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Capítulo 9.


A pesar de que el invierno había pasado hace un par de meses, aquella tarde comenzó a llover irregularmente, borrando el sol cálido que alumbraba más temprano; era casi como si el clima se hubiese puesto de acuerdo para apaciguar las lágrimas de Kyungsoo con las propias.

—Kyungsoo, está lloviendo muy fuerte, ve a buscar al ga...— Su madre se detuvo al pasar por fuera de su habitación y verlo apoyado en la cama cubriendo su rostro entre sus brazos, mientras las lágrimas no alcanzaban a caer por sus mejillas porque se secaban directo en su suéter. Estaba hundido en sollozos.

—¿Qué te pasó? —Se arrodilló en la habitación junto a él, acariciándole el cabello cuidadosamente.

—Mamá, yo —hizo una pausa para tomar aliento. —Terminé con Jongin.

Kyungsoo sabía que debía hacerlo, debía acabar con esa relación aunque le doliera el alma, aunque sintiera que su vida acabara, tenía que hacerlo. Se sentía horriblemente culpable por Sehun, por su causa se había metido en peleas; se sentía mal también por Jongin ya que en su casa no lo recibían bien y no lo harían nunca si seguían juntos y lo que más le pesaba: tenía miedo.

Miedo de que algo volviese a ocurrir, ¿qué haría ahora si le hacían algo a Jongin? ¿o a él mismo? Estaba asustado, esos tipos seguían sueltos por ahí, escondiéndose quizás dónde. Podían venir en cualquier minuto por ellos, más aún si ahora todos en el pueblo sabían de su relación y no estaban para nada felices con ello. Eran repudiados.

Él se sentía horrible porque sabía que lo de él con Jongin no tenía nada de malo o erróneo, sólo se querían y se querían mucho; pero la gente lo hacía creer que estaba mal y confundido no sabía si creerlo de verdad o no. Dudaba. Sufría.

No debía estar llorando como un niño ahora si él mismo rompió con Jongin hace algunas horas, era sumamente estúpido. Y aunque él trató de que no lo dejara, Kyungsoo fue firme por fuera mientras se iba rompiendo en pequeños pedacitos por dentro y se mantuvo seguro.

"Kyungsoo, ¿qué dices? ¿por qué estás tan serio, es una broma verdad? Kyungsoo podemos arreglarlo, no pasará nada, ¿si? No quiero dejarte, no quiero, no me dejes solo ahora; ¿qué hago para que no me dejes? dime qué tengo que hacer, qué tengo que cambiar, ¿ya no me quieres?"

Lloraba más y más se entristecía al recordar la escena, Jongin comenzó a llorar mientras trataba de abrazarlo pero él se apartaba, y se rompió por completo cuando le respondió frío "No. Ya no te quiero". Dio media vuelta, pero él seguía insistiendo "¿Te acompaño a casa? Kyungsoo, ¿qué pasa? Háblame".

Kyungsoo se negó a que lo acompañara, quería estar solo. Quería ocultar sus lágrimas de él.

Ya no te quiero, Jongin.






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La vida en el pueblo continuó como si nada después del funeral. Lo comentaron cerca de una semana cada vez agrandando más las historias inventadas pero luego pasó a pertenecer al olvido colectivo. Todo estaba igual de aburrido y tranquilo, excepto para Kyungsoo y Jongin.

Faltaba muy poco para que egresaran de la escuela, incluso ya estaban comenzando a adornarla y en lo posible embellecerla para la graduación; pero ellos no asistían a clases desde que todo había ocurrido. Jongin lo hacía porque tenía miedo del qué dirán y Kyungsoo porque no quería toparse con él cara a cara, no sabía si saludarlo o ignorarlo.

Desde que habían terminado que evitaba salir de casa lo más posible para no encontrárselo, y cuando acudía a su puerta él no salía, y si estaba su madre ella lo despachaba apenada. Le parecía triste que su hijo sufriera y hubiese tenido que terminar su primera relación, era sumamente injusto para ella, pero dejó que Kyungsoo decidiera, ya estaba bastante maduro para eso.

Pero Kyungsoo no se sentía maduro ni grande ni de dieciocho años; se sentía como un idiota que había dejado ir al amor de su vida por miedo y cobardía, y que ni siquiera se atrevía a verlo a la cara para aclarar las cosas. Se estaba comportando como las chicas desenamoradas que leía en las novelas rosa para adolescentes. Infantil.

Para Jongin era complicado. Bastante complicado; comprendía que había una razón de fondo para que Kyungsoo se alejara de él y quería averiguarla bien, quería entenderlo y dejar de suponer, pero él simplemente no lo dejaba. Y eso lo frustraba y llegaba a casa lleno de fracaso y desilusión.

Las cosas allí, en su hogar, no andaban muy bien tampoco: su padre no le dirigía una sola palabra e insistía en que cuando saliera de la escuela debía marcharse de casa porque no quería verle nunca más, no le importaba si Jongin conseguía un trabajo para mantenerse, si entraba a la universidad o si se empalaba de frío en las noches; tenía que irse. Su madre no podía hacer nada al respecto, sólo seguir lo que su esposo decía y tratar de reconfortar a su hijo por las noches, aunque eso tampoco servía de mucho porque él a veces no tenía ánimo de que le dieran falsas esperanzas y fingía estar dormido o la echaba de su habitación.

Sunhee sabía que su padre iba en serio con lo de echar a Jongin de casa, y no quería que su hermano se fuera tan de súbito, así que hablaba todos los días con su madre para que ella de una forma u otra interviniera y conversara con su papá. Pero él era duro e inflexible, más que una roca.





* * * *



Kyungsoo se dignó a aparecerse por la escuela tras recibir una carta de la profesora que le informaba que si seguía faltando, perdería el año y tendría que cursarlo entero el año que venía. Y no quería eso, quería terminar luego ese período escolar y si le era posible, entrar a la universidad y conseguir un trabajo para ayudar a su madre.

Él perfectamente podría estar trabajando ahora, como muchos otros chicos de la escuela, pero todos los trabajos para jóvenes de su edad se relacionaban con el mar y su mamá no se lo permitía. No quería perder a su hijo ahora por culpa de las aguas, era demasiado peligroso.

Cuando entró a su aula, miró al suelo sin hacer contacto visual con nadie hasta llegar a su asiento. Notó que todos se quedaron en silencio al verlo, probablemente sus ojos estaban clavados en él, pero ninguno lo saludó.

No fue hasta el tercer período en que abrió la boca para conversar con alguien. Chanyeol se acercó a él para realizar una actividad en parejas y así no dejarlo solo, seguía con un sentimiento de culpa, además, él había vivido de cerca todo lo que había ocurrido. Ya casi no le importaban las preferencias amorosas de su compañero, se preocupaba más ahora de que estuviera sano y salvo; lo mismo le ocurría con Jongin.

Chanyeol trató de no hablarle de nada de lo ocurrido y concentrarse en la tarea, mientras Kyungsoo intentaba no lucir sorprendido por el hecho de que alguien se le acercara. Hasta el momento había sentido como si tuviese la plaga y todos lo evitaran al máximo, lo deprimía estar sentado allí y quería volver corriendo a casa.

Cuando tocaron la campana para salir, Kyungsoo esperó que todos se fueran para irse mirándolos de atrás y que nadie notara su presencia. Subió lento la colina hasta llegar a su domicilio, pero encontró a quien menos quería acariciando a su gato en la entrada. Ahora no podía evitarlo.

Pensó en salir disparado en dirección opuesta y volver más tarde a casa, cuando Jongin se cansara y se fuera de vuelta a la suya, pero ya era suficiente. Tenía que enfrentarle tarde o temprano. Lo miró lo más serio que pudo mientras él se trababa tratando de hilar alguna frase coherente que expresara cuánto lo había extrañado, que quería hablar con él pero que él mismo no lo dejaba y decirle todas las cosas que se había guardado en esos días.

Kyungsoo sintió un nudo formarse en su garganta mientras le oía y lo escuchó paciente hasta que terminó su discurso. Luego, le dio vuelta al picaporte para entrar a casa y alcanzar a decir "No me busques más" antes de cerrar, pero Jongin puso un pie entre la puerta y el marco.

—Kyungsoo, te conozco, sé que quieres llorar ahora. Sé que me has extrañado también, hablemos, déjame entrar y dime qué es lo que pasa. —Kyungsoo se llevó una mano a la boca mientras comenzaba a sollozar, trató de cerrar un par de veces más hasta que logró apartar a Jongin. Se desplomó a llorar tras la puerta yéndose hacia abajo mientras al otro lado él le suplicaba que le abriera, porque podía escuchar su agonía desde afuera y no se marcharía hasta poder reconfortarlo.

Finalmente, le abrió un poco la puerta sin levantarse y sin dejar de llorar en el piso frío de casa y Jongin entró con prisa, sentándose frente a él. Sostuvo su rostro lleno de lágrimas y mientras las limpiaba le susurraba "tranquilo, has sufrido mucho, ¿verdad? tranquilo, tranquilo, estamos juntos en esto". Kyungsoo se dio por vencido y lo abrazó por el cuello.

—Jongin, te extrañé tanto, Jongin, tanto. Perdóname, tenía miedo, de verdad... Lo siento.

Cuando logró calmarse del todo comenzaron a hablar del miedo que sentía Kyungsoo, y Jongin trataba de convencerlo con los mejores argumentos que tenía y lo estaba logrando gradualmente. Se pusieron de pie y él le preparó un té para que se relajara un poco; ninguno de los dos había almorzado aún pero eso era lo de menos ahora.

Conversaron toda la tarde, llegando a la conclusión de que seguirían juntos sin importar qué, y Kyungsoo no paraba de pedir perdón, pero Jongin lo hacía callar dándole besos cortos. No tenían idea de cuánto se habían echado de menos.

Kyungsoo estaba mentalmente agotado y se fue a la cama seguido por su amado. Se quedaron dormidos abrazados, bien apretados, con Jongin besando y oliendo su cabello suave y pasando los brazos por entremedio de su cintura, juntando las manos. Era la mejor sensación que jamás existió.

Su madre los encontró así, y no pudo eludirse de quedarse mirándolos por un minuto: la enternecía ver aquella escena, encajaban perfecto juntos. "Por fin Kyungsoo entró en razón" pensó, y suspiró antes de comenzar a preparar la cena en silencio, con cuidado de no despertar a ninguno haciendo ruido.





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Jongin iba a la escuela sin esperanza alguna aquel día, sabía que nadie le hablaría y que comentarían cosas cuando pasara por el pasillo, pero por lo menos tenía a Kyungsoo junto a él. Qué le importaba estar solo, si podía estar con él, además le quedaban sólo dos días antes de graduarse y no volvería nunca más al establecimiento.

Pero fue diferente. Lo saludaron a la entrada y conversó un poco con un par de compañeros, aunque no era como antes y la gente cuchicheaba a su alrededor, era algo. Por primera vez en el receso se quedó junto a Kyungsoo, sin importar que los miraran a cada instante para saber qué hacían y rieran a sus espaldas; Jongin no permitiría que estuviera solo mientras él pretendía ser normal con sus amigos de mentira. Aunque no se tomaban de las manos y menos se atrevían a besarse en público, se sentía bien estar juntos.

Otra vez Kyungsoo esperó que todos se fueran para irse, esta vez, con Jongin a su lado y se arriesgaron a entrelazar sus manos en el camino. Se desviaron hacia la playa, el día estaba despejado y el sol quemaba como nunca antes, se notaba que el verano estaba llegando.

Recorrieron la costa por la orilla, esquivando las olas porque llevaban los zapatos puestos e inconscientemente se dirigieron a su escondite tras la pequeña colina. Hace tiempo no iban allá y el lugar permanecía igual, pero Jongin sentía algo extraño. Sin embargo, lo ignoró y no le comentó nada a Kyungsoo, quería aprovechar el momento y el día junto a él, sin saber que él había tenido exactamente la misma sensación y que no le había querido decir nada para no arruinar el momento.

A Kyungsoo le encantaban los besos de Jongin, podía estar besándolo todo el día y no se cansaría de él. Comenzaba a aferrarse de su cabello mientras Jongin se revolvía pasando las manos por su espalda y deteniéndose para estrujar su suéter, ambos con los ojos cerrados y perdidos, embobados. El momento fue interrumpido por una voz ajena, desafiante, que venía de detrás de las rocas:

—Hm, qué lindo encontrarlos así, ¿no es cierto? —Le hablaba aparentemente a otra persona. Ambos se separaron de inmediato, tensándose. Reconocieron instantáneamente al tipo que había herido a Sehun, seguido por los otros dos que habían continuado en la pelea.

Jongin entró en pánico cuando divisó que dos de ellos tenían navajas, de hecho, uno la exhibía dándole vueltas en el aire, era casi como si se estuviera burlando de los dos, que los miraban indefensos y asustados.

—Kyungsoo, corre ¡corre! —Él lo empujaba para que huyera primero, no quería que nada le pasara, quería que corriera libre mientras él los distraía. Su plan no tenía sentido alguno, pero no podía pararse a pensar con esos tres tipos encima. Kyungsoo comenzó a huir, pero no se iría sin Jongin, así que no le soltó la mano.

No llegaron muy lejos antes de que entre dos sujetaran a Jongin, parecían ignorar a Kyungsoo, pero éste no podía moverse mientras veía cómo golpeaban a su amor mientras él le gritaba como podía "Kyungsoo, vete". Pero no se fue.

Aquellos tipos buscaban vengarse, en especial de Jongin porque él había llegado a intervenir y él había abierto la boca, así que ahora lo tenían bien sujeto haciéndolo tragar arena de vez en cuando. Kyungsoo por fin se descongeló y se metió entre los tres, logrando apartar a uno, pero no duró mucho, ya que el mismo tipo lo agarró en un instante y no pudo zafarse más. Le tapó la boca para que dejara de chillar cada vez que Jongin gemía de dolor, sin embargo, no podía quedarse quieto en el agarre de aquel desconocido.

Se llenó de desesperación e impaciencia cuando vio que tomaban a Jongin llevándolo hacia el agua, con sangre corriendo por todo su rostro, y comenzaron a hundirlo en ella. Le mordió la mano con todas sus fuerzas al sujeto que lo sostenía y la apartó.

—¡Déjenlo, lo van a ahogar! ¡Jongin! —Quería correr a salvarlo y gritaba con todas sus fuerzas, pero ahora era sostenido con más rabia y fuerza. El tipo se cansó de la intranquilidad de Kyungsoo y le puso la navaja en el cuello, amenazándolo con la promesa de que si no se quedaba quieto y cerraba la boca de una vez por todas, acabaría con cortes alrededor de su lindo cuello.

—¡Jongin! Jongin, Jongin... —














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N/A: No sé cuando vuelva a actualizar porque este fic me tiene mal:'( graaaacias por leer <3

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