
Pheromone. like a story
— Eres un inconsciente, ¿lo sabías?
Le había costado sudor y lágrimas conseguir que su padre le diera permiso para ayudar a Hyungwon con su lesión en el centro de fisioterapia donde trabajaba. El Señor Lee era uno de los encargados junto a otros alfas de alto prestigio en StoryCrane, pero como todo encargado, tenía un supervisor y fue él quien insistió en que el pequeño híbrido de extasiante aroma, fuera atendido con la máxima urgencia.
Wonho llevó a Hyungwon a su sala privada, cerró la puerta con pestillo y encendió velas e incienso para que las feromonas del chico no alternarán a los demás.
Ayudó al pequeño de cabello rosado a quitarse la ropa y tumbarse en la camilla. Era solo una leve hinchazón en el tobillo pero Wonho notó a su amigo tan decaído y malhumorado, por lo que le mostraría como trabaja él. De cierta forma, se sentiría orgulloso alegrando a Hyungwon.
— Déjame, es el peor día de mi vida...
— ¿Me dirás que te ha pasado? - le dio la espalda para hidratarse bien las manos antes de empezar a masajear al pequeño con aceite.
— Mhmm, no.
— Cómo quieras.
Empezó por el tobillo que tenía hinchado. La caída debió de ser dolorosa, tenía algunos raspones en las piernas y en las manos, seguramente se apoyó en ellas para evitar más daños colaterales. Hyungwon soltó un quejido de dolor y movió la pierna para que su compañero le quitara las manos de encima.
— Quédate quieto si no quieres que te haga más daño.
Hyungwon volvió a tumbarse y suspiró.
— ¿Es realmente necesario? Ponerme una bolsa de hielo sería más que suficiente.
— ¿A qué viene ese mal genio? A parte de bajar la hinchazón, voy a darte un masaje gratis... ¿Acaso no quieres?.
Wonho posó en la camilla el pie de Hyungwon con suavidad y caminó hasta estar a su lado. El peli-rosa leadeó el rostro y alzó la mirada hasta conectar sus ojos con los del alfa adolescente y sus mejillas se tornaron de un precioso color rosado al verle sin camiseta.
— Perdón... Es que... - se mordió el labio, dudoso de si hablar o no.
— Te escucho, Hyungwonie. - Sonrió con dulzura.
El pequeño largó un suspiro y, apoyándose con las palmas de las manos, se sentó en la camilla. Con vergüenza, se tapó con la toalla blanca que le había prestado el mayor, para evitar miradas subidas de tono. Para él, ya era demasiado el estar desnudo frente a su mejor amigo. Sentirse tan indefenso y expuesto ante un alfa. No podía evitarlo, estaba excitado y caliente desde que le recogió en el río.
— Esta mañana me llamaron por los resultados médicos y fui a por ellos... No quise decirle nada a mamá porque me daba miedo... - apartó la mirada con nerviosismo. - E-están en la mochila... .
Wonho siguió el dedo de su amigo que apuntaba hacia el rincón de la pequeña habitación donde había tirado la mochila. Asegurándose de que así lo quería, fue hasta ella y buscó el sobre blanco donde estaba los resultados.
"Nombre: Chae Hyungwon.
Edad: 17.
Hábitos tóxicos: No detectados.
Antecedentes personales...familiares..."
Wonho se saltó la parte del historial clínico. A cada palabra que leía y cuanto más bajaba, más nervioso se ponía. Sentía en su interior como se removí el lobo que era. Hasta que llegó a lo que tanto había esperado saber.
— G-gamma... Los análisis de sangre...
No podía creerlo. No quería que sus compañeros de clase, sus padres e incluso los profesores, tuvieran razón. La clase más baja de la jerarquía. La casta primeriza y fallida según la historia.
Quiero corromperlo. Dejame salir.
Su lobo. Su lado animal lo sabía, todo este tiempo parecía saberlo mientras que él se engañaba para que el pequeño no saliera más lastimado. Tal vez, si fuera otra casta de híbridos, él sería más feliz y menos desdichado. ¿Qué le esperaría ahora?
— Por eso no quería volver a casa. Mamá se pondrá más triste...soy como la abuela, un animal débil y destinado a ser el trapo de los más fuertes. No merezco ni siquiera ser tu amigo, Wonho...
El papel seguía siendo arrugado entre sus dedos. La respiración se volvía más pesada, más lenta. Quería moverse pero algo se lo impedía. Comenzaba a escuchar todo con claridad, su visión se hizo más aguda. Podía sentir los ojos de Hyungwon clavados en su espalda, como ardían por el miedo a ser rechazado.
No sé dará cuenta. Está demasiado asustado.
— Entiendo que estés disgustado. - Rio con amargura, limpiándose las las lágrimas saladas que caían por sus mejillas. - Me iré, así no te causaré problemas con tu papá.
Escuchó aún de espadas el sonido chirriante de la camilla y los pies del pequeño posarse en el suelo de madera. Rápidamente, se posicionó frente a él y lo acorrarló contra la camilla y su pecho.
— No hables por mi, ¿quieres?
Hyungwon se asentó por la repentina cercanía pero no pasaría nada, es Wonho, y él nunca le haría daño.
— W-Wonho no me iré si así lo quieres pero mantente más alejado, por favor.
— No voy a hacerte nada.
Hyungwon relajó los hombros cuando el mayor acarició su mejilla y volvió a mostrarle esa sonrisa dulce que tanta paz le trasmitía. Siguió las Indicaciones de Wonho y, temblando por la excitación que traía consigo, se tumbó boca abajo en la camilla. Enseguida, sintió las manos fuertes de su amigo sobre sus piernas. Agradecía en demasía estar así pues se avergonzaba por tener una erección en un momento tan serio e inoportuno.
— No me importa que seas un Gamma como tu abuela, no soy como mi padre o como los demás en la escuela. - Dijo con un tono suave mientras continuaba esparciendo aceite caliente sobre la piel de Hyungwon.
Noto como se remueve en la camilla e intenta bloquear el exceso de feromonas. Lo necesitas tanto como yo.
— Pero tu vida estará marcada para siempre si continuamos siendo amigos, lo sabes. Tu familia y todos los del pueblo hablar de ti y no quiero manchar tu futuro....
— Eso no lo sabes.
Hyungwon no pudo objetar nada en contra. Si bien era cierto que aquella casta era la más humillante y débil entre las demás, no sabe cómo fueron la vida de quienes tuvieron relación con ellos en el pasado. Tal vez ahora sea diferente. Las personas cambian, la vida evoluciona.
— ¿Es esto lo que haces a diario? - Cambió el rumbo de la conversión.
— No. Tú eres especial. - Sonrió subiendo sus manos por las piernas del peli-rosa para concentrarse ahora en los muslos.
— No mientas... - soltó una risa floja.
Entonces, sintió como el mayor subió las manos hasta sus glúteos y comenzó a masajearlos. Con suavidad y lentitud. Su piel entró en calor debido al aceite y el masaje. Le resultaba extraño, pues Wonho siempre había sido muy discreto, nunca lo tocaba más allá de un abrazo o un par de besos en la mejilla. Aunque Hyungwon siempre mostró más afecto, el alfa evitaba sobrepasarse.
— N-no es ahí donde tengo la lesión... - bromeó como bien pudo, controlando cada movimiento innecesario, su intimidad comenzó a despertar y por ende, su animal interior también.
— ¿Ahora te vas a poner tímido, Hyungwonie?
No quiso mirar atrás. Conocía bastante bien esa voz y la forma de pronunciar cada palabra. Además, lo notaba en el ambiente, cada vez que inhalaba. Su olor. No era como el de otros alfas, Wonho desprendía algo completamente diferente, dulce pero perverso.
Hyungwon recordó como Wonho dejaba salir a su lobo interior cada vez que lo metían en problemas. Se volvía más fuerte, más grande; su voz se hacía más profunda y atrevida, su carácter pasaba de ser cariñoso al de un imbécil egocéntrico y hostil. Bromeaba, se comportaba como un patán. A Hyungwon no le gustaba y al mismo tiempo le atraía.
— No es que me dé...vergüenza pero no es lo correcto... - se mordió el labio cuando el aire caliente de la habitación por el calor de las velas golpeó su piel húmeda en aceite y desnuda. Wonho retiró la única toalla que lo cubría. Estaba indefenso. - Por Dios, somos amigos, no es necesario que salga el lobo dominante...
— Recalcas una y otra vez que somos amigos pero te pones duro cada vez que me tienes cerca. - Apretó las nalgas con fuerza, clavando las uñas en ellas haciendo que el pequeño jadeara. - ¿Sabes lo que dicen de nosotros? - Él, negó con la cabeza nervioso. - Que nuestra amistad no es nada más que una vil patraña para ocultar que follamos a escondidas.
— ¿Y por qué les haces caso? - murmuró molesto, aferrándose a la camilla y temblando de miedo. Con el lobo fuera, nunca podías estar seguro de nada.
— ¿Y por qué no, Hyungwonie? - le sujetó de las caderas para arrestarlo por la camilla hasta quedar pegado a él. Wonho suspiró al tener el culo del pequeño pegado a su polla. - Los odio, sería capaz de despellejarlos vivos a todos solo por ti...
— No eres tú el que habla.
Hyungwon por fin se atrevió a mirarlo a los ojos sin moverse del sitio. Los ojos de Wonho estaban de un color amarillo intenso, sus pupilas dilatadas, el ceño fruncido y y su cuerpo...su cuerpo marcando cada músculo y cada vena por la fuerza con la que actuaba. Cualquiera diría que era un monstruo. Un adolescente alfa no debería verse como un adulto.
— Me alegra que al menos entiendas eso. Wonho jamás sería capaz de ponerte un dedo encima pero visto lo presente, yo no puedo darte el gusto de irte, pequeño.
— N-no quiero esto... Acabo de descubrir que soy un gamma y estoy... - suspiró al sentir como el alfa se inclinó para acariciar sus orejas y después pasar la lengua por su espalda. - Por...por favor, Wonho...
— Puede que eso sea lo que pienses en realidad pero tu cuerpo habla por si mismo. - Lamió sus propios dedos e introdujo dos en Hyungwon. - Detesto lo que me haces sentir, siempre debo estar vigilando que nadie te hiera, incapaz de salir por mi cuenta salvo que la parte humana me dé permiso.
Hyungwon respiraba con dificultad, cerró los ojos y se obligó a no escuchar. Su entrada ardía por la intromisión, quería gritar de dolor pero se mantuvo con la boca cerrada por no alterar a las personas que estaban fuera. Si alguien se llegara a enterar de lo que estaba sucediendo, cundiría el caos.
— Tu padre e-está fuera.... - susurró. - Para p-por favor...
— No me voy a detener hasta que ambos hayamos quedado satisfechos. - Aumentó el ritmo de sus dedos hasta alcanzar aquel punto que creía inexistente. - Es tu primera vez, ¿qué se siente?
— M-me duele... Wonho por favor...detente
— ¿Duele? - pegó su pecho a la espalda del pequeño y aspiró profundo. - Tu olor es tan desagradable para todos... Es demasiado empalagoso pero adictivo.
Parecía que la situación le divertía y eso aterró al pequeño gamma. ¿Cómo era posible que se estuviera comportando así con él?
Wonho pasó de penetrarle con los dedos a frotar su gruesa y larga polla contra sus rosadas nalgas. Hyungwon gimió por la sensación de tenerlo tan cerca. Muchas veces sintió el miembro del mayor despertar cuando se sentaba sobre él pero nunca imaginó que algún día lo tuviera en su interior, abriendo sus carnes y dándole tanto placer.
De pronto, la puerta comenzó a ser aporreada y eso hizo que Hyungwon tapara su boca con la mano, evitando así que sus gemidos no se escucharan. No podía detenerse, era casi imposible cuando el mayor de los dos no dejaba de penetrarlo con fuerza, sin cansancio.
— ¡Hijo, abre la puerta!
— Joder, cuándo cerrará la maldita boca.
Hyungwon sonrió de alivio cuando salió de su interior pero Wonho lo tomó por sorpresa una vez más. Lo cargó en brazos y le apoyó en la puerta. El terror y la vergüenza se apoderaron de él. En cualquier momento el Señor Lee podría entrar a la fuerza y encontrarlos allí, teniendo sexo.
— N-no. No. No. - negó con la cabeza asustado, mirando a los ojos del alfa intentando convencerle pero sólo consiguió una sonrisa burlona y tener su polla invadiendo su entrada por segunda vez. Hyungwon se aferró a él de brazos y piernas, su cabeza apoyada en la pared dándole el gusto de probar la piel de su cuello. Wonho devoró cada parte de él.
— ¡Abre de una vez!
— Lo odio. Los odio a todos... ¿Por qué no simplemente me dejan disfrutar de tu compañía? - inclinó la cabeza para alcanzar uno de los pezones del peli-rosa y lamerlo hasta que se quedará rojo por la hinchazón.
— S-solo dile que...- tragó saliva e intentó no tartamudear - aún no has terminado con la lesión...
— ¿Entonces te gusta? - y como si no hubiera estado enfadado hace tan sólo unos segundos, sus labios formaron una sonrisa pícara sobre su maltratado pezón. Hyungwon ladeo la cabeza con timidez. Enseguida, Wonho le dejó en el suelo y suspiró cansado. No sabía cuánto había pasado pero le dolían las piernas y ni hablar de la espalda. — ¡Qué quieres, papá! - se apoyó en la puerta para escucharle mejor.
— Ese niño tiene que irse ya. Me da exactamente igual en qué condiciones esté, debe irse.
— ¡Enseguida salimos!
Wonho volvió su atención a Hyungwon cuando escuchó los pasos de su padre alejarse. Alzó su mano para acariciar su rostro y, en un rápido giro, le puso de espaldas contra él. Besó y acarició al menor con devoción, mordiendo la piel entre sus muslos, los glúteos, el hueco entre los hombros y el cuello. Hyungwon no podía negarse a estas alturas, seguía en celo y era inevitable que su animal no saliera. Se rindió al contacto cálido y primitivo de su compañero, aceptando al lobo y al humano que habitaba en él de forma natural.
— Tan pequeño y delicado...Wonho estará orgulloso cuando despierte. - lo tomó de las caderas y se deslizó en él hasta que todo su miembro estuvo en el interior húmedo y caliente del menor. Al margen de si estaba bien o mal, Hyungwon no se contuvo y gimió alto y claro, liberando sus feromonas hasta caer desmayado.
— Termina con esto, ahora...
Hyungwon separó las piernas para sentir con mayor intensidad las estocadas del alfa. Pasaban los segundos y los minutos se hacían más largos y pesados. En algún momento dejó de pensar, cuando calló al suelo y aún recibía la polla del mayor. Era insaciable. Estaba cansado, perdió la cuenta de las veces que llegó al climax. Estaba abochornado.
— Hyungwonie, aguanta un poco más. - Le susurró al odio.
Sin poder articular palabra, asintió con la cabeza. Wonho dio unas últimas estocadas y terminó sobre el pequeño. Manchando su espalda y glúteos con su esperma. Hyungwon se desplomó en el suelo, le dolía todo el cuerpo, estaba lleno de sudor y semen, sus mejillas estaban rojas y marcadas con lágrimas secas, su cabello despeinado y húmedo y ni hablar de como había quedado su piel después de todas las mordidas y besos que dejó el mayor.
— Ven aquí. - Wonho le levantó del suelo y le sentó sobre la camilla.
— Llévame a casa...- susurró con los ojos entrecerrados.
— Eso haré, pero primero me ocuparé de ti.
Hyungwon no tenía las fuerzas suficientes para pensar con claridad así que no supo si quien lo limpió, ordenó la habitación y lo había llevado hasta su cama, fue Wonho o su lobo. ¿Pero acaso importaba? No habían pasado ni 24 horas que el descubrió a la casta a la que pertenecía y había perdido la virginidad con el animal de su mejor amigo estando en temporada de celo.
— Volveré mañana para ver cómo estás. - Le tapó con las sabanas y dejó un casto beso sobre su frente.
¿Dejarás que se vaya? Llevas días controlando tu cuerpo, buscando la manera de acabar con el hormigueo en el estómago y la quemazón en tu piel. Te lo ha dado todo. Puede darte más.
— Tu mamá se encargará de las heridas.
— ¿Y ya está? - habló con la voz quebrada.
— Si. - se puso de rodillas en el suelo para estar a la misma altura. Era él, volvía a ser su mejor amigo. Sus ojos de color miel lo miraban con ternura y perdón, y a su vez, podía sentir la capacidad de hacerlo callar y seguir sus órdenes. - Sé lo que he hecho y lo que debes de estar pasando. Pero no puedo darte más.
— ¡Eso no es justo...! - apretó la mandíbula evitando llorar de rabia. - N-no puedes follarme y esperar que yo...yo...me quede quieto como si nada.
— Hablaremos mañana, Hyungwonie. - Plantó un beso en la comisura de sus labios y desapareció por la puerta.
Esa noche Hyungwon no concilió el sueño. Tumbado en la cama, sentía el fuerte y musuculoso cuerpo de Wonho sobre él, pasando cualquier límite lamiendo cada parte de su cuerpo y acabando en él para luego volver a empezar. No podía entender su actitud. ¿Por qué el alfa sí podía sucumbir a sus más sucios deseos y él tenía que quedarse en la cama como si estuviera castigado? Después de probar lo que era ser deseado, ansiaba tener las manos de aquel lobo loco sobre sus caderas.
Hyungwon suspira impotente y sobre estimulado mientras fantasea con la imagen del peli-negro que le murmura cosas al oído y le dice lo bueno que es.
Se capaz de despertar mañana. Haz que el lobo devore al conejo. Como en un cuento. ¿No es así como acaban siempre?
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