44. Gemelos
Su entrada se contraía cuando le daba nalgadas, se sentía tan delicioso como me apretaba de esa forma y sus gemidos con cada palmada me tenían en la gloria, cada embestida era más placentera que la anterior. Nuestros cuerpos transpiraban debido a la agitación y el calor del momento, quería que este momento se prolongara lo más posible, pero el destino pensaba diferente.
— El joven Storm solicita su presencia en la habitación, señor Stark.— Avisó la IA, pero yo pensaba hacer caso omiso al llamado del niño que no nos dejaba follar desde hacía tres semanas, hoy sería la primera vez que llegábamos a algo más que besos desde que lo transforme en un infante. Cambié de posición con Steve que se estaba moviendo sobre mi, ahora yo estaba arriba para alcanzar el orgasmo más rápido, sólo bastaron unas estocadas para que el lo hiciera.— El joven está por comenzar a llorar.
Fue el último anuncio de Jarvis y con eso se llevó la posibilidad de que pudiera conseguir la cima del placer, casi podía sentir que lo alcanzaba, pero no pude hacerlo y sabía que ya no podría correrme.
— Maldición. — Exclamé saliendo de Steve, sin importarme que el aún estuviera recuperándose del clímax.
Tomé del suelo el pantalón que había dejado tirado cuando nos regresamos del cuarto de Johnny al nuestro por las ganas que nos temíamos, me lo coloqué sin nada más abajo y salí dando un portazo para entrar a la siguiente habitación, a este grado ya no me importaba despertar a los demás. Los gritos me recibieron desde antes de entrar a el otro cuarto, el único cuarto insonorizado era el mío, por lo tanto, estaban seguro de que la manada ya había escuchado el llanto del pequeño niño.
— Quiero a mis papás. — Gritó el niño cuando iba caminando hacia su cama.
— Créeme que yo también. — Dije mientras tomaba al niño por debajo de los brazos y lo cargaba, ya era de mi conocimiento que si lo cargaba mientras le hacía caricias en el cabello su llanto mermaría y terminaría dormido, siempre y cuando me quedara en la cama.
— ¿Puedes sólo? — Preguntó en un susurro Steve que estaba en el umbral de la puerta y yo le di un asentimiento.
Me senté en la cama con el rubio casi dormido en mis brazos y Steve se sentó al otro lado. Me terminé acostando con Johnny sobre mi pecho y Steve hizo lo mismo mientras acariciaba el cabello de su sobrino.
—Cuando arregle está situación te voy a follar tanto que no te podrás sentar al día siguiente.— Declaré cerca de su oído cuando me aseguré de que el rubio menor estuviese dormido.
En algún momento de la noche terminé con Johnny a mi lado izquierdo y Steve a mi lado derecho. Johnny estaba acostado sobre mi brazo y Steve sobre mi pecho, me quedé reposando en silencio viendo hacía el techo, hasta que me di cuenta que la puerta de la habitación nuevamente se había quedado abierta, gracias a ese descuido de la semana pasada ahora la sala era adornada por una fotografía, de los tres dormidos en la misma posición que estábamos en este momento. Estaba seguro de que Jarvis se había aliado con Natasha para encontrar el ángulo perfecto para la fotografía, pero ambos se habían negado a decir algo sobre el tema.
Las caricias que el daba a Steve en el cabello lo terminaron despertando, cuando lo hizo completamente deposite un beso en su cabello y lo acerqué más a mi para maravillarme con su deliciosa fragancia. Pero Steve se separó de mi con la excusa de que prepararía el desayuno, apenas iba por la entrada a la habitación cuando se topó con Nat que iba pasando y la alfa arrugó su nariz al sentir el aroma de los tres mezclado en el rubio. Johnny había conservado su aroma omega, lo cual era raro, pues los niños se presentaban de los nueve años en adelante, pero Johnny ya tenía su casta definida, lo que le permitía matipularnos con sus feromonas cuando tenía un berrinche, todos los miembros de la manada corriamos para cumplir sus deseos y días después caímos en la cuenta se que ya lo habíamos aceptado como el cachorro de la manada.
Estaba tan ensimismado en esos recuerdos que no noté el momento que Johnny había tomado su forma animal, le gustaba hacerlo para volverse un revoltoso sin control, ninguno de nosotros le decía nada, sólo le dejábamos ser y nos divertiamos viendo sus piruetas. El cachorro emitía sonidos de satisfacción ya que yo le estaba rascando la panza, de un momento a otro el cachorro comienzo a dejar leves mordidas en mi brazo, para incitarme a transformarme y me ganó la tentación, estuve tanto tiempo sin hacerlo, que quería disfrutar de cumplir ese deseo y también divertirme con el omega.
Cuando me terminé de convertir el cachorro saltó sobre mi contento y yo di comienzo a un juego de mordidas amistosas. Estábamos tan entretenidos que acabamos tirados sobre el suelo, Johnny estaba sobre mi tirando de mi oreja para indicarme que quería salir de la habitación, seguramente para invitar a su tío a unirse. Salió corriendo dejandome tumbado sobre mi lomo y yo aproveché para restregarme un rato sobre la alfombra, no importaba que la dejara llena de pelos, alguno de mis robots la aspiraría.
Johnny, ¿En dónde estas? Pregunté mediante el vínculo mental que tenía la manada cuando tomábamos forma de lobo.
Llegué a la sala y ahí encontré a Nat acariciando al cachorro, me sorprendí de ver el cariño en sus ojos cuando lo tocaba y ella también se sorprendió al verme, no sé si por ver mi estado o por haberla cachado demostrando tanto cariño. Me acerqué a ella y puse mi cabeza sobre sus piernas para que me acariciara también y así lo hizo, acarició deliciosamente detrás de mis orejas. Se me ocurrió molestarla dejando besos babosos sobre su rostro y Johnny al ver mi intención se unió a la jugarreta. Al final logramos que la alfa se nos uniera, el vestido suelto que estaba usando quedó olvidado en el suelo de la sala, los tres nos revolcabamos, mordiamos y marcabamos con nuestro aroma.
Liberar el estrés de esta forma era lo mejor del mundo y esa idea me hizo pensar en lo bien que se sentiría tomar a Steve estando ambos en esa forma.
— Señor tiene que ver lo que detectan mis cámaras.
Me detuve para ver lo que la pantalla de la sala comenzaba a mostrar. Era la chica del archivo, la alterada, estaba parada frente a la Torre viendo la cámara de seguridad, como retandome a bajar. Regresé a mi forma natural y Natasha ya había hecho lo mismo, continuemos viendo la pantalla, como si estudiaramos las facciones de la chica hasta que un grito nos sobresalto.
— ¿Qué les pasa? — Graznó Steve que iba entrado a la sala, inmediatamente Natasha llevó un brazo a sus pechos para cubrirse y yo me estiré para tomar el vestido de la alfa y dárselo.
Johnny aún revoloteaba por ahí y se acercó a Steve para morderle el pantalón, pero el rubio no le prestó atención, pues su vista ya había dado con la pantalla que Jarvis nos mostraba.
— Es Wanda. — Expresó Natasha cuando se terminó de cubrir.
— ¿Qué querrá?
— Voy a averiguarlo. — Manifesté poniéndome de pie para ir a mi habitación por ropa.
— No puedes ir sólo. — Escuché a Steve exclamar a lo lejos, ya que se había quedado en la sala.
— Ustedes dos se quedan a cuidar a Johnny. — Demandé cuando vi a Natasha cargando sus armas y Steve ya tenía su escudo.
— No, yo iré contigo. — Dijo la alfa.
— Te quedarás a vigilar las escaleras y el ascensor.
— ¿Por qué siempre tienes que ser tan sacrificado? — replicó molesta la pelirroja.
— ¿Y la pareja de la Torre? — Consulté esperando que el ascensor se abriera y mi armadura llegó caminando para posicionarse a mi lado.
— Es sábado, siempre desayunan fuera y Pepper salió temprano para tomar su vuelo a Japón.
— Que bueno, no necesitamos un Hulk en medio de Nueva York.
Cuando las puertas se abrieron la alfa se colocó en un punto que podía cuidar las entradas y mi traje se quedó dentro en modo vigía para apoyar a Romanoff. Caminé en dirección a la alfa que esperaba mi llegada y me quedé en silencio detrás de ella.
— Stark. — Saludó la chica sin voltearse. — Creí que ya habías destruido a tu amigos con el poder de la gema. — Manifestó viendo hacía el cielo y sus palabras me tomaron por sorpresa. — Venía a regodearme en tu dolor.
—¿Por qué quieres eso? — Pregunté desconectado y luego apareció su mellizo.
—Vi tu miedo, vi que te controlaría, eso te haría autodestuirte y eso por defecto haría lo mismo con tu manada.
— Te contaré por qué te odiamos. — Habló el omega. — Tenemos diez años, estamos cenando en familia, un misil se estrella dos pisos abajo y abre un hoyo en el suelo, inmenso, nuestros padres caen y todo el edificio se comienza a colapsar, la tomo a ella, nos escondemos y en eso cae el segundo, pero ese no explota, sólo se queda en los escombros, a unos cuantos pasos de nosotros y a un costado del misil se lee una palabra... Stark... Estuvimos atrapados dos días, con cada esfuerzo por salvarnos, al mover los escombros pensábamos que eso iba a de tomar, esperamos a que tu nos aniquilaras.
Su narración me deja sorprendido, mi sangre se sentía helada en mi cuerpo. No importa cuanto tiempo pasé, mis actos me perseguirán durante toda mi vida, lo que hacía siempre volverá para amenazar mi felicidad.
—Te quitaremos lo que amas, así como tu nos quitaste a los nuestros. Destruiremos a los Vengadores si es necesario, para poder destruirte.— Proclamó la pelirroja cuando su hermano desapareció de su lado.
— Mira niña, ese misil era de un armamento que fue robado a mi empresa, nunca estuvo en mis intención que eso te pasara.
— Pero pasó, creiste estar del lado bueno y ese no existe, las personas que se creen buenas comienzan guerras, no saben que en donde hay muerte siempre habrá muerte — Expresó con una sonrisa perversa— Como tu no me quitaste la vida, no lo haré contigo, haré que tu mente te destruya y tal vez haga lo mismo con algunos de tus amigos.
— Con ellos no te metas.
— Ya lo hice —Dijo haciendo su sonrisa más grande y viendo hacía el cielo — ¿Vas a seguirme o vas a rescatar a tu manada, sabiendo que arriesgas a muchas más personas al dejarme en libertad? — Preguntó dando pasos para alejarse de mi y vi algo cayendo del edificio, inmediatamente llamé mi traje y un dilema me invadió, dejar ir la chica o atrapar lo que sea que habían dejado caer de la Torre. —Donde hay muerte siempre habrá muerte.— Fue lo último que logré escuchar cuando mi traje se cerró en mi cuerpo y emprendí vuelo.
Mi corazón por poco se detiene cuando divisé a Steve cayendo por los aires, Jarvis encendió máxima potencia en mi traje, para volar hacía mí omega, lo agradecí mentalmente, pues yo casi me sentía en shock, ¿Cómo terminó en esa situación?
El espíritu me volvió al cuerpo cuando lo atrape entre mis brazos a unos pisos del suelo y mi sorpresa creció cuando divisé a Johnny entre sus brazos. Descendí suavemente para aterrizar en la acera de la calle, no me importó el gentío que había a nuestro alrededor, tenía que verificar que mi esposo estuviera bien.
—¿Estas bien? — Pregunté cuando salí del traje tomandole de los hombros para buscar algún daño en su cuerpo. Cuando asintió no pude evitar abrazarlo y oler su caballo para calmar un poco mi acelerado corazón.
— Zuri, deja de grabar.
— ¿Bromeas? Me darán unos buenos billetes por este material para fanfics.
La plática entre dos chicas cerca de nosotros me trajo a la realidad, las personas habían hecho un círculo a nuestro alrededor para gravar y curiosear lo que pasaba con dos de los héroes del país.
Sin decir nada a nadie, entre nuevamente a mi traje y tomé a Steve al estilo nupcial para volar a la plataforma de la Torre y entrar a la comodidad de nuestro hogar.
— Fue increíble. — Se maravilló Johnny cuando Steve lo puso sobre sus pies dentro del Penthouse.
— Johnny, podrías subir a tu habitación y esperarnos ahí, en un rato iremos a jugar contigo. — Dije con un falto tono de tranquilidad, para no demostrar que estaba furioso con el chico que había intentado matar a mi pareja y mi sobrino.
— ¿Qué ocurrió, Jarvis?— Inmediatamente la IA me mostró la grabación de lo que pasó en mi tableta. El mellizo Maximoff entró como un torbellino azul y tomó a Johnny, corrió por toda la sala con el en brazos mientras se burlaba de que Steve no lo pudiera atrapar, en un momento se paró en el borde de la plataforma y dejó que Steve se acercara a la orilla y comenzó a hablar.
— ¿Qué te dijo?
— Algo sobre su hermana, que ella torturaría nuestras mentes así como había hecho contigo, que ese era peor castigo que la muerte. — Contó mientras yo seguía viendo la grabación, en un momento el peliplata le extendió el niño a Steve que estaba algo tambaleante.
— ¿Por qué te tambaleaste?
— Yo...
— El Capitán Rogers sufrió un mareo. — Completó la IA cuando el rubio no fue capaz de contestar.
Justo cuando Steve tomó el niño en brazos, se terminó cayendo al vacío.
—No puedo creer que hicieras tal idiotez — Manifesté cuando lo encaré destilando en espesas cantidades mi feromonas. —Sabías que estabas mal y te arriesgaste.
—No te molestes
—Ya estoy molesto, no estoy a otro nivel de molestia, estoy iracundo. — Expresé acercándome a él poniendo la tablet en la mesa luego de ver la expresión asustada del velocista. — Ya te había dicho que tenías que ver un médico.
— No iré a ningún lugar que arriesgue mi secreto.
— Irás, iremos ahora mismo. —Demandé usando mi voz de alfa. — El omega se quedó paralizado en su lugar, su postura autoritaria había cambiado por una sumisa, su mirada estaba en el suelo y tenía su cabeza agachada, exponiendo su cuello, aceptando mi rango. — Steve, yo lo... — la disculpa se quedó atorada en mi garganta, cuando recordé que si no hubiese tenido mi armadura cerca lo hubiera pedido y el enojo por dejarlo desprotegido hirvió nuevamente en mi cuerpo. — No quiero que te pongas de rodillas. — Espeté cuando vi que estaba a punto de hacerlo, pero igualmente lo hizo.
Trate de dejar de producir tantas feromonas molestas, para acercarme a él y dejar que apoyará su cabeza en mi muslo para calmarlo, acaricié su cabello y el dejó salir un suspiro.
— Creí que nunca usarías esa voz conmigo. — Expresó en un murmullo.
— No quise hacerlo, creo que intente sacarme la furia y la impotencia contigo, no tienes idea de lo que sentí cuando te vi cayendo, mi estómago se retorció, por poco y acabo vomitando por los nervios. — Contesté alentandolo a ponerse de pie. — Sabes que nunca te obligado a hacer algo que no quieres, ni me aprovecharía de tu condición, sólo intento velar por tu salud.
— El Agente Barton y el Doctor Banner solicitan su presencia en el primer piso. — Interrumpió la IA.
Deposité un beso en su frente y lo tomé de la mano para conducirnos al ascensor. Cuando las puestas se abrieron, vimos a Natasha sentada en el suelo y a Clint y Bruce arrodillados frente a ella.
— ¿Qué pasó?
— No lo sé, cuando llegamos ya estaba así.
— Fue la alterada, ella dijo que iba a destruir nuestras mentes.
— Y su mellizo me dijo que sabían en donde estamos y nunca nos dejarían en paz.
— Tenemos que irnos. — Declaró Clint y yo tomé en brazos a Nat dispuesto a marcharme del lugar, hoy no saldría a comprar flores para Steve como hacía todos los sábados.
10 de Enero 2021
Perdón por los errores en la historia
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