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47. Mi vida ahora

Desperté solo en mi cama como toda la semana desde que mi vida había cambiado, Steve me trataba como si tuviera lepra o algo peor, ni siquiera  arreglamos el altercado que tuvimos el día que me convertí, ahora todo el tiempo se lo pasaba con Wanda, me ignoraba completamente. Se que debía ser raro para él tener como esposo a un niño. Vaya suena aún peor de lo que creía, pero eso no le daba razón para dejarme de lado, yo también estaba pasandola mal.

Vivir en la Torre siendo un niño era realmente complicado, todo estaba tan alto, hasta la cama estaba demasiado lejos del suelo. Los escalones son muy altos, pensé mientras bajaba a la cocina por algo para desayunar y otra cosa horrible era que no podía tomar café, mi nuevo cuerpo reaccionaba de forma rara, me volvía hiperactivo, casi sentía como si tuviera alguna droga en mi cuerpo, me sentía lleno de energía y hablaba rápido, causando que todos se alteraran, así que me obligaron a dejar de consumirlo.

La manilla del refrigerador estaba demasiado alto y la puerta es tan pensada razoné mientras hacía fuerza para intentar abrirla, cuando me iba a dar por vencido la puerta se abrió frente a mis ojos, me volteé me encontré a Natasha. Ella sonrió como saludo y tomó la caja de leche que estaba dispuesto a alcanzar, apesar de no estar a mi altura. De un momento a otro mis pies dejaron de tocar el suelo y fui depositado en una silla frente a la barra para desayunar.

—No necesito que me carguen, soy un adulto. — Expresé enfurruñado.

— Un gracias por facilitarme la vida hubiese quedado mejor. — Respondió con ironía y puso frente a mí un tazón con leche y cereal.

— ¿Podrías meterlo unos segundos al microondas? — Pregunté haciendo una carita de cachorro. — Me gusta cuando el cereal se derrite.

— Me parece asqueroso. — Afirmó mientras hacía lo que le pedí. — Que mal gusto tienes. — Criticó riendo cuando se sentó poniendo el plato frente a mi y yo hice un mini puchero.— Te ves tan adorable, así quédate toda la vida. — Agregó y yo cambié de expresión.

— ¿Ya desayunaron los demás? — Pregunté cuando ya estaba disfrutando de el cereal frente a mí.

— Steve y Clint, se fueron a investigar unas pistas sobre Strucker, ¿No te avisaron?

— Aunque me lo hubiesen dicho, no les serviría de mucho.— Respondí fingiendo que no me sentía mal porque Steve no me lo contara.

Cuando estabamos por terminar el desayuno llegó Johnny y le pidió un vaso de agua a Natasha, la cual se lo sirvió con una sonrisa.

Ellos se quedaron hablando y yo salté de la silla para irme a la sala, ahí estaba Bruce leyendo un libro sobre maternidad. Pietro jugaba videojuegos y Johnny tenía algunas piezas de juegos para armar, yo por otro lado busque mi tablet para jugar algo y terminé jugando Candy Crush mientras veía de reojo a él peliplata celebrar cuando ganaba.

Ya no era raro para Johnny o Pietro ver mi versión pequeña, la manada les había explicado mientras yo estaba inconciente que tenía poderes y que aún no sabía controlarlos. Pietro aprovechó para contar que su papá era mutante y que tenía supervelocidad, también relató que lo había heredado de su abuelo, con la diferencia de que el controlaba los metales, por eso el había aceptado con facilidad irse con desconocidos, pues su padre le había contado que algunas personas odiaban a los mutantes, por lo que a veces corrían peligro y debido a eso se mudaban con frecuencia. Pietro ya había aprendido a controlar sus poderes y estaba feliz de haber heredado el mismo don que su padre, aunque nadie le contó que su historia era diferente. Por otra parte, Johnny no había intentado usar sus poderes nuevamente.

Cuando me aburrí de jugar decidí dedicarme a intentar hacer funcionar la gema, mi objetivo era Pietro, no quería hacer desaparecer a Johnny y el peliplata era el más grandecito de todos. Bruce no me prestaba atención así que levanté mis manos para probar si así lograba encenderla.

— Tony, ¿Qué estás haciendo? — La voz severa de Natasha me asustó logrando que perdiera el control de la gema.

De un segundo a otro estaba en un piso abajo del penthouse de la Torre y un terrible dolor en mi pierna me invadió el cuerpo, haciendome quedar inmóvil e inevitablemente comencé a llorar, no sabía si el dolor era demasiado o es que estar en este cuerpo me hacía reaccionar así. La desesperación de no saber lo que me acababa de pasar me hizo sentir mareado y con náuseas, creí que hacía años había aprendido a controlar mis nervios para evitar vomitar, pero no aquí estaba otra vez como cuando era un niño.

— ¡Tony! — Llamó la alfa con voz fuerte y cuando llegó junto a mi sentí su fuerte aroma a nervios, algo estaba muy mal, para que ella estuviera dejando salir sus emociones.

— Hueles horrible. — Dije cuando ella comenzó a tocar mi brazo en busca de una fractura, pero cuando tocó mi pierna aullé de dolor.

— ¿Te golpeaste la cabeza?— Preguntó antes de levantarme y cuando negué me cargó con mucho cuidado.

En el ascensor Natasha me impregno de su aroma para ocultar que yo olía a alfa y le dijo a Jarvis que le comunicará lo que me pasó a Bruce y que estábamos rumbo al hospital. Las sedosas manos de la alfa me depositaron en el asiento trasero del auto y nos marchamos, las náuseas se fueron siendo reemplazadas por miedo. Había hecho funcionar la gema y me había vuelto intangible. Gracias al cielo sólo lo había hecho con un piso, ¿Y si no hubiera podido detenerme? ¿Hubiese llegado hasta el último piso? ¿Ya no podía vivir en la Torre o corría riesgo de muerte?

Cuando llegué al hospital Natasha habló con voz de alfa que necesitaba una camilla y médicos, rápidamente un grupo de omegas me llevó, pero unos beta detuvieron a la alfa alegando que tenía que llenar unos papeles antes de que yo fuera atendido, cosa que las omegas que me llevaron ignoraron completamente, una amable castaña que se presentó como Christine me dijo que me pondría una bata para hacerme una radiografía y otros procedimientos más, cuando estaba por terminar llegó Nat para ubicarse a mi lado y así ver que terminarán todo lo que yo necesitaba.

— Es una simple fractura de peroné distal— Afirmó el doctor luego de que las enfermeras que me colocaron el yeso se fueran. — Afortunadamente no afectó ningún ligamento. Requiere de cuatro a seis semanas de recuperación. — Expresó y sacó una caja de crayolas de su gabacha blanca. — Los analgésicos harán efecto pronto, asi que tendra sueño y se sentirá cansado, pero antes de darle el alta tengo que hacerle algunas preguntas, a solas.

— No digas nada fuera de lugar. — Susurró cerca de mi oreja Natasha y luego depositó un beso en mi mejilla para de salir del cuarto.

— ¿Quieres dibujar conmigo Anthony? — Preguntó el doctor con una sonrisa amable y yo asentí aunque no quería dibujar.

— No sé que dibujar. — Respondí tomando la hoja que me estaba dando.

— ¿Qué te parece dibujar a tu familia?

Comencé a dudar de lo que debía dibujar, no puse atención a él formulario que llenó Natasha, escribió que ella es mi única madre o agregó a Pepper a la ecuación, o ni siquiera se inscribió como mi madre, ¡Qué lío! No me di tiempo a las dudas terminé dibujando a ambas, ya luego me inventaría algo para que la historia encajara.

— ¿Eres feliz con tus madres? — Preguntó con suavidad y fue perfecto para mi, ahora sabía que debí dibujar a Natasha y Pepper.

— Lo soy.

— ¿Te tratan bien?— nuevamente asentí sin dejar de ver el dibujo. — ¿Cómo te caiste?

— Estaba saltado en la cama.

— ¿Y cómo reaccionó tu mamá?

— Ella estaba realmente preocupada, nunca la había visto así.

— ¿No te gritó? — Consultó y yo negué. — ¿Cómo las describirías?

— Ambas son pelirrojas.

— Y ellas... — Dejó sus palabras en el aire, seguramente al pensar que no lograría sacar nada de mi. — Las enfermeras que te pusieron esto.... — Dijo señalando mi yeso. — Me contaron que tenías algunos moretones en la pierna y en otras partes que no debiste golpearte cuando te quebraste ¿Sabes cómo ocurrieron?

— Hace unos días me caí de las escaleras. — Respondí, eso era verdad, mi mente tomaba decisiones con base en mi anterior tamaño y debido a eso ahora tenía golpes en todo el cuerpo.

— ¿Tu mamá lo sabe?— yo negué. — Deberías contarle. — Agregó con un suspiro. — Bueno, Anthony, puedes darle ese dibujo a tus madres, te quedó realmente bien. — Alabó el doctor y era verdad, no sabía que aún podía dibujar. — Recuerden que no puede mojar el yeso y lo mejor es que se mantenga en reposo, la mayoría de niños no saben usar las muletas y terminan lastimados, así que necesitará totalmente su ayuda. — Comunicó cuando "Mi mamá" entró nuevamente a la habitación. — Se que ya llevan varias horas aquí, pero con esto finalizamos.

— No sabía que dibu... — Natasha se silenció al momento que el doctor entró nuevamente.

— Anthony, recuerda lo que tienes que comunicarle a tu madre. — Manifestó y se marchó una vez más.

— Hijo, ¿Qué tienes que relatarme?

— Nada mami. — Respondí con el mismo sarcasmo.

— A Virginia y a mi nos encantará colgar esto en el refrigerador. — Molestó poniendo el dibujo en la mesa y tomó mi ropa que estaba doblada en una silla. — ¿Qué me tenías que contar? — Preguntó haciéndome una seña para que levantara los brazos para sacarme la bata que me habían puesto. — Por los dioses, ¿Qué te pasó ahí?

— Me golpeé. — Respondí cuando me terminó de poner la camisa.

— Eso no es sólo un golpe, me dejaste como una madre maltratadora.

— Al menos no eres mi madre. — Dije entre un bostezo.

Mis ojos pesaban, se me cerraban con facilidad aunque quería mantenerlos abiertos, Natasha me dijo algo, pero no logré entenderla, me quedé dormido apenas sentí el calor de su cuerpo cuando me tomo entre sus brazos.

— Tony... — Escuché una dulce voz a lo lejos. — Tony, llevas demasiado tiempo dormido. — Dijeron está vez y me revolvieron el cabello.

Estaba dispuesto a darle la espalda a esa voz cuando algo molesto mi pierna, los recuerdos de mi día anterior llegaron a mi mente, el yeso era lo que me impedía el movimiento, con fastidio abrí mis ojos y me topé con los ojos verdes de Natasha, ella sonreía divertida por mi expresión.

— Quiero seguir durmiendo. — Protesté y me tapé la cabeza con la sabana.

— Llevas casi dieciséis horas dormido, tienes que desayunar y tomar un baño, ayer no tomaste uno.

— No quiero bañarme.

— Como tu madre, yo lo haré. — Expresó entre risas, le divertía tanto mi situación que me parecía molesto.

Aunque no quería moverme me vi arrastrado de mi cómoda cama que ya no olía a Steve, intente agarrarme de algo, pero terminé en el baño con una almohada, ¿Por qué intente aferrarme a la estúpida almohada?

La alfa me dejó sentado al lado del lavabo mientras iba a buscar una bolsa para envolver el yeso. Cuando regresó la tina ya estaba llena. Luego de desvestirme me metió al agua y me lavo el cabello de forma tan suave que casi me vuelvo a dormir.

— Con el cabello así te pareces a Harry Styles. — Bromeó después de peinarme y yo le dediqué una mala mirada. — Pero sólo cuando te peinas.

Mi cabello había crecido después de transformarme, no tengo idea de porqué, pero así pasó y desde que me había pasado había dejado de peinarme, luego de lavarme el cabello lo desenredaba y así lo dejaba, se secaba de forma natural y yo no lo volvía tocar. Clint había hecho bromas sobre mi nuevo aspecto y Pepper mencionó que al fin conocía mi cabello sin químicos, pero yo no les prestaba atención, sólo me dedicaba a comer ignorando a todos.

— ¿Por qué tan triste?

— Esta es una buena razón para estarlo. — Contesté señalando mi cuerpo. — Aunque yo debería preguntarte lo mismo.

—Tony, tu y yo somos iguales, escondiéndonos a la vista, cubriendo la ira y tristeza con sonrisas o mentiras.

— Creí que ahora eras feliz con Pepper.

—Hay aflicciones que no se van ni aunque estés con el amor de tu vida. — Expresó y nos quedamos en silencio.

Quizá tenía razón, habían pesares que no se podían borrar ni estando "felizmente casado" con el amor de tu vida.

Luego del reflexivo desayuno Natasha me dejó en la sala. Me dediqué a ver las flores que siempre compraba para Steve, esta vez nadie las había quitado del jarrón, ya estaban marchitas, las pétalos más secos se habían desprendido y habían caído en el suelo, nadie había pedido a mis robots que limpiaran, siempre lo hacía mí esposo, pero esta vez lo había olvidado, mañana sería el día que debían ser reemplazadas, pero no pasaría, cancelaría el pedido, ya que no podría depositarlas en su lugar por mi cuenta.

Mientras pensaba en eso llegaron Johnny y Pietro, estaban felices por dibujar en mi yeso, cuando terminaron vi que lo habían llenado de dibujos casi por completo, pero yo no les dije nada, no decifré si los sedantes del día anterior me dejaron en este estado o era la falta de mi omega lo que me hacía sentir como un robot, la segunda opción era más viable, cuando el no estaba me sentía enfermo y deprimido.

Con total aburrimiento llegó la hora del almuerzo, Bruce dijo que hoy mi cabello se veía bien, yo ni siquiera me había visto en el espejo después de que Nat me peinara y no es que me importara, no tenía a nadie a quien impresionar.

—Pero mira lo que trajo la cigüeña, que bebé tan grandote. — Escuché la voz de Clint cuando el ascensor se abrió, pero yo no lo miré,  seguí en la misma posición que estaba, acostado en el sofá con un brazo cubriendo mi rostro.

—Bajame ahora. — Gruñí cuando me vi suspendido en el aire por el arquero.

—Que lindura, el bebé ya habla.

—Estoy hablando en serio, bajame.

—Ya, ya, no seas berrinchudo.— Dijo y sentí como alguien me arrebataba de sus brazos.

— ¿Estas bien? Me asusté cuando me dijeron que te caiste de un piso a otro. — Comunicó Steve luego de sentarme en el sofá con sus ojos llenos de genuina preocupación, mis ojos se llenaron de lágrimas que bajaron por mis mejillas al ver que si le importaba, al fin me daba una mirada, toda la semana esperé que me viera y ahora qué lo hacía, se sentía ridículamente bien.

—Tony, no exageres.— Reprochó Clint.

—No puedo controlarlo, estar en este cuerpo me hace querer llorar. — Me defendí sin poder detener mis lágrimas.

—Nadie tiene derecho a juzgarte por llorar, porque además de ti nadie conoce tu dolor.— Expresó Steve para rodearme con sus brazos en un cálido abrazo.

Escuché los pasos de Clint marchadose así que con total libertad hundí mi rostro en su pecho y aspiré su fragancia, si lo hacía profundamente podía sentir mi aroma mezclado con el suyo y eso me daba tranquilidad. Si que era reconfortante ser abrazado por alguien más grande que tú.

— ¿Podemos hablar en nuestra habitacion? — Susurré sobre su pecho. Cuando me cargo abracé su cuello y descubrí el porque Steve amaba estar en esa posición, era tan cómodo. — Te extrañe. — Dije cuando cerró la puerta, pero inmediatamente me recompuse de mi momento de debilidad. — ¿Por qué me ignoraste?

— Creí que tu así lo querías.

— ¿Por qué pensaste esa idiotez?— Pregunté con molestia. — Y no me importa mi lenguaje.

— Cortaste el lazo.

— Yo no hice tal cosa.

— Inténtalo. — Respondió con seguridad.

Quiero besarte, pero sería raro para ti.—  Expresé mediante el lazo, pero por su expresión lo recibió. — Tendrá que ver con algo de la gema, porque yo nunca haría algo así sin informarte.

— Estabas molesto, yo simplemente lo asumí.

— ¿Asumes que a la primera discusión te voy a dejar?

—No creí que me fueras a dejar, pensé que sólo necesitabas un tiempo para pensar.

— Y por eso te fuiste sin avisarme.

— Eran cosas de trabajo.

Suspiré cansado al pensar que esa discusión no nos llevaría a ningún lado. Además, era tan anormal, yo estaba sentado en las piernas de Steve, cuando siempre era al revés

—Las cosas se hablan,  no dejas a tu pareja de un día para otro, sin dar explicaciones y con mil dudas de que hizo mal o porque que insuficiente para su pareja. — manifesté rompiendo en llanto. — Ya una vez me dejaste, fue la peor sensación de la vida, no lo vuelvas a hacer. — Musité contra su pecho. — Prometelo, porque odio llorar y no puedo evitarlo.

— No me voy a ir Tony. — Aseguró y restregó su rostro con el mío para impregnarme de su aroma.

— ¿Marcando territorio? — Pregunté con picardía como si no hubiese estado llorando hace unos minutos.

— Hueles a Nat.

— Me ha cargado a todos lados, creo que es natural.

— El Dios del trueno, pide su presencia en la sala. — Informó Jarvis. Al fin se aparecía, se había pedido de ser niñera al irse a visitar a su novia.

— ¿Quién cambio Beach boy?

— El Capitán Rogers.

— Jarvis le dijo que sólo tú y yo podíamos hacer cambio en la configuración de nombres, y el insistió tanto que accedí. — Respondió Steve antes de que yo le preguntara.

— ¿Amigo Tony?— Dijo Thor cuando llegamos a la sala, al lado de Thor estaba su novia que estaba igual de sorprendido que su pareja al verme siendo cargado por Steve.

— El mismo. — Respondí.

— Se suponía que te presentaría con Jane.

— ¿Qué le pasó? — Susurró Jane a Thor.

— ¿La gema? — Preguntó el rubio y yo asentí. — Ella también tuvo en su cuerpo una gema en estado líquido, pero no hizo desastres con ella.

— ¿Qué bien? — Manifesté.

— De igual forma es un placer conocerlo Doctor Stark. — Expresó la beta y yo le extendí la mano ya que no sabía que hacer.

— También vine a informarles que me marcho, Jane me habló mucho de tus trabajos y llegué a la conclusión de que eres un buen guardián para la gema.

— ¿De verdad lo crees? — Pregunté conmocionado. — Digo, porque no puedo controlarla.

— Se que aprenderás.— Decretó y sus palabras tuvieron un gran efecto en mí, me sentí capaz, nadie me había dado esa seguridad que necesitaba y Thor sí,  hasta me dio una mirada de orgullo hacía mi. — Eres el único mortal al que le confiaría ese preciado tesoro.

Apenas terminó de hablar escuché dos gritos de diferentes tonos e inmediatamente subimos siguiendo a Thor que fue el primero en correr pero cuando llegamos a las habitaciones Steve me tuvo que dejar en el suelo pues había comenzado a volver a mi tamaño normal. La ropa y el yeso se rompieron haciéndome respirar con alivio, pero fue momentáneo pues un grito agudo se escuchó en una habitación en específico y una chica furiosa salió apenas cubierta con una manta de bebé, era Wanda y a los segundos otra puerta fue abierta de la que salieron Pietro y Johnny cubiertos con sábanas.

Pietro dijo algo en ruso y cambió la mirada de mi dirección, lo que hizo que Steve se pusiera al frente mio para tapar mi desnudez de los ojos de los jóvenes. Nuevos problemas.

31 de Enero 2021

Gracias por leer mis locuras 🤗🤗🤗

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