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08.

George Weasley.

¿Existe realmente el amor?

Pues según mi opinión no, es solamente una ilusión que usan las personas para llenar los vacíos emocionales con los que cargan.

¿Por qué estoy tan seguro de eso?

Pues porque en todo los años que he vivido jamás he necesitado de nadie, jamás he sentido que estoy incompleto y que necesite buscar a mi otra mitad.

Sin embargo hay otra cosa que me parece mucho más interesante.

O quizás es el camino para encontrar el amor.

Me gusta demasiado el sexo.

A los quince años tuve mi primer encuentro sexual y desde allí que no he parado.

Es como si mis propias hormonas me dominaran ya que puedo controlarme cuando algo me estimula.

Si quiero tener sexo, necesito hacerlo en ese instante.

De verdad que no puedo controlarme.

No creo que sea algo malo ¿A quién no le gusta disfrutar del sexo?

Cuando mi padre nos dió la famosa charla de sexualidad a Fred y a mí a los trece años, yo ya masturbaba como condenado todos los días en la ducha.

¿Qué chico que descubre su pene no lo hace?

Aunque quieran ocultarlo todo chico piensa en sexo. Aunque los mayores quieran hacerlo pasar disimuladamente y esconderlo bajo la alfombra. Todos los chicos que entran en la pubertad lo hacen y juegan con su miembro a escondidas de sus padres porque si los descubren se arma un escándalo.

Obviamente yo también pasé por esa etapa, claramente no quería que mis padres me vieran haciendo algo que para mí era personal. La vergüenza más grande de mi vida fue cuando durante las vacaciones de navidad mi hermano Charlie me descubrió manoseandome en el baño; al menos no se lo dijo a nadie.

Un alivio por supuesto, sé que lo hizo por camaradería ya que por supuesto a mi edad también lo hacía.

Tenía al menos unas veinte revistas Penthouse y Playboy escondidas en mi baúl de la escuela. Ver a las chicas desnudas en las páginas realmente me excitaba. Sé que la mayoría de las chicas no son así en la vida real y que tener acceso al porno a temprana edad tampoco es favorable.

¿Pero qué se espera de un chiquillo hormonal de catorce años?

Nadie esperaría otra cosa, me aseguraba de guardarlas muy bien ya que era mis tesoros. Cuando los chicos me las pedían yo les cobraba un galeón por la hojeada; obvio siempre tuve mente de comerciante y si alguien quería disfrutar se las chicas mínimo que hiciera un esfuerzo.

Pero lógicamente mi cuerpo comenzó a pedir más y fue cuando comencé a salir con Alicia Spinnet, estaba en el equipo de Quidditch de Gryffindor y me llevaba muy bien con ella. Era claro de que yo le gustaba y que ella me atraía, durante los entrenamientos no podía dejar de mirar sus piernas torneadas y sus pechos pegarse a la playera.

¡Merlín! No es que sea un pervertido, pero realmente necesitaba comenzar mis experiencias sexuales o mi cuerpo estallaría.

Con Alicia nos acercamos lo suficiente y le propuse que fuera mi novia a las semanas de habernos besado luego de un juego importante de Quidditch. Si, puede que suene calculador pero si no le proponía eso jamás accedería a hacerlo conmigo.

Las chicas por lo general tenían un concepto emocional con el tema del sexo. Partiendo por eso, para ellas no era tener relaciones, para ellas era hacer el amor ¿Qué significaba eso en específico? No lo sabía ya que jamás lo había experimentado, pero no me sentía enamorado y mis ganas de tener relaciones estaban allí de igual manera.

Espere pacientemente y tiempo después no pude esperar a otorgarle miradas lacsivas, besarla con más intensidad que los típicos besos de novios, mis manos recorrían su cuerpo y por lo general siempre le decía algún comentario de lo mucho que me gustaban sus curvas. Para mi mala suerte Alicia no se lo tomó como yo hubiera esperado.

— La verdad es que no estoy preparada aún. — me dijo un día en que estábamos solos en su habitación y los besos ya habían dejado de ser sólo besos. — No quiero hacerlo, no quiero dejar de ser virgen aún.

¡Carajo! ¿En serio tenía que pasarme eso a mí?

La verdad es que jamás pensé que una persona, fuera hombre o mujer y que tuviera algo entre las piernas se negara a sus instintos. La verdad es que no quise ser malo con ella, yo le quería, pero ella se estaba enamorando y me había pedido demasiado tiempo para que yo la esperara, además me pidió que dejara de insinuarme con respecto al tema ya que la colocaba nerviosa e incómoda y no quería sentirse presionada.

Esperé un tiempo y rompimos, tengo que admitir que nuestra relación no iba hacia ninguna parte y que ella sólo se ilusionaría. Claramente que cuando rompí con ella, me detestó por mucho tiempo, pero hubiera sido peor si la engañaba con alguien más.

Ya que si tenía la oportunidad de acostarme con alguien lo haría estando con ella o estando soltero, por lo que me alegró de que terminara.

No pasó mucho tiempo y Amelia Reinolds comenzó a lanzarme miradas inquietantes que despertaron claramente mi interés. Ella era de Ravenclaw e iba en séptimo año, comenzamos a intercambiar miradas y no tardamos en empezar a hablar. Era alta, rubia, de ojos castaños expresivos y unos labios carnosos, ni hablar de su cuerpo, era una diosa.

Un día en que todos se fueron a Hogsmeade nosotros entramos a escondidas a la sala común de Ravenclaw, besándonos desesperadamente. No sé porqué ella se fijó en mí, estaba claro de que yo era atractivo y mi cuerpo era fuerte debido al entrenamiento, pero no entendí el porqué de su acercamiento.

Quizás se dió cuenta de la manera en que yo solía mirarla.

Bueno a ella y a todas las chicas.

Pero ese día fue mi primera vez y la verdad es que no defraudé como creí que lo haría. Si bien no tenía experiencia, había leído lo que le gustaba a las chicas y tenía toda la teoría en mi cabeza, por lo que sólo seguí mi instinto. No tuve que hacer que ella me diera su autorización, ya que apenas entramos en su habitación, me lanzó sobre su cama y desabrochó mi cinturón.

Debo decir que fue magnífico, ella era magnífica en el sexo y se movía cómo una divinidad lo habría hecho. Mantuvimos esa relación hasta que salió de la escuela, ninguno jamás habló de tener una relación, sólo manteníamos relaciones sexuales y con ella aprendí todo lo que debía.

Después de Amelia no pude parar.

Comencé a volverme adicto a la sensación del clímax.

¿Quién en su sano juicio no lo sería?

Tener sexo era muy placentero y la verdad es que jamás me sentí enamorado de las chicas con las que me acosté, que por cierto fueron muchas. Algunas mayores, otras con las que pude conocer más cosas sobre el tema. Mis favoritas eran las vírgenes, no por el hecho de que sintiera que fueran un trofeo, si no que ver sus caras de placer y sentir que me pedían más, me excita de sobremanera.

Se también que en Hogwarts me hice un nombre, que las chicas me veían como a un «casanova» pero jamás he obligado a nadie a acostarse conmigo. Todas vienen por su cuenta y se van más que satisfechas.

Cuando llegaron las hermosas señoritas de Beauxbatons no pude ser más dichoso. Las europeas no tienen las ridículas ideas preconcebidas sobre la virginidad y para ellas eso no es importante para nada, tiene una mentalidad muy liberal y eso se notó. Camille Delacroix y Amaral Succex me dieron la mejor noche de mi existencia , yo nunca había hecho un trío y de verdad que la puedo describir como la mejor experiencia de mi vida.

A mis diecisiete años tenía más experiencia que la mayoría de mis compañeros, lo sabía. Entre ellos me convertí en una especie de Sensei, todos querían consejos para sobre qué y cómo hacer para que las relaciones con sus chicas fueran mejores.

Pero todo Sensei tiene una debilidad, una perdición.

Y esa perdición para mí, tenía nombre y apellido.

Danielle Droguett-Weasley.

La bella Danielle era un año menor que yo y era la hija menor del hermano de mi padre.

Sí, lamentablemente era mi prima.

¿Por qué, maldita sea por qué?

El hermano de papá, tío Edmund había tenido que viajar urgentemente al extranjero y Danielle había regresado de Ilvermorny ya que había sido suspendida por un mes debido a que había abofeteado a una maestra. Ya que la madre de la chica ya no tenía relación con ellos mi tío la dejó en casa de nosotros mientras hacía sus trámites.

Danielle de inmediato se llevó bien con todos nosotros, era demasiado agradable. Pero entre ella y mi persona de inmediato habían comenzado las miradas coquetas. A mí no podía engañarme con esa cara de ternura y cabello de princesa. Estaba segura de que era una descarada.

A mi madre claramente no le cayó bien, para ella no era correcto que una chica se paseara en toalla por la casa cuando habían demasiados hombres viviendo allí, pero mi primita era liberal y hacía caso omiso a las recomendaciones que mi madre hacía al aire. Y eso no era todo, su vestimenta tampoco era la más recatada. Dolía mirarla con esos shorts cortos y las poleras de tirantes con su escote pronunciado.

Un día yo me hallaban en la cocina y ella llegó vestida así, de inmediato me percaté que no llevaba sujetador. Mi erección creció de inmediato y no fuí capaz de ocultarlo por lo que tuve que correr al baño para liberarme.

Me masturbé pensando en cómo sería el tener sexo con ella. Aunque fuera mi prima, estaba buenísima.

Y de pronto ella también comenzó a hacer notorio su interés en mí. Me rozaba la mano cuando lavabamos la loza, tocaba mis hombros al pedir permiso, me besaba muy cerca de la comisura de los labios y se reía de manera coqueta con mis chistes.

Un día mi madre nos envió a la playa cercana a mi casa para recolectar champiñones, los demás habían enfermando con una peste, por lo que nosotros éramos los únicos que no nos habíamos contagiado. Partimos y de inmediato ella comenzó a reír coquetamente y a colocar su cara de fingida inocencia.

— Dime Georgie ¿Tienes novia? — me preguntó después de un largo rato platicando. — Eres muy guapo la verdad.

Esa conversación claramente la había sacado a propósito.

— Pues no, no tengo novias. — respondí — sólo he tenido una novia en mi vida y no funcionó.

Ella me observó para después meterse dentro del lago. Pude observar como el haberse mojado hacía traslúcida su polera, marcando sus grandes pechos.

— ¿Y tú tienes novio? — le dije observándola jugar con el agua. Ya habíamos juntado muchos champiñones y ella se divertía y me regalaba una muy buena vista.

— No, creo al igual que tú, que son una pérdida de tiempo — respondió — ¿No vienes al agua? No quiero divertirme sola.

Esa fue la señal y obviamente la tomé. Entré al agua y ella rápidamente sonrió lacsiva.

— No tengo novio, pero la verdad es que estoy muriendo de ganas de que me beses. — susurró en mi oído.

No lo pensé dos veces y lo hice, la muy desgraciada besaba como una experta y sin dudarlo, agarró mi miembro y comenzó a masturbarme. No pude negarme y sin dudar la tomé en brazos para sacarla del agua, una vez fuera le quité la ropa y tuvimos sexo hasta que nos cansamos. La verdad poco me importaba que pudieran verme, llevaba una cantidad de tiempo considerable sin sexo y no lo desaprovecharía.

Esa no fue la única vez claramente. Cada vez que podíamos nos escondíamos en algún lugar para coger como a nosotros nos gustaba. Incluso una vez nos fuimos al mundo muggle y rentamos una habitación por toda la tarde.

Ella amaba el sexo tanto como yo, él único problema que había entre nosotros era nuestro parentesco.

Y poco después vino lo peor.

— No me ha llegado el período George. — me dijo asustada, jamás había visto esa mirada en ella.

En esa instancia el adulto era yo.

Ella no podía estar embarazada, no si el padre era yo.

Jamás habíamos usado protección, jamás pasó por mi mente ya que Danielle nunca me impidió que eyaculara dentro de ella, di por hecho que tomaba poción anticonceptiva.

— Pues saldremos de la duda en un momento.

Sabía cómo preparar una poción que daba a conocer si una mujer estaba o no embarazada.

Y para mi desgracia lo estaba.

¡Mierda, mierda, mierda!

— ¡No quiero ser mamá George! ¡Qué dirá mi padre!

— ¡Y crees que quiero ser padre! ¡Ser el padre del hijo de mi prima! No lo tendrás, eso es un hecho.

— ¿Qué dices? ¿Abortar? Yo...

— ¿Tienes otra idea? ¿Pues me la quieres decir?

Pasaron unos días y al fin se decidió, no era tan estúpido como para llevarla a San Mungo donde todos conocían a mi padre y a mi familia. Fuimos al mundo muggle, como sólo tenía tres semanas de embarazo sería un procedimiento simple, sería una cirugía ambulatoria y en la tarde estaría de alta.

Le dijismos a mi madre que iríamos a Londres a comprar souvenires para las amigas americanas de Danielle. Pero en realidad fuimos al hospital para que ella se sometiera al procedimiento.

Ese fue el susto de mi vida.

Pero todo salió bien.

Mediante un Juramento Inquebrantable que hice con ella, prometimos que nadie jamás se enteraría de eso.

Ambos estaríamos muertos si lo comentábamos, literal.

Y era mejor así. Ella seguía con su vida y yo con la mía.

Nada puede atarte en la vida si no te involucras y cuando suceden cosas como estas lo mejor es actuar de manera racional.

¿Se dan cuenta por qué el amor no trae ningún bien?

Lo más seguro que si me hubiera involucrado sentimentalmente con ella, ahora estaría con un bebé en brazos o en la cárcel, también es probable.

Como no lo hice, sigo siendo libre.

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