El viaje sorpresa
Por fin aterrizó el avión, al aterrizar llegamos a un pueblo algo antiguo y moderno.
-Bueno, llegamos mi amor.- Dije muy alegre.
-Está bien.- Me respondió levantándose conmigo de los asientos en los cuales estábamos sentados.
Luego bajamos del avión aunque nos costaba un poco, pero eso no iba a impedirnos a nuestro viaje sorpresa Y las personas nos ayudaban a bajar.
-¡Wow, Fuli! ¿Qué es este lugar?-
-Este lugar lo llaman "Monte Macabro" y estamos en México que es un país que queda en centro América y un poco en el norte.-
-Wow...¿Cómo es que supiste de este lugar?-
-Lo supe por televisión, dicen que es lindo.-
-Pues, parecen estar en lo cierto.- Afirmó Kion.
Más tarde apareció una carretera con cupcakes que los vendía una señora muy simpática, alegre y vestida de rosa con el cabello largo también rosado como sus orejas que parecian de gato. Entonces decidimos acercarnos hacia ahí.
-¡Hola a todos me llamo Nekotina, acerquense a probar estos deliciosos cupcakes gratuitos y rosados con chispas!- Exclamó ella misma.
De pronto aparecieron corriendo dos niños algo rebeldes, pero nosotros tratamos de correr lo más rápido para que no nos ocuparan el lugar de la fila.
-Oh, rayos. Parece que nos ocuparon el lugar.- Dijo unos de los niños.-
-Sí, tienes razón Val.- Respondió el otro niño. -Mejor esperemos. Espera....¿Por qué hay un león y un chitta gordo en frente nuestro?-
-No lo sé, Vic.-
Mientras que los niños hablaban detras de nosotros fuimos a pedirle un cupcake para cada uno.
-Aquí tienen, disfrutenlo nya.- Dijo la vendedora mientras ofrecía los cupcakes.
-¡Muchas gracias!- Agradecimos.
-Mmm... Están deliciosos. -Dije mientras comía el cupcake.
-Tienes razón, amor.- Responde mi esposo.
-Lo siento, niños ya no me quedaron más muffins, se los regalé todo al chitta y al león.- Manifestó Nekotina.
-Está bien.- Ambos niños respondieron algo tristes.
-Siento pena por esos niños.- Afirme.
-Podríamos darles algunos.- Respondió Kion.
-Está bien.- Contesté.
Entonces fuimos por los niños.
-Oigan, quieren algunos?- Les pregunté.
-Sí, por favor.- Respondieron.
-Tomen.- Les ofrecimos los cupcakes.
-¡Muchas gracias!- Nos respondió uno de esos niños.
-No hay de qué.- Respondimos.
-A propósito, saben de algún buen hotel para quedarnos un largo rato ahí?- Pregunté.
-No hay hotel por aquí en Monte Macabro, lo siento.- Respondió el niño.
-Está bien, es que olvide de alquilar alguna casa de aquí.- Respondí algo avergonzada.
-Bueno, podrían quedarse en nuestra casa, de seguro que a nuestra abuela no le molestaría.- Respondió el otro niño.
-Está bien, me parece correcto. No sé que dirá mi esposo...-
-Para mi está bien jeje.- Contestó Kion.
-Bueno, entonces vamos.- Contesté velozmente.
Fuimos con ansias a la casa de la abuela, al llegar la abuela nos ofreció comida porque pensaba que estábamos hambrientos y estaba en lo cierto.
-Muchas gracias por la comida, señora...- Manifestaba mi esposo.
-Pueden decirme Chata, mis nietos me dicen abuela Chata.-Responde la simpática anciana.
-Está bien, Chata.-
-No hay de qué si me necesitan estaré tomando una siesta.- Afirmó de nuevo Chata.
-De acuerdo.-
Mientras que la anciana se fue a su cuarto, nos presentábamos con los niños y ellos a nosotros.
-Así que Victor y Valentino es como se llaman, no?- Interrogué simpáticamente.
-Sí, y usted es Fuli.- Contestó Valentino.
-Por supuesto.-
-¿Y a qué idea les vino a venir aquí?- Cuestinó Victor con curiosidad.
-Bueno, es que vamos a casarnos aquí mismo y también a pasar nuestra luna de miel.- Respondió de inmediato Kion.
-Ah, son novios?-
-Así es.-
-Un chitta y un león novios?- Interrogó de inmediato su hermano Valentino.
-Sí, se que es raro pero no nos importa.- Interrumpí comiendo más pastel.
Más tarde un simpático zorro artico entró a la casa.
-Hola, me llamo Zapato. Lo sé... Es un nombre un poco raro...- Nos dijo el zorro presentándose.
-Y también gracisoso, jeje- Respondió Victor.
-Sí, supongo que también es gracioso... En fin... ¿Podría regalarles alguna entrada para un restaurante donde hay comida gratis y karaoke?-
-¿Para todos o solo para Victor y yo?- Cuestionó el hermano del niño.
-Amm... Si quieren pueden ir los animales.-
-No lo sé... No creo que los dejen entrar.- Garantizó Valentino pensando.
-Al menos que los disfrazemos así podrán entrar.- Dice Victor con que cara de rebelde.
-Bueno, no veo de por qué no hacer eso.- Respondió el zorro.
-Sí, pero el problema es que no tenemos tanta ropa grande.- Interrumpió su hermano.
-No hay problema con eso, nosotros guardamos mucha ropa.- Respondimos de nuevo.
Entonces después de tanta charla nos cambiamos para el karaoke.
-Oigan si quieren pueden quedarse para que su abuela no tenga que preoparse- Afirme mientras que me iba con Kion.
-Ok- Nos respondieron.
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