Palabras: 543

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El murasaki tan solo estaba paseando por la habitación de la Pinku, no es como si fuera tan grande pero algo debía de hacer mientras la espera, ya que fue por algo de comida, aún se pregunta porque aceptó venir, tal vez tenía razón Audaz y esta empezando a sentir algo por la chica, de tan sólo pensarlo sus mejillas se tornan rojas. —Ugh. Calma...—Se dijo a si mismo, para así sentarse en la cama de Pinku, la sabana era rosa, pero las almohadas tenían las imagen de Zac y Akira, molesto les dio la vuelta para así apoyarse en una de estas, pronto sus ojos notaron cierto retrato en el peinador de la Mikan, un marco de foto, aunque estaba boca abajo, tratando de ocultarlo pareciera eso.

Vio hacia la puerta asegurándose que aún no venía ella, rápido fue hacia el peinador y recogió la foto, sus ojos se iluminaron al ver que es Pinku de niña, con un lindo traje chino si no se equivoca, en esta misma podía notar sus coloradas mejillas y ojos grandes, sonriendo de lo mas lindo, por un momento se imaginó como serían sus hijos si se llegarán a casar.

Sonrió satisfecho al pensar que se verían de lo mejor con su buena genética y los lindos ojos de Pinku. —Ya llegué... —La voz femenina lo hizo voltear, aún con esa sonrisa satisfactoria.

La Mikan al notar que tenía entre sus manos se congeló aunque solo unos segundos para después gritar. —¡Ah e-eso!—Señalo, dejando la bandeja en el suelo, quería quitárselo pero Wakiya la esquivó.

—Vamos porque la escondes, te ves bien.—Comento, la chica agitada y avergonzada se calmó.

—¿E-En serio?.—Le preguntó.

—Si. Aunque porque el traje chino, creía que antes vivías en una parte de latinoamérica.—Por alguna razón aún no cuenta exactamente de que país es.

—Bueno si...—Una sonrisa de vergüenza se vio en su rostro. —Mi papá extrañaba su país, mi mamá y yo tratamos de animarlo vistiéndome así, pero...—De repente cubrió su rostro. —Nos equivocamos de vestimenta, no teníamos idea de que forma vestían, y ella tomo lo primero que le pareció oriental.—Confeso al fin.

Él Murasaki soltó una carcajada, le pareció tierno y tonto a la vez, solo Pinku puede ser ambas cosas sin problema. —Bueno al menos lo intentaron.—

—¡No te rías!... —Le exclamó. —Aunque si, es una buena anécdota para charlar.—Se pregunta como llego esa foto de ahí, jura haberla guardado en un cajón o tal vez lo olvido por los nervios que sentía ya que vendría Wakiya a verla.

En un instante notó como el rubio había sacado su celular para tomarle una foto al retrato. —¿Eh, que haces?.—Le cuestionó.

—Quiero una foto para cuando te guarde como contacto.—La verdad se quería seguir imaginando como serían sus hijos.

—Sabes podría pasarte una, o me puedes tomar una.—Posa para la cámara, pero Wakiya niega, no es como si no quisiera tomarle una foto a Pinku, pero por ahora quiere ser discreto con lo que siente y además no la dejará pensar que la tiene tan fácil, deberá luchar para conquistarlo aún mas.

Vaya, hasta ahora se pregunta si él sería la mujer de la relación... Nah. 

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Me divertí escribiéndolo, je xDDD