15. Interrupción o reencuentro
Estaba en una silla frente a la piscina, había tomado un día libre ya que hoy terminaba el estro de Steve, otra vez había durado cinco días. Yo por mi parte tomaba supresores, ahora ya no podía darme el lujo de buscar alguien con quien pasar mi celo.
Algún día lo pasaría con Steve, pero cuando ya tuviéramos una relación estable, justo ahora no éramos nada y sería demasiado raro que llegará y le dijera: Steve se que somos alfas pero quiero pasar mi celo contigo.
Ahora que lo pensaba, no sabía quién estaría abajo, Steve no parecía alguien pasivo y yo tampoco, no me sentía preparado para dejarme dominar por alguien, yo soy alguien de experiencia y Steve no creo que la tenga, estoy seguro de que aún es virgen. Claro que Steve estaría abajo, Tony Stark jamás será pasivo. Steve puede verse todo lo macho y fuerte que quiera, pero no por eso me tendría a mi abajo de él, a menos que sea para montarme. Mi punto a favor es que el es más bajo, eso le diría si se molestaba por estar abajo. Ya no debo seguir dándole vueltas a eso, dejaré que las cosas tomen su rumbo por si solas o terminaría con una tienda de campaña en mis pantalones.
Mejor me dediqué a leer una de las revistas que habían sobre la mesa, había comprado varias para saber lo que decían sobre los sucesos en Manhattan, pero no había tenido tiempo de leerlas. Las había comprado antes de instalar a Jarvis en la casa ya que él iba a donde yo fuera, es mi bebé.
En las revistas leí que mi supuesta pareja era nada más y nada menos que el Capitán América, también aclararon que sólo éramos compañeros de trabajo y que yo sólo lo estaba ayudando a adaptarse a la época. Le daba gracias a Fury por hacer ese esclarecimiento a la prensa, me había ahorrado tener que mentir al mundo.
En uno de los periódicos había una foto mía llevando el misil hacia el portal y habían comentarios de lo agradecidas que estaban las personas por haber sido salvadas gracias a Los Vengadores. Me dió un escalofrío de pensar en lo que pudo pasar si el portal se hubiera cerrado antes de que yo lograra pasar. Por eso cambie de revista a una en que tenían la imagen de Loki esposado luego de sacarlo de la Torre en donde Hulk lo había dejado casi inconciente. Había otra imagen subiendo a un auto de S.H.I.E.L.D en la fotografía se veía claramente el gracioso bozal que Thor le había puesto antes de irnos a comer Shawarma. Ese día no presentamos el informe que Fury quería sobre todos los acontecimientos así que a Cuernitos tuvo que pasar una noche en una prisión especial para él y al final todos nos quedamos en la antigua mansión de los Stark, ya que Clint no se pudo ir porque los vuelos estaban saturados y Natasha se estaba quedando en la base de S.H.I.E.L.D y ahora sólo quedaban ruinas.
Gracias al cielo el celo de Steve no llegó esa noche, al final tampoco se salvó de presentar el dichoso informe, que era demasiado aburrido para mí y el rubio lo termino llenando por mi.
Una noche antes de presentar los informes tuve que instalar a Jarvis en la casa, no podía dormir, primero porque Thor estaba en la habitación al lado de la mía y sus ronquidos no me dejaban dormir y segundo porque mi mente se sentía demasiado conmocionada por lo ocurrido en el día como para querer dormir y estaba lejos de mis medicinas, así que me levanté a instalar todo lo que necesitaba para la IA pero me lleve una sorpresa Howard ya había colocado todo lo necesario, con equipo viejo pero podía funcionar mientras estuviera en esta casa.
Luego de varias horas de poner códigos y acomodar cosas Jarvis estaba funcionando, así que ya sin nada pendiente en mi mente regresé a mi habitación, pero antes de ingresar escuche pequeños sollozos que venía de la habitación frente a la mía, la de Natasha, no sabía que hacer, no estaba seguro de si debía entrar o debía quedarme fuera, a pesar de mis dudas entre al cuarto, con cierto temor de ser golpeado y echado a patadas de ahí, pero como siempre tomaba decisiones por impulso así que cuando distinguí que estaba dormida me senté en la orilla de la cama para acariciar los ondulados cabellos de la pelirroja, la llamaba suavemente por su nombre, diciéndole palabras reconfortantes, poco a poco se fue calmando, hasta el punto de despertar sin sobresaltarse, cuando la noté despierta estaba a punto de salir de la habitación e irme pero con su mirada de cachorrito me pidió que me quedara, así que no me pude negar, me acosté a su lado y logramos dormirnos con nuestro suave aroma.
A la mañana siguiente tuvimos que soportar las bromas de Barton pues Natasha se levantó a preparar el desayuno para todos y olvido que tenía mi aroma encima.
—Pensé que no te importaba lo que dijeran de ti. — Habló Steve sacándome de mis pensamientos y recordándome la reviste que aún mantenía en mis manos.
— No me importa, pero siempre me gusta estar informado sobre lo que dicen de mi. — Respondí cerrando la revista y poniéndola en la mesa que había a mi lado, el tomó asiento en la silla que había a mi lado, traía en su mano el desayuno que había dejado en su habitación. Había entrado sin mi traje pues Jarvis me había notificado que la noche, pensé que ya iba a despertar, pero no, así que tuve desayuné sólo.
— ¿Qué tienes ahí? — Preguntó al verme beber de mi taza.
— La mejor bebida del mundo, café. — Dije dándole otro sorbo — ¿Quieres? — Steve asintió y yo le di la taza.
— ¿Cómo puedes tomarlo tan fuerte? — Dijo asiendo una mueca al tomarlo.
— Sólo los novatos toman agua con color y azúcar, se siente mejor su sabor si es fuerte y sin nada más que opaque su sabor o color. — Steve sonrió ante mi respuesta y comenzó a comer su desayuno que eran frutas picadas yogurt y pan integral. — ¿Te sientes bien luego de tu estro más largo de lo usual? — Su rostro reflejo confusión por mi pregunta.
— Oh, si, sólo siento mi cuerpo un poco entumecido.
— Podemos salir a algún lugar cuando termines de desayunar, te sorprenderá, pero desde que papá me envió a un internado no volví a caminar por las calles de esta residencial, sería bueno recordar viejos tiempos contigo.
— Me encantaría, además tengo que contarte algo muy importante.
— No me digas que mataste a alguien.
— ¿Qué? — Preguntó Steve totalmente confundido.
— Dijiste que tenías algo importante que contarme.
— Pero no tiene nada que ver con asesinatos.
— Bueno si algo así llega a pasar cuentamelo, te ayudaré a deshacerte del cuerpo.
— Tienes una gran imaginación.
— Es para que estés preparado, cuéntame hasta si tus amigos matan a alguien.
—Tony, eres todo un caso — Respondió divertido el rubio.
—Yo también debo decirte algo muy importante — Dije luego de varios minutos de silencio, ya lo había pensado, era la oportunidad perfecta para pedirle ser mi pareja.
— ¿Tocas el piano? — Preguntó Steve cuando estaba terminando su desayuno.
— Aprendí a tocarlo, mi madre me enseñó, cuando era niño.
— Tú eras el que lo tocabas en la madrugada.
— Oh, me escuchaste.
— Y me encantó, ¿Tocarías para mí?
— Claro, practiqué algunas canciones que he escuchado en cafeterías. — Le comenté. Las canciones si las había escuchado en cafeterías, pero todas me habían hecho pensar en él. Una en específico había pensado en dedicársela, por eso la busqué y aprendí la partitura, pero pensé que era demasiado cursi, sin embargo, eso sería perfecto para Steve, el nació en la época que algunas parejas eran más románticas. — Debería comprar uno para practicar en la Torre, estoy un poco oxidado.
— Vamos — Ordenó Steve poniéndose de pie — Quiero que toques algo para mí — Aclaró al ver mi rostro confundido. — Me dejaron fascinado las notas que tocaste hoy, ahora quiero escuchar la letra.
— ¿No quieres esperar a cuando regresamos del paseo? — Titubeé al ver su determinación pues iba delante de mi tirando de mi mano para llevarme más rápido. Me sentó frente a el piano mientras el llevaba a la cocina lo que utilizó al desayunar.
—La canción que estaba tocando se llama Songbird y pensaba dedicártela más tarde, pero alguien es un poco desesperado y caprichoso.— Dije lo último riendo al ver su leve puchero.
Por ti... No habrá más dolor
Por ti... Brillará más el sol
Estás en mi corazón... Lo sabes bien
A ti... Te doy el cielo
A ti... Te doy las estrellas
...
Y las aves cantan tu misma canción
... Tu canción...
... Y te amo... Te amo... te amo...
...Te amo... mi amor
... Estás en mi corazón... Lo sabes bien
Y las aves cantan tu misma canción
... Tu canción...
... Y te amo... Te amo... te amo...
...Te amo... mi amor...
Levanté la vista de las teclas y vi los ojos brillantes con lágrimas de Steve, me sorprendí, pero mayor fue mi sorpresa cuando el hizo un movimiento rápido y terminó sentado sobre mí regazo.
— Cantas y tocas hermoso y la letra es magnífica. — No me dio tiempo a dar respuesta, unió sus labios con los míos, en un beso suave, pausado y lleno de cariño lleve mi mano a su nuca y la otra la puse en su espalda baja, mientras el tenía sus brazos abrazando mi cuello. Quisiera detener el tiempo y quedarme así por siempre, no hay cosa mejor que quedarte en los brazos de la persona que te gusta.
Dejé suaves caricias en su nuca para transmitirle todo mi amor en ese simple acto, cuando nos separamos le sonreí con todo el cariño que pude y Steve estaba haciendo lo mismo. Steve me abrazó nuevamente y hundió su rostro en mi cuello, nos mantuvimos abrazados en silencio sólo buscando el calor y el aroma del otro, sin más intenciones sólo acariciandonos suavemente, sonreí al pensar en Jarvis y Ana en esta casa, en algunas ocasiones sólo se sentaban juntos para acariciarse las manos, así me sentí, como una pareja de casados que dedicaban su tiempo a demostrarse su amor en pequeños mimos, roces y abrazos.
— ¿Se puede sentir tanto amor? — Susurró Steve aún con su cabeza sobre mi hombro.
— No tienes idea de cuantas veces me he hecho esa pregunta al estar a tu lado. También me pregunto en que momento todas las canciones cursis tomaron sentido para mí, porque cuando las escucho sólo me recuerdan a ti y por más empalagoso que suene quiero dedicartelas todas a ti.
— Dios, ¿Qué hice para merecerte? Siento que me gané la lotería contigo, tienes un corazón tan sincero.
— Tú te mereces algo mejor, a veces tengo una personalidad difícil, me vuelvo frío y desconsiderado, a veces soy un asco de ser.
— No te preocupes, nunca me voy a rendir contigo, tus defectos me van a enamorar aún más.
— Tú me arreglas la vida. — Dije poniéndome de pie con él en brazos, Steve rápidamente enrollo sus piernas alrededor de mi cintura.
— Te harás daño en la columna si sigues levantándome.
— Pesas menos de lo que aparentas. — Respondí dirigiéndome a su habitación para dejarlo frente a la puerta para que nos quitaramos la ropa de dormir. — ¿Quieres ir a un lugar en específico? — Pregunté, pues le había dicho que luego podríamos salir.
— Me basta con tu compañía, no es necesario que gastes tú dinero, podemos sólo caminar.
— Por eso me gustas tanto — Afirme tomandole de las mejillas para dejar un rápido beso en sus labios. Steve se sonrojo y me sonrió tímidamente. Me llenó de emoción sentir su dulce aroma de alegría, estaba un poco más dulce de lo normal por su celo, parece que en el es algo normal que se torne más dulce. En la mayoría de alfas el olor se vuelve más espeso y no es agradable al olfato de otros alfas, pero el de Steve me gustaba.
Ambos entramos a nuestras habitaciones, Steve ya se había bañado, pero se había puesto otra pijama y yo no me pensaba bañar, pero si me quitaría la pijama.
Steve ya me estaba esperando cuando llegué a la sala, inconcientemente me dirigí a él y lo tomé de la mano, al parecer el no se percató de ese detalle hasta que llegamos a el portón principal de la mansión.
— Fue un acto reflejo — Dije excusandome — Pero no tienes idea de cómo me encanta tu mano encajando con la mía, parecen hechas para acoplarse la una con la otra.
— Eres tan dulce cuando quieres.
— Sólo contigo mi dulce alfa.— Respondí abriendo mientras veía el portón abrirse. — Antes había una pequeña zona verde al final de la calle con un lago artificial y bancas, Ana y Jarvis me llevaban a ver las aves, a veces nos tirabamos en un mantel para ver las formas de las nubes. — Relaté emocionado. — Debimos traer uno.
— O podemos sólo tirarnos en el pasto.
— No lo he intentado, cuando era niño la naturaleza no era muy amiga de mi piel, por lo general me causaba alergia.
— Tuve ese mismo problema, mi mamá me dejaba blanco con toda la loción de Calamina que me colocaba por el sarpullido que me salía luego de rozar con la hierba del parque.
— Compartimos el mismo recuerdo. — Agregué divertido al recordar el grito al cielo que dió mi madre al ver que un día antes de un evento importante para su fundación yo estaba blanco por la pomada que me había puesto Jarvis sobre todas las partes visibles de mi cuerpo, me había aplicado hasta en el cuello.
Entre pláticas llegamos al final de la calle, y la zona verde había cambiado mucho, ahora parecía más un parque, habían adoquinado casi todo el lugar y habían menos árboles, pero había pasto cerca de dónde estaba el lago artificial, que habían reemplazado por una fuente. Nos dirigimos a ese sector y Steve se sentó cerca de la fuente y yo me senté cerca de él. El pequeño parque estaba casi vacío, sólo había una chica con una carriola para bebé, era omega y se notaba que era una niñera pues estaba con el teléfono en la mano sin prestar atención al bebé que había en el carrito. También había una señora mayor era una beta con un libro en la mano. Era el ambiente perfecto para nosotros, sin fisgones cerca.
— Aún hay aves — Exclamé emocionado — Mira ese es un Cuco — Dije señalandole a Steve el ave que se había posado en una rama cercana a mi vista.
— Y ahí hay un Colibrí— Informó Steve señalando el avecilla que volaba sobre las flores para extraer el néctar de ellas.
— Esto es lo que quiero para mí vida, alguien que aprecie las cosas igual que yo, que veamos la belleza de la vida con los mismos ojos.
— Deja de coquetear o me voy a enamorar de ti. — Bromeó el rubio.
— A ti me gustaría coquetearte toda la vida, pero no podemos seguir así — Dije poniendo mi rostro serio en la última parte — No podemos coquetear toda la vida y ser nada. — Aclaré sonriendo al ver que Steve se había inquietado.
— Por eso quiero decirte algo. — Interrumpió Steve.
— Déjame decirlo a mí.
— ¿Decir qué?
— Ya sé lo que quieres decirme, así que dejamelo a mí.
— ¿Te lo dijo Jarvis?
— ¿Jarvis? Claro que no, esto me surgió a mi solito.
— Steve Rogers ¿Quieres ser...
— Tony— Gritó alguien a mis espaldas.
Y llegó alguien a arruinar mi momento y no era alguien cualquiera, era Whitney.
3 de Agosto 2020
En el multimedia dejé la imagen de la mansión de Howard Stark, si vieron la serie Agente Carter la recordarán. También deje la canción que Tony le cantó a Steve, si les gustó pueden buscar la original en inglés.
Perdón por los errores ortográficos
Gracias por votar y comentar ♡
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