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Intermedio y Presentaciones de la Cuarta Ronda

Goll se encontraba haciendo lo mismo que hizo con la muerte de Caín, honrar al caído de la misma manera que Brunilde. La pequeña valkiria miró la imagen de Stalin junto a la de Caín, ahora iban por detrás en el marcador, no pudo evitar arrodillarse. "Brunilde, ¿Ahora qué hago?" Se preguntó mientras no pudo evitar derramar algunas lágrimas, tener la responsabilidad de tener el destino de la raza humana sobre sus hombros era demasiado para ella y ahora que iban perdiendo lo notaba más que nunca, pero debía mantenerse firme, con su hermana pasó lo mismo y al final lograron ganar el Raganarok.

La valkiria se limpió rápidamente las lágrimas y salió de la sala, donde estaba Hlokk esperándola, pero sorpresivamente también estaba Hrist, seguramente porque está preocupada por su hermana menor.

Goll las miró y les dio una mirada firme y una sonrisa algo forzada. "No pasa nada hermanas, lograremos poner el marcador por delante" dijo, sorprendiendo a ambas hermanas, que esperaban de ella a una llorona que necesitaría algo de consuelo por la situación actual.

"Cuanto has crecido" dijo Hrist cariñosamente mientras Hlokk cambió de tema para ir al grano. "¿Pero sabes a quién vas a enviar ahora?" Preguntó la undécima hermana, al fin y al cabo, necesitarían a un gran guerrero que impida a los dioses ampliar su ventaja, la pequeña Goll miró a Hlokk con una sonrisa, de eso sí estaba segura, seguramente lo necesitarán a él.

"Sí lo sé, es un gran peleador y él mismo me dijo que lo enviemos a pelear cuando estemos perdiendo, es el momento" dijo con una confianza atípica en ella, se notaba lo mucho que había madurado, aunque eso no pudo ocultar las expresiones de sus hermanas, las cuales además también tenían curiosidad por quién de los diez peleadores restantes será el siguiente.

Mientras esto ocurría, en otra parte del estadio, estaba Nut caminando tranquilamente hacia la reunión que tendrían los dioses para decidir a la siguiente divinidad que peleará. Geb, su ex esposo, le había propuesto ir juntos, pero ella se negó, él era el más imbécil del panteón egipcio con diferencia, superando incluso a Seth.

Todavía estaba algo sorprendida por la decisión del humano de suicidarse, provocando la muerte de Sekhmet, y mentiría si dijera que no le dolió, solo era una mujer en busca de venganza y eso lo respetaba, pero tampoco se pondría a llorar ni a hacer ningún drama como sí ha hecho el resto de su panteón.

Sus pensamientos fueron interrumpidos por una figura masculina que se puso delante suya, cuando lo miró detenidamente vio que se trataba del dios traidor que venció a Zerofuko en el primer Ragnarok, el humano divinizado conocido como Buda.

Éste se encontraba con sus ropas de siempre, estaba también con un parche en el ojo, en ese momento se encontraba comiendo un bol de palomitas mientras parecía haberse parado de repente.

Nut lo miró como si fuera imbécil hasta que se dio cuenta de que al lado del pie de la diosa había una palomita que se le había caído, la cúpula celeste quería suspirar de la actitud infantil de Buda, totalmente parado y esperando que dé la palomita caída a sus pies descalzos.

Nut agarró la palomita y acto seguido se la comió ella misma, causando una reacción sumamente cómica y exagerada de parte del humano divinizado, el cual, pasada esa rabieta la miró con un enfado fingido. "¿Acaso buscas pelea conmigo?" Dijo mientras Nut se preparaba para pelear si era necesario, total, estaba acostumbrada a lidiar con idiotas, pero esa tensión se fue en el momento en el que empezó a reír a carcajadas, provocando indiferencia en la diosa egipcia.

"Deberías haber visto tu cara" dijo Buda mientras reía, Nut estaba a punto de noquearlo y seguir con su camino, pero Buda continuó hablando. "Por cierto, no me suenas para nada, ¿Quién eres?" Preguntó con genuina curiosidad, Nut parpadeó un par de veces, todavía confundida por pensar en la razón por la que ese tipo quisiera hablar con ella.

Buda notó el silencio y siguió con sus suposiciones. "¿Acaso eres una valkiria nueva?" Preguntó mientras se agachaba para ver más a Nut mientras seguía comiendo a su vez de su bol de palomitas.

Nut aguantó sus ganas de querer arrancarle la cabeza y trató de simplemente presentarse para irse lo más rápido posible. "Soy Nut, la cúpula celeste del panteón egipcio, ahora aparta, tengo prisa" dijo bruscamente, dejando a Buda con una sonrisa, le encantaba sacar de sus casillas a todos los dioses, sean grandes o pequeños.

Justo cuando cada uno iba a caminar por su lado un gran temblor de tierra se hizo presente, provocando que ambos se empiecen a tambalear, para ser sinceros, todos los que estaban en esa parte del estadio lo notaron, pero justo ellos estaban a unos metros del origen.

Buda se comió todas las palomitas antes de que su bol cayera al suelo mientras miraba al origen del temblor de tierra, que había sido breve pero muy intenso, Nut también lo miró, era un cuarto que estaba justo allí y del cual se empezaron a escuchar voces, tanto Buda como Nut se quedaron escuchando a escondidas lo que había sucedido, ambos tenían en común una cosa, eran curiosos a su manera y todo les daba igual.

Dentro del cuarto de encontraba Asmodeus, parecía recuperado gracias a los grandes cuidados de la enfermería, aún siendo ángeles los enfermeros.

Los que había pasado a él también lo había dejado sin palabras, al parecer el actual dueño del infierno, el nuevo Lucifer se había presentado allí para hablar con él en persona.

Debido a que Lucifer se unió con Belzeebub, el infierno quedó en manos del más cercano al demonio, quién asumió el rol de ser el nuevo señor de los infiernos y a su vez, el nuevo Lucifer, Asmodeus odiaba a su nuevo líder.

"Parece que has ganado al primer asesino de la humanidad, ¿Cómo se sintió Asmodeus?" Preguntó la aguda y sensual voz de su líder, quién no era un él, sino una ella.

Asmodeus vio fijamente a Lilith, esposa de Lucifer y nueva gobernante de los infiernos, humana convertida en demonio por castigo de Dios por no obedecer a Adán, ella fue la que acabó con el señor del inframundo.

"¿Por qué aceptaste el sacrificio de sangre que hizo Caín? Eso casi provoca mi muerte" Le dijo Asmodeus con odio en su voz, la señora del inframundo se soltó una suave risa. "Yo nunca discrimino los sacrificios de sangre, además, me apetecía ayudar a mi hijastro un poquito" dijo ella, recordando así que ella fue pareja de Adán mucho antes que Eva.

Asmodeus apretó los dientes con rabia, fue gracias a eso que tuvo que recurrir a esa estrategia tan vil para hacerse con la victoria. "En fin, ¿Qué quieres ahora?" Cambió de tema el demonio, interesado en saber la razón por la que Lilith se había presentado personalmente ante él, dejando el infierno por ello.

"Es muy simple mi razón, estoy aquí para ver el Ragnarok personalmente" declaró ella, provocando una mueca de sorpresa en Asmodeus.

"He dejado a Leviatán al mando mientras voy, así que no te preocupes, además, tú serás mi guardaespaldas" dijo, provocando una mueca de asco en el demonio, parece que Lilith se percató de ello.

"O cambias de expresión o recibirás un castigo por eso" amenazó ella, provocando más ira ferviente en Asmodeus.

"Zorra asquerosa" susurró el demonio de la lujuria, pero aún así, Lilith lo escuchó, ahora era ella la enojada. "¡Atrévete a decir eso otra vez si tienes huevos!"

Dijo ella con un grito que hizo que todos los cristales del lugar estallen en mil pedazos, Asmodeus no se contuvo, estaba arto de que esa mujer pretenda ser Lucifer cuando no es así. "Es la verdad, solo eres la puta preferida de Lucifer, no le llegas ni a la suela de los zapatos, yo nunca te consideré mi ama y eso no cambiará"

Asmodeus se desahogó soltando todo lo que tenía que decir, Lilith parecía a punto de estallar, pero antes de eso prefirió soltarle un secreto. "Si tanto admiras a Lucifer, ¿Sabes que fue culpa suya que Sara quisiera casarse con todos los hombres que veía?"

Eso dejó al demonio en shock, pero decidió no creerla. "No me vengas con mentiras" dijo con ácido en sus palabras, a punto de empezar a pelear a golpes con ella, Lilith se acercó a Asmodeus lentamente.

"Es la verdad, fuiste un juguete" susurró ella en su oído, haciendo que Asmodeus empiece a encajar las piezas, sobre todo por el trato demoníaco que hizo, inconscientemente se arrodilló del shock que sintió. "Sara" empezó a susurrar repetidas veces mientras Lilith sacaba un hacha para decapitar al demonio de la lujuria.

"Eso es, no eras más que un experimento que hizo mi esposo por ver lo lejos que llegarías por el amor, al fin y al cabo, nunca antes habíamos sentido amor los demonios" dijo ella mientras levantaba el hacha, Asmodeus estaba todavía procesando todo para percatarse de lo que sucede.

Por su parte, desde fuera Buda y Nut estaban siendo testigos de todo desde un pequeño hueco de la puerta. Buda estaba ciertamente impresionado, mientras Nut parecía incluso identificada por los problemas amorosos, al fin y al cabo, ella los tuvo, y muy graves.

Nut miró rápidamente a Buda, aunque no le caía muy bien sabía que era la persona más cercana, lo miró, él la miró a ella y sin decir nada entraron abruptamente en la habitación.

Lilith se quedó sorprendida por la aparición de esos dos sujetos, haciendo que Nut rápidamente le de una patada a la mano de la esposa de Lucifer, provocando que se caiga su hacha al suelo, provocando a su vez otro pequeño temblor de tierra. "Parece que todos los demonios sois igual de antipáticos" dijo Buda mientras trataba de hacer reaccionar a Asmodeus, pero él seguía en sus pensamientos, Lilith los miró con desagrado.

"No sabéis lo que estáis haciendo, malditos dioses de mierda, ¡Yo soy la nueva Lucifer!" Amenazó mientras les señalaba, Nut respondió con neutralidad.

"Si decides atacar, llamaré a todos los panteones y Buda a los humanos peleadores, ¿Crees que podrás con ellos?" Ahora fue Nut quién amenazó haciendo que Lilith parezca indignada, pero fue de nuevo al símbolo pentagrama del que había aparecido.

"Esto no quedará así, vosotros dos y Asmodeus tenéis vuestra sentencia de muerte firmada" dijo ella antes de irse de nuevo al infierno, seguramente para conseguir a más demonios obedientes y hacer algún plan.

Pasado todo Buda miró de nuevo a Asmodeus. "¿Estás bien demonio?" Preguntó, pero Asmodeus no respondió, simplemente se levantó.

"¡Tengo que ver a Sara!" Gritó para luego salir corriendo de allí, dejando a los dioses de nuevo solos.

Nut suspiró, ha este punto seguro que la cuarta ronda estaba casi preparada, pero al menos pudo evitar una ejecución, esa clase de cosas le daban igual, pero esta vez a sido diferente, le ha recordado a su pasado.

Miró a Buda, el había sacado dos caramelos de su bolsillo para meterse uno de ellos a la boca. "Eso a sido intenso, pero ya ha pasado, ¿Quieres uno?"

Ofreció Buda a la pequeña diosa, ella simplemente aceptó, de todos modos, ya no podría participar en la reunión y seguro que los caramelos estaban buenos.

Ambos se miraron antes de salir de la habitación, Nut volvió a su expresión de superioridad y se despidió de Buda, el cual parecía algo sorprendido por lo que acababa de suceder, pero por alguna razón, esa tal Nut le cayó bien.

Volviendo a la arena, todo ya estaba preparado y empezaría la cuarta ronda en breve, la ciudad había sido reemplazada por la arena tradicional, Nut ignoró los comentarios de sus compañeros dioses y se sentó de nuevo en el asiento de Ra para ver todo, aunque no lo quisiera admitir, Buda parecía ser distinto a los dioses idiotas tradicionales a los estaba acostumbrada.

Con todos ya preparados, Heimdall procedió a anunciar a los peleadores de la cuarta ronda.

"La batalla final entre dioses y la humanidad está a punto de llegar a su cuarto enfrentamiento, ¡Empezaremos presentando al que peleará del lado de los dioses!"

Dijo mientras la puerta se abría.

"Del lado de los dioses tenemos a un ser griego extremadamente poderoso"

Continuó, sorprendiendo a todos porque sean los griegos los siguientes.

"Conocido por pertenecer al bando de Cronos durante la titanomaquía"

Dijo mientras aparecía en la arena un hombre con únicamente una armadura protegiendo de cintura para abajo, armado no más que sus puños.

"Castigado por pertenecer al bando perdedor fue condenado a sostener el mundo, pero ahora ha venido a pelear al Raganarok, ¡Atlas!"

Todos se sorprendieron por la presencia del titán en el torneo, éste de repente empezó a crecer un poco, mostrando sus cinco metros normales, que podía subir o encoger a su antojo.

"Y por el lado de los humanos tenemos a un luchador legendario en la historia de la humanidad"

Dijo mientras la otra puerta se abría, de allí empezó a salir un hombre moreno con barba frondosa y rectangular.

"Conocido por ser un hombre Mesopotámico que desafiaba a los dioses todo el tiempo mientras hacía actos egoístas en su pueblo, hasta que emprendió un viaje y allí los dioses le arrebataron al amor de su vida"

Explicó, dejando a todos atónitos al ya reconocer de quién se trataba, lo que provocó que empezara el furor en las gradas humanas.

"El primer héroe de la historia de la humanidad, ¡Gilgamesh!"

Y con ello el hombre moreno apareció en la arena mientras mostraba su fornido cuerpo, estaba con una sonrisa en el rostro mientras crujía sus nudillos, en las gradas en furor resaltaba un hombre toro que parecía emocionado al ver al héroe mesopotámico.

"¡Que la cuarta ronda dé comienzo, Pelead!"

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