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Jueves 20 de marzo, Sunoo estaba junto a Jungwon viendo algunos arreglos de mesa, se casaría exactamente en un año, reservó en el hotel plaza más hermoso de todos junto a Jay, la mudanza empezaría en unas semanas, no iría a casa de Jay, comprarían una nueva casa.
-¿Qué opinas de este?- Dijo Sunoo evitando reírse mientras veía un centro de mesa que era una caja con solo unas patas puestas encima.
-Me gustaría que mi boda no fuera tan... desértica- Jungwon también evitó reírse pero cuando conectaron miradas, ninguno aguanto las ganas de reír.
Claramente después de eso, los echaron del local.
-Oí que Soobin se quedara dos meses más en Jeju- dijo Jungwon, el alfa ya debería haber vuelto.
-Sí, me dijo que hay muchos problemas con la materia prima en embarcación.
Mientras caminaban, Sunoo reconoce un aroma familiar lejos de él, no sabía quién era, estaba demasiado lejos para sentir el aroma, cuando elevó su mirada, Ni-ki estaba ayudando a una chica a entrar a su auto y luego vio a ambos irse juntos.
Se suponía que Ni-ki estaba en una junta a esa hora.
Cerró sus labios, se dio la vuelta y siguió caminando.
Al final, desde el principio tuvo dudas, Ni-ki a veces reafirmaba estas.
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Era un viernes 30 de mayo, estaban almorzando en casa de los padres de Ni-ki, casa que tenían en Seúl pese a vivir en Japón.
Sunoo preparó postres para esa tarde.
-¿Mi hijo te trata bien, cariño?- preguntó la madre de Ni-ki mientras acomodaba algunos platos.
-Sí, señora, actualmente somos muy felices juntos- sonrió -me gusta cocinar para él.
Mientras que en la parte de las vajillas, Ni-ki y el padre de Sunoo contaban cuántos vasos, copas, platos y platillos colocarían en mesa.
-¿Cómo está mi hijo?- preguntó el alfa mayor.
-A-Ah, estamos bien- dijo nervioso, el padre de Sunoo era alto, más alto que él y también era dominante, que sea mayor solo engrosaba su voz y lo mantenía alerta -Yo voy a trabajar y él se queda en casa e-él lo decidió así y... y...- se quedó sin palabras.
-Sunoo nunca tuvo la aspiración a un trabajo fijo- dijo su padre -por eso me esforcé para que sea feliz aún sin un trabajo ordinario de oficina, él es muy creativo, tiene la inteligencia del arte- miró a Ni-ki -tienes que apreciar ese arte.
-¡Sí!
Y cargaron los platos para llevarlos a la mesa para que las mucamas de ambas familias lo acomoden como debe estar.
El almuerzo había sido cocinado por el tercer mejor chef en Japón que vino a Seúl solo por ese almuerzo, luego de todo, llevaban medio año de casados.
La comida no era algo pesado, más que todo porque Sunoo preparó los postres y todos, en especial Ni-ki, estaban ansiosos de poder probarlo.
Aunque solo era salmón ahumado con arroz y salsa, Sunoo vio a su viejo enemigo, huesos de pescado.
Era muy malo sacando los huesos con los palillos, si lo hacía con las manos, no se vería bien delante de sus suegros, pero si comía un hueso por equivocación, se vería como alguien torpe por no limpiar bien su carne.
Decidió solo comer el arroz y la salsa antes de parecer un perdedor siendo licenciado en gastronomía y no poder deshuesar un pescado.
Pero de tan solo unos minutos, porciones de pescado ya limpio aparecieron en su plato, Ni-ki estaba limpiando el suyo y se lo estaba dando a él.
-Tienes que comer bien- dijo Ni-ki con una sonrisa.
Sunoo sonrió, dejó los palillos a un lado y con sus manos limpias empezó a deshuesar su pescado para una vez terminado, dárselo a Ni-ki.
-Tu también tienes que comer bien- devolviéndole el gesto con una sonrisa en el rostro, sujetó su mano por debajo de la mesa.
Hasta parecían que no se habían casado por mero arreglo.
Ni-ki al principio renuncio a todo su pescado para que Sunoo pueda probarlo y ahora Sunoo dejó la importancia de parecer torpe o no para que Ni-ki pueda comer también.
Estaban en su pequeño mundo, pero toda la mesa había visto ese gesto entre ambos.
Llegó el momento del postre, Sunoo sirvió cada platillo, eran dos postres, primero vino el tiramisu.
Era un postre simple y rápido, solo se compraba la galleta coctelera, se remojaba en café y se colocaba una capa de crema de leche mezclada con vino y yema de huevo.
Algo sencillo y que no demoraba más de una hora.
Pero Sunoo hizo la galleta desde cero, cuidando su sabor y textura, también destiló el café por dos horas para que quede con el nivel perfecto de amargura que combinaria a la perfección con la crema que creo el mismo en cocina de autor en el tercer año de su carrera.
Espolvoreado con cocoa y azúcar glass, los tiramisus fueron repartidos con toda la familia.
-Que adorable eres- dijo la madre de Ni-ki cuando Sunoo dejó el platillo enfrente a él.
Ya había probado ese postre antes, pero cuando la cucharilla entró a su boca, fue una experiencia totalmente distinta.
La combinación de sabores, las texturas, cosas que antes no había apreciado en ese postre ahora lo había hecho, el amargo que se apagaba y encendía con la crema.
Sunoo no buscaba impresionar a nadie, solo compartir de lo que hacía diario por Ni-ki.
-La semana pasada igual lo hiciste- dijo Ni-ki comiendo con felicidad el postre, él ayudaba mojando la galleta, porque si tocaba la crema esta de bajaba, si tocaba la masa sin cocer, iba a quemarse.
-Porque te gusta- dijo Sunoo comiendo de su propio postre.
Todos estaban tan deleitados que entre ambas familias discutían sobre quién se llevaría el restante del postre a casa.
Mientras Ni-ki no necesitaba el restante del postre. El tenía la fábrica del postre.
Luego llego momento del segundo postre, torta mil hojas.
El postre no era tampoco complicado, talvez tardado en mezclar la masa con la mantequilla. Pero una vez cocido solo se agregaba el dulce de leche.
Pero Sunoo a parte de hacer la masa desde cero, lo dividió en 18 partes distintas, para que en medio de cada capa poner el dulce de leche que él mismo había preparado, mezclado con la mantequilla que él igual había preparado. Espolvoreado con azúcar glass y una bolita de vainilla en helado que hizo él un día antes, mezclado con un poco de vino rosado y ron añejado.
Encima del helado había una salsa dulce de yema de huevo con semillas de vainilla y maicena.
-Diría que estás listo para casarte pero ya lo estás- dijo el padre de Ni-ki con la boca llena de helado.
Sunoo rió suavemente.
-Sus hijos serán muy felices con estos postres- alegó de nuevo su padre.
-Cariño, aún son jóvenes- dijo su esposo.
-La casa que tienen es espaciosa, aunque si quieren tener más de dos niños deberían ver más casas con más espacio- dijo la madre de Sunoo.
El omega menor estaba casi atragantado con el helado del pastel de mil hojas cuando mencionaron sobre tener hijos.
-Es... ¿No es muy pronto?- preguntó Ni-ki desde su lugar.
Habían planeado talvez tener su primer hijo cuando Sunoo cumpla 25 años, de dos años más ya que estaba a un mes de cumplir 23.
-¿No quieres darme un nieto con mi hijo?- preguntó el padre de Sunoo mirando a Ni-ki.
-¡No dije eso!... ah... e-es que.....
Y luego de eso, el padre de Sunoo se lanzó a reír.
-Solo te estoy molestando, tranquilo, tómense su tiempo.
Por un momento, Ni-ki se había congelado.
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-Me gustó almorzar en familia- dijo Sunoo cuando volvieron a casa, estaba en su habitación, colocándose ropa un poco más cómoda.
-Sí, a mi igual, extrañaba a mamá aunque en Japón igual vivía solo- dijo sacándose la camisa y colocándose un suéter de casa.
-Es una tristeza que Soobin tenga que quedarse más tiempo en Jeju- dijo Sunoo.
-No me imagino ser él.- contestó Ni-ki, aunque no le diría a Sunoo que él movía de sus contactos y generaba algunos problemas para que Soobin se quede todo el tiempo posible ahí.
-Jungwon talvez venga pronto, tengo un libro con los colores de las telas para los manteles- cambio de conversación luego de ver un mensaje de Jungwon diciendo "Elige los colores perlas, estoy entre esos" afirmando que pronto estaría en casa.
El timbre sonó, sabía que Jungwon era rápido pero eso lo fue más.
-Ah, ya vengo- Sunoo dijo yendo a abrir la puerta.
Ni-ki miraba su teléfono mientras esperaba el "¡Sun!" Y el "¡Won!" Que se decían cuando esos dos estaban juntos.
Pero en vez de eso escuchó un.
-¡Soobin!
Cami~
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