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Inmortal (1)

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Summary. Six se ha quedado en The Maw por demasiado tiempo, tanto así, que finalmente ha perdido la razón y su visión de ser. Por un momento, era sólo una niña que había visto demasiado de su mundo caótico, en otra, era la mayor pesadilla de todos sus temores, y finalmente, se convirtió en un monstruo más, naufrangando en su propio dolor y recuerdos

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Cuando regreso a los aposentos de The Lady teniendo cero éxito en encontrar una salida, supo que todavía no podía relajarse aún habiendo acabado con la líder de aquel tenebroso lugar.

Empezando con el hecho de que el cádaver de la hechicera no estaba en donde lo había dejado, en su lugar solamente estaba aquella máscara resquebrajada a la mitad y una esencia oscura como neblina repartida por todo el piso.

Se sentía frío y solitario, tal como percibía su alma, y de alguna manera retorcida, se sintió cómoda entre toda esa desolación. Como si formase parte de ella.

Todavía escuchaba los gruñidos causados por los insaciables y grotescos guests en pisos más abajo. Aquellos mórbidos y extraños seres que habían buscado devorarla en cuanto la vieron, y que ciertamente le habían hecho pasar un rato horroroso, todo por órdenes de The Lady quien se había empeñado en deshacerse de ella.

The Lady se había esmerado en evitar que ella llegase a sus aposentos, decidiendo finalmente enfrentarla de forma directa para deshacerse de ella de una vez por todas. Todo porque Six quería escapar de ese infierno, todo porque ella no deseaba quedarse en toda esa oscuridad. Todo porque buscaba una pequeña esperanza de vivir al día siguiente.

Observó sus manos, unas manchas oscuras muy similares a la sustancia que desprendían las leeches al arrastrarse se mantenía impregnado en sus dedos, justo en las zonas donde había sostenido del cuello de The Lady y le había dado muerte de unas cuantos mordiscos. De aquella sustancia se elevaban partículas de efervescencia oscuras provenientes de su piel, como si estuviese fuscionando con su cuerpo. La esencia del poder de la líder de The Maw, la única prueba viva de que había sido ella quien había acabado con su reinado.

La señora de The Maw se había desvanecido, el poder que antes había pertenecido a ella latía en su interior. Finalmente, había encontrado la clave para sobrevivir por cuanto tiempo quisiese, finalmente, su hambre había cesado. Por fin podía crear un lugar donde nadie más le haría daño, donde nadie más iba a destruir su vida al menos que corriera el riesgo de enfrentarse a ella y todo el poder que yacía en su interior. Tenía en sus manos la clave de la supervivencia perpetua. No más luchas, no más sustos.

Se acabarían las pesadillas.

El sonido claro y macabro de atragantamiento pisos abajo le regreso a la realidad, bajando sus manos como si no tuviesen vida y retomando su caminata de manera inversa a cómo había querido huir en un inicios.

Este lugar, The Maw, donde había sido traída después de ser arrancada de la horrible Pale City, sería su refugio por mucho tiempo. Debía mantenerlo limpio. Debía mantenerlo funcionando. Ahora comprendía que fuera de aquella estructura horrorosa que era The Maw no había ninguna salvación, solamente caos.

Pero quizás, acá dentro, algo podía tener sentido. The Maw iba a sobrevivir y ella con todo lo que eso significaba.

La Transmisión no la volvería a espantar de nuevo, no la seguiría atormentando en el instante que cerrase sus ojos para descansar. Nadie intentaría devorarla o asesinarla otra vez. Ella ahora tenía el poder para cambiar su mundo.

Con esa decisión, abrió la puerta que la llevaba de regreso al área de los guests, decidida a retomar el control.

Pero el control en The Maw ya estaba roto. Había estado al borde de la corrupción con la antigua Lady y ahora que ella ya no estaba, no exístia nadie que pudiese retomarlo. Ni siquiera una pequeña niña ladrona que tenía como único objetivo sobrevivir.

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El gnomo huyó lo más rápido que podían sus diminutas piernas grises, sin embargo, toda táctica desesperada las escapar fue en vano. Su piernita quedó cautiva crudamente en una trampa para oso de tamaño ideal para ellos, fríamente calculada de tal forma que ellos permaneciesen con vida, atrapados y agonizantes mediante escuchaban los pasos de su perseguidor.

El impermeable amarillo, deteriorado por los años y el uso, estaba agujerado del pecho y los brazos, manchado con una sustancia negra y de un olor nauseabundo que hacía que todo a su alrededor se distorsionara.

El olor de la muerte y desesperación.

Del interior oscuro donde yacía el rostro, había una sombra que tapaba el rostro de Six de no ser por su boca y larga hilera de dientes sobrenaturales que desprendían saliva brillante.

El pequeño gnomo chilló de auxilio, víctima de un miedo desenfrenado que le hacía suplicar por su vida pese a haber perdido su humanidad hacia muchas eras atrás. Más aquello no detuvo el andar de Six, quien, aprovechandose de la tibieza y vida de la criatura, se lanzó sobre ella de una manera tan salvaje, que hizo cuestionar quién de los dos presentes había extraviado realmente su humanidad.

El gnomo dio un nuevo chillido de horror y luego nada más que los dientes afilados de Six abriéndose paso en su carne, embarrando su barbilla y su impermeable con la sangre inocente de un eco del pasado.

Su hambre, en lugar de cesar, se había intensificado, dominándola casi por completo.

Ya no había más janitors que cazasen criaturas del océano para devorar, los gemelos cocineros habían sido devorados por ella en un ataque frenético por alimentarse, por lo que tampoco había nadie para preparar los alimentos, debido a eso, incluso las leeches habían sido parte de su menú para satisfacer su hambre. Todo lo que alguna vez había permitido que The Maw funcionase, había sido ingerido por Six.

The Maw no había recibido nuevos guests en mucho tiempo, y los pocos que todavía vagaban sin ser parte del menú de la actual hechicera de lugar, se mantenían escondidos en alguna parte del deteriorado lugar, dejando que la líder del impermeable amarillo se regocigara de su miedo, fortaleciendo su hambre por llegar a ellos.

Mediante sus manos se llevaban a la boca trozos descuartizados del pobre gnomo, Six pensaba en cómo todo había parecido estar a su favor en un segundo, y de un momento a otro su luz esperanzadora se destruyó cual espejo contra una piedra.

Su poder, más allá de mantener The Maw a flote y devorar a un número limitado de guests, no podía usarlo para algo más. Era como si sólo mantener The Maw estable le costase todo su poder, y de paso, su cordura. En algún punto de su desdichada travesía había deseado no haber asesinado a The Lady, sino hasta despúes de que le explicase como funcionaban sus poderes.

Se limpió la sangre negra y nausebunda del gnomo con el dorso de su mano, su estómago ligeramente saciado le devolvía la razón por un par de minutos, hasta que su boca volviese a babear y comenzase a buscar de nuevo algo para satisfacer su sobrenatural hambre que por instinto de supervivencia, se empeñaba en complacer.

Pensó en cuanto tiempo había pasado desde que los papeles se  habían invertido y ella se había convertido en la verdadera pesadilla en aquel extraño lugar, y no pudo encontrar una fecha o un tiempo claro. Era como si su mente estuviese dispersa y cada vez que se perdía en su hambre, los recuerdos fuesen sustituidos por imágenes sombrías y poco enfocadas.

Si alguna vez había sido feliz, ahora en verdad no quedaba ni un rastro de aquellos recuerdos.

Pese a eso, podía tener la ligera impresión que llevaba muchísimo tiempo ahí, más del que realmente podía asimilar. Vagando a la deriva, sin dirección, en una enorme máquina que no tenía idea de cómo dirigir por más que se empeñó en buscar el corazón de The Maw por su propia cuenta, era como si dentro de ella se desatara una lucha entre dos fuerzas que no se ponían de acuerdo, por lo que no podía llevar en su potencial aquel don hurtado de The Lady.

Sin embargo, su cuerpo continuaba siendo el de una niña. Su cabello se había tornado largo, muy semejante a cuando Thin Man aplastó su vida y la volvió un monstruo, con la diferencia que sus puntas eran pegajozas como una gelatina, de un color asquerosamente gris. En su piel resaltaban venas negras que hacían juego con la piel teñida de un color gris antinatural. Pero su tamaño continuaba siendo el de una niña.

Se había quedado cautiva en la etapa donde todo le asustaba, donde podía ser fácilmente pisoteada, algo dolorosamente irónico sabiendo que era ahora ella quien provocaba pavor al entrar en una habitación. Pero no era capaz de olvidarse de sus días donde huía cuando al ver su reflejo seguía viendo a la causante de toda su desgracia, provocando que rompiese el espejo en cuanto vislumbrara su aspecto salido del mismo inframundo combinado con una hipócrita inocencia que había sido arrancada de ella hace demasiado tiempo atrás.

Le hubiese sido más consolador si hubiera crecido o incluso si algo en ella habría cambiado, pero no, su cuerpo simplemente se había distorsionado, pero seguía distinguiendo características humanas que más que darle consuelo, era un reproche a todas sus acciones cuestionables. Había perdido por completo su humanidad, lo menos que quería era seguir recordandose de ella cada vez que se detenía a ver su reflejo, incluso si era por accidente. Preferíria verse como el monstruo que se sentía, más su destino había sido completamente diferente.

Y empeorando la situación, estaba sola y naufragante.

Se levantó del piso, consolidando en como la primera vez que se había intentado hacer amigos de los gnomos, las únicas criaturas en The Maw que parecían tan humanas, pero que al igual que ella, se habían perdido en la inmensa oscuridad. Su encuentro había resultado fatal, perdió su voluntad y de un momento a otro, devoró a muchísimos de ellos en una sola orda. Su pequeño impulso fue más desfavorable para ella de lo que creía, porque los gnomos no sólo dejaron de confiar en ella, sino que su número fue severamente reducido, lo que impidió que The Maw volviese a emerger, condenando a la sombría y eterna penumbra a todo sus habitantes.

Y sin conocer su funcionamiento, progresivamente The Maw fue perdiendo fuerzas, desmoronandose en el camino mientras el tiempo seguía pasando.

Los niños capturados trataron de derrotarla, como si con su muerte pudieran ser libres de su prisión. Niños con ojos brillosos de esperanza que no parecían haber sufrido lo suficiente o al menos, no miraban el rendirse como una opción. Su corazón se agitaba cuando los veía trabajar juntos, desesperados por destruirla, era obvio que no podía entablar una tregua con ellos. Así que sus poderes habían absorbido su vitalidad de un tirón, provocando que su cuerpo se distorsionara debido a eso.

Ahora era la única humana que rondaba The Maw, y aquello era demasiado lamentable teniendo en cuenta su situación. Nada podía deternerla, nada podía matarla. Había ganado la invencibilidad que tanto había buscado, y con ello lo había arrasado todo.

Pronto, The Maw dejaría de funcionar, y se hundiria en el fondo del óceano. Y aún así, veía su muerte tan lejana, tan abstracta. Como si al terminar en la más profunda de las penumbras ella todavía siguiera con vida quien sabe cuanto tiempo más. Tal vez para siempre.

Comenzó a avanzar sin ninguna dirección, tal como la estructura enorme naufragaba sin destino ni objetivo. Sin embargo, ya no sentía que caminase como humana, sino que sus piernas apenas daban pasos, arrastrandose por el piso y dejando tras de sí una lúgubre mancha oscura. Su hambre empezó a deshacer sus órganos, sintiendo como sus víceras se estremecían y encogían, de tal manera que su estómago pudiese abarcar mayor área y se proclamara como la entraña más importante de todas.

Y podía sentirlo, podía percibir como si sus vísceras cobraran vida y se retorcieran en su interior, causandole dolor y naúseas. Y mucha, muchísima hambre.

Emitió un gruñido que no podía provenir de un mundo lleno de niños, sino de uno llenos de criaturas de pesadillas, donde ella había ganado la inmortalidad volviendose una de ellas.

Finalmente, se detuvo, con la saliva deslizandose de su boca y cayendo con grandes gotas al suelo, emitiendo eco en toda la soledad de The Maw. Alzó su vista, sus ojos grandes y salidos de sus órbitas, se congelaron al reconocer el televisor que había usado para distraer a un janitor. El televisor yacía encendido, emitiendo una melodía que revolvió todas sus entrañas.

Era la melodía de su caja de música.

Aquella que había dado por terminada su inocencia al romperse. Aquel último recuerdo de alguien que se había preocupado por ella.

No sabía si era la misma alucinación de sus poderes la que estaba reproduciendo aquella melodía como un último adiós para su cordura, o si realmente la estaba escuchando. Sólo supo que comenzó a gritar, un sonido de inframundo alejado de lo que podría tratarse de una niña de eternos nueve años. Comenzó a vomitar líquido negro donde veía, con espantosa claridad, leeches moviendose y alejandose de ella, casi como si estuviesen huyendo.

Las venas negras comenzarón a colapsar mientras la melodía se alzaba con mayor impetú en su cabeza. Taladrandola.

—¡Para! —siseó con una voz de ultratumba, combinada con varias voces más, como si todos los niños que había matado siguieran dentro de ella, buscando liberarse, gritando a unísono con su voz—. ¡Haz que pare!

No sabía a quien suplicaba, o si realmente había necesidad de suplicar al ser algo que solamente ella podía escuchar. La pantalla emitió estática, lanzado un chillido combinado con la melodía de la caja musical. Six no pudo soportarlo y se arrastró hacia el conector, desconectando la TV, pero el televisor no se apagó.

La melodía comenzó a cambiar, y con cada tono distinto, Six percibió que sus extremidades se alargaban, torciendo sus huesos, su piel, su identidad.

Obteniendo el cuerpo grotesco que ella deseó para su larga inmortalidad, pero perdiéndose completamente en el proceso.

Y en la pantalla de la TV, se hizo una grieta donde la silueta de un hombre largo se formó, dando por terminado el vínculo entre la inocencia y la supervivencia que antes se había formado, trayendo al mundo una eterna era de pesadilla a manos de dos niños que antes solamente habían luchado por sobrevivir. Perdiendose en la inmensa penumbra que eran sus propias pesadillas. 

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¡Ufff! ¡Me siento orgullosa de este primer capítulo!👌🏻🔥

¿Qué te ha parecido a ti el capítulo? ¿Qué esperas de los próximos aus? ¿Estás tan emocionado como yo de saber que puede salir de esta idea?

¡Ahhhhh, en verdad disfruto planear esto de Little Nightmares! ¡Hay que aprovechar el hype! ✨✨🤩

¡Nos leemos pronto 🌸!

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