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Capítulo 6.


Jongin iba marcando besitos con cuidado por el pecho de Kyungsoo descendiendo hasta su vientre, lo que le causaba cosquillas y se retorcía un poco. El día estaba cálido, pero corría un viento helado y a ratos fuerte. Jongin tenía cuidado con los moretones de Kyungsoo, los evitaba lo más que podía, le hacía cariño o lo besaba con ternura.

La ventana de su cuarto estaba abierta y a veces se colaba ese viento frío, pero ninguno de los dos se daba cuenta: estaban amándose desmesuradamente. Jongin tomó en cuenta la idea de Kyungsoo de intentar nuevas posiciones al hacer el amor y ahí estaba, encima de él mientras él estaba tumbado boca abajo levantando su cadera adaptándose a Jongin, se sentía demasiado bien, más aún cuando le daba besitos en el cuello.

Jongin estaba tan caliente que llegó un momento en que comenzó a hacerle chupones en el cuello a Kyungsoo e incluso a morderle suavemente el hombro y parecía disfrutarlo más, porque llamaba el nombre de Jongin con más fuerza.

Le encantaba hacer el amor con él, y se olvidó de todas sus contusiones por lo menos en ese rato. Terminaron tendidos en la cama respirando pesado, mirando al techo de madera, Jongin le dio un beso tierno en la mejilla a Kyungsoo antes de que este se quedara dormido, había terminado cansado y podía suponer que adolorido. Más tarde tendrían que cambiar las sábanas, enjuagarlas y limpiar el desorden del cuarto.

La mamá de Kyungsoo llegó de improviso mucho más temprano a casa: la habían despedido. Venía bastante apenada y afortunadamente no encontró a su hijo en nada fuera de lo común, Kyungsoo estaba preparando el almuerzo junto a su amigo, Jongin, y se espantó al ver la cocina llena de humo.

No se puede poner a un par de chiquillos de dieciocho años en la cocina, supuso. Los ayudó a hacer algún tipo de comida a la rápida y luego se fue a su habitación, disimulando su tristeza; sin ese trabajo sólo le quedaba uno de planchar y lavar camisas que no cubría ni la mitad de sus gastos y los de su hijo, debía encontrar pronto alguna salida o quedarían más pobres de lo que ya estaban.

Quería comprar libros para Kyungsoo, le entristecía ver que leía una y otra vez unos cuantos libros viejos que había heredado de su padre, todos gastados y de portada borrosa, algunos ni si quiera tenían tapa; y ya había leído todos los que estaban disponibles en la biblioteca. Sentía que le fallaba en diferentes aspectos, que no había sido una buena madre porque una buena madre criaba a sus hijos, estaba ahí para ellos, y ella nunca había estado para el suyo. Se había criado prácticamente solo. Le hacía mucha falta su marido y a su hijo un padre.

Kyungsoo nunca se había preocupado demasiado por alguna figura paterna, simplemente su papá había fallecido y ya, no había que darle más vueltas al asunto. Para eso tenía a su madre. De todas formas, recordaba muy poco de él, como que era alto, su madre siempre le decía que había heredado todo menos su altura, porque Kyungsoo era bajito como los hombres de la familia de ella; su padre también lo llevaba al mar a pescar y a jugar a la playa, pero había pasado tanto tiempo que no estaba seguro si esos recuerdos en realidad eran así o lo había soñado.

—Kyungsoo... ¡Kyungsoo! -Jongin lo hizo sacudirse. Se había perdido en un mar de pensamientos.

—Me quedé pensando, lo siento.

—¿En qué?

—Pues no lo sé, en nosotros.

Iban saliendo por el patio trasero de su casa, que era como una salida alternativa para llegar al bosque, sólo había que tener cuidado porque el cerro se ponía bastante inclinado a veces y el viento siempre corría fuerte en las alturas. Les hubiese gustado bajar a la playa, pero sentían que cualquiera podría verlos, ya no podían estar tranquilos.

El bosque estaba en calma, fueron a la parte más profunda de él para estar en paz, porque cuando alguien iba, siempre se quedaban en los lugares del frente ya que hacia más al fondo era oscuro y un tanto tenebroso. Antiguamente habían leyendas de que habían fantasmas y monstruos, y de alguna forma u otra la gente seguía creyendo, pero Jongin y Kyungsoo le temían más a los vivos que a los fantasmas o entes.

Aún estaba lleno de pequeñas florecillas blancas y la maleza se entremezclaba con el pasto, el sol se colaba por entre las ramas de los árboles pero apenas entraba por el denso follaje de los pinos, a ratos cantaban pájaros y el viento no pegaba tan fuerte, estaba todo tan quieto y pacífico como para quedarse dormido. Kyungsoo estaba tan sereno y feliz a la vez de estar ahí con su Jongin que podría haber muerto en ese mismo lugar, en ese mismo instante y no le hubiese molestado.

¿No te pasa que te enamoras y sientes que vas a morir? Es como estar al borde de un precipicio y no saber si dar el paso o no, no estoy seguro. Si algún día muero quiere morir junto a él, ¿o estoy actuando demasiado romántico, demasiado soñador? quizás estoy muy enamorado. Pero qué lindo es el amor, qué lindo es tener a Jongin.


****

¿Qué debería llevar? Un bolso liviano, supuso, no muchas cosas, no se quedaría por mucho tiempo. Le hubiese gustado que su padre le prestara la camioneta roja, pero su padre no confiaba en él aún, quizás nunca lo volvería a hacer. Debía ir a comprar boletos para el tren y esperaba no perderse en el intento. Al final, tomó un par de suéteres de lana gruesa, se puso las mismas botas de siempre y partió, allá el clima se suponía frío. Gracias a Dios su mamá había interferido y le había dado permiso para hacer este viaje.





****

Tarde. Kyungsoo volvía tarde a casa de la escuela y eso lo aterraba, podían ir siguiéndolo y acorralarlo, si tan sólo hace unos días le habían dado sus buenos golpes, las contusiones aún no se borraban. Le hubiese gustado irse con Jongin, que le transmitiera seguridad y confianza, a su lado nunca nadie se atrevería a hacerle daño; pero en cambio él, él era bajito, tenía cara de ñoño y no era exactamente un debilucho, pero no tenía un gran físico.

Apretó la correa de su bolso cuando iba atravesando la avenida: tendría que pasar por el frente de los mismos tipos que lo habían molestado y además habían otros más de su clase que también le hacían la vida imposible. Rogó por que no lo vieran y pasó mirando al suelo apurando el paso, pero eso no fue suficiente.

—Eh, ¡Soo! Ven para acá, bonito.—  se hizo el sordo y siguió su camino.

—¿No me oíste? He dicho que vengas. —El tipo que le gritaba le hizo señas a otro para que fuera a buscarlo. Le puso el brazo alrededor del cuello y lo trajo al grupo como si fuesen amigos. Kyungsoo notó que algunos amigos de Jongin estaban ahí, y Chanyeol también estaba. Demonios.

Comenzaron a reírse de él por cualquier cosa y a insultarlo, llegó un momento en que se hartó y le dio un empujón al tipo que lo tenía sujeto y se zafó, caminando en dirección a casa. Gran error, ahora había provocado a esos cuatro tipos que lo empujaron por la espalda haciéndolo caer, por suerte se apoyó en sus manos pero ambas chocaron directo con el pavimento duro y áspero y comenzó a sangrar.

—Oigan, no sean tan malos con él. —Chanyeol se metía a ratos para decir ese tipo de cosas, pero nadie le oía y tampoco intervenía para ayudar a Kyungsoo. Se sentía culpable, después de todo, por su causa ahora todos molestaban a su vecino sin parar.

Kyungsoo estaba listo para dar unos cuantos puños, pero lo sujetaron y bufaba de rabia, sabía que podía pelear bien contra uno o dos, pero nunca podría demostrarlo si ellos lo hacían de una manera tan cobarde. El cuarteto de idiotas estaba listo para llevárselo  a otro lado, no podían golpearle bien en medio del pueblo con todos los adultos viendo; lo llevaban bien sujeto del cuello y uno alcanzó a darle unas cuantas patadas en las piernas cuando alguien por fin se metió:

—¿No les da pena ser tan cobardes?

Sehun, a diferencia de Jongin y también de Kyungsoo, sí que era bueno en las peleas, de hecho, era excelente. Habían veces que le metía bronca a alguien sólo para sacarse el estrés y divertirse un poco, le gustaba hacerlo a puño limpio, pero también había aprendido a pelear con cortaplumas o botellas, o con lo que tuviera al alcance de la mano.

Le fue fácil deshacerse de aquellos tipos, les ganaba un tanto en altura y al parecer los había intimidado. Ni si quiera sabían quién demonios era él, pero eso no importaba por ahora. Tenía ganas de patearlos hasta hacerlos llorar pero estaba causando un gran alboroto en el centro del pueblo, y un par de hombres del mercado se metieron para separarlos. Lo culpaban a él por ser un forastero, por estar molestando a estos pobres niños de la escuela que sólo se estaban divirtiendo, le dieron un sermón y lo dejaron en paz.

Para ese entonces, todos los que estaban usando uniforme habían escapado, excepto por Kyungsoo que se había quedado parado estupefacto, no sabía si agradecerle o qué a ese extraño.

—Tú deber ser Kyungsoo, ¿no es así? —Él asintió perplejo, ahora hasta le sabía el nombre. Debía ser una especie de ángel, quizás ni si quiera era real porque —Kyungsoo pensaba— era demasiado bello como para serlo, su cabello era rubio, su piel clara y lisa. Se sentía horrible al lado suyo, era una sensación parecida a la que había tenido al ver a Jongin por primera vez, tal vez todos los forasteros eran así de apuestos. —Soy Sehun.

Kyungsoo se heló de repente. ¿Sehun el... el de Jongin? No era posible, pero mientras él le hablaba de cómo había llegado y cómo lo había visto comenzó a recordar. Jongin le había contado que ese tal ex novio era popular entre las chicas porque era atractivo, con el cabello rubio y la... Sí, debía ser él.

Sehun le contó que había tomado un tren hacia el sur, viajando casi un día entero, para después tomar un colectivo que lo dejó en una cuidad más grande vecina de este pueblo y para finalmente caminar por la carretera haciéndole señas a alguna camioneta para que lo llevara, porque el transporte público era escasísimo.

Recién había llegado y había divisado a Kyungsoo de inmediato. Lo reconoció de tan sólo mirarlo: los ojos grandes, bajito, tierno, lindo, abrazable, sumamente adorable, lo más lindo que hayas visto en tu vida, o esas eran las descripciones que daba Jongin en sus cartas. Supo que lo estaban intimidando y obviamente lo iba a socorrer.

Mientras caminaban cerro arriba, él le iba contando de todo el asunto de las cartas que se enviaba con Jongin, incluso le mostró un par que había recibido de su parte y Kyungsoo se sonrojó al leer que prácticamente toda la carta hablaba de él, de lo lindo y perfecto que era, de su sonrisa, de las cosas que hacía.

—Parece que Jongin está muy enamorado, ¿no crees?

—Sí, supongo, supongo que sí.

Kyungsoo supuso que los padres de Jongin no querían ni verle la punta de la nariz a Sehun, así que rápido lo escondió en su casa.

Todo era bastante extraño, no imaginó nunca que llegaría a conocer al primer amor de su primer amor, y en cierto modo entendía por qué se había enamorado de él: era apuesto, gracioso y se notaba que era de los chicos populares por su manera de ser, tenía un modo peculiar. Sentía celos y no estaba seguro si quería que esos dos volvieran a verse, pero tenía que confiar en Jongin y después de todo, Sehun por algo había venido y también lo había salvado del cuarteto de idiotas.

Fue a buscarlo a su casa hecho un manojo de nervios por dentro, se sentía estúpido, no debería estar reuniendo a su novio con su ex novio, ¿en qué estaba pensando? Jongin no entendía nada, Kyungsoo nunca lo iba a buscar a casa, y menos con la excusa de necesito que me ayudes a terminar la tarea de matemáticas. Evidentemente había dicho eso sólo porque su madre estaba metida entre medio y no podía siquiera mencionar a Sehun.

Kyungsoo le tomó la mano fuerte a Jongin al cruzar el umbral de su casa y entrar. Sehun estaba de espaldas viendo la foto de Kyungsoo con sus dos padres cuando era pequeño, preguntándose si era él o no cuando los vio a ambos entrar.

—¿Sehun? ¿qué? —Jongin estaba entre pasmado, entusiasmado y sorprendido. Miró a Kyungsoo, quien le sonreía, y antes de soltarse para ir a abrazar a Sehun le sujetó con más fuerza la mano. No entendía nada de nada.

Con aquel abrazo a Jongin le quedaron claros sus sentimientos hacia Sehun: no sentía nada por él, tan sólo lo quería pero de forma fraternal, su corazón ya no se encendía, ya no se ponía ansioso ni le daban ganas de besarle; eso sí, recordó al ver en sus ojos el pasado, todo lo que habían vivido juntos y la nostalgia lo invadió. Pero después se volvió para mirar a Kyungsoo, a su Kyungsoo, que los miraba sonriendo, pero sabía que por dentro estaba muriendo de celos y mentalmente estaba apuñalando a Sehun, y le encantaba, adoraba que lo celara así, adoraba a Kyungsoo.

A Sehun le ocurrió algo similar, ya no tenía a Jongin en su corazón y mientras conversaba con ambos y veía cómo se miraban, cómo entrelazaban sus manos y cómo él de vez en cuando le hacía cariñitos a Kyungsoo sintió un poco de celos, pero no del novio nuevo, sino más bien de la relación que ambos tenían. Jongin no lo miraba de la misma forma que lo miró a él antes, y eso lo tranquilizó. Él también quería una relación así, y tenía una persona en mente, tan sólo tenía que esperar que su amor fuera correspondido, había que tener calma.

Se oscureció y Sehun recordó que no tenía dónde dormir. Más temprano, había preguntado en el único hostal del pueblo si tenían alguna habitación disponible pero todo estaba lleno. En eso, llegó la madre de Kyungsoo a casa, venía cansadísima, había trabajado el doble para suplir el trabajo que había perdido y se sorprendió de ver la casa tan llena y llena de tres chicos apuestos. Fue entonces cuando a su hijo se le ocurrió una idea.

Le contó a su madre que Sehun era un amigo de Jongin que lo había venido a visitar desde muy lejos, pero que no podía quedarse en casa de él porque había sido el novio de Sunhee a escondidas de sus padres, por eso ellos lo odiaban y no lo querían ni si quiera ver. Ella era comprensiva, y permitió que Sehun se quedase, no podían dejar a un niño tan bonito en la calle, comentó, pero entonces a ella se le ocurrió una idea:

—Y si son los tres amigos, ¿por qué no duermen juntos los tres? Total, mañana no hay escuela, pueden dormir hasta tarde. —Se miraron entre ellos, por qué no, pensó Kyungsoo. El único problema eran los padres de Jongin, pero su madre lo tenía todo presupuestado:

—Iré ahora mismo a hablar con tu madre, Jongin, de seguro te deja, ¡será divertido! Pero no le diré ninguna palabra de tu amigo —apuntó a Sehun— Será nuestro secreto.

Jongin adoraba a su suegra. Ella lo llevó de la mano como si fuese su propia  mamá hasta su casa, habló con su madre —ambas se habían hecho cercanas hace un tiempo—, Jongin llevó un poco de ropa y volvieron.

La pasaron de maravilla aquella noche. La señora Do les enseñó a cocinar algunas cosas e incluso hornearon un pastel que casi se quema, era un peligro aún mayor tener no a dos, sino a tres chicos de dieciocho dentro de la cocina. Conversaron mucho tiempo, ella le daba miradas a los tres a ratos como si sospechara algo, pero estaba alegre de que su hijo estuviera feliz. Como no caían los tres en la cama de Kyungsoo, armaron una en el suelo a base de mantas y cojines, a su madre no le importaba que tres hombres durmieran juntos, no veía nada malo en ello y cuando se fue a dormir Jongin y Kyungsoo compartieron la cama, mientras Sehun voluntariamente escogió el suelo, creía que era justo que ellos pudieran dormir juntos y tranquilos por lo menos una noche.

Durmieron abrazaditos, Jongin estrechando a Kyungsoo hacia él con su brazo mientras este se apoyaba en su pecho. Durante la noche cambiaban de posición, pero parecían estar hechos el uno para el otro porque encajaban perfecto. Sehun no durmió mal tampoco, la pseudo cama resultó ser bastante cómoda y estar en aquel pueblo era calmo, no se escuchaba ningún ruido, sólo el leve movimiento del mar a lo lejos y eso lo tranquilizaba.

Se quedaría máximo una semana, ese era el permiso que le habían dado, después tenía que volver a trabajar y estudiar a la cuidad. Su intención era ayudar a Jongin y a Kyungsoo, en especial a Kyungsoo, porque no quería que nadie más viviera el infiero que él había vivido hace unos meses. No tenía un plan porque no era el tipo de persona que va por la vida planeando todo, era más de lanzarse a las cosas de repente y ver cómo resultaban, y eso estaba haciendo.

Por la mañana temprano, la madre de Kyungsoo fue sigilosa, cuidando de no hacer ningún ruido para no despertar a esos tres príncipes —le agradaba llamarlos así—, pero antes de irse al trabajo abrió meticulosamente la puerta de la habitación donde dormían evitando hacer sonido alguno. Halló a Jongin abrazando a su hijo por detrás, pasando uno de sus brazos por debajo de su cabeza y sosteniéndole la mano con el otro, en realidad, tenían ambas manos entrelazadas y estaban bastante cerca. Dormían profundo y estaban acurrucados, le causó ternura, pero se sentía intrigada.

¿De qué iba esa relación?

No quiso despertar a ninguno de los tres, parecían dormir plácidamente, incluso Sehun amaneció tapado hasta los hombros descansando insufriblemente, pero decidió que más tarde hablaría a solas con su hijo.

Se fue al trabajo preguntándose si había hecho lo correcto, por alguna u otra razón sentía que había fallado como madre otra vez, ¿lo había hecho bien? ¿estaba bien que su hijo durmiera así con su amigo?

Necesitaba hablar con él, lo antes posible.











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N/A:  ¡Hola! Actualicé rápidito, me inspiré hoy:)  escribí apurada y todo, así que quizás hay algunos errores:( a la historia no le falta mucho para terminar. Y sí, tenía que meter a Sehun <3 jaja, nos leemos~ <3 ¡Gracias por leer el capítulo!

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