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24. Quebrar

-Lo siento - Dijo Steve al poner una pieza del rompecabezas en su lugar.

- ¿Por qué?

- Por no recordar nuestra historia.

-Me quieras o no, eso no cambia lo que siento por ti -Respondí con una sonrisa - Además, tenemos el resto de nuestra vida para hacer recuerdos nuevos.

Ya teníamos 7 días desde que Steve estaba nuevamente en la Torre, poco a poco iba obteniendo recuerdos, como el día en que voló una cometa, el día que fuimos al cine y diversos días, pero no los recordaba por completo, aún así eso me llenaba de alegría, pues eran progresos. Lo único que no progresiva era mi insomnio, a penas ponía la cabeza en mi almohada el sueño se esfumaba y era reemplazado por el dilema del secreto de Steve, un enredijo de razones por las que Steve desconfiaba de mí aparecía en mi mente para torturarme y dejarme como un zombie al día siguiente.

Cada mañana supervisaba que Steve se pusiera su colonia para ocultar su casta, en un comienzo el se había mostrado confundido cuando le dije que nadie más sabía que era omega, pero acepto mis órdenes con sumisión, otra cualidad omega que yo no había notado en él, la mayoría del tiempo hacía todo por complacerme, estoy seguro de que lo hacía inconcientemente, pero era algo que debía cambiar si quería fingir bien, aunque no se le haría difícil si terminabamos lo nuestro.

-Thor- dijo Steve de la nada.

-¿Que pasa con Thor? - Pregunté frunciendo mis cejas al escuchar el nombre de otro alfa en la boca de mi supuesta pareja.

- Ese nombre vino a mi mente.

- Es un rubio que conocimos este año, pronto lo recordarás.- Afirme poniendo mi mano sobre la suya y Steve fijó la vista en mi muñeca, a pasar de llevar una semana Steve aún no sabía moderar su fuerza y prueba de eso era que yo tenía varios moratones en las muñecas y antebrazos. Apenas en la mañana Steve me tomó de la muñeca para evitar que me fuera de la sala y ya se había formado un moreton en ese lugar con la forma de sus dedos.

-Ya se acerca la hora de cenar, voy a preparar algo, trae tu rompecabezas a la isla. - Demandé y me encaminé a la cocina con una sonrisa por haber sonado como una madre.

No tenía idea de que podía preparar, comencé a abrir estantes pero no se me ocurría nada, estaba a punto de preguntarle a Steve cuando Natasha al área de la cocina con Bruce y Clint, los últimos dos tomaron asiento en la mesa y Natasha se quedó detrás de Steve.

- ¿Qué deseas para cenar cariño? - Pregunté a la pelirroja que veía a Steve, que estaba tan concentrado en el rompecabeza que no se había percatado de la presencia de varias personas en la cocina.

- Lo que tú quieras - Respondió automáticamente sin despegar la vista de las piezas que tenía regadas a su alrededor.

Sentí que mi cuerpo iba perdiendo el calor de mi cuerpo, Steve había metido la pata sin darse cuenta y todos estaban atónitos por lo que acababa de pasar, así que como en todos mis momentos de nervios, me eché a reír, lo que hizo que los demás me siguieran, cosa que sorprendió a Steve, pues hasta ese momento se dio cuanta de la presencia de más personas en la sala.

- Parece que has contagiado a el Capitán con tus adjetivos, Stark. - Expresó Clint mientras se reía.

- Pedí pizza, sólo debemos sacar platos y vasos, creo que está a punto de llegar.- Dijo la pelirroja dirigiéndose a la alacena para sacar los platos y yo la ayudé con los vasos.

Cenamos con los chistes de abuelito de Clint ya que Bruce le había dado motivación cuando se rió de uno de ellos, eso le dió pase libre para continuar y luego Steve se le unió cuando entendió varias de sus referencia, pero entre sus chistes sentí un aroma dulce, sólo fue un respiro y eso me alertó, la esencia dulce de Steve se había dejado notar, eso significaba que su celo estaba cerca, sería un gran problema con dos alfas que no sabía que Steve era un omega.

- ¿Ya hiciste tu maleta, Clint? - Pregunté para que el arquero tuviera una razón para que todos nos retiraramos de la mesa.

- ¡No!-Respondió sorprendido y rápidamente se puse de pie para ir a alistar sus cosas para mañana, pues el se marchará a quien sabe donde para celebrar las fiestas.

Así aproveché para llevarme a Steve a mi habitación para alertarle sobre su celo, podía ser que llegara está noche o llegaría mañana y era mejor que el estuviera preparado, pero apenas el rubio se sentó en mi cama su olor dulce recorrió la habitación.

- Jarvis ventila la habitación y toda la Torre- Demande abriendo la gaveta de la mesita de noche para buscar la copia de la colonia de Steve que había recreado, la rocié en su nuca y detrás de sus orejas. Cuando guardé el frasco me tomó de la muñeca y llevo mi mano a su cintura. - Steve - Sus pupilas estaban dilatadas y la forma en que me mira me estaba dando miedo - Steve no estás pensando con la cabeza - Dije cuando vi que me estaba acercando más a él. - Bueno si estás pensando con la cabeza pero no con la que deberías - Agregué riendo nerviosamente de mi mal chiste.

Luego todo fue muy rápido el nos giró y se tiró sobre mí, nos hizo caer juntos en la cama y me besó, con urgencia, nada comparado a los tiernos e inocentes besos que nos habíamos dado los días anteriores a su amnesia. Mi alfa quería tomar el control y follarse al omega, pero no podía, no podía dejar que mi lado animal ganara y menos si no tenía el consentimiento de Steve.

Steve comenzó a restregar su endurecida entrepierna contra mí. Me estaba poniendo todo más difícil. Que bueno que se había rociado esa fragancia para que no saliera su verdadero olor, porque si no ya habría mandado mi conciencia a la mierda y me lo habría follado.

- Steve tienes que dejarme ir - dije entrecortadamente. Por sus fuertes movimientos. - No podemos hacerlo - Tomé su rostro para que enfocara sus ojos en los míos, su celo aún no había llegado a su punto máximo - No estás pensando bien, es el celo lo que te hace desear esto, pero cuando vuelva tu conciencia estarás molesto y yo no soportaría que me odiaras por hacer algo sin tu consentimiento. - Creí que sí me miraba a los ojos podría persuadirlo.

- ¿Alfa no me quiere? - Ese no era Steve, era su conciencia omega. Me dolió que pensara eso, pero más me dolería dejarme llevar y que cuando terminara el celo Steve me odiara.

- Claro que te quiero, pero no puedo tomarte estando en celo, te podría morder, o algo peor preñarte.

- Falacias - Me tomó por sorpresa lo que dijo su conciencia omega - No puedes satisfacer un omega, eres débil.

*En los próximos párrafos habrá violación*

Fue un golpe bajo, pues los recuerdos de lo que Howard me decía cuando creía que era un beta me embarcaron, las inseguridades volvieron a mi mente, tanto así que sentí los indicios de un ataque de ansiedad llegar a mi cuerpo y casi me pierdo en ello si no hubiera sido por el sonido de mi camisa rompiendose. Steve la había roto, y ahora tiraba de mi pantalón, me lo saco de tal forma que sentí un escozor en las piernas por el movimiento brusco de la tela. Con un veloz movimiento me puso boca abajo, mi mente aún estaba aturdida por los recuerdos, no lograba procesar lo que estaba pasando y las feromonas de Steve en la habitación me dejaban peor, olía el enojo en el ambiente, era tan fuerte que casi estaba logrando amenendrarme.

Steve abrió mis piernas con un fuerte movimiento y me sujeto de las muñecas con una de las suyas detrás de mi espalda para evitar que pudiera escapar, luego movió un poco mi boxer y me tomo fuertemente de un muslo para penetrarme, fue haciendo presión hasta que mi entrada sedió y entró de golpe, haciendo que dejara salir un grito desgarrador. Intente alejarme, pero Steve me tenia bien agarrado. Dolía, nunca había hecho nada parecido y Steve no estaba teniendo delicadeza alguna. Las embestidas comenzaron inmediatamente, no dejó ni que tomara un respiro, se movió de forma dura.

- No - Grité, no me había dejado acoplarme al ritmo de los movimientos y me mordió el hombro para acallar sus gemidos sin dejar de moverse. Con cada uno de sus empujes mi corazón y mi alma se fracturaban, primero traicion y ahora esto.

- Steve ¡Alejate! - Demandé usando mi voz alfa, tomando raciocinio de lo que estaba pasando. Inmediatamente soltó mis muñecas y salió de mí, tuve que morder mi labio fuertemente para no dejar salir un gemido de dolor, él trastabillo al momento de alejarse, pero se quedó de pie junto a la cama con la mirada en el suelo. Me levanté como pude molesto de la cama dispuesto a llevarlo a su habitación, pero escuche la puerta abrirse, no volteé, mi mirada seguía en el omega que ahora tenía la vista clavada en el suelo, pues parecía resistirse a lo que le había dicho. Finalmente dirigí mi vista a la puerta para ver a Natasha y Clint. La sorpresa estaba presente en sus rostros pero cuando notaron mi mirada sobre ellos se recompusieron. - Vete.- Reafirmé con voz tan fuerte que estaba seguro que se había escuchado en todo el piso.

*Fin de contenido delicado*

Natasha y Clint silenciosamente tomaron de los brazos a Steve. Quien extrañamente estaba quieto y sumiso. Bruce apareció en la puerta. No dijo nada, nadie dijo nada. Todos habian notado el olor a celo, quizás las feromonas los dejaron en silencio. Sólo salieron de mi habitación. Ni siquiera cerraron la puerta. Al menos Steve estaba vestido, y la camisa larga y ancha que llevaba ocultaron su jogging mal puesto.

- Jarvis, cierra la puerta y saca todo este olor a feromonas - Dije mientras me sentaba, pero me dolió así que me volví a acostar. En un día estaría bien fisicamente, era la ventaja de ser un alfa prime, pero no me aseguraba estar bien mentalmente. - Cuando dejen a Steve en su habitación asegúrate de que la puerta no sea abierta hasta que su celo haya terminado completamente- Estaba seguro que la esencia que se aplicaba todas las mañanas no serviría cuando llegara completamente al celo. - Y no dejes que se filtre nada de olor fuera de la habitación.

Odiaría que alguien se diera cuenta que Steve es omega, no es que me molestara a mí, lo hacía por Steve. Que gracioso, siempre preocupándome por los demás y no por mí, no quería fallarle a él, pero me fallaba a mí mismo y hoy lo había hecho de la peor manera. Ahora me sentía vulnerable, los chicos llegaron tarde, seguramente alertados por Jarvis, porque las paredes estaban insonorisadas. Llegaron cuando todo ya había pasado y ya no había nada que rescatar, resguardar o salvar, tal vez había sido lo correcto, una violación no era algo que nadie quisiera presenciar.

Amargos sentimientos me embarcaron, sentimiento de soledad me comenzaron a invadir mi ser y está vez nadie vendría a ayudarme. Así que me levanté, quería tomar un baño quería que el agua que y el jabón arrastraran el dolor que había dentro de mí, no quise detenerme mucho tiempo a ver mi cuerpo, sabía que tendría marcas rojas en mis muslos, cintura y muñecas por su fuerte agarre al momento de que intente escapar. Toda la estabilidad mental que había ganado esta semana se derrumbó a mi alrededor.

Necesitaba buscar algo que hacer, sino mi mente me terminaría consumiendo, así que baje a mi taller, pero no logré hacer nada, mis manos temblaban, no podía teclear nada, ni siquiera podía sostener un destornillador, necesitaba tomar un poco de agua y relajarme para evitar un ataque de ansiedad. Me dirigí a la cocina, no había nadie, todas las luces estaban apagadas, pero se fueron encendiendo a medida que iba caminando, me serví un poco de agua y tome pequeños sorbos hasta que sentí un poco más de control en mis manos. Mientras la sensación se iba en su totalidad me dediqué a lavar los platos sucios de la cena, porque a nadie le importaba dejar la cocina hecha un desastre.

- ¿Qué haces?

- Limpio el desastre que dejaron en la cocina.

- ¿Y por eso apestas la cocina con tu aroma a molestia?

No respondí, no me había enterado de que estaba dejando salir gran cantidad de mis feromonas, así que continúe con mi labor en silencio y la pelirroja se me unió secando los platos, la realidad era que la mayoría de utensilios de cocina que tenía eran aptos para meter al lavavajillas y si no lo eran no me importaba comprar nuevos si se dañaban, pero quería distraer mi mente mientras hacía una tarea tan simple como lavar platos.

No quería seguir pensando en la deshonra que era de alfa, había escuchado casos de omegas que intentaron violar a sus alfas porque ellos no cumplían con su celo, pero creí que sólo eran cuentos. Yo dejé que eso pasara, pude usar mi voz de alfa antes, pude llamar mi traje antes de que fuera demasiado tarde y para empezar debí llevar a Steve a su cuarto, no a el mío, fui un idiota, siempre reaccionaba a todo de manera impulsiva y emocional y luego usaba mi inteligencia para justificar mis decisiones, esta vez no podía hacerlo, había actuado de forma estúpida, sabía que yo me podía contener, pero no sabía lo que el me podía llegar a hacer, nunca creí que me lastimaría, de una u otra forma era mi culpa y ahora Steve tendría que cargar con esa culpa, claro, si es que lo recordaba.
Dejé esa línea de pensamientos cuando percibí el aroma de Natasha, el aroma que había dejado salir era tranquilizador, para un omega sería un sedante, pero lastimosamente yo no lo era, no podía caer en la inconciencia con ese olor.

-¿Cómo puedes mantenerte tranquila cuando por dentro siente que estás destruida por completo?- Pregunté a la pelirroja, pues me sentía perdido en mis pensamientos, mi mente la llevaba de vuelta a lugares oscuros y tristes cuando le daba la gana.

-Siempre me siento obligada a mantenerse tranquila, a controlarme, ni siquiera cuando estoy realmente mal, mi cuerpo reacciona de tal manera que parece que estoy bien, calmada y tranquila- Dijo en tono bajo, me dió envidia, quería encerrar así mis emociones, como hacía siempre, pero esta vez no podía.

Hice una mueca por su respuesta, ella notó mi tristeza por lo que me abrazo, me estoy hundiendo en un mal lugar pensé pero ya era tarde, segundos después mis lágrimas amargas bajararon por mis mejillas para terminar en su hombro, sentía que quemaban cuando salían de mis ojos, parecía que ellas verdaderamente destilaban tristeza, Natasha me apretó más entre sus brazos cuando sintió los espasmos que me recorrían debido a mis sollozos por el inmenso dolor que sentía en mi interior en estos momentos.

-Vaciate de ese dolor, no disfraces tú dolor, sacalo, necesitas desahogarte de esos sentimientos, para que luego puedas avanzar... bueno eso es lo que hago a veces.

Cuando al fin comencé a sentirme mejor Natasha se alejó de mí y dijo que fuera a la sala, ella llevaría un té, pero yo no podía quedarme ahí, tenía que irme, no podía mantenerme ahí, no sabía lo que pensaban los demás que había pasado, pero no quería que me vieran triste.

Sólo quiero descansar, no sé por cuanto tiempo sólo quiero hacerlo, hasta que ya no esté cansado, hasta que ya no me sienta triste ni herido. Sólo eso quiero. Así podría encerrar mis emociones para que nadie me tomará nuevamente del pelo. Fue mi último pensamiento antes de meterme en un traje para irme a mi mansión de playa.

17 de Septiembre 2020

Una seguidora me explico como dedicar un capítulo, no es como lo había hecho en el capítulo anterior 😆 así que lo volveré a hacer, voy a dedicar un capítulo a cada una de las mencionadas, para hacerlo como debe ser.

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