·Andrajos de luz,
mísero mes pordiosero
He aquí el viejo emperador;
He aquí el que se creía dueño de su taimado mundo.

Él amargamente intuye ya cerca su retiro, su muerte a sus espaldas. Vivo, odio y vegeto...
me rumia el resentimiento.

Mi maldito contradictor eterno
que arrasa y contamina todo rastro de mi alegría.

El malestar, el hastío, todo!
En soledad lo conllevo con resentimiento.

Enturbia la pasión del alma.
Un ancho mar inexistente para los demás me aísla y me recluye en mi roca.

Cruel destino
las horas de mi vida deparan un futuro incierto.

Las heridas del alma, las úlceras de mi interior enturbian mi espíritu.

Mi propia sombra es mi tumba abierta que me persigue.

[Jonthans.]