Body Guard (3)
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Summary. The Maw estaba llena de secretos escalofriantes. Todos en el palacio resultaban ser víctimas de la familia noble. Incluso sus dos herederos, aun así, The Lady se esforzaba en mantenerlos con vida.
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La encantadora risa que interpretaban un par labios negros resultaba tan enigmática y fascinante que era dificíl creer que tal criatura podía ocasionar tantos problemas. Siendo capaz de lograr mezclarse entre la multitud con una naturalidad que tal parecía haber nacido para ser el centro de atención pese a los grandes problemas que aquello podía conllevar.
Escuchó una vez más esa risa femenina taladrar sus oídos, al mismo tiempo que sentía como su corazón se aceleraba, obligándole a negar con la cabeza para recuperar la atención del evento, y lanzando un gruñido al evocar nuevamente el sonido angélicamente diabólico en su cabeza. El gesto no pasó desapercibido para su compañera, incluso al otro lado de la habitación y oculta en las sombras, el ruido que hizo emitió un pequeño eco de rebote que llegó hasta el audífono que compartía con su compañera.
En el otro lado de la línea, su colega lanzó una risilla burlona, que decía claramente lo inevitable que le resultaba a Mono no dejarse cautivar por esa faceta tan distinguida que mantenía la heredera de The Lady, a pesar que ambos guardaespaldas estaban consciente que Six no estaba divirtiéndose realmente en la habitación.
—Está noche parece demasiado dócil —habló su compañera con voz cantarina, jugando con su trenza y manteniendo su mirada fija en el hermano mayor de la heredera. Podía jugar con su colega un poco, pero no descuidar su objetivo.
—Eso es precisamente lo que me incómoda —Se sinceró Mono acomodándose el sombrero de copa baja para pasar desapercibido en la fiesta y ocultar el hecho de que estaba hablando por medio de un audífono con su colega, a diferencia del objetivo de su compañera donde ella podía mantenerse oculta, él debía estar muy cerca del suyo, siendo participé de la fiesta—. Está muy claro que planea algo. Nunca se ríe tanto al menos que algo sea realmente divertido, y está claro que estas fiestas no lo son.
—Confía más en Six~. Se sentirá dolida de que seas tan escéptico con sus decisiones.
Mono terminó bufando en el audífono, tomando una copa de vino que iba en dirección a la heredera de The Lady, y se cruzó de brazos manteniendo su perfil bajo.
—Aunque seguro no puedes relajarte por más que quisieras, la pequeña Six te mantiene completamente atento. ¿No quieres cambiar de mellizo, Mony~? Seguro mi chico calmado te dejará descansar por un rato.
Del otro lado de la línea, Mono se encrespó ante el empleo de un apodo que no le gustaba para nada. Pero tal parecía que a Yellow le importaba muy poco omitirlo, resultándole divertido verlo tensarse ante ello.
Yellow tenía bajo su cuidado al hijo mayor de The Lady, aunque apenas por unos poco minutos puesto que la señora de The Maw había dado a luz a un par de mellizos.
Mono torció la boca y busco al hermano mayor de Six, Runaway. En contraste con su hermana pequeña, Runaway había dejado de intentar incorporarse a la fiesta, como siempre sucedía desde hace un par de años. Pese a ser alguien realmente alto, incluso tanto como Mono, él siempre estaba rodeado de niños que no parecían huir a su aura sombría y rostro serio, como si los más pequeños podían ver algo que ni los chicos de su edad o adulto podían notar. Y aquello le permitía ponerse cómodo y hablar con ellos.
Aunque eso no quitaba el hecho de que era un tanto desconcertante mirar que el príncipe silencioso había resultado ser demasiado sociable con los más pequeños, pero no con las personas, siendo incapaz de adaptarse, como su hermana melliza, a todo el ambiente fiestero.
—Mi chico es tan tranquilo —añadió Yellow con un tono empalagoso, casi maternal, como si contemplar al príncipe relajadamente sentado junto a un círculo de niños atentos por escucharlo no fuese suficiente para saber que no había mucho que preocuparse por él, a diferencia de su melliza.
Claramente era más fácil estar pendiente de él, usaba el sentido común y se colocaba en zonas discretas donde no pudieran atacarlo por la espalda, pero tampoco podía decirse que estaba en la fiesta. Su madre ya había perdido las esperanzas con él, dejandole andar a sus anchas como quisiera. Vaya que Yellow había resultado ser una suertuda con su señor.
Sus ojos se giraron esta vez hasta la heredera, pese a ser la menor de los mellizos, Six había sido nombrada como la heredera y futura soberana de The Maw, cosa que había desconcertado a media nación, siendo que la princesa había tenido una pésima reputación durante su niñez. Más, de la noche a la mañana, comenzó a imitar a su madre en las fiestas, cambió su vestuario sencillo por vestido más llamativos, pero no extravagantes como The Lady, y comenzaba a sonreír con sorna y elegancia, haciendo eco de todas las antiguas gobernantes de The Maw que usaban su encanto para conseguir lo que querían.
Y aunque al principio, aquella actitud había aliviado a Mono y a Yellow al ya no tener que ser regañados porque la princesa no se presentase a ninguna fiesta, sin embargo, poco a poco, el presentarse ocasionó mayor trabajo. Ambos, entrenados desde muy chicos para defender a ambos mellizos, ahora que uno de ellos se había vuelto heredero oficial y público, muchas personas buscaban deshacerse de Six.
La gente todavía pensaba que la razón por la que en The Maw solamente reinaba un número reducido de personas y lograban mantener sus riquezas a través de las generaciones se debía a que esa dinastía había hecho un trato con alguna clase de magia negra. Puesto que en ninguna de las zonas del palacio se encontraban espejos u objetos reflejantes que seguramente revelarían la identidad demoníaca de la familia.
Yellow se reía de ello, recordando lo llorón que era el príncipe Runaway y que no le parecía para nada un ser salido del mismo averno, y aunque Six resultaba ser un poco más oscura, tampoco es que fuese mala persona. Mono pensaba igual que ella, pero el pueblo seguía sacando sus teorías que siempre echaban a perder las fiestas y ponían en riesgo la vida de la familia noble. Y por supuesto, tenía que poner su pellejo en peligro para salvaguardales.
Aunque tampoco podía no darles parcial razón en todo su escepticismo. Quizás la familia noble no tenía ningún pacto demoníaco como tal, pero si había oscuridad y sangre en su familia. Una maldición que cada hijo de The Lady debía cargar.
Su vista terminó deteniendose en la pequeña sonrisa de cortesía de Six, recordando con cierto pesar como ella solamente había sonreía en su precencia, y en la de su hermano de manera sincera. Reservándose esos pequeños gestos de confiabilidad solamente para él y esperaba que de alguna manera se mantuvieran así. Más Six había tomado la decisión de empeñarse en heredar The Maw y acabar de una vez con algunas de sus prácticas cuestionables.
La familia no tenía un real pacto con la hechicería oscura, pero si que tenía distintas conexiones que ponían en tela de duda si estaban protegiendo el pueblo. Su misma existencia y la de Yellow eran un claro ejemplo de ello.
Intentó hacer memoria de su familia, su familia biológica, pero solamente podía contemplar manchones blancos sumergidos en un óceno de penumbra, y aunque nunca le había preguntado, sabía que era el mismo caso de Yellow. Pero si podía recordar claramente como The Janitor, uno de los secuaces más leales de The Lady, le había recogido de las calles y lo había llevado consigo. Claro, nadie notaría que un niño más hacía falta en el mundo.
Su cuerpo estaba marcado con los experimentos que se realizaban debajo del palacio, marcas largas y negras a modo de relámpagos, resaltando sus venas, eran la prueba viviente que había sobrevivido a ese infierno, y no había sido vendido como carne como los otros niños que estaban con él.
No era ajeno a ese detalle y odiaba que una parte de él formara parte de el imperio de The Maw de una manera que no podía ni deseaaba explicar. Y pensó que cuando por fin saldría de aquellas cuatro paredes húmedas y oscuras, llenas de lágrimas y gritos de niños inocentes, odiaría tener que trabajar para esa familia que había financiado eso, pero no fue así.
No podía odiar a Runaway, no cuando él tambien había sido víctima de ello al negarse a liderar The Maw, al enterarse del verdadero origen de toda la riqueza y poder de su familia. The Lady se había mostrado sumamente decepcionada de ello, ordenando a The Janitor que lo llevase a conocer en carne propia el poder de la inmortalidad que les querían brindar a los niños.
Por supuesto, el príncipe no había sido compatible con aquella energía que suministraban en su cuerpo, convirtiéndolo en una criatura deforme cada vez que se estresaba, más The Lady no permitió que le vendiesen como comida siendo su hijo mayor. Mono tadavía se preguntaba si realmente había sido un sentimiento de madre genuino o simple acto de honor al ser incapaz de entregar su sangre a alguien más.
Tampoco podía odiar a Six, a quien había cuidado y protegido desde que vio el sol despúes de muchos años en un subsuelo. Su primera y única orden había sido mantenerla a salvo, y Six se había encargado de aliviar su dolor con su silenciosa compañía. Igualmente ignorante de lo que le había sucedido, aceptándolo como un amigo desde el principio al ser el primer niño que no huía de ella al ver su lado sombrío.
Todavía podía recordar lo violenta y dolida que se había puesto cuando vió por primera vez como su hermano mayor vomitaba un líquido negro, el preámbulo de su transformación. La carne del príncipe se desgarró, su piel se había tornado gris y la ropa había quedado de lado. Mono estaba seguro que si Yellow no hubiera estado ahí para tranquilizar al príncipe, él no hubiera podido concentrarse en someter a Six contra el suelo para evitar que hiciera una locura contra su madre.
Poco despúes de eso, Six había cambiado, comenzó a comportarse como su madre, y con la recién decepción de su hijo mayor, ver que la otra seguía sus pasos, la complació de sobremanera. Six estaba decidida a sacrificarse para liderar The Maw y dar final de una vez por todas a todas esa prácticas.
Perdido en sus pensamientos, no notó cuando su amiga se acercó a él para despegar de ella a todos los comensales que buscaban su atención excusándose que necesitaba aire fresco, y por ende, una escolta. De manera automática estiró su brazo y flexionó la espalda para colocarlo a la altura de Six, quien le sonrió con agradecimiento y cansancio. Aún cuando estaba determinada a cumplir su objetivo, The Lady todavía tenía sus sospechas, y complacerla no era algo del todo tranquilo. Mono estaba consciente de cuanto estaba desgastándose Six para llevar a cabo su cometido.
Debía protegerla, debía dar su vida por ella y asegurarse que ella ganara la apuesta. Y sabía que Yellow estaba en las mismas, ella quien había cuidado del príncipe con tanto cariño no podía perdonar el trágico destino que deseaban imponerle, y si Six era la mejor opción para vengarse, se arriesgaría.
Acabar finalmente con The Maw y asegurarse de proteger a sus herederos eran razones más suficientes para sobrevivir.
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