Final de la Séptima Ronda
Leonardo Da Vinci estaba sorprendido porque había hecho dudar de sus propias motivaciones a Atenea simplemente dando su opinión, cada vez estaba más cerca, sus cálculos esta vez no fallarían.
"¿Qué ocurre señorita? ¿Acaso te has quedado sin palabras? A la gente de mi alrededor le ocurre a menudo" Dijo mientras soltaba una suave risa, aunque también hizo una mueca de dolor, el sangrado de su ausente brazo estaba empeorando, debía de terminar.
"Humano..." Atenea estaba recapacitando, un dios es inmortal, era normal tener miedo cuando es consciente de que durante el Ragnarok no queda más que polvo si pierdes, ¿Realmente no era un monstruo?
En el balcón griego, Beelzebub dio una suave sonrisa, parece que su creación estaba enfrentando el propósito de su creación. "Mi creación está evolucionando" Dijo mientras Zeus le miraba todavía con el ceño fruncido.
"¿Evolucionando? No lo creo, está al borde de la muerte" Contestó Zeus mientras Ares parecía quedarse callado en vez de preguntar, Hermes miró seriamente la arena mientras asentía con la cabeza, estaba de acuerdo con Beelzebub.
Por primera vez en su vida, Atenea estaba aceptando sus propios errores y su razón de existir, todo gracias a la raza que los propios dioses quieren exterminar.
"Eres un viejo loco, humano" Dijo Atenea sonriendo mientras trataba de agarrar sus armas débilmente y miraba con firmeza a su rival.
"Me lo dicen a menudo, simplemente hace falta cometer errores para realmente alcanzar la excelencia, ¡Vamos, muéstrame tus progresos!" Animó Leonardo con una sonrisa haciendo que Atenea tenga ganas de derramar lágrimas, pero en vez de eso, le agradecería mostrándole que aún puede ser capaz de ganarlo.
"¡Parece que la séptima ronda está llegando al final!"
La diosa griega era consciente de que sus heridas la hacían prácticamente inútil, por lo que empuñó su escudo y espada y empezó a andar hacia Leonardo.
"Seguramente trate de lanzar su espada para sorprenderme, en tres segundos..." Pensó Da Vinci mientras preparaba con su único brazo su escudo plegable.
"¡Ahora!" Y efectivamente una espada salió disparada hacia él, bloqueándola con su escudo plegable.
Da Vinci empezó a planear como poner fin a la ronda cuando de repente vio demasiado tarde como, rebotando desde una pared, el escudo de Atenea se acercó a una gran velocidad a un ángulo que no cubría el escudo, recibiendo el golpe de lleno.
"¡Leonardo Da Vinci ha sido golpeado en la cabeza por el escudo de Atenea!"
Ese golpe hubiera noqueado a cualquier anciano, pero Leonardo se mantuvo firme, aunque se sentía desorientado ahora no podía pensar con claridad, inconscientemente soltó el escudo plegable.
"Parece que si aprendió de sus errores" Dijo el humano mientras trataba de centrarse, y de repente notó que Atenea estaba a unos pocos centímetros de él, por lo que se alejó con la máxima rapidez que pudo.
"No es suficiente" Dijo Atenea mientras lograba incrustar la espada en el hombro de Da Vinci antes de poder esquivarlo, haciendo que el humano lance un grito.
"¡Atenea le está dando la vuelta al combate!"
Leonardo analizó la jugada de Atenea, jugó prediciendo sus predicciones, lanzando su espada y luego su escudo en otro ángulo y aprovechando para acercarse lentamente y volver a agarrar la espada, brillante.
"Brillante, ¡Eso es lo que me gusta ver! ¡Progreso!" Da Vinci pareció sonreír aún cuando su viejo cuerpo no paraba de sangrar y la espada seguía clavada en su hombro.
El público de ambos bandos estaba sin palabras ante la actitud de Leonardo Da Vinci, aunque la humanidad empezó a dedicarles palabras de ánimo, estaban conmovidos porque ese anciano llenó de progreso a la humanidad y ahora estaba haciendo lo mismo con las divinidades.
"Gracias, humano, he vuelto a ser la de antes, no, mejor que antes, soy un monstruo, ¡Pero usaré ese supuesto defecto y evolucionaré!" Atenea, por primera vez, parecía totalmente inspirada e iluminada, pero sobre todo feliz, aunque estuviera en las últimas.
"Espléndido señorita diosa, pero le sugiero que mire sus brazos" Dijo Da Vinci y Atenea vio que el hecho de forzar sus brazos para lanzar el escudo y espada hizo que uno de sus brazos se caiga de su cuerpo como si fuera carne putrefacta de un cadáver.
Luego de eso, tanto la divinidad como humano se miraron a los ojos y ambos empezaron a hacer sus últimas estrategias, ya que éstas pondrán fin a la séptima ronda.
"¡¿Cómo acabará esto?!"
Atenea fue la primera en avanzar lentamente hacia Da Vinci con su escudo en su único brazo unido a su cuerpo mientras Da Vinci comenzaba a correr por toda la arena, nadie entendía nada, el humano mientras corría derramaba más sangre por el esfuerzo, pero eso también significaba que Atenea se tendría que mover también el doble.
El italiano agarró del suelo su ballesta que cayó hace tiempo y comenzó a lanzar las pocas flechas que le quedaban con dirección a la cabeza, pero Atenea lo desvió con el escudo, cosa que predijo Da Vinci, ahora las flechas estaban rebotando por la arena, haciendo que Atenea se centre en rebotarlas en dirección al humano.
Da Vinci no contaba con su escudo plegable que se había quedado en la otra punta de la arena, pero Da Vinci lo había calculado, su plan maestro seguía su curso, esperando que la diosa no lo prediga.
Rápidamente agarró dos cañones en miniatura que quedaban en su bolsa y también los disparó, siendo dos proyectiles más, aunque estos no rebotaban.
"Por suerte estoy en las gradas, ¡Menuda lluvia de proyectiles que está provocando Leonardo Da Vinci!"
Todos estaban confundidos sobre lo que quería hacer el anciano con eso.
Atenea había parado de moverse, estaba reflejando los proyectiles en una posición específica, quería que Da Vinci no pudiera evitarlos. "¡Ahora!"
Gritó Atenea, y todos los proyectiles fueron rebotados o desviados hacia donde se encontraba Da Vinci, quien acababa de agarrar su espada-sierra.
"¡A volar!" Leonardo Da Vinci lo había predicho y usó las últimas fuerzas de su máquina voladora de su espalda para elevarse al menos un segundo, él era consciente de que un ala estaba rasgada, pero sabía que lo elevaría el tiempo suficiente.
"¡Da Vinci lo ha esquivado!"
Ambos combatientes gritaron mientras Da Vinci lanzaba su espada-sierra hacia Atenea y ésta lanzaba su escudo hacia el humano.
Ambas armas arrojadizas impactaron en su objetivo, Leonardo Da Vinci cayó fuertemente al suelo, dejándolo moribundo por la acumulación de heridas, además, la espada clavada atravesó completamente su hombro, por suerte era el hombro de su brazo amputado.
Atenea predijo que le lanzaría el arma y desvío su cuerpo con intención de esquivarlo, viendo como su otro brazo se caía en el proceso, pero no contaba que Da Vinci, sabiendo que lo iba a esquivar, apuntó a su cuerpo y no a su cabeza, por lo que la espada-sierra cortó a Atenea por la mitad.
Todo el mundo quedó mudo, los proyectiles también habían cesado, las balas de cañón se incrustaron en la pared y las flechas impactaron en el cuerpo cortado de Atenea, cosa que no era importante ya que estaban cortadas.
"¡Ambos peleadores parecen incapaces de levantarse! ¿¡Quién caerá muerto primero?!"
Todos los humanos gritaban el nombre de Da Vinci, pero éste apenas podía mover su cabeza, Atenea seguía viva sin ningún tipo de problema debido a los datos dichos anteriormente, aunque su cuerpo ahora solo era de cintura hacia arriba y sin brazos, es decir, prácticamente era incapaz de hacer nada por el resto del combate.
Parecía todo perdido para Da Vinci debido a que morirá antes, pero todos quedaron con la boca abierta cuando vieron a Leonardo levantarse lentamente con la ayuda de un bastón que llevaba en su bolsa.
"¡Leonardo Da Vinci está en pie!"
Los humanos entraron en furor cuando lo vieron.
"¿Pensaban que no llevaría un bastón y sí todos esos inventos?" Preguntó retóricamente el anciano mientras trataba de reír, pero escupía sangre en el proceso, a lo mucho le quedaban unos cinco minutos de vida si no lograban curarlo.
Lentamente empezó a usar su único brazo para andar lentamente hacia Atenea con la ayuda del bastón, aunque se notaba que estaba haciendo un esfuerzo monumental en caminar y que en breve se quedaría sin fuerzas.
Logró, con un esfuerzo muy grande, llegar donde estaba lo que quedaba de Atenea, la cual estaba llorando, pero de alegría.
"Muchas gracias por haberme abierto los ojos, humano, aunque solo fueran unos escasos minutos he podido sentirme feliz por primera vez en mi vida" Dijo Atenea mientras miraba con su único ojo al anciano, quién sonrió débilmente.
Lento y con cuidado debido a que apenas podía ponerse en pie, logró arrodillarse y agarró su espada-sierra que se encontraba a unos escasos metros del cuerpo y apuntó a su cuello.
En el balcón griego, Zeus empezó a sacar de forma sigilosa el veneno, además, era una pequeña aguja, nadie lo vería y luego la lanzaría rápidamente hacia el humano, la gente pensará que cayó por su estado actual y nadie sospechará de nada.
Pero justo cuando sacó la aguja, un objeto golpeó su mano, haciendo que la aguja con el veneno caiga al suelo y el resto de dioses griegos vean que ha sucedido.
El responsable era Beelzebub, quién le había golpeado usando un nuevo bastón que ahora usa.
"¿¡Qué haces?!" Gritó Zeus mientras miraba a Beelzebub con intenciones asesinas, pero el rostro serio del demonio de la gula no cambió.
"Hades no soportaba las trampas, y seguro que Atenea tampoco, tendrás que pelear aquí si quieres lanzar el veneno" Dijo, sorprendiendo a Zeus ya que no sabía como había descubierto que llevaba veneno, mientras el resto del panteón griego miraba con confusión la escena, Ares siendo el más afectado.
Mientras esto ocurría, en la arena, Leonardo Da Vinci le dedicó una última sonrisa a Atenea antes de acabar con ella. "Adiós, señorita diosa" Dijo débilmente mientras con su espada-sierra gastaba sus últimas fuerzas para cortar el cuello y la cabeza también, destruyendo el cerebro y matando finalmente a la diosa griega, Heimdall se apresuró en comunicar el resultado mientras todos notaban que Leonardo después de eso cayó inconsciente.
"¡Después de una dura lucha, el ganador de la séptima ronda es Leonardo Da Vinci! ¡La humanidad vuelve a ponerse por delante en el marcador!"
Los humanos gritaron de furor y alegría mientras los dioses parecían frustrados, al mismo tiempo, los enfermeros ángel aparecieron a una velocidad asombrosa y se llevaron al humano para curar sus heridas antes de que sea demasiado tarde.
En el balcón griego, Zeus quería acabar con el señor de las moscas en ese mismo instante, por su culpa, la humanidad está por delante.
Duración de la batalla: 15 min y 25 según.
Golpe Final: Decapitación.
Ganador: Leonardo Da Vinci. 3-4
"Padre, ¿De verdad ibas a lanzar un veneno?" Preguntó Ares totalmente incrédulo, Hera parecía decepcionada y Hermes tenía el ceño fruncido, les dolía la muerte de Atenea, pero eso no quita que su líder casi hace trampas.
"Yo soy el líder aquí y me aseguraré de no ser exterminados" Dijo sombríamente el padre del cosmos, provocando algo de incomodidad en los presentes, Zeus continuó hablando. "Beelzebub, ahora eres un traidor, ¡Fuera de mi panteón de inmediato!" Ordenó el dios griego, Beelzebub de encogió de hombros en respuesta y salió del balcón griego con indiferencia, de todos modos, su deber dentro de los dioses olímpicos había terminado, sólo le queda volver al inframundo y trabajar para Perséfone, no le quedaba nada más por hacer.
En el balcón de las valkirias, Goll se hubiera levantado de la emoción si no tuviera a Nut encima de sus piernas, en cambio, simplemente gritó en señal de celebración.
"Ese humano resultó ser mejor de lo que imaginé" Dijo Nut con una sonrisa mientras notaba como Goll comenzaba a pensar en otro tema y ella también empezó a pasarlo por la cabeza. ¿Platón habrá descubierto algo?
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Bueno, aquí termina el capítulo, ¿Cómo os ha parecido la séptima ronda? Si queréis podéis dejar vuestra opinión.
Espero que os haya gustado, ahora sin nada más que decir, adiós.
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