4. Secreto no tan secreto
— Señor, el Capitán Rhodes y la señorita Potts están en la sala con el ...— Escuché la voz de Jarvis llamarme a lo lejos.
—Jarvis déjame dormir en paz— Respondí poniéndo mi almohada en mi cabeza.
— La señorita Potts me dió la estricta orden de desperlo. — Replicó Jarvis. Sentí la claridad colarse a través de la almohada que tenía sobre mí cabeza, el muy maldito había abierto las cortinas para que no pudiera seguir durmiendo, pero no podía importarme menos, amo dormir y nada me impedirá seguir haciéndolo, o eso creía. A los minutos escuché la puerta de mi habitación abrirse violentamente y escuche unos tacones caminar a mi cama, a los segundos fui despojado de mi sabana, dejándome sólo en boxers
— No quería ver tu gordo trasero tan de mañana — Habló divertido Rhodey.
Gruñí debajo de mi almohada y me la quite de la cabeza.
— ¿Por qué vienen a estas horas de la madrugada?—Pregunté dramáticamente — Y no tengo el trasero gordo — Me defendí.
— Lo tienes más grande que las chicas — Respondió el moreno riéndose — Los omegas deben sentir envidia de ti. — Bromeó mientras yo me sentaba en la cama, pero nada más importó cuando vi a Steve parado en el marco de la puerta, el tenía su vista pegada en mi pecho, más específicamente en mi reactor, o en las feas cicatrices que habían alrededor de este, sabia que no veía mis cuerpo así que inmediatamente le arrebaté la sabana a Pepper y me cubrí con ella. Ganandome una mirada extrañada de la pelirroja.
— ¿Por qué te cubres? Aquí los dos te hemos visto desnudo. — Continuó molestando Rodhey. No es que me diera pena mi cuerpo, tenía un buen cuerpo gracias al entrenamiento obligatorio al que Happy me sometía, además que los alfa prime ya teníamos músculos por genética, pero me gustaba tener mi cuerpo marcado sólo para subirme el ego, lo que no me gustaba eran las cicatrices alrededor del reactor, esas no desaparecieron ni aunque mi sangre alfa tuviera curación más rápida a la normal.
— ¿A qué viniste Rodhey? — Dije ya fastidiado.
— ¿No puedo visitar a mi mejor amigo?— Ironizó y yo le dirigí una mala mirada — Vine por esto— expuso dándome una revista.
— Dios, ¿Esa gente no descansa?— Exclamé luego de haber hojeado la revista.
— Esta semana le has dado más material a las revistas de chisme que en tu adolescencia — Puntualizó Pepper.
La revista tenía como título " El millonario Anthony Stark se deja ver con su nueva pareja" en la imagen de portada estaba el dándole a Steve helado en la boca, el rostro de Steve no se veía mucho gracias a la gorra y los lentes, pero en las imágenes que habían dentro de la revista se podían distinguir más sus facciones, en las fotografías era de ellos almorzando tacos y coca cola light en un restaurante Mexicano. Los habían seguido muy sigilosamente y también estaba la fotografía de el en el puesto de helados.
— No puedo creer que estuvieran tan cerca como para darse cuenta que es un alfa. — Exclamé indignado al leer que sus fuentes decían que se trataba de un alfa.
— Yo también me sorprendí, pensé que sólo te gustaban las betas. — Dijo Rodhey con un deje de molestia en su voz.
— Espera, espera, Detén tu enojo, Pepper terminó conmigo. — Rhodey se volteó sorprendió a ver a Pepper y ella sólo levanto sus hombros. — Steve no te vayas — lo llamé cuando lo vi dispuesto a darnos privacidad, lo que hizo que Pepper y Rhodey parecieran resortes al inmediatamente fijar su vista en el hombre.
— Cierren la boca, no me hagan quedar en vergüenza, se qué es malditamente perfecto, pero no es para tanto — Bromeé al verlos con la boca abierta y el rubio se sonrojo. Rhodey se lanzó sobre mí a olfatearme, se alejó al no encontrar ningún olor sospechoso yo me eché a reír — Ay por Dios, Steve es un alfa prime, ni en mis más locos sueños estaría con un alfa, aunque con una alfa sería diferente — Murmuré para mí —Steve ellos son Virginia y James, mejor conocidos como Pepper y Rhodey — Informé a el rubio — Pepper, Rhodey el es Steve. — Steve les dedico una tímida sonrisa.
— Mucho gusto— Dijo Steve.
— Esperame en la sala.
— Oh no — Demandó Pepper — El no se va a ningún lado, tengo que saber si es digno de ti— Dramátizo la pelirroja. Solté un suspiro mientras me desprendía de la sabana quedando sólo con mi ajustada ropa interior caminé sin vergüenza alguna hasta mi vestidor. Rápidamente me puse unos jogging negros y una camisa blanca, ya luego me bañaría, o puede ser que no.
Steve ya no estaba en la habitación, seguro se había ido a preparar café o el desayuno. Cuándo regresamos de recorrer la ciudad le enseñé el funcionamiento de todos los aparatos de la cocina y le dije que si olvidaba algo Jarvis lo ayudaría. Mientras le explicaba el me veía como si fuera lo más interesante del mundo, me sentí tan bien, mi corazón rebosaba de alegría cuando el logró hacer funcionar la cafetera y la tostadora, gocé cada segundo, deseguro así se sentían los padres cuando le enseñaban a sus hijos a atarse los zapatos por si solos.
Pepper y Rhodey bajaron detrás de mi, que iba caminando alegremente a encontrarme con Steve, pues ya había sentido el olor a café que se colaba por el pasillo, me paré frente a la barra para ver al rubio servir varias tazas de café, cuando las sirvió todas tomó una sola taza y me la tendió a mí.
— Te preparé café — Me dijo alegremente.
— Es el mejor café que he probado en mi vida — Respondí luego de dar un sorbo a el líquido oscuro que de tan buen humor me ponía, el me respondió con una sonrisa y yo le corespondi, ambos estábamos viéndolos a los ojos e inmediatamente sentí feromonas de alegría en el aire, era Steve, estaba tan alegre por lo que le dije que las desplegó por toda la habitación y así me percaté de que yo había hecho lo mismo de tal forma que nuestras esencias se estaban mezclando
—Ya paren está burbuja de amor— Ordenó Rhodey molesto — Me harán vomitar con tanta dulzura— Confesó tapándose la nariz con una mano, Pepper no dijo nada, al ser una beta no sentía nada así que no le molestaba — Mis condolencias amigo— bromeó Rhodey acercándose a mi y poniendo su mano sobre mí hombro.
Steve frunció el ceño al no entender las palabras del moreno, pero no hizo mucho caso pues se dio vuelta para entregarle una taza a mis dos amigos. Pepper le agradeció con una sonrisa y Rhodey la tomó asistiendo con la cabeza cosa que Steve correspondió, ambos tomaron asiento frente a la barra uno a mi izquierda y el otro a mi derecha.
— Y... ¿Cuándo se conocieron? — Preguntó Pepper extrañamente alegre.
— Ayer — Contestó Steve automáticamente.
— Ja ja ja — Me reí nerviosamente cuando ellos me voltearon a ver sorprendidos — Muy buena broma Steve — dije pero sabía que no iban a creer — vamos a hablar unos minutos, volvemos en un momento — Comuniqué poniéndome de pie y tomando la mano de Steve para llevármelo a la sala. — No creo que sea correcto hablarles de tu condición. — Le dije cuando estábamos lo suficientemente lejos de la cocina.
— Son tus amigos, creí que se les ibas a contar lo que está pasando.
— No creo que sea conveniente, Rhodey es coronel de la fuerza aérea y el tiene un problema de lealtad, quiere contarles todo por su juramento.
— No creo que sea correcto que les guardes secreto y es peor si les tienes que mentir, Tony — Declaró el rubio.
— Bien — concedí derrotado — Pero si Rodhey va de chismoso con sus superiores y el gobierto te toma como rata de laboratorio no será mi culpa. — Declaré molesto y el me sonrió complacido — Yo no iré a defenderte de esas víboras venenosas.
— Se que no lo harás — Me respondió divertido. No engañaba a nadie, claro que pelearía para no se lo llevarán, ya no lo hacía por Howard, lo hacía porque él me agradaba y tenía algo que me hacía sentir bien cuando estaba con, ayer había experimentado todo el día esa sensación y no quería dejarla de sentir en un largo tiempo.
— ¿Problemas en el paraíso? — Preguntó Rhodey cuando volvimos a la cocina, esta vez ambos al otro lado de la barra, frente a ellos.
— Que graciosito te levantaste hoy — Dije fastidiado por tantas bromas.
— Déjame disfrutarlo, siempre eres tú el de las bromas — Se defendió el moreno.
— Cuando les dije el nombre de Steve omití un detalle, el es Steve Roger. — Pepper y Rhodey mostraron confusión en sus rostros.
— ¿Cómo el Capitán América?— Pregunto el moreno.
— No puede ser — Exclamó sorprendida Pepper— Es él, no murió — Susurro unos segundos después — Por eso fuiste a Alaska — Hablo uniendo cabos la pelirroja — Por eso lo cargabas al bajar del avión — Agregó, no sé si hablaba para nosotros o para que ella terminará de procesar su nuevo descubrimiento.
— ¿Me cargaste para bajar del avión? — Cuestionó un extrañado Steve y yo asentí como respuesta.
— Tienes que ver las revistas, se volvieron locos — Acotó Rhodey.
— ¿Por qué me cargabas? — siguió investigando Steve.
—No quería llamar a nadie para que te transportaran pues me pedirían explicaciones de porque estabas inconciente y no tenía tiempo para poner a un equipo a firmar contratos de confidencialidad — Expliqué y al parecer para Steve fueron suficientes explicaciones.
— Eso fue irresponsable, Tony — Me regañó Pepper. — Le pudo haber pasado algo si ni siquiera lo llevaste con un médico, que a ti no te gusten los médicos no significa que los debas omitir para los cuidados de los demás — Siguió riñendome la pelirroja.
— Pero el está bien Pepper, es un supersoldado, no necesita médicos y Jarvis dijo que está totalmente sano — Dije dándole unos golpecitos en la espalda y luego puse mi brazo sobre sus hombros, el rubio era unos centímetros más bajo que yo, el debía medir cerca de 1.85 metros y yo mido 1.93.
— ¿Cuándo se lo comunicarán al gobierno? — Inquirió Rhodey.
— Y así es como matas un ambiente de alegría. — Dije fastidiado — Y respondiendo a tu pregunta, se los comunicaré cuando me lo pregunten. — Respondí con obviedad.
—No te metas en problemas — Pidió Pepper
—Mejor di a los problemas que no se metan conmigo— Ironicé
— Ya es hora de que nos vayamos — Decretó Pepper poniéndose de pie y Rhodey imitó su acción, ambos se despidieron de mi y de Steve — Deberías de ir más seguido a tu empresa — Dijo la pelirroja cuando estaba dentro del ascensor y enfatizó la palabra tú.
— Lo haré — Le respondí antes de que las puestas del elevador se cerrarán.
— ¿Quieres ir al gimnasio? — Pregunté a Steve.
— Esta bien, pero primero vamos a desayunar — Respondió el rubio y nos dirigimos a la alacena y al refrigerador, Steve ya sabía dónde estaba todo porque la tarde anterior le había dado un tour por el penthouse.
***
— Mañana podemos salir a correr por la mañana — Hablo el rubio mientras íbamos a la sala de estar. Ambos teníamos el cabello húmedo por la reciente ducha luego de estar en el gimnasio. Steve olía profundamente a alfa, un olor embriagador para mí puesto que olía a donas, mi apetito se despertaba por su intenso olor. Quisiera pegar mi nariz sobre su cuello hasta aspirar todo su olor como si se tratara de la droga más adictiva del mundo. Quería dejar mordidas en su cuello, marcarlo con mi olor para que nadie más pudiera sentir su aroma puro, sólo yo podría hacerlo. — ¿A las 6?— Agité mi cabeza para eliminar mis depravados pensamientos.
— Puedes hacerlo tú, yo no acostumbro a madrugar, soy una persona nocturna — Me excusé, pero la realidad era que yo me cansaba más rápido que el aunque era un alfa prime, el tenía el suero de supersoldado en la sangre, así que era una gran ventaja y yo no estaba acostumbrado al entrenamiento extremo al que el acostumbraba, además que no quería estar tanto tiempo cerca de él pues mi lado alfa querría hacer una estupidez con el mientras yo tenía mi guardia baja.
— Sí, lo haré. No creo que me pierda — Respondió, pero yo sabía que lo había dicho para sembrar dudas en mi cabeza y eso haría que lo terminara acompañando, por las miles de teorías que se haría mi mente de como el rubio se había perdido en Nueva York.
— Esta bien, tu ganas, te acompañaré. — accedí por miedo a que se perdiera en una ciudad tan concurrida — No quiero cargar en mi conciencia que perdí a un anciano en la ciudad — Bromeé y el hizo un mini puchero frunció sus cejas, pero no pudo evitar sonreír cuando yo me comencé a reirme.
— Señor, su pedido acaba de llegar. — Anunció Jarvis defendiendo nuestras risas, yo caminé hacia el asensor y Steve me siguió, adentro habían dos cajas, yo tomé la más grande que supuse eran los materiales de arte y el rubio toma la otra que era más pequeña que estaba llena de libros.
Puse la caja en el suelo de la sala y la comencé a abrir, Steve estaba unos pasos atrás de mi guardando silencio, pero sabía que podía ver todo desde su posición, cuando la abrí totalmente el soltó un jadeo de sorpresa, dentro de la caja habían pinturas, lápices de dibujo, lápices de colores, cuadernos, pinceles y muchas cosas más que Jarvis investigó pues el día anterior me dijo que le gustaba el arte y los libros de entretenimiento, así que le compré lo que me mencionó.
— Son para ti — Revelé alegremente poniéndome de pie y la habitación nuevamente se inundó de ese delicioso aroma a donas, y yo hice lo mismo cuando el inesperadamente me abrazó, mi alfa estaba moviendo la cola de felicidad, por haber hecho feliz al hombre, no entendí porque mi alfa estaba tan feliz por hacer feliz a alguien de su misma especie, pero lo dejé pasar sin darle mucha importancia.
— Gracias — Expresó cerca de mi oído, haciendo que un escalofrío me recorrerá todo el cuerpo por la sensación de su voz cerca de una zona tan sensible para mí — Es demasiado, no tenías que hacerlo — Manifestó alejándose de mis brazos, dejándome una sensación de vacío, quería tenerlo un rato más entre mis brazos — Lo siento, fue la emoción del momento— Se disculpó por su repentino arranque de emotividad al abrazarme.
— No te disculpes y claro que tenía que hacerlo no quiero que te aburras de estar encerrado en esta torre. Si lo digo de esa forma suena como si fueras Rapunzel, pintando, cocinando, leyendo, en una torre, sólo falta que te dejes crecer el cabello, no olvides que si puedes salir— Bromeé pero el tenía una expresión de confusión en su rostro — Lo siento, debo actualizarte respecto a las referencias de nuestra época, por eso te compre algo más— Dije abriendo la otra caja y pasándosela a el, la expresión en su rostro valía oro y el aroma en la habitación valía más. Había dado a Jarvis una lista de los libros que recordaba que leí desde la escuela hasta la Universidad.
Rimas de Bécquer
El fantasma de Canterville
Alicia en el país de las Maravillas
Don Quijote de la Mancha
Hamlet
Libro de buen amor
La vida es un sueño
El poema del Mío Cid
El sí de las niñas
La divina comedia
Las flores del mal
Alas rotas
Romeo y Julieta
Un amor de Swann
Corazón de tinieblas
El hombre que fue jueves
El gran Gatsby
Frankenstein
Genealogía de la moral
Otelo
Cumbres borrascosas
El retrato de Dorian Gray
Madame Bovary
Orgullo y Prejuicio
La dama de las Camelias
El arte de amar
Eran todos los libros que iba sacando uno a uno de la caja mientras leía sus nombres.
— No sé que decir Tony, Gracias, muchas gracias, ¿Como puedes gastar tanto dinero en mi?— Declaró extasiado Steve.
— No te preocupes, de ahora en adelante me vas a pagar con... mmm — Dije mientras me hacía el que pensaba y me sostenía el mentón con una mano — Ya sé, con abrazos — Agregué riendo y el también se rió por mis ocurrencias. — También tengo que actualizarte con respecto a películas, series y música. Mañana comenzaremos un maratón — Comenté mientras llevábamos las cajas a la habitación de Steve, llenaríamos los estantes vacíos de su habitación y quizá no sólo los estantes, también llenaríamos nuestros vacíos corazones.
4 de Junio 2020
Sorry, no pude evitar ubicar a Tony en el estereotipo de alfa 😅
En el multimedia dejé una imagen de como iban vestidos en el capítulo anterior
Sus votos y comentarios me alegran la existencia ♡♡
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