Capítulo 3.
—Kyungsoo, ¿te puedo contar una historia? Por favor escucha hasta el final, ¿si?
Jongin era un orador innato y contaba las historias con mucha gracia, pero esta era la primera vez que contaba la suya, así que lo hizo primero sin nombres, no existía Jongin ni Sehun ni nadie real en el relato hasta el momento. Cuando notó que Kyungsoo entendía bien a los personajes y que se había adentrado en su historia reveló sus identidades. Su amigo sólo posó su mano en su boca mientras agitaba una pierna, era una especie de tic que tenía, meditó por unos segundos para decir por fin:
—¿Tienes miedo?
Jongin sabía que Kyungsoo era un milagro que el destino le había enviado, parecía comprenderlo más que ningún otro ser humano. Pronunció un "sí" por lo bajo y él le extendió sus brazos para abrazarlo, se desplomó en su gesto y sin querer las lágrimas comenzaron a entibiar su mejilla enfriada por el viento.
Kyungsoo le daba palmaditas suaves en la espalda mientras le susurraba "tranquilo, tranquilo", pero al parecer sus palabras tenían el efecto contrario porque mientras más lo decía lloraba con más fuerza, quizás cuánto tiempo Jongin había estado esperando por ese momento.
Kyungsoo no entendía por qué la gente le temía tanto a lo desconocido. Sabía que sentir atracción por otro hombre no era lo más común, pero tampoco era algo negativo, nunca había conocido a alguien así en su vida, sólo en algunos pasajes cortos de libros prohibidos por el Párroco en la biblioteca; sin embargo no le molestaba porque la verdad ni siquiera le afectaba, así que cuando Jongin le contó su historia se sorprendió bastante, no lo esperaba, pero tampoco tuvo miedo o asco, tan sólo un poco de pena por su suerte: su amor con ese otro chico podría haber terminado incluso en un final trágico.
Mientras lloraba le preguntaba si ya no serían amigos y le rogaba que por favor no le dijera a nadie, pero Kyungsoo guardaría el secreto hasta la tumba y ahora menos dejaría a Jongin, ya estaba muy solo.
Volvieron al pueblo a paso lento, mirando el camino por donde pisaban, sin hablar. No había nada más que decir.
Voy a escribir estas páginas en la parte más oculta de mi cuaderno, así nadie las verá y no lo pondré mal. Sería horrible para él que se enteraran en el pueblo.
Pero aún no entiendo.
¿Qué tiene de malo el amor?
Quizás eso era lo especial que veía en él.
Porque me doy cuenta que no es como los otros chicos.
Camina diferente, habla diferente, su estilo es diferente.
Me estoy mordiendo las manos de nerviosismo.
¿O será ansiedad?
El tiempo está avanzando muy lento, quiero verle otra vez.
Y otra vez.
Y de nuevo y de nuevo.
Por fin pasan cosas interesantes en este lugar.
¿Pero pasan cosas interesantes en mí también!
* * * * * * * * *
El invierno ése año vino crudo y gris. De cada diez días, se podía asegurar que seis serían de lluvia, otros tres nublados y el restante con un sol que a penas secaba el uniforme escolar de Kyungsoo.
Había estado en cama por todo el fin de semana: atrapó un resfrío que creció hasta convertirse en neumonía y le estaba costando trabajo recuperarse. Quería ir a la escuela porque no había visto a Jongin en tres días, por las lluvias frecuentes ya no había caso en reunirse por las tardes en la playa: si no estaba lloviendo todo estaba húmedo y frío y sólo se saludaban en el salón de clases.
Su madre y el doctor le dieron un rotundo "no". Debía permanecer en casa por lo menos toda la semana y tratar de salir de su cama lo menos posible. El panorama era bastante deprimente.
Pasó lunes y martes completamente solo en su cama mientras su madre iba a trabajar, estornudando y tosiendo escribía sentado entre las sábanas, no le quedaba de otra. Para que no se aburriese tanto su mamá le había instalado la radio en su habitación pero eso no hacía la gran diferencia.
Hasta que el miércoles por la tarde su madre llegó con Jongin a casa.
—¡Hijo! Despierta, tienes visita. —lo mecía para despertarlo de su sueño, Kyungsoo balbuceaba medio dormido incoherencias como "Chanyeol, vete, no quiero visitas" "mamá dile que se vaya, quiero dormir", hasta que abrió los ojos y distinguió a Jongin mirándolo aguantándose la risa desde el umbral de su habitación.
La palidez de su neumonía se espantó, ¡qué vergüenza! Jongin le había visto así, en pijama, durmiendo con la nariz roja e irritada, además balbuceando estupideces. Su madre abandonó la escena y dejó a su invitado pasar.
Jongin había estado esperando ver pasar a la mamá de su amigo del trabajo para hablarle, quería saber qué le pasaba a Kyungsoo, por qué no había ido a clases y obviamente preguntarle si podía visitarlo. Ella se alegró de que alguien se preocupara por su hijo y lo dejó verlo, de hecho podía venir cuando él quisiera, pero Jongin encontraba demasiado descortés hacerlo.
Lo encontró durmiendo envuelto en una pila de frazadas y mantas, su rostro pálido a penas era visible; se sintió mal por venir tan de pronto y que su madre tuviera que despertarlo, de verdad lucía muy enfermo.
—No te acerques mucho, creo que es contagioso. —le dijo después de estornudar y limpiar su nariz, haciendo que se tornara incluso más roja.
—Nunca me he enfermado, no te preocupes. —Jongin se sentó en su cama. El olor de Kyungsoo era muy dulce, como una mezcla de vainilla, jabón y coco y estaba esparcido por todas sus cosas a pesar de estar enfermo. Aspiró con cuidado ese aroma.
Conversaron con la melodía de la lluvia caer sobre su techo y cenaron en su cuarto. Cuando Jongin se fue, Kyungsoo quería volver pronto a la escuela para verlo más, pero ¿por qué?
Sin embargo, eso no sería posible: la medicina parecía no tener efecto y no mejoraba al paso de los días. Ahora su voz era apenas audible o no le salía, sus piernas flaqueaban más y la fiebre no bajaba; su madre lo llevó al centro de salud pública del pueblo por segunda vez donde le dieron más medicina y reposo en cama, pero sabía que esos medicamentos no le harían efecto así que dejó a Kyungsoo recostado en su cama y partió a la cuidad vecina.
Compró medicina buena, aunque le salió algo cara, tendría que trabajar el doble para poder reponerse pero esperaba que su hijo estuviese mejor.
Jongin se enteró y estaba muy preocupado, había hablado con la señora Do y ella le dijo que mejor no fuera a visitarlo, estaba bastante decaído y a veces deliraba de fiebre, además no tendría sentido si su voz no estaba del todo bien que fuera con intención de que hablaran. Él entendía, pero quería verlo y sabía que Kyungsoo también quería verle a él, así que aquel día salió más rápido de lo usual de la escuela y se pasó directo a la casa de su amigo.
Fue fácil entrar ya que todas las puertas del pueblo nunca estaban cerradas con llave, a no ser que fueran las puertas del municipio, el centro médico, la policía o algún servicio. No habían ladrones por allí y no había nada de que preocuparse.
Entró a la sala diciendo "Kyungsoo, ¿estás ahí? soy Jongin", y al no haber respuesta se adentró por el pasillo hasta su habitación. Ahí estaba, sentado en el colchón haciendo esfuerzos por salirse de él, había escuchado a Jongin pero su voz no salía, sin poder responderle iba a salir de su cama por él.
Jongin lo hizo meterse entre las mantas otra vez.
—¿No puedes hablar aún? —Kyungsoo negó con la cabeza, parecía de verdad frustrado. Sacó su cuaderno del velador donde comenzó a escribirle, luego se lo entregó entero para que leyera. Había escrito cosas simples como "te extrañé, disculpa por el desorden de mi habitación, no puedo hablar" pero Jongin de curioso comenzó a escarbar en páginas antiguas del cuaderno.
Estaba lleno de poemas, cuentos y escritos que parecían ser un diario. Los iba leyendo rápido, cambiando las páginas una por una, con miedo de que Kyungsoo le quitara su libreta de un momento a otro, pero él sólo lo miraba un poco nervioso, no recordaba bien qué había escrito ahí desde que ese era un cuaderno remotamente viejo.
Jongin se detuvo en una página con su nombre. Cuando terminó de leerla se había sonrojado un poco y su sonrisa se asomó.
—Kyungsoo... ¿Acaso te gusto?
El cuaderno volvió a las manos de Kyungsoo mientras leía esa página, ¿qué demonios había escrito?
Jongin tiene la voz suave, pero masculina, me gusta cuando habla, ojalá no se callara nunca porque habla tan lindo y nunca me cansa y cuando ríe me encanta cómo lucen sus ojos, como si sonrieran también y cómo camina y cómo se ve su cabello cuando el viento le mueve y sus ojos me ponen ansioso, muy ansioso, ojalá nunca dejemos de mirarnos pero últimamente me da pena verle por mucho tiempo, es difícil de explicar, es como si estuviera mal mirarlo así y a la vez siento que no soy tan bueno como para estar con él, ¿qué será? ¿qué será? ¿por qué después de verlo sonrío y sonrío tanto? ¿por qué antes de verlo me pongo nervioso? pero no es un nerviosismo malo, es un tipo de ansiedad a algo bueno, como cuando esperas algo que sabes que has estado esperando hace mucho tiempo, algo que sí o sí será bueno y cuando no le veo me inquieto o cuando está con otros en la escuela y a penas me mira me siento mal ¿qué será eso también? ¿qué será?
El relato continuaba pero no quería seguir leyendo, ¿cuándo había escrito eso? su cara debía estar roja a pesar de la neumonía ¿qué le diría ahora? más bien, ¿qué le escribiría? Antes de hacer contacto visual otra vez, escribió "No sé. ¿Tú crees que sí? Perdón, estoy tan avergonzado ahora".
—Perdón por leer tus cosas.— Jongin pareció pensar bien lo que diría a continuación:—No sé, pero por lo que escribes pareciera que sí, yo estoy más avergonzado. Esto es extraño.
"¿Por qué es extraño? Jongin, creo que nunca antes me había gustado alguien".
—Porque creo, no, estoy seguro de que tú también me gustas. Mucho.
Kyungsoo bajó la vista un momento mientras comenzaba a sonreír como idiota, ¿qué acababa de oír?
Se miraron.
Sonrieron.
Jongin se acercó como pidiendo permiso con la mirada, Kyungsoo asintió y se abrazaron mientras aspiraba su aroma dulce.
—Ten cuidado, te puedes contagiar. -Kyungsoo susurró, su voz había vuelto.
—Yo nunca me enfermo, pensé que ya lo sabías.— Jongin también susurraba, sentía que si hablaba más fuerte rompería la magia. Se apoyó en su pecho, podía sentir su corazón palpitar de prisa, y este lo rodeó con sus brazos. Podrían quedarse así para siempre.
Kyungsoo estaba nervioso, sentía algo extraño nacerle desde el estómago y subir hasta su garganta. Se sentía bien tener a Jongin así, estaba feliz pero ¿estaba bien? ¿no era extraño estar con otro hombre así?
No.
Estaba bien.
Estaba más que bien.
No había nada más que amor.
Después de eso su salud mejoró de manera milagrosa. Dos días después había salido por fin de su cama, su madre aún no se atrevía a dejarlo salir a la calle, podía atrapar una recaída, pero estaba mucho mejor. Ahora sólo estaba un tanto congestionado.
Jongin aprovechó de que la lluvia había cesado para asomarse a su casa antes de ir a la escuela esa mañana. Sabía que su madre se iba antes que él a trabajar, así que de seguro estarían solos. Traía té con limón y miel caliente en una botella de vidrio, así que caminó lo más rápido que pudo para que llegara con una temperatura decente.
—¿Mamá? ¿olvidaste algo? —Kyungsoo habló desde su habitación, su voz aún sonaba un poco gastada.
—Soy Jongin.
—¿Jongin?
Kyungsoo bebía el té con ganas mientras lo sostenía entre sus manos. El hecho de que Jongin lo hubiese preparado para él con sus propias manos lo hacía aún más delicioso. Se dio cuenta de que él llevaba su uniforme escolar y que ya se le había hecho tarde, ya habían tocado la campana hace unos diez minutos, pero no pensaba ir a la escuela, quería quedarse con él, quería cuidarlo.
A Kyungsoo no se le ocurrió nada más que meter a Jongin a su cama, hacía mucho frío y notó que sus manos estaban heladas y dentro de las frazadas estaría mejor, pensó. Él quedó en la orilla de la cama por si le daba algún ataque de estornudos o algo así y Jongin al rincón, Kyungsoo los tapó a ambos y cerró los ojos, no quería dormir ahora pero al estar así con él se ponía más ansioso de lo normal y no quería que se diera cuenta; pero Jongin no quería fingir así que lentamente comenzó a abrazarlo por detrás, con ternura, hasta que estuvieron tan cerca que podían sentir el calor del otro.
Un "te quiero" se asomó por los labios de Jongin como un murmullo, y Kyungsoo río mientras se sonrojaba dándole la espalda, pero se dio la vuelta para poder verse a los ojos.
Ambos sonreían como idiotas y Jongin tenía los ojos puestos en esos labios de corazón, se acercó lentamente hasta rozarlos un par de veces para luego mirar a Kyungsoo a los ojos como preguntando "¿podemos?" y lo besó. Fue el primer beso más dulce, con sabor a limón y miel, a primer amor y a ternura; porque éste era el primer beso de Kyungsoo y Jongin se había robado el puesto de primer amor.
—Kyungsoo.— Le susurró lento.
—¿Qué pasa?—Le respondió suave. Jongin se enderezó y se sentó en la cama.
—¿Quieres ser mi novio?
Kyungsoo por dentro se sentía como una colegiala, quería llevar sus manos a su rostro y retorcerse chillando sonrojado, era demasiada emoción por un día, pero por dentro se mantenía lo más sereno posible, aunque que sus mejillas se colorearan era una reacción involuntaria. Rió un poco de nerviosismo, Jongin le hizo muecas pidiéndole que no se riera, era una propuesta seria y la volvió a repetir, Kyungsoo dijo "sí" con una sonrisa amplia. Era demasiado para ser real.
Volvieron a acurrucarse en la cama, Jongin mientras le robaba besitos a Kyungsoo notó algo extraño: estaba demasiado caliente. Tocó su frente con la mano.
—Kyungsoo, ¡estás ardiendo en fiebre! ¿qué-qué hay que hacer para bajarla? —Se asustó, no quería que tuviera otra recaída, al parecer era bastante enfermizo. Comenzó a revolverse en la cama como si buscase algo, pero no tenía idea de cómo bajar la fiebre.
—Nada, sólo quédate. No te vayas, quédate conmigo.
**
Lo del noviazgo lo mantuvieron en secreto, Jongin no quería que Kyungsoo pasara malos ratos por su culpa y él tampoco quería arriesgarse, sabía cómo era la gente del pueblo.
La enfermedad de Kyungsoo desapareció por completo y volvió a clases después de una larga ausencia, sus compañeros decían haberlo extrañado pero él sabía que su presencia no marcaba nada en el salón, sólo hablaba cuando le preguntaban algo y siempre se quedaba de los últimos, ni siquiera sabía si le simpatizaba a sus compañeros.
Jongin evitaba a su novio en la escuela exageradamente, con suerte lo miraba en medio de las clases y en los recesos ni hablar, simplemente desaparecía con sus amigos a hablar de temas vacíos. A veces Kyungsoo los miraba y no podía evitar escuchar sus conversaciones de chicas guapas o fiestas y no sabía si Jongin actuaba muy bien o de verdad le interesaba hablar de eso, pero después cuando nadie los veía y lo tomaba tiernamente para besarlo se daba cuenta que lo único que quería hacer era protegerlos a ambos.
Todas las tardes cuando rodeaban la colina y estaban seguros de que nadie los miraba caminaban tomados de la mano. Ahora Kyungsoo le escribía a Jongin en la misma roca de siempre y después le leía en voz alta, algunas veces más sonrojado que otras. Cuando lo dejaba, Jongin se llevaba esas hojas y las guardaba entre sus cosas para releerlas una y otra vez, no se cansaba de la letra cursiva y perfecta, de las hojas que olían a Kyungsoo o de las palabras perfectamente escogidas, era inmejorable.
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N/A: ¡Hola! Fue un capítulo más cortito que los anteriores, espero les haya agradado y gracias por leerlo <3
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