✧ Universo; final
[🐧❤🐻]
Despertar en los brazos de KyungSoo después de días agotadores, como sus exámenes finales del semestre, después de desvelarse siendo acompañado por él con una taza de chocolate caliente preparada por GaBi noona para que osito tuviese algo en el estómago y no se quedara dormido, era realmente gratificante.
JongIn sabía que su camino era largo, que tendría que seguir su trayectoria, que habrían días felices y otros demasiado estresantes como aquellos que había pasado hacía poco, donde quedaran en verdad tan poco tiempo libre para ambos, que apenas y pudieran darse un beso antes de caer profundamente dormidos, pero JongIn siempre se encargaría de los pequeños detalles, como seguir atando su corbata pese a que KyungSoo quisiera que durmiera media hora más y él se empeñara en levantarse a hacerlo porque era algo realmente necesario.
KyungSoo lo agradecía con una sonrisa, con una caricia en sus mejillas de chocolate y un beso suave y prolongado sobre sus labios gruesos antes de partir al trabajo, donde también se pasaba los días un poco atareado desde que habían vuelto a moverlo de puesto.
JongIn había dejado de ir a sus clases de ballet por un tiempo, lo había decidido porque necesitaba sacar buenas notas si quería obtener buenos resultados, según su madre le había estipulado cuando le había visitado la vez anterior.
Habían pasado un maravilloso fin de semana, KyungSoo los había llevado a comer y todos habían paseado por la ciudad, siendo la hermana de JongIn quien se enamorara perdidamente del lugar y ansiara poder venir a estudiar a la capital. Incluso les había insinuado si más adelante podría recibirla, para no tener que pagar renta, demasiado listilla según JongIn, puesto que era un buen departamento con comodidades y buena ubicación.
Sin embargo lo primero que el osito le había susurrado a su hombre después de que ambas se marcharon, fue que no quería que viviera con ellos; y no lo malentiendan, JongIn adoraba a su hermana, pero necesitaba tener su distancia y privacidad, necesitaba su lugar especial con KyungSoo, sin alguien que pudiera inmiscuirse en su relación, entre otras cosas.
Y aunque KyungSoo le había dicho que sí, JongIn había conseguido obtener su consentimiento, convenciéndolo de que le acomodaran en otro lugar, después de una bonita noche donde ambos se reiteraron en cuerpo lo mucho que se querían, por supuesto. A esas alturas del partido, JongIn sabía exactamente cómo moverse y qué hacer para que su hombre sucumbiera a su voluntad, cosa de lo que estaba en verdad muy orgulloso.
Así que ver el rostro adormilado de KyungSoo en la almohada nívea, haciendo un perfecto contraste con su piel, lo hizo estremecer. Lo hizo sonreír porque su corazón se atontaba, reaccionaba de aquella manera tan suave y a la vez tan frenética, algo que sólo KyungSoo había logrado y que él estaba seguro de que era amor, amor en toda su expresión.
Estaba enamorado de cada uno de los gestos de KyungSoo, cómo su frente se arrugaba cuando su ceño se fruncía, cuando sus labios esbozaban una preciosa sonrisa y cómo de vez en vez mostraba sus dientes perlados en alguna de ellas.
Le gustaba el aroma que desprendía su cuerpo y la colonia que usaba después de bañar, sus piernas gruesas que se enredaban entre las suyas y cómo lo sostenía cuando le hacía el amor de maneras inimaginables.
La forma de su nariz y cómo ésta rozaba su cuello con detenimiento mientras sus labios se encargaban de dibujar senderos invisibles por todos sus hombros y su pecho, a JongIn se le henchía el pecho cuando se trataba de KyungSoo, tomar sus manos gruesas y delinear sus venas que lo hacían temblar, al igual que aquel mentón que amaba morder y recorrer por completo con sus labios.
Le gustaba su cabello, la manera en que se humedecía y cómo caía con serenidad sobre su frente cuando salían a trotar o cuando tenían sexo candente y ruidoso, KyungSoo era celestial, su cuerpo era sublime, JongIn lo describiría como una melodía profunda, enigmática, mientras que él interpretaría el mejor de los bailes con su sinfonía.
Estaba convencido de que eran el uno para el otro, lo sabía cuándo al despertar, KyungSoo lo veía directo a los ojos y sin más, lo besaba, sin importarle absolutamente nada. El escalofrío recorriendo su columna vertebral y cómo sus rodillas temblaban cuando el hombre entraba en la habitación con su imponente presencia, todo lo que hacía Do KyungSoo lo llenaba de una armoniosa sensación.
ㅡ Buen día, osito.
Ah, cuánto amaba JongIn ser llamado osito, había sido su primer sobrenombre, le gustaba por encima del bebé y mucho más que nini e incluso su propio nombre. Le gustaba la manera sensual en que KyungSoo lo pronunciaba, le gustaba estar siempre en la boca de ese hombre.
ㅡ Buen día, papi... ㅡ JongIn se mordió el labio inferior y sus manos viajaron hacia su pecho desnudo bajo las sábanas, acariciándolo con detenimiento mientras le sonreía.
Le gustaba regalarle sonrisas a esas horas del día, para que su papi comenzara con el pie derecho y aquel fuera el mejor de sus días juntos, como cada uno de ellos.
KyungSoo respiró profundamente ante el toque de su pequeño y sus manos lo tomaron por la cintura para acercarlo más a él, para regalarle un beso dulce y rápido en los labios y en las mejillas, para endulzar su día, como había prometido siempre hacer.
ㅡ Papi...
ㅡ Hmm
ㅡ ¿Me quieres? ㅡ preguntó JongIn de manera juguetona, mordiendo su labio inferior en el proceso.
KyungSoo asintió con una sonrisa ante sus ojos ㅡ Por supuesto, te amo.
ㅡ ¿Me amarás mañana?
ㅡ Voy a amarte mañana también KyungSoo murmuró, dejando un beso sobre su frente, haciendo que el corazón de su pequeño latiera apresurado.
ㅡ ¿Vas a amarme dentro de un tiempo también? ㅡ JongIn jugueteó, tentándolo, enroscando sus piernas en las de él para aferrarse a su cuerpo.
ㅡ Voy a amarte mañana, pasado y después de ese día... ㅡ El mayor lo observó directamente a los ojos ㅡ Voy a amarte el resto de mis días, así no me permitas seguir contigo.
ㅡ No digas eso... ㅡ JongIn negó en automático, adelantándose para besarle los labios él también. ㅡ Te amo también, y te amaré hasta que mi corazón se marchite.
ㅡ Ven aquí ㅡ KyungSoo demandó con una sonrisa y su orden se acató al instante, cuando JongIn se aferró a su cuerpo y los brazos de KyungSoo lo atrajeron más a él para besarlo lentamente.
Dejó pequeños besos por todo su mentón, bajando por su cuello hasta sus clavículas, amaba sentir la piel dorada y tibia de JongIn con la suya, deleitarse de su belleza y proclamarle su amor con besos y caricias, hacerlo sentir amado, realmente amado, porque pensaba que era un hombre afortunado.
Do KyungSoo era mayor y siempre le repetía que su vida estaba comenzando, pero nunca le había repetido que iba a vivirla sin él, JongIn no se lo permitió después de la primera vez. Se hacían una promesa muda con sus ojos resplandecientes en la luz o en la oscuridad de la habitación, sentían el latir de sus corazones y sabían que tenían un largo camino que recorrer, juntos.
Para JongIn, ser el osito de KyungSoo, ser mimado de la manera en que él lo hacía, era un sueño hecho realidad, uno que sabía que había nacido para vivirlo en el momento en el que lo conoció, cuando se subió a aquel auto sin temor por primera vez. Cuando observó todos los colores habidos y por existir en aquel primer beso que KyungSoo le dejó en el parque, hacía ya tanto tiempo.
La magia de la primera noche le había hecho sentir una profunda conexión con él que únicamente se fortalecía con el tiempo y que no tenía pinta de terminar.
JongIn era un pequeño osito que cual astronauta, recorría el vasto universo que era Do KyungSoo, descubriendo maravillosos soles ardientes en cada uno de sus recónditos, como su corazón, adueñándose de la infinidad de planetas que eran sus pensamientos y viajando en cada estrella fugaz para deshacerse de las dudas. KyungSoo llevaba anillos de polvo cósmico alrededor de su dedo anular desde que JongIn insistió en comprar accesorios de pareja y se estremecía como los agujeros negros, absorbiendo todo a su paso, llevándose el corazón de JongIn a lo profundo de su ser, para ser atesorado sin igual.
Y JongIn, él amaba ser el centro del gran universo llamado Do KyungSoo. Amaba ser su osito mimado, hasta el final.
[ 🐧❤🐻 ]
♡♡♡
Quiero agradecer a todos los lectores preciosos que siguieron OM desde que inició o que se unieron en el trayecto, ustedes hicieron posible esta historia o al menos me animaron con sus comentarios.
Esta historia es muy especial para mi, me encanta la relación que estos dos formaron y cómo se desenvolvieron. Tiene un final abierto porque su vida continua, porque no es su final y porque seguirán disfrutándose y amándose cada día incluso con problemas.
Gracias por leer y apoyar osito mimado.
Espero verlo en alguna otra de mis historias, si les dan una oportunidad
Besos posholatosos
🌠Ary
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro