer algo?" Preguntó la décima valkiria Alvitr con preocupación en su rostro, Hrist negó con la cabeza con la misma preocupación, no había nada que pudieran hacer en este momento, pero, en cuanto puedan ser de utilidad, intervendrán en el asunto para ayudar a su querida hermana menor.

Las tres chicas caminaban hacia donde se supone que se encontraría Gandhi, el salvador de la India, alguien muy inteligente e igualmente hábil gracias a su iluminación.

Pero su caminata fue interrumpida por una diosa que Nut reconoció al instante, con el aspecto de una mujer joven y grandes alas a sus espaldas, la diosa egipcia Isis era la que apareció ante las tres.

"Madre, yo..." La diosa comenzó a hablar de forma tímida y avergonzada por sus acciones pasadas, pero no pudo continuar hablando ya que Nut se acercó a ella y, de un salto, le propició una potente patada que la hizo caer al suelo, aunque todavía debía contenerse para no herirse por sus secuelas de la pelea contra Satanás.

"¡Parece que tuviste la decencia de aparecer y aceptar mi venganza!" Le gritó Nut con pura furia desatada, Hlokk estaba boquiabierta, sin saber bien qué hacer, pero Goll la miró con el ceño fruncido, era un asunto en el que era mejor no intervenir.

"M-Madre, hemos vuelto todos porque..." Habló débilmente Isis para recibir otra patada, pero esta vez en el estómago, haciendo que se agarre su abdomen con dolor.

"¡No te atrevas a llamarme de esa manera! ¡Ni tú ni el resto sois mis hijos!" Gritó la cúpula celeste mientras se preparaba para continuar golpeando a Isis por todo lo que hicieron, entre esas cosas venderla al mismísimo demonio.

"Sé que no le merecemos, por eso vinimos a ayudar a la humanidad" Habló débilmente la diosa, haciendo que Nut deje de golpearla debido a la sorpresa en su rostro, igualmente con Goll y Hlokk, las cuales no daban crédito a lo que habían escuchado.

"Nos arrepentimos de nuestros actos, llegamos a la conclusión de que debemos apoyarte y morir contigo, sabemos que eso no expirará nuestros errores, pero queremos hacerlo porque es lo correcto, y seguro que Ra apoyaría nuestra decisión" Habló una voz nueva, Nut alzó la mirada para observar a Osiris caminando hacia donde estaban.

"¿No es eso lo que querías? ¿Matarnos a todos? Te ayudaremos a cumplir tu objetivo" Dijo el dios de piel verde, Nut se quedó paralizada durante varios minutos, sin decir ni una palabra y con una mirada de aparente nostalgia mezclada con furia.

"No necesito vuestra ayuda, simplemente volved a Egipto y sufrid cuando gane la humanidad y todos vosotros os vayáis al carajo" Contestó finalmente la cúpula celeste, provocando que Isis baje la cabeza y Osiris suspire, pero Goll intervido finalmente en la conversación.

"¡Espera! ¿De verdad estáis dispuestos a morir para satisfacer a Nut?" Preguntó Goll con sorpresa, Osiris simplemente asintió mientras ayudaba a Isis a levantarse.

"Nos apartaremos de tu camino si es lo que deseas, pero nos quedaremos aquí, y ayudaremos lo quieras o no" Dijo el dios de piel verde mientras comenzaba a caminar con Isis de la mano, Nut no pudo contener su enojo y los miró con odio, para ella ya era demasiado tarde, y nada de lo que hagan podrá arreglarlo.

Pero, sorpresivamente, antes de irse, se giró para mirar a Goll. "Casi se me olvida, pequeña valkiria, ayudamos a un tal Gandhi, está en la enfermería, parece que se estaba peleando contra un demonio" Dijo Osiris y se marchó junto a Isis poco después.

"¡¿Qué?!" Exclamó Goll con una cara de horror total, haciendo que Hlokk casi se caiga del susto por el grito que dio.

"¡Debemos de ir de inmediato!" Dijo Goll mientras comenzaba a caminar, seguida de su hermana y la cúpula celeste.

Nut en este momento se sentía en conflicto, pero nunca los perdonaría, la única razón por las que no los había golpeado era porque podrían servirle a su querida amiga Goll en favor de la humanidad, de todos modos, ellos morirán con ella y prefería que ese momento fuera satisfactorio.

Cuando Goll llegó a la enfermería, observó que Gandhi estaba siendo atendido por los ángeles enfermeras, los cuales estaban libres debido al empate que hubo.

"¡Gandhi!" Llamó Goll al salvador de la India, el cual las saludó amablemente mientras descansaba en una cama con varios productos sobre las marcas de garras de su cara y pecho.

"Hola pequeña, como ves, tuve un pequeño problema con un demonio" Dijo el humano mientras una enfermera se acercaba a Goll para contarle sobre la situación.

"Esas cicatrices han transmitido maldiciones demoníacas a su cuerpo, tuvo suerte de que nosotros seamos ángeles con objetos bendecidos por nuestros amos, aunque es una maldición muy potente debido a la gravedad de los zarpazos, su cuerpo se irá debilitando conforme pasen los minutos, pero gracias a nuestro tratamiento no será mortal" Explicó la enfermera para irse al momento, dejando a Goll en estado de shock, arrodillada mientras miraba a Gandhi con un rostro que reflejaba desesperación.

"Eso significa que no puedo enviarte a pelear, y como ha habido un empate... Nos falta un peleador" Habló la joven valkiria mientras golpeaba el suelo con rabia, provocando que tanto Goll como Nut traten de consolarla dándole palmaditas en su espalda.

"Esas enfermera se equivocan, todavía puedo pelear" Dijo Gandhi, tratando de levantarse, pero su cuerpo cedió al cansancio y cayó a la cama instantes después, haciendo que una nueva voz que también estaba presente comience a reírse.

"¡Parece que no soy el único viejo al que le ha pasado factura su oxidado cuerpo!" Dijo la voz de un hombre tumbado en una cama al otro lado de la habitación de la enfermería, Goll se volteó para ver que se trataba de Leonardo Da Vinci, el cual parecía un poco recuperado de su pelea contra Atenea en la séptima ronda.

"¡Hola valkirias! ¡Un gusto verlas de nuevo!" Dijo el anciano mientras mantenía su actitud alegre.

"Hola Leonardo, parece que estás mejor" Habló Goll, manteniendo sus modales y saludando con una sonrisa forzada.

"Según dicen he estado inconsciente hasta hace unos escasos minutos, ¡Y va este hombre y me dice que ya vamos por la décima ronda! ¡Sabía que la humanidad iba a progresar!" Habló Leonardo mientras comenzaba a reír, provocando algo de incomodidad en las tres chicas presentes, pero Gandhi le devolvió la sonrisa.

Pero después de unos segundos, el gran inventor se puso serio. "He estado escuchando lo que acabas de decir sobre la falta de un peleador, y creo que conozco a alguien que seguro que os ayudará" Dijo Leonardo Da Vinci mientras Goll la miraba con interés.

"Pues ya puede ser alguien excepcional, no podemos mandar a pelear al primer humano que veamos" Dijo Hlokk, totalmente escéptica sobre qué persona quería enviar Da Vinci.

"Lo conocí durante mi preparación para mi ronda, si no me equivoco, era un japonés de mucho renombre" Dijo Leonardo Da Vinci mientras observaba rostros de confusión en las presentes.

Pero ninguno pudo decir una palabra más ya que un hombre irrumpió en la habitación.

"¿Qué ocurre Leonardo? Las valkirias me acaban de decir que solicitabas mi presencia" Habló el hombre humano de gran estatura, con una cicatriz en el ojo (aunque de poco importaba ya que siempre ojos tenía entrecerrados), cabello negro envuelto en una cola de caballo que era usual en los japoneses y, para rematar, aún llevando el uniforme de la unidad del Shinsengumi tenía todo el pecho al descubierto.

"¿Isami Kondo?" Goll parecía muy confundida ante la aparición del hombre japonés que siempre acompañaba a Soji Okita durante el primer Ragnarok.

"¿Las valkirias?" El propio Kondo también estaba extrañado ante la presencia de las semidiosas. "¿Qué hacéis aquí?" Preguntó de forma casual mientras daba una sonrisa suave.

"Eso mismo deberíamos preguntar nosotras" Dijo Hlokk mientras daba una mirada acusadora al espadachín, el cual se encogió de hombros.

"Después de que Okita cayera en el primer torneo, este hombre me ayudó a entrenarme para mejorar también mi mente aparte de mi habilidad con la espada, era alguien recurrente en mis entrenamientos" Explicó Isami Kondo con un poco de melancolía, haciendo que Leonardo asienta con la cabeza y Goll simplemente quede impresionada.

"Te he llamado porque a la humanidad les falta un peleador ahora que Gandhi está indispuesto y ha ocurrido un empate, estoy seguro de que estás preparado para vengar el honor de Okita" Kondo puso una cara inexpresiva ante eso, simplemente se quedó callado.

Goll suspiró pesadamente, tampoco tenía ahora muchas opciones, debía de buscar a otro humano en caso de rechazar a Kondo, y ella era consciente de que no era una gran idea ponerse a buscar ahora, además, ese espadachín era muy habilidoso solo siendo superado por Okita, y encima en estos mil años entre torneos ha sido entrenado por Leonardo Da Vinci, podría funcionar.

"¿Estás dispuesto a pelear ahora mismo por la humanidad?" Preguntó Goll seriamente, mirando al espadachín japonés, el cual, después de unos breves segundos frunció el ceño.

"Okita logró su sueño de morir honorablemente en el Ragnarok, se supone que debería sentirme bien con ello, pero todavía siendo la espina del odio clavada en mi interior" Habló Kondo mientras le daba a un rostro de igual seriedad de Goll. "No pelearé por Okita, sino que lo haré para encontrar la paz en mi mente finalmente" Habló firmemente Kondo, haciendo que Goll asienta mientras Hlokk y Nut se miraban entre ellas con curiosidad por lo que ocurrirá en esta undécima ronda.

"El problema nuevamente es el arma divina que usarás en caso de que pelees" Dijo Goll, hasta que tuvo una espantosa idea que le puso los pelos de punta, provocando que todos los presentes se preocupen por ella.

"No hay otra opción" Dijo Goll, con la cabeza bajada y con su cuerpo temblando mientras agarraba el celular y llamaba a su hermana mayor Hrist, ella tenía experiencia transformándose en katanas japonesas, ademàs de poseer el Re-Volunt en caso de que se parta en dos, era la opción más factible, pero eso no la hacía más segura para la pequeña valkiria, que temía ver morir a su hermana.

Después de una breve llamada telefónica en la que Hrist dijo bastantes groserías sobre mandar nuevamente a los dioses a la mierda personalmente, Goll volvió a mirar al espadachín japonés.

"Harás volunt con Hrist, la misma valkiria que ayudó a Sasaki Kojiro" Declaró finalmente Goll, dejando a Hlokk con sorpresa y algo de miedo por su hermana mayor, pero comprendiendo que no hay más opción.

Pasaron unos minutos y Goll salió de la enfermería únicamente para tomar aire, intentar tranquilizarse después de haber lanzado a su hermana al peligro nuevamente.

"Ya me parezco a Brunilde incluso en lo malo" Dijo Goll mientras apoyaba su cabeza contra la pared y se sentaba en el suelo.

"¿Eres tú la líder de las valkirias?" Preguntó una voz radiante que se dirigía a la pequeña, la cual suspiró con pesadez para luego mirar que se trataba del dios Tonatiuh, recién recuperado de su pelea con Moisés.

"¿Qué ocurre?" Preguntó bruscamente Goll, sin tiempo para ser cortés con aquel dios mesoamericano.

"He estado en la reunión con los demás dioses, de hecho los griegos todavía siguen afectados por la muerte de Artemisa, en fin, como los humanos me habéis fascinado, os ayudaré esta vez diciendo quién peleará de nuestro lado" Dijo Tonatiuh con una sonrisa radiante, Goll alzó la mirada con curiosidad, aunque ahora de nada servía, ya le había comunicado a Heimdall sobre el cambio en la lista y que Isami Kondo sería el siguiente.

"La mujer cadáver será la siguiente" Dijo brevemente con algo más de seriedad, para luego irse rápidamente para no ser descubierto. Esa descripción hizo que Goll palideciera del miedo, parece que ella finalmente pelearía.

"¡La décima ronda del Ragnarok está por comenzar con varios cambios por anunciar!"

Habló Heimdall mientras se sentaba en su silla voladora, en esta ocasión, todos observaron que la arena sería la ciudad de Kioto del siglo XIX, debido a que el bosque fue petición del representante de los dioses, al humano se le concedió esta vez el honor de elegir una arena favorable.

"¡Debido a unos asuntos! ¡Gandhi, de la humanidad, le ha cedido su puesto en la lista a este gran espadachín japonés!"

Comenzó a hablar Heimdall mientras la puerta de la humanidad comenzaba a abrirse, todos los humanos quedaron sorprendidos ante esa declaración, pero continuaron observando en silencio.

"¡La órden del Shinsengumi tuvo grandes espadachines aparte del fallecido Soji Okita! ¡En este caso peleará quién fue siempre su mano derecha además del comandante en jefe de la propia organización militar!"

Mientras hablaba Heimdall, de la puerta apareció el mencionado con una Katana ciertamente enorme en su mano derecha, todos los japoneses rugieron cuando vieron de quién se trataba.

"¿¡Tendrá este hombre el mismo destino que su talentoso pupilo o le devolverá la gloria al Shinsengumi!? ¡Éste hombre podría marcar la diferencia en el mundo del arte con la espada! ¡Isami Kondo!"

Aunque fue una sorpresa verlo en la arena, todos los humanos gritaron de emoción al ver al espadachín de gran renombre presente en la calle principal de Kioto, portando un rostro algo serio pero igualmente sonriendo con confianza.

En las gradas de las valkirias, Goll continuó observando el asiento vacío que le correspondía a Hrist con mucho miedo, miedo de equivocarse y llevar a su hermana a la muerte eterna del alma.

"¡Y del lado de los dioses tenemos, por fin, a la primera representante de mi panteón!"

Aunque Heimdall anunció eso con orgullo, todos notaron que su voz también tembló cuando la puerta de las divinidades comenzó a abrirse y de allí comenzaron a salir un montón de zombies y esqueletos llevando un trono hecho de huesos, haciendo que a todos se le pongan los pelos de punta.

"¡La señora de los muertos e hija del fallecido Loki! ¡La cruel mujer que juega con las almas de los caídos como si fueran fichas de ajedrez! ¡Aquella que solo desea muerte y destrucción! ¡Hela!"

Todos observaron a la mujer con la mitad de su cuerpo esquelético bajar de su trono y acercarse a donde se encontraba Isami Kondo con algo de placer en su rostro y voz.

"Me encanta destrozar las almas y el orgullo de hombres fuertes como tú" Habló Hela con sensualidad, Kondo solo respondió blandiendo su enorme Katana hacia ella.

"¡Qué comience la Undécima ronda del Ragnarok!"


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Undécima Ronda: Hela vs Isami Kondo. 


Espero que os haya gustado, pueden comentar su opinión si lo desean. 


Parece mentira que ya vayamos por la undécima ronda, espero que os esté gustando mi obra. 


Ahora sin nada más que decir, adiós. 

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