50. ¿Volveremos a ser como antes?
Segundo regalo para danielastark14 ❤❤❤ Te quiero un montón mi amiga
Natasha salió de la Iglesia y Sharon se despidió de mi al notar su presencia cerca de nosotros. Ambos habíamos seguido a nuestro capitán a escondidas, bueno la pelirroja ya había hecho acto de presencia frente a él, pero aún faltaba yo.
- ¿No vas a entrar? - Preguntó y yo negué. - Entonces, te espero en el aeropuerto. - Informó y se marchó rumbo al jet que nos había traído hacía una hora.
Me negaba a entrar a esos edificios religiosos, entrar significaría estar de acuerdo con sus ideologías y yo nunca lo estaría, ni aunque estuviera el cuerpo de mi tía ahí dentro. Nunca aceptaría la creencia de que un ser superior permitiera que sus hijos sufrieran sólo para probar el punto de que sólo seremos felices si lo adoramos a él. Preferiría creer en el Big Bang antes de apoyar esas doctrinas.
- ¿Tony? - Dijo sorprendido mi esposo de que estuviera parado frente al inmueble.
- Tu alma gemela. - Respondí con sarcasmo.
Hacia tan sólo dos semana nos habíamos profesado nuevamente nuestro amor en la habitación y hoy estábamos otra vez distanciados, como si no nos uniera un lazo, nuestro amor y hasta un documento.
- ¿Qué haces aquí?
- ¿No puedo simplemente querer acompañar a mi marido? - Pregunté dando algunos pasos para alejarme del templo esperando que Steve me siguiera. - En realidad tengo algunas dudas. - Confesé cuando escuché sus pasos siguiendome y esperé a que se posicionara a mi lado. - ¿Se puede extrañar algo que todavía no dejas?
- Solo si sabes que ya nada volverá a ser igual.
- No dejemos que eso pase, por favor, no nos dividamos.
- No puedo ir en contra de lo que creo correcto.
- En estos días me he puesto a meditar y me di cuenta de algo, que tu nunca te esfuerzas por mantenerte a mi lado.
- Entonces, ven conmigo.
- ¿A dónde? Todos me conocen, no podría vivir una vida a escondidas contigo, a cualquier lugar que vaya mi cara es conocida.
- ¿Es eso o no quieres dejar tu vida de lujos?
- Viví secuestrado en una cueva durante tres meses, así que no me vengas a decir que no sé lo que es sobrevivir con casi nada.
- Entonces, ¿Qué te impide tomar decisiones por cuenta propia, sin pensar en el gobierno?
- Yo no soy una persona de huir, afrontó las consecuencias con la cabeza en alto.
- Lo importante es que estemos tu y yo, el resto me da igual.
- Es tu pensamiento, no el mío. - Continúe caminado pero el detuvo sus pasos así que me volteé para jugar mi última carta. - No te puedes ir, estamos casados.
-Con tu firma en esos papeles condenaste nuestro matrimonio.
- ¿Te lo dijo Natasha?
- No, estaba seguro de que firmaría inmediatamente y lo hiciste, siempre actuas por impuso y no piensas en las consecuencias.
- Tienes razón, actuó por impulso, luche por ti, hice de todo por ti y no pensé en las consecuencias. - Confesé - Pero no quiero afrontarlas, no quiero que nos separemos, realmente odio la sensación de estar apartado de ti y aunque con nuestro tiempo juntos he aprendido a controlarla, no se siente bien, quiero vomitar, me siento deprimido y... es horrible, no me hagas pasar por eso.
- No siempre se puede hacer lo que uno quiere
- Steve te prometo que lo puedo arreglar, cuando las cosas se calmen. - Manifesté con desesperación. - ¿Recuerdas que algunas tardes me iba con la excusa de que iría al spa? - Pregunté listo para contar algo que me parecía vergonzoso y continué cuando fijo su mirada en mí. - Fury me hacía ir a cumpleaños de niños, hijos de altos funcionarios y de gente millonaria, lo hacía para conseguir favores, para saltarse las reglas y no sufrir consecuencias. - Confesé. - No me importaría seguir haciendo ese tipo de cosas para conseguir que cancelen los acuerdos, y así lograr que te quedes. - La mirada de Steve era segura, mis palabras no lo haría cambiar de opinión. - ¿Ya no lucharás por lo nuestro?
- No puedo. -Respondió luego de varios segundos y cambió su postura segura a una triste.
- No quería venir a hablar sobre esto, pero me ganó el deseo de hacerte cambiar de opinión. - Manifesté acercándome a el para envolverlo en mis brazos. - Quería que disfrutaramos nuestros últimos momentos juntos reviviendo anécdotas de Peggy y tuyas, y tal vez haciendo el amor.
- Aún podemos hacerlo, mi hotel está cerca.
La propuesta fue tan tentadora que la acepté, le envié un mensaje a Natasha avisandole que no tomaría el vuelo y que no me esperara en la firma de los acuerdos, porque yo ya lo había hecho con el mío. La respuesta que de dio fué que nunca lo haría cambiar de opinión y que el nunca saldría con otro alfa. Tal parece que nos iríamos a la tumba con ese secreto.
- ¿La amabas tanto como a tu compañero? - Pregunté cuando cerró la puerta de la habitación de hotel. Había decidido no ir al entierro, ya había ido a suficientes funerales en mi vida, no quería revivir otra vez esos dolorosos recuerdos.
Sus amigos ya se habían marchado de la sala, los había escuchado platicar, pero no les presté atención, estaba ocupado leyendo los mensajes de Pepper, estaba emocionada por estar cerca de su séptimo mes de embarazo, aún no sabía que la manada en la que se suponía que crecería su cachorro se iba a desintegrar.
- Le tenía mucho aprecio.
- Suena poco para lo que ella sentía por ti. - Contesté y vi como iba recogiendo sus cosas. - Hablaba de ti como si fueras el mejor hombre del mundo y ahora me doy cuenta que no se equivocaba.
- Tony, me surgió algo con un amigo y debo marcharme ahora.
- Oh, está bien, estoy acostumbrado a que me ignores y me abandones, no es una gran diferencia. - Manifesté con sarcasmo. - Creo que a fin de cuentas de ahora en adelante debo aprender aprender a vivir sin ti, porque nunca seré feliz con alguien que no me ama como yo le amo. - Declaré saliendo de la habitación antes de ser abandonado ahí mismo.
Le pedí a Jarvis que me metiera a vuelo más cercano a Estados Unidos y mientras iba en el taxi escuché lo que pasó en Viena. ¿El soldado del invierno no era una leyenda urbana?
Durante el vuelo me desconecté totalmente, cerré mis ojos e intente crear en mi mente una historia en mi mente en dónde todo esto no pasaba, en donde Steve y yo éramos felices, nada nos separaba y nos amabamos por siempre sin trabas o errores.
Me bajé del avión y me fui directamente a la entrada ya que no llevaba equipaje, todavía iba con la paz de la burbuja que creé en mi mente, creo que así se bajaron los que me rodeaban, sumidos en mi agradable nube de feromonas pacíficas.
Cuando salí vi a Happy, quien me saludó con la mano y yo me acerqué a él para abrazarlo, el lo correspondió extrañado, unos segundos después intentó separarse, pero no lo dejé, estaba consciente de que algunas personas estarían viéndonos, aunque yo no le tomé importancia.
- Señor, ¿Está bien?
- Lo estaré, Happy, lo estaré. - Dije antes de separarme y me metí al auto sin esperar que me abriera la puerta.
Aún estando en mi propia bruma de emociones cerré mis ojos y recosté la cabeza en el asiento, disfrutaría de pensamientos positivos durante el viaje, antes de llegar a la dura realidad de encontrarme con el complejo casi vacío, debía mentalizarme para que mi alfa no tomará control de mi vida y me hiciera caer en una oscura depresión. Aunque estaba seguro de que en mi habitación tendría más tiempo libre para perderme en los pensamientos autodestructivos que me invadían. Pero nada me molestaría mientras llegaba, ni siquiera la constante mirada de Happy por el retrovisor. Mi recorrido a casa fue interrumpido por el sonido de las noticias en la radio. El beta acababa de encenderla y lo primero que encontró fue un noticiero hablando del Capitán América y James Buchanan Barnes, alias el Soldado del Invierno.
Inmediatamente reconocí el nombre, Peggy y mi padre me habían hablado mucho de el, con la diferencia de que me dijeron que había muerto al caer de un tren, ya no me sorprendía que personas muertas reaparecieran, aunque generalmente no lo hacían como asesinos, eso le sumaba puntos por ser diferente. Lo que no me extrañaba es que Steve no me dijera nada de su viejo amigo, siempre actuando en secreto, creo que ya me había acostumbrado a ello.
- Happy, ve hacia la torre, necesitaré un quinjet, tomare un vuelo a Berlín.
Un quinjet doblaba un vuelo a la mitad, así que en unas horas estaría limpiando la mierda que Steve y sus amigos habían hecho en el extranjero, pero antes recogería algo en la Torre.
Mientras iba en camino Natasha me contó todo, desde que apareció el famoso Soldado del Invierno, que el intentó matar a Fury, hasta que salvo a Steve minutos antes de que yo lo encontrara luego de la caída del Triskelion, sobre su reaparición en la firma de los acuerdos y su amistad con el Capitán, que fueron mejores amigos, también me comentó que Steve lo investigó desde que lo reconoció, cosa que yo no sabía, pero le pude haber ayudado a encontrarlo si me hubiese tenido confianza, hasta nos habríamos evitado las muertes en la firma de los acuerdos y me relató la búsqueda exhaustiva que Clint, Sam y ella ejecutaron los últimos dos años con Steve bajo el pretexto de encontrar a Strucker.
Cuando llegué fui abordado por múltiples autoridades y diversas llamadas entraban en mi teléfono, el estrés de mi cuerpo estaba subiendo al pensar en el castigo que recibiría mi omega. Pero yo haría todo lo posible para sacarlo del problema.
-Creí que ya nos habíamos despedido, beloved - Manifesté acercándome a él para palmearle el pecho y haciendo parecer que accidentalmente había tocado su pezón. - El secretario Ross quiere que los procesen. - informé alejandome con Natasha.
Debía planear mi última jugada con Steve.
- Te enseño algo cool. - Dije entrando a la sala desde la que Steve estaba viendo a su amigo. - Estas, se usaron para firmar acuerdos en el cincuenta y uno. - Conté mostrándole dos antiguos bolígrafos.
- En parte eso empujó a esta nación a la guerra.
- Si no fuera por ellos no estarías aquí conmigo. - Respondí pero me arrepentí por la fuerza de mis palabras. - Sabes, no quiero perderte, podríamos retirarnos como Clint, el lo hará por el bien de su omega y su bebé, pero nosotros podemos hacerlo por el bien de nuestro matrimonio. - Mencioné, casi estaba rogandole que se quedará, aunque el no parecía dispuesto a ceder. - Se que soy un fastidio, papá era en serio irritante, pero el y mamá se las arreglaban a pesar de que ambos eran alfas.
- Me alegra que te tuvieran a ti.
- Pues a mi no tanto, aún recuerdo la época en la que te odiaba, quisiera regresar a ese tiempo para no estar tan desesperado por hacer que te quedes.
- Si veo que una situación se descontrola no puedo ignorarla.
- Lo sé, porque siempre eres tan amable. -Respondí con sarcasmo. - Por momentos quiero que te vayas, pero no es cierto, quiero que te quedes, realmente sólo quiero que dejemos de ser tan complicados. - Agregué caminado a su alrededor. - No quiero que te vayas, te necesito y la manada también, hasta hoy nada ha pasado que no pueda arreglar, si firmas eso legitimaremos las últimas 24 horas y enviaremos a Barnes a un centro psiquiátrico en casa y no a una prisión en Wakanda.
Lo que había dicho lo había convencido, Steve había tomado el bolígrafo y estaba a punto de firmar, casi podía sentir a mi alfa revolcarse de felicidad por ver que mi omega me aceptaba y se quedaría conmigo.
- Wanda y tú se reintegrarán los más pronto posible.
- ¿Wanda? ¿Qué pasó con ella?
- Esta confinada en el complejo, Pietro le hace compañía.
- Creí que estabas haciendo lo correcto.
- Esta bien, tiene una mansión a su disposición y Pietro está feliz con eso, hay peores formas de proteger a alguien.
- ¿Así es como lo ves?, Es casi una prisión.
- No es ciudadana y no tiene tutores legales, por eso te ruego que revises los papeles.
- Es una niña.
- No me grites, hago lo que puedo, intento que no pase lo peor.
- Sigue convenciendote de eso. - Dijo poniendo el bolígrafo en la mesa y los papeles sin leer quedaron sobre la mesa.
El no entendía el dolor que le quería evitar a la chica al salir a la calle, yo había pasado insultos terribles por crear armas, sólo no quería que ella recibiera ofensas de ese tipo.
Y genial, ahora era el tutor de unos mellizos, estúpido el momento que creí que Steve y yo podíamos ser sus tutores legales. Mi firma ya estaba sobre los papeles, ya no podía retractarme, pero Steve ni siquiera se había dado cuenta de eso. Tenía ganas de romper los papeles, pero no lo haría, no podía dejar al peliplata, ya se lo había comentado y el estaba emocionado con la información, se lo dije después de que el firmara los acuerdos, creí que eso lograría que su melliza también firmara, tristemente eso no pasó.
Me levanté de mi silla molesto con los papeles en la mano y se los tendí a Natasha, la cual se sorprendió al ver lo que había firmado.
- ¿Creiste que ambos podrían formar una familia feliz? - Preguntó con incredulidad.
- Lo sabes mejor que nadie, tomo una mala decision tras otra.
- No creo que sea una mala decisión, Pietro te aprecia mucho y Wanda aprenderá a hacerlo. - Me consoló y todo se oscureció. - Dime que tienes un traje, aunque sea el último y más ridículo que hiciste.
- Así es, pero no lo hice yo, tengo un elegante Tom Ford de tres piezas y dos botones, soy un no combatiente inactivo.
- Síganme. - Pidió Sharon corriendo a nuestro lado mientras nos dictaba su plan.
Me acerqué al hombre zombie y experimenté algo raro en mi cuerpo cuando mi mirada se encontró con la suya, lo que le hizo descuidar mis golpes y rápidamente terminar en el suelo, el impacto de sus puñetazos me dejó una percepción muy rara en mi cuerpo, además de el dolor, había algo más, pero no lograba saber porqué, además de que mi alfa se sentía revuelto y tampoco podía descifrar la razón. Sólo logré pensar que estaba preocupado por nuestro omega.
Me aproximé a Natasha que estaba tocándose el cuello después de casi ser ahorcada, pero ella parecía más preocupada por el golpe que yo tenía cerca de mi ojo.
- Deberías llamar a la madre de tu bebé - Recordé para evitar que su mirada de lastima siguiera sobre mi.
Mientras caminaba había las oficinas me quite el saco y caí en cuenta del daño que le había causado a mi brazo, dolía, pero evitaría pensar en eso. En lo que debía centrarme ahora era en Steve, que seguramente ya había huido con su amigo.
Entendía que ahora era su único recuerdo vivo del pasado, pero, ¿Por qué no decirmelo? Hace mucho tiempo pudimos encontrarlo y buscarle tratamiento, antes del atentado en la firma de los acuerdos y otra pregunta era, ¿Por qué hacer un atentado? ¿No estaba de acuerdo con la firma de los acuerdos? Porque no íbamos a obligarlo a firmar.
Natasha entró a la sala y me dijo que esperaba que esto fuese lo último, ya que no quería preocupar más a Pepper y yo también esperaba que así fuera, porque no quería continuar pensando en los secretos de mi relación, ni en lo que le podrían hacer a Steve por defender un asesino. Yo buscaría la forma de que el saliera lo mejor posible, pero el estrés me comenzaba a consumir. Minutos después llegó el Secretario Ross a hablar más mierda para subir la tensión de mi cuerpo.
- Mi brazo izquierdo se entumeció, ¿Es normal?
- ¿Estás bien? - Preguntó la pelirroja posando su brazo en mi hombro.
- Yo siempre.- Respondí y después recordé nuestro ultimátum.- 36 horas.
- Tony, nos urge encontrar personal.
- Me haría feliz un Hulk conmigo ahora, ¿Y si le dices?
- Ama demasiado a Francis como para ponerse en peligro por nosotros, ¿Tú crees que se pondría de nuestro lado?
- No, por algo Clint se retiró.
- Tengo una idea.
- Y yo varias, ¿Dónde está la tuya?
- Abajo ¿Y la tuya?
Antes de responder busque acceso a una de las pantallas que había en la sala y conecté mi teléfono. Abrí una carpeta llena de subcarpetas con diferentes nombres y llenas de información.
- Matthew Michael Murdock, alias Daredevil, ¿En serio, el Diablo de Hell's Kitchen?
- Creo que no aceptaría, después de que mataron a su novia no se le volvió a ver en las calles, aunque podríamos contactarlo en su trabajo de abogado
- ¿Investigaste todo?
- Tengo mucho tiempo libre.
- Cuando no andas babeando por un rubio.
- Pasemos al siguiente. - Expresé para evitar el tema.
La siguiente era Jessica Campbell Jones, que trabaja como investigadora privada, sobre ella no logre investigar como consiguió sus poderes, toda información sobre ella era inexistente, estuvo en coma, fue adoptada y luego de matar a su ex novio no se volvió a aparecer. Sólo sabía que no era inhumana, pues ella ya tenía sus poderes antes de el auge de estos y no era mutante ya que trabajo en una agencia que hacía pruebas para evitar contratarlos.
- Te mataría antes de que estés cerca de su radar.
- ¿Qué te parece Luke Cage? - Pregunté pasando a su carpeta en la que había una foto suya con Jessica.
- Si ambos son amigos, se unirán para arrancarte las extremidades.
Cambié de carpeta antes de que siguiera criticando mis ideas, el siguiente era Francis David Castle o The Punisher.
- ¿No murió?
- Según mis fuentes no.
- ¿Y cómo no murió quieres que te mate? - Preguntó y yo fruncí mis cejas ante sus palabras. - Son pésimas opciones Tony, ellos nunca nos ayudarían.
- Si les pagó si.
- La última opción es un maniático, ¿Qué te asegura que no nos mate a todos? Tal vez tu no tengas a nadie esperando por ti, pero yo tengo pareja y a James mi futuro bebé.
No reflejé el dolor que me causaron sus palabras, pero era la verdad, ya no tendría a nadie esperandome en casa, quizá ni siquiera Pietro se quedaría.
- El último es Peter Benjamín Parker. - Mencioné saltándome a Daisy Johnson, la famosa Quake que fue adorada por los noticieros hace unos meses.
Abrí su carpeta y a Natasha pareció agradarle, claro que lo que vio fue un chico deteniendo un automóvil, si hubiese visto su rostro se habría negado, pues era un menor de edad. Ambos aceptamos integrarlo y el nuevo rey de Wakanda también aceptó unirse a nuestro grupo.
Una rara sensación me invadió a medida me iba acercando a la dirección que tenía del chico, imágenes que nunca había visto llegaron a mi mente y en una de ellas estaba Sam hablando conmigo en una bodega o un lugar oscuro, así como llegó la imagen se fué y me dejó sintiéndome más raro.
Subí al edificio de apartamentos y toqué la puerta, la cual fue abierta casi de inmediato dejando salir un dulce aroma a omega, un olor que me agradó, cosa que me pareció extraña, ya que siempre que olía feromonas omega que no pertecia a Steve no me daba gusto, desde que lo había marcado los demás aromas se volvieron iguales, no me impresionaban, pero este sí, me hizo querer inhalarlo durante más tiempo.
- Señor Stark, no lo esperaba tan pronto. - Expresó la beta frente a mi segundos después de que ambos permanecieramos frente a frente sin decirnos nada.
- ¿Me esperaba? - Pregunté confundido.
- Pues no, pero intenté contratarlo desde hace dos años. - Respondió la castaña que se me hacía familiar. - Pase, horneé unas galletas.
La mujer abrió la puerta para que pasara y yo con algo de desconfianza lo hice, todo lo que dijo me resultaba raro, no entendí lo que quiso decir, pero ya resolvería mis dudas. Pero me surgieron más cuando la tía de Peter llegó con un plato con galletas y un sobre en la mano.
14 de Febrero
Les agradezco por continuar acompañandome en esta historia 💖💖💖
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro