—¡HIEEE!
Todos los alumnos miraron a Dame-Tsuna corriendo mirando con horror como la puerta de la escuela comenzando a cerrarse.
Y como si fuera destinado ....
Hibari-san caminaba a Kusakabe-san en la puerta, en eso, una chica salió del edificio.
Hermosa, cabello rubio en un corte hime, ojos rosados y el uniforme de Namichuu asentando su figura, una tableta y un lapicero en sus manos.
—Kyoya-kun.
Suave voz melodiosa, tan dulce y elegante.
—Te necesitamos en la reunión.
Hibari-san se detuvo, miró y asintió.
Tsuna miraba con sus ojos de cierva a Nagamuchi Kaichou, la Presidenta del Consejo Estudiantil, la máxima autoridad, incluso sobre el Comité Disciplinario.
Nagamuchi Himeiko.
Su heroína.
.....
Kaichou miró directamente a Hibari-san.
—Kyoya-kun, necesito que tomes tus malditas tonfas y muerdas hasta la muerte a esas sucias cucarachas.
Pese a tener ese rostro angelical, cuentos palabras duras salieron de su boca. Sus ojos eran específicos y viejos, Kyoya es muy aficionada a ella por ser pequeña y linda como un animal pequeño.
Ella lo sabía, no por nada se criaron juntos.
Pero sabía más.
Su alma fue más vieja que su cuerpo.
Ella alguna vez fue otra persona.
—Hn
Himeiko cerró sus ojos y sonrió, agitó la mano y despidió a Hibari-san.
Una vez que se fue, abrió sus ojos y la melancolía brillante, cansados y dolidos pero sin infelices.
—¡ TSUNA - SAMA ! ¡Corra! ¡Lo protegeremos! ¡Está inmundicia se irá al puto Inferno!
—¡Hayato! - Grita siendo retenido por los fuertes brazos de Takeshi.
—Vamos Tsuna, me duele a mi también. Pero debemos de ponerrte una salva.
-No no no. ¡Ya perdí a Chrome, Lambo y Onii-san! ¡No quiero perder a Hayato también!
Habían sido sorprendidos, el gobierno, algunas familias enemigas se habían puesto de acuerdo para terminar con el Reinado de Vongola.
El Gobierno fue muy fácil de deshacerse, Mukuro e Hibari se encargaron de ello, Ryohei y Chrome fueron atacados en Australia y eliminados, fue doloroso porque sus lazos se cortaron abruptamente y no los mismos.
Su querido Ototo se había llevado a toda una familia en una exposición suicida para hacerles tiempo, no se había arrepentido de enviar a Reborn a Japón para cuidar a su mamá.
CEDEF estaba bajó ataque desde hace ocho horas y la VARIA ya eran siete.
—Takeshi ... ¡!
Su visión falló y su respiración se cortó, acababa de pasar ...
Un sollozo salió de sus labios y apretó el agarre de Takeshi.
Dos lazos cayeron, y su Nube estaba débil. Muy débil
Lograron llegar a un búnker, habían recibido la noticia de que Cavallone y Giglio Nero estaban bajo ataque, y su amigo amigo Enma estaba en Rusia con su Famiglia, no respondían a su llamado y era por algo malo, su intuición le dijo.
—Neo Primo Vongola. Décimo. Su fin está por llegar.
Himeiko limpió sus lágrimas.
Todo destruido, Kyoya llega a su lado sin un brazo y Takeshi sin una oreja.
Pasan dos meses y hacen saber que todavía están allí, pero más cautelosos.
Takeshi había cambiado, todos lo hicieron, pero por lo menos Tsuna no había perdido a su padre en pedazos en una caja.
—Esos hijos de perra - masculino - Trataron de destronarme , fallaron.
Se pone de pie y ríe, no como sus risas de antes, sino cruel y despiadada, un tinte de tristeza amarga se logra filtrar.
—Una vez dije que destruiría Vongola, pero ahora ... Mostramos que el Cielo es Vongola, y nadie puede estar arriba de ella.
¿Querían despertar al León?
Pues despertaron algo peor.
Un maldito dragón.
—Kyoya, que Fundación se encargue de todo el mundo bajo japonés, usen cualquier medio. Que sepan quién es el Carnívoro.
—Hn
—Takeshi, buscaremos cabezas. Que nadie se meta con Vongola, la piedad no se hará.
—Jaja, gusto. Tsuna
Ambos se habían vuelto sobreprotectores con su cielo, su única familia . Más despiadados, más fuertes.
Una vez que se fueron, de las sombras, Reborn salió, director a abrazar a su alumno, necesitó consuelo, no quería que se rompiera más de lo que ya está.
Nagamuchi de su cajón sacó un dibujo que ella misma hizo, allí, un hombre adulto, cabello azabache con canas y una feldora apuntaba su arma al cielo un enorme agujero sangrante ocupa su torso, está sobre una montaña de cadáveres y la sangre lo baña, tan irreal y grotesco.
Muy bello, trae ese sentimiento de muerte y crueldad, agrio y dulce, enojo y felicidad, mucha tristeza.
Lo alcanza cuando comienza a caer, posa su cabeza en su regazo y lo arrulla.
—Lo hiciste, puedes descansar. Muchas gracias por todo.
—Tsu ... na. Gracias
No es un sueño, fue un recuerdo.
Uno doloroso.
Kyoya y Takeshi llegaron a él, cansados y heridos, pero muy satisfechos.
Veinte años, fueron veinte años en los que tuvieron el control total de Asia.
Puso a Vongola en lo alto, tanto que ni el gobierno ni Rusia pudieron alcanzarlos.
—Padre, ¿Seguro de ello?
Un adolescente, lo único bueno que le quedaba.
Cabello castaño incontrolable, ojos océano.
Un regalo de Verde, un clon, había dicho que Vongola tenía un heredero. Alguien que tuvo el trono de tal imperio.
Sus manos tiemblan en un arma, Takeshi suspira agarrando con fuerza su viejo bate de béisbol y Kyoya no puede estar más tranquilo, sus tonfas dejadas a un lado mientras toman asiento en las sillas de aquel balcón.
Era la hora de la caída de los tiranos.
—Celio.
Takeshi fue el primero, un tiro en la cien. Hibari pidió que fuera en el pecho, parecía como si estuvieran en una siesta.
Tsuna podría que al fin pudiera descansar, se iría al infierno y lo aceptaba.
Pero todo se fue a la mierda, una vez que cerró los ojos y Himeiko abrió.
Nagamuchi Himeiko, una vez fue Tsunayoshi D 'Vongola. "L'Imperatore"
Renació, como hija de Nagamuchi Masakatsu e Leiko Hibari.
Tres meses antes de que naciera Kyoya y dos años antes de que naciera Sawada Tsunayoshi.
Siendo así, se hizo una promesa conseguimos lo mismo.
No intervendría, sería solo un observador.
Al menos que pasará algo muy peligroso, protegería a su joven.
Aunque ver a sus guardianes más fuertes jóvenes, tan felices sin manchar sus manos de sangre.
Y luego está Tsuna.
Himeiko es todo lo contrario a él, donde Tsuna era fácilmente desapercibido, Himeiko resalta.
Himeiko es L'Imperatore, no Neo Primo, no Décimo, no Sawada Tsunayoshi.
....
—Regresé, Madre.
-Si.
Dejó los zapatos en la entrada y se inclinó ante un altar, su Padre en esta vida fue más de lo que Iemitsu fue y más cariñoso que Reborn. Lo respeta como tal, incluso en la muerte.
Ser una adolescente lo estaba cansando, y su voz en su cabeza, curiosamente la ve como un mini Reborn, le harta.
Esa misma conciencia, le hizo entrenar como loca, desde escalar acantilados sin equipo y con cadenas llenas de pesos en la espalda, hasta nadar en el océano con tiburones, también están las veces que cabreo a Kyoya para aumentar su resistencia y velocidad.
En su mano, encendió sus llamas, la corrupción en el había hecho que mutaran a las llamas de la Ira. Podía aislar la tormenta del cielo pero no eran así, se sentían incompletas.
Jugueteó un poco antes de irse al baño, pesar de ser un hombre por dentro, ya era una señorita, y renacer lo mataría si no era una dama en su totalidad.
Soltó una risa.
Renacido ...
Pronto lo vería.
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