14.0
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ANTES DE LEER
Este es un apartado
especial para el reto del
concurso BlueberryAwards de TheBerryEditorial
En este debo introducirme
como autora, osea como
Merlina dentro de la historia y espero
resulte como quiero y les agrade.
¡Será un capítulo narrado por mí!
Quise que tuviera relación con
la historia lógicamente, por lo
que se relacionará al capítulo
siguiente que corresponde al
segundo secreto
de Hermione Granger.
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Los Rothbart eran una adinerada familia francesa de sangre pura. Eso vine a saberlo tiempo después, ya que durante toda mi infancia viví en el Orfanato Livertelle. Cuando niña recuerdo que podía realizar acciones que mis demás compañeros no hacían y eso les asustaba; crecí apartada de ellos pues no encajaba en los típicos juegos, cuando jugaban conmigo alguno solía terminar levitando o algo por el estilo.
La creencia francesa en base a la religión era católica, por lo que la mayoría de las cuidadoras creían que estaba poseída por Satanás, no era normal que una niña provocara esas acciones en sus compañeros. Eso hasta que llegó una persona similar a mí al lugar donde vivía –bueno, similar hasta por ahí–. Una mujer de aproximadamente dos metros y medio, melena pelirroja y estilo totalmente chic llegó en mi búsqueda, atemorizando a varias personas que estaban a cargo del orfanato.
— Busco a Mademoiselle Rothbart, Merlina Rothbart — señaló en un francés altivo y elegante. — Vengo a realizar los trámites para llevarla al internado a la que está inscrita para realizar sus estudios.
En ese momento tuve demasiado que procesar; me enteré que no era un ser humano normal, que las cosas extrañas que podía hacer eran porque era una bruja y no por estar poseída por las fuerzas del demonio. También por boca de esta mujer supe que mis padres habían muerto en un accidente de coche cuando yo tenía cuatro años y que mis tíos habían borrado mi memoria y traído a este lugar para quedarse con la fortuna que me correspondía, sin embargo que ahora estaban en la prisión mágica de Francia.
— ¿Cómo es posible que sea una bruja? — le cuestioné a la mujer totalmente desconcertada.
— Mademoiselle Rothbart — me frenó — sé que tiene dudas sobre su futuro, pero podemos resolverlas en La Academia, el lugar al que vengo a llevarla, quiero irme pronto de este nefasto lugar.
Y tenía razón, el Orfanato era un lugar mugroso y horrendo, claramente Olimpe Máxime jamás había pisado un sitio como este. Pero claramente acepté de inmediato, no todos los días un golpe de suerte llega a buscarte.
— En la Academia de magia Beauxbatons, tendrás todo lo que necesitas para llegar a ser una bruja poderosa y elegante, tienes la madera para llegar a hacer grandes cosas Merlina.
Jamás imaginé que podía existir un lugar tan bello como Beauxbatons, estaba ubicado en el pirineo francés y estaba rodeado de kilómetros de césped y plantas hermosas, las paredes estaban recubiertas de oro y un montón de esculturas que embellecían el lugar. En ese lugar llegaría a ser la bruja que había estado dormida dentro de mí, tenía un uniforme precioso de color lila, ya que había sido seleccionada en la casa Ombrelune –donde las mentes astutas e inteligentes eran seleccionadas por la varita dorada. –además de uno celeste para las celebraciones importantes.
Poco a poco fui desarrollando habilidades para las artes oscuras, pociones y encantamientos. Sobretodo en la primera, pasaron los años y me fuí de intercambio al Instituto Durmstrang y luego realicé una especialización en Islandia en la Academia de estudios superiores de magia Töfralistir.
Töfralistir era un lugar que selecciona a los estudiantes más capaces y les ayuda a perfeccionarse en las materias en las que destacan. Este año abriría las puertas a estudiantes de otras escuelas que aún no terminaban sus estudios para que conocieran las instalaciones y el sistema educativo. Aunque había un pero, Töfralistir fue fundada por Vultirus Fedwalisfür, un sangre pura que había creado dentro la institución un aire de competitividad y elitismo que era impulsado también por las mismas creencias que los mortífagos y el regreso de Voldemort habían vuelto a propiciar.
Llegaron cinco alumnos de cada escuela de magia del mundo mágico. Cada una había enviado a los mejores estudiantes. Y quien más me generaba curiosidad era Hermione Granger, una chica de Hogwarts de sexto año.
Jamás había visto a una muchacha que se esmerara tanto por encajar en un sitio, por no ser quién realmente era.
Como yo era la asistente del laboratorio de la materia de ciencias de la magia negra, me dediqué a observar, yo no solía meterme en problemas ni en conflictos, no lo necesitaba, sólo quería posicionarme como la mejor de la Academia y mis maestros solían decírmelo siempre.
Comencé a notar que la inglesa empezó a tener una actitud arisca hacia mí, al parecer no sentía que yo tuviera la autoridad suficiente como para darle instrucciones o hacerle ver en lo que se equivocaba. Al parecer la señorita Granger era perfecta y en Hogwarts estaba acostumbrada a ser la mejor, cosa que aquí no era así.
La formación de Hogwarts siempre limitó el conocimiento en las artes oscuras, acto que produjo que Granger se viera bastante lejana al conocimiento que tenía ella en comparación a los chicos de Durmstrang. Un día al finalizar las clases me acerqué a ella, juro que sin malas intenciones.
— Mira, si quieres destacar aquí y ser alguien debes ser astuta — le aconsejé — por algo te enviaron aquí, pero en este sitio debes ser la mejor o de lo contrario jamás serás alguien, siempre te sacarán en cara tu origen muggle, por lo que deja los lloriqueos, de nada te sirven los extraordinarios en Hogwarts, no estás allá, aquí a nadie le interesan tus notas, aquí quieren ver tu potencial, hasta donde eres capaz de llegar.
Ella me observó y agradeció.
— Pensé que sería más fácil adaptarme ¿Cómo lo hiciste tú?
— Siempre he sido fuerte, crecí sin la compañía de nadie, eso me forjó el carácter, mi educación siempre ha sido ligada a las artes de la magia que no suelen enseñar en los demás colegios.
Al parecer siguió mi consejo, comenzó a trabajar duro para hacerse notar y su mentalidad se colocó más ingeniosa. Estuve agradada de eso hasta que percibí sus intenciones.
No podía engañarme, su intención era ser la mejor para saltarse el resto de la educación en Hogwarts y tomar mi lugar, quería convertirse en asistente. Por eso estaba obsesionada con sus notas, y como ella quería derrocarme me dí el tiempo de revisar cada detalle en su expediente y comportamiento.
Ella jamás hubiera pensado que la descubriría.
Nunca había revisado las notas de los estudiantes, porque no me correspondía, pero sus calificaciones en la materia que yo daba ayudantías no eran suficientes, hasta que de pronto hubo una alza significativa.
¿Cómo era posible?
Ezra Chejovick el maestro, era demasiado estricto, el más joven del profesorado, sin embargo demasiado arrogante y exigente. Coqueteaba con todas por montón y la castaña aprovechó eso, pero me bastó con notar un leve cariño en la mano de él durante una clase para saber qué pasaba entre ellos.
Para saber cómo había logrado subir las calificaciones en Ciencias de la magia negra. Necesitaba pruebas y no tardé en conseguirlas. Una noche la seguí y percibí que se escurrió dentro de la habitación de Ezra, sin vergüenza alguna abrí una ranura y noté cómo se besaba con él.
La puritana Granger se cogía al maestro.
Y si habría la boca, todos me creerían.
Hasta que el día de ponerla en su lugar llegó.
Yo iba caminando por el pasillo y ella habló en tono arrogante.
— Creo que la academia está considerando en hablar en Hogwarts para hacerme asistente — habló como jamás le había escuchado, un tono de superioridad que no había oído en ella — Quizás tengamos que competir.
La observé y sonreí de manera cínica.
— Granger, al parecer realmente los sangre sucia tienen menor coeficiente intelectual — murmuré.
— ¿Por qué me ofendes? ¿No eres tan inteligente? No debieras tener problemas en competir conmigo.
— Pues si la competencia es sobre abrirse de piernas, cogerse a Ezra Chejovick y gritar como perra en celo ganarás sin problemas — le comenté en un tono amenazante.
Disfruté de ver su cara descomponerse.
— Por lo que te sugiero que pienses muy bien lo que ambicionas, no te metas conmigo — le advertí — aquí nos destacamos por el intelecto y creeme qué esos vagos intentos de ascender no te servirán, te sugiero que te retires con los honores que conseguiste hasta ahora y te ahorres la vergüenza, Granger.
— No sé...
— Cállate, es mejor que te lleves tu esencia impura lejos de la Academia y sepas lo que te conviene, sé que te acostaste con el maestro para subir tus calificaciones, no sabía que las londinenses hacían eso en Hogwarts ¿Allá con quién te acostaste para tener el primer lugar? ¿Con Snape acaso ? —reí con sarcasmo.
Cuando el plazo de la pasantía terminó, todos volvieron a sus respectivas escuelas. Incluida la perfecta Hermione Granger.
Y algo no se le olvidaría nunca.
Conmigo nadie juega.
La mejor estudiante en asistir a Tofralistir era yo y ninguna impura me quitaría el lugar.
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