Capítulo 24.
POV Carlos.
Metimos a Andrea en el maletero del auto de Manuel, todo está listo.
—¡Quiero que la tiren! Tengo algo que hacer —dijo Manuel y se fue con Ariana y el estúpido de Pablo.
—¿Dónde lo hacemos? —preguntó Henry.
—No sé, tal vez en la escuela.
Creí que Henry iba a salir con un gran sermón de porque no tirarla en la escuela a plena luz del día, pero no.
—Me gusta esa idea, así podríamos largarnos de aquí, no quiero estudiar, me molesta hacerles caso a los adultos —Henry se quejó.
La verdad que yo pienso eso desde que llegamos aquí, no me gusta para nada venir a la escuela.
—Entonces, eso haremos —dije. —Solo que hay ponerle algo de sazón.
Saque unas hojas de mi estúpida mochila y las pegue en las placas, así si alguien ve que tiramos un cuerpo, no sabrán las placas del auto.
Sacamos a la pequeña Andrea y la pusimos en los asientos traseros, esto tiene que ser rápido.
Miré que Henry estaba escribiendo algo en una hoja, luego la puso en la ropa de Andrea.
—Por no terminar los 50 días —Leyó Henry en voz alta.
—¿Estás loco? Manuel nos matará.
—Tu tranquilo, tengo una idea, culparemos a Pablo de todo esto.
Vaya, es una excelente idea, así tendremos lo que queremos.
—¿No crees que debemos poner el nombre de Manuel? —pregunté.
Eso aceleraría las cosas, así Manuel tendría que huir de aquí y nosotros obviamente irnos con él y seguir ganando dinero sin hacer nada.
—Calmado, Carlos, iremos haciendo esto poco a poco, por eso necesito paciencia —dijo Henry y subimos al auto.
***
POV Ana.
—¡Director, tenemos un asunto, un estudiante fue encontrado sin vida! —exclamó el profesor asustado.
Manuel comenzó a verme extraño, seguro él lo hizo. Comencé a recordar a Nina, la chica a la que tendríamos que haber ayudado con sus retos.
—Muy bien, Ana, estás dentro, en unas horas te busco, serás reubica —dijo el director Heck.
Salí de la oficina, tendría que ver quién era el estudiante muerto, en verdad espero que no sea Nina.
Comenzamos a caminar, estábamos siguiendo al director.
—Tengo algo que decirte, Ana —Manuel llamó mi atención.
—No me interesa nada que salga de tu estúpida boca —dije y seguí caminando.
—Deberías agradecerme —él me tomó del brazo bruscamente.
—No, yo tengo que agradecerle a Lucas Gómez, no a ti estúpido —dije riendo.
Es un nombre muy gracioso, seguí caminando y como era de esperarse Manuel seguía detrás de mí.
El profesor Víctor y el director Heck estaban caminando hacia el estacionamiento.
—¡Oh por Dios! —exclamé al ver a Andrea tirada en el suelo del estacionamiento.
—¡Oh por Dios! —escuche que dijo Manuel.
No quería decir nada, tendría que actuar como si no la conociera.
—¿Fuiste tú? —pregunté.
—No, no lo hice yo Ana —dijo Manuel acercándose más al cuerpo.
En el pecho había una hoja.
—Esto te pasa por no cumplir los 50 días, ¿Qué rayos es eso? —preguntó el director confundido.
—Las autoridades viene hacia acá —mencionó el profesor Víctor.
Comencé a visualizar todo el lugar, los jóvenes de la escuela, comenzaban a hacer un gran circulo alrededor de Andrea.
Mis ojos se detuvieron en tres chicas, Nina, Sidney y Camila, sus caras mostraban terror a lo que estaban viendo.
Rápido me apresure hasta ellas.
—Nina, ¿Estás bien? —pregunté.
—Ana, no sé dónde está Danna, creo que está muerta, ¿Y si Manuel la mató? —preguntó, ella estaba muy asustada, incluso sus manos temblaban.
—No, Manuel no la tiene —dije agachando mi cabeza.
—¿Entonces? ¿Dónde está? —preguntó Camila mirándome.
—No podemos hablar de eso aquí —tomé su mano.
Comencé a jalarla entre la gente, por lo que pude ver, Camila y Sidney venían con nosotras.
—Ahora estamos solas, ¿Qué pasa? —Preguntó Sidney.
—No vayan a decir nada y por favor, quiero que se cuiden —dije mirando a todos lados, no quería que nadie nos escuchara. —Hay un hombre, él se llevó a mi hermana y a Danna, no sé si a más chicas.
—¿Un hombre? —preguntó Nina confundida.
—Si, Nina, uno de esos que te violan y te matan —Sidney miró fijamente a Nina.
La expresión de Nina rápido se tornó en llanto.
—Ella era muy buena, no quiero que se muera —Nina comenzó a llorar.
—¡Estúpida, ya la hiciste llorar! —gritó Camila.
—Nosotras trataremos de ayudar a Danna, tú tranquila.
Nina asintió limpiando las lágrimas.
Ya no sé si en verdad podré hacerlo, no sé nada sobre la persona que se los llevo, estoy tan asustada.
—¡Ana! —exclamó Eduardo detrás de mí.
—Hola, Eduardo.
—¡Vaya, Ana! Se nota bastante —dijo Sidney, luego tomó a Camila y a Nina de la mano y las alejó de mí.
No entiendo de qué hablan, no puedo decir que Eduardo no es lindo, aunque no se bien lo que siento por él, no puedo expresarlo.
—¿Quieres venir a comer conmigo?
—Si.
Comenzamos a caminar a la cafetería, no puedo negar que Eduardo hizo que se me olvidará por un momento del tema de Andrea tirada en el estacionamiento de la escuela.
Al terminar de comer, Eduardo me preguntó por mi hermana, creo que puedo contarle, aunque no sé, ¿Y si es verdad lo que Lizbeth dice? ¿Si el mal me sigue?
—No te recomiendo estar con ella —dijeron detrás de mí. —Es una zorra.
Al girarme para ver, era Ariana, ella estaba acompañada de Pablo.
—¿No te mordiste la lengua? —pregunté levantándome de mi silla. —¡Me tienes harta, Ariana, deja de acercarte a mí, lárgate de mí vista!
—No, Ana, para ti soy como un recuerdo, siempre seré tu sombra —ella comenzó a reír.
No entendí nada de lo que dijo, pero en verdad me puse muy enojada con ella, no la soporto, estaría mejor muerta.
Decidí voltearme e ignorarla.
—No lo hagas, Ana, no le des la espalda —dijo Pablo.
Sentí que Ariana me tomó de los hombros y bruscamente me volteó hasta ella.
—¿Ahora también quieres atención? No estás contenta por las pobres personas a las que lastiman con su estúpido juego —grité enojada.
—¡Tú no eres una santa, Ana! Y esto lo demuestra.
Ella tomó el celular de Pablo, luego giro la pantalla hasta mí, no podía creerlo, fue el día que mate al profesor Hernández.
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Espero les haya gustado.
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